jueves, 28 de diciembre de 2017

ELLA

Mi princesa guerrera, capaz de brillar más que la propia Diosa Luna...
Mi gatita mimosa, capaz de erizar toda su piel con el mínimo roce de la yema de mis dedos...
Mi hembra lujuriosa, capaz de llevarme a tocar el cielo entre sus brazos...
Mi pecado...
Mi droga...
Mi perdición...
La única con quien me equivocaría otra vez...
La única con quien volvería mil y una veces para reparar sus alas con el mimo y el cuidado de un maestro artesano hasta conseguir que vuelvan a ser hermosas, y que con esa fortaleza la lleven de nuevo a tomar impulso y pueda volver a volar por encima de las montañas mostrando al mundo todo su poderío y belleza...
La única a quien confiaría mi alma y mi cuerpo, sabiendo que cuando sus alas me arropen seré de nuevo el más feliz de los mortales...
Ella, la que hacía desaparecer mis miedos mientras encendía el deseo animal de entregarme a ser poseído...
Ella, la irrepetible e insuperable mujer a quien siempre desearé lo mejor de lo mejor del universo, aún siendo consciente de que cada vez que repare sus alas, ella volará libre...
Ella, la única por quien vendería mi alma al diablo a cambio de la posibilidad de coincidir con ella en otra vida...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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martes, 26 de diciembre de 2017

LÍNEA 19 (VI)

Aquel momento de confesión fue para Luna una especie de liberación y sus más perversas pasiones salían a relucir a la menor ocasión. En cada nuevo encuentro durante las siguientes semanas, ella daba rienda suelta a los placeres de la carne, a probar nuevos juegos, todo tipo de juguetes..., y siempre usando algo que recordase su condición de sierva del señor...
Dos veces por semana, él se convertía en el entregado y feliz sumiso capaz de acompañarla a descubrir nuevos caminos hacia el placer. Además, sin las dudas que antes le carcomían, gozaba de los momentos de pasión con una sincera naturalidad, sin ningún tipo de reparo en probar y experimentar situaciones nuevas que sobrepasaban límites que nunca hubiera imaginado. Era tal la lujuriosa imaginación con la que ella le guiaba, era tal el placer que obtenía a cambio, que se dejaba llevar cada vez más confiado y enganchado a compartir aquel secreto santuario de perversión.
Aunque de vez en cuando sentía como si echase en falta a Luna. Estaba dándose cuenta de que cada vez era menos ella y más Sor María... una monja pecadora que parecía querer dominar sus demonios internos con una insaciable penitencia.
No podía quejarse, tenía algo sumamente excitante que él había aceptado conscientemente, pero algunos fines de semana aparecían las ganas de tener a alguien con quien salir a tomar algo, ir al cine, pasear, o incluso discutir. Algo más parecido a una relación de pareja.
Y según pasaban las semanas, más se acordaba de Andrea. De hecho, ella le había mensajeado un par de veces interesándose por como estaba, y recordándole la idea de volver a quedar.
Al final, se sentía mal por seguir poniendo escusas, y la verdad, aquella dulce morenita le había resultado una compañía muy agradable... y hacía mucho que no iba al cine...
Así que, casi sin darse cuenta, los sábados se fueron convirtiendo en tardes de cine seguidas de tapeos y cervezas con largas charlas de madrugada descubriendo a una mujer con la que tenía más cosas en común de las que suponía. Se sentía cómodo y casi liberado por tener un tipo de relación donde el sexo no fuese el hilo conductor de todo.
Sor María se había quitado la máscara, y los días con ella pasaban de perversión en perversión, y cuando él intentaba recuperar aquellos momentos de comunicación entre ellos, ella se volvía arisca y enfadada. Era como si de pronto quisiera mantener una fría distancia sobre todo lo existente fuera de aquella habitación.
Y sin embargo, Andrea era todo claridad y transparencia. Era evidente que aquella chica quería algo más, y en cada conversación, en cada instante compartido, ella se acercaba más... Se sentía halagado, pero no quería aprovecharse de ella, ni mucho menos hacerle daño, y cada vez que la dejaba en el portal de su casa tras unas horas de risas y cervezas, ella se volvía tan insinuantemente mimosa que le suponía un doloroso esfuerzo rechazar lo que su cuerpo reclamaba aceleradamente... sobre todo aquella noche en la que ella se había presentado con una minifalda tan corta que no había podido apartar la vista de sus bonitas piernas más de cinco minutos en toda la noche...
Todo se caldeó y aceleró tanto en el portal, que cuando se quiso dar cuenta estaban en el ascensor y sus manos jugaban bajo aquella tentadora faldita acariciando unas suaves braguitas de encaje sobre unas deliciosas nalgas. La pasión se apoderó de ambos de un modo tan natural y espontáneo que no hicieron falta palabras... solamente la compenetración y comunicación corporal de dos seres ansiosos por conocerse...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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miércoles, 20 de diciembre de 2017

LINEA 19 (V)

Fue sin duda el lunes más largo de su vida. La retorcida realidad con la que se encontró aquel domingo dejaba atrás todas las posibles historias que durante los últimos meses había imaginado para tratar de entender el secretismo tan austero en el que Luna se escondía.
Trató de pensar en Andrea, en su claro e insistente modo de acercarse a él, en su mirada dulce, en el tacto suave de aquella mano que prácticamente no le había soltado hasta llegar al aparcamiento, en el cálido abrazo que le había regalado tras grabarle su número en el móvil, en como se despidió susurrándole al oído que quedaba con ganas de volver a verle...
Si todo eso hubiese ocurrido en otro momento!!!. Pero ahora tenía tan grabada la imagen de Luna vestida de monja, tenía tantas imágenes lujuriosas chocando con esos hábitos...
La noche del domingo no pudo dormir. La del lunes, tras varias vueltas en la cama, el cansancio acabó por derrotarlo y pudo al menos descansar unas horas. El martes, la ansiedad se apoderó de su estómago todo el día, y cuando a las siete de la tarde empujó la puerta de la pensión, recordó los nervios de la primera vez que se había aventurado por aquellas escaleras. Y por fin, entró en el secreto santuario donde se había llegado a sentir el más feliz de los mortales. El aroma de la habitación, antes tan embriagador, ahora tan extrañamente empalagoso... y ella, de pie junto a la cama, con su hábito blanco...
--- Se acabaron los misterios, esta soy yo...
Le temblaban las piernas. Un nudo en la garganta no le dejaba hablar, solo podía mirarla...
--- Gracias por mantener la cordura el otro día, y por haber respetado las normas durante todo este tiempo. Quiero que sepas que para mí también fue muy difícil, y que todo lo que viví contigo fue real, sincero y sentido desde el fondo de mi alma. Mi nombre es María, Sor María, y sí, soy moja, y aunque no esté de acuerdo con algunos conceptos, no pienso ni quiero dejar de serlo. También soy mujer y no creo que eso sea pecado, ni que tengamos que vivir negando los placeres que la naturaleza nos ha concedido. Cuando apareciste en aquel autobús, fue el deseo de mi cuerpo quien quiso tenerte, pero luego, has sido todo un regalo del universo que me permitió vivir la maravillosa sensación de sentirme deseada, amada y respetada, esa sensación que nunca imaginé poder vivir desde que tomé los hábitos... quiero que sepas que antes de ti hubo otros, pero ninguno llegó a ser más que simples entretenimientos puntuales, ninguno llegó a importarme ni a hacerme sentir tan mujer cómo tú lo haces... No quiero perderte, ni que salgas de mi vida, pero entenderé y respetaré cualquier decisión que creas que debes tomar. Solo puedo darte de nuevo las gracias y esperar poder demostrarte que cada día mi deseo por ti se hace más fuerte, hasta el punto de haberme hecho dudar en más de una ocasión de las que creía eran mis más claras convicciones...
Tragó saliva varias veces sin saber que decir, desarmado por la segura y entregada manera con la que ella acababa de desnudar su alma ante él. Respiró profundo mientras se pasaba la mano por la cabeza mirando al suelo, y cuando levantó la vista, el hábito estaba en la alfombra y Luna se acercaba con unas blancas medias a medio muslo y una gran cruz de plata entre sus maravillosos pechos...
Se dejó envolver por aquellos brazos que lo acogían contra su pecho, sintiendo cómo el aroma a hojaldre y el calor de su cuerpo le invadían por completo. Encontró la suave piel de su espalda cuando sus carnosos y jugosos labios le besaron, y aquel beso le pareció el más delicioso que jamás le habían dado, y ahí supo que estaba firmando su perdición.
Dejó que le desnudara poco a poco, hasta dejarlo completamente desnudo frente a ella... excitado, muy excitado por su calor, por la morbosa imagen de la monjita sexy desnuda y pegada contra él...
Sus cuerpos unidos, acariciándose, besándose, mordiéndose, entrando en un torbellino de lujuria y pasión que les llevó a terminar rodando por el suelo...
Él quedó debajo observando como su dulce semblante se transformaba en un gesto de intenso placer al mismo tiempo que se encajaba sobre su durísimo miembro con un decidido empujón de caderas que consigue tensar todo su cuerpo en un estremecimiento de placer que la lleva de inmediato al borde del orgasmo. Haciendo un gran esfuerzo, consiguió contenerse, pero ella no parecía dispuesta a dejar de gozar salvajemente y sus caderas continuaron embistiéndole, haciendo que la cruz botara una y otra vez entre sus erizados pechos.
Esa furiosa intensidad hizo inútil cualquier otro intento suyo por no unirse a ella en un escandaloso orgasmo... tan rápido, tan brutal, que les dejó exhaustos, jadeantes, derrotados, sin poder articular palabra, sin poder dejar de temblar, sin poder dejar de abrazarse...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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viernes, 15 de diciembre de 2017

LÍNEA 19 (IV)

Petrificado, totalmente paralizado, parpadeó intentando que solo fuese una imagen creada por su mente y que con eso desapareciera... pero no!!!. Allí estaba Luna, con su hábito blanco, tan asustada e incrédula cómo él...
Toda la algarabía y el bullicio a su alrededor dejaron de existir, y solamente quedaron sus enormes ojos color miel. Buscaba un resquicio de algo que le pudiera dar una pista, una explicación... era evidente que allí no iba a encontrarla, pero no sabía que otra cosa hacer...
Fue ella quien rompió aquel lazo invisible que unía sus miradas. Bajó la vista, posó la caja que acababa de envolver, tomó una bandeja grande de hojaldres y salió del puesto invitando a los curiosos de alrededor a probar, aprovechando para ir acercándose disimuladamente hacia donde él seguía clavado al suelo siguiendo sus movimientos, sorprendido con su manera de sonreír a todo el mundo, sin entender cómo podía actuar con esa aparente tranquilidad.
Cuando la tuvo frente a frente, ofreciéndole un pastelillo con su angelical sonrisa, su corazón latía tan fuerte que casi se le salía del pecho. Alargó una mano temblorosa para tomar uno y ella se aproximó lo suficiente para susurrar en su oído...
--- Entenderás que no es el momento. Tendrás todas las explicaciones que necesites el martes. Ahora, solo puedo pedirte que mantengas la compostura.
Y sin más, se dio media vuelta y siguió ofreciendo sus dulces y su sonrisa a todo el que se cruzaba en su camino de regreso al puesto.
Cuando el resto del grupo volvió riendo y halagando los "maravillosos hojaldres", él aún tenía en su mano el que Luna le había hecho coger...
Reemprendieron la marcha hacia un área recreativa allí al lado donde pretendían comer y planear el resto de la tarde, pero él solo podía seguirlos cómo un autómata, volviendo cada poco la cabeza hacia el puesto con la absurda esperanza de verla salir corriendo hacia él.
Ni siquiera se dio cuenta de que la chica morena de pelo corto se había vuelto a agarrar de su mano mientras se iban colocando alrededor de la gran mesa de madera. Al sentarse, fue consciente de la proximidad de la chica, y cuando la miró y la vio sonreírle, tuvo una extraña sensación de pena... aquella preciosa mujer no se merecía aquello, y se obligó a devolverle la sonrisa y apretar su mano tratando de mostrar normalidad...
--- Oye, estás bien???. Te has quedado blanco y tienes la frente empapada de sudor... a ver si vas a ser alérgico a los hojaldres de las monjitas???
Diosss!!!, si ella supiera!!!. No podía llegar a imaginarse todo lo que la "monjita" podía llegar a provocarle...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
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domingo, 10 de diciembre de 2017

LÍNEA 19 (III)

Los fines de semana se hacían muy largos, las noches sobre todo. O bien le daba vueltas a esos interrogantes que le rondaban la cabeza, o bien aparecían en su mente las tórridas escenas compartidas.
Se obligaba a tener ocupaciones y a buscar actividades, y eso le llevó a apuntarse a un grupo que hacía rutas de senderismo los domingos. Así que puso la alarma del móvil, se fue a la cama pronto y cerró los ojos buscando que Morfeo lo acunase...
Pero no apareció Morfeo, apareció Luna...
En breves instantes, a su cabeza llegó la imagen del último amanecer compartido. Recordó claramente el momento en que abrió los ojos y vio a Luna sentada a su lado en la cama, mirándole dormir, con una mano entre las piernas y los ojos inyectados de lujurioso deseo. Quiso incorporarse para acercarse a ella pero Luna le pidió que no lo hiciera, que se quedara quieto para ella...
No fue fácil obedecer, pero cuando ella se tumbó abriendo las piernas regalándole una imagen perfecta de como sus dedos entraban y salían de aquellos labios tan excitados, se acomodó para no perder detalle. La oyó empezar a gritar palabras obscenas sin dejar de estirar el duro pezón entre sus dedos. Vio su cara desencajándose por momentos según sus dedos se introducían aumentando el ritmo hasta que ella empezó a gritar escandalosamente que se corría para él, que era toda suya, que no lo olvidase nunca... y como aquella mañana, él terminó por acompañarla en su orgasmo, pero esta vez en la soledad de su cama... Tan intenso, tan sabroso, igual que aquel amanecer, haciendo que por fin acabase por dormirse...
Al final, con más ojeras de las previstas por las pocas horas dormidas tras haber estado jugado mentalmente con los recuerdos de su golosa Luna, llegó al punto de encuentro elegido para dejar los coches y comenzar la ruta. Hechas las presentaciones y comentado un poco el plan del día se pusieron en marcha tras las típicas bromas para romper el hielo. No llevaban aún mucho tiempo caminando (por suerte para él, la ruta era bastante suavecita) y ya se empezaron a separar en grupitos...
En cabeza, no podía ser de otra manera, el "rambito", marcando el ritmo y aprovechando cualquier momento para alardear de sus conocimientos y habilidades físicas.
A continuación, tres chicas cuarentañeras incapaces de dejar de hablar, de reír, y de algún que otro mal disimulado cotilleo, y sobre todo, encantadas de tener a dos "galanes" dispuestos a reír sus bromas compitiendo entre ellos por ver quien tenía más éxito con ellas.
Y por detrás. el trío de los nuevos. Él y dos chicas que venían también por primera vez, y que parecían un poco desconectadas del buen rollito de los demás.
La suave caminata transcurría por un frondoso paisaje, cerca de un riachuelo, y él se relajó disfrutando del momento, olvidando sus líos mentales, alegrándose por la compañía de las dos novatas, mucho más interesantes y calmadas que el resto de sus compañeros de ruta. La tranquilidad y el relax, hicieron que se descubriera a sí mismo mirándolas, apreciando las bonitas formas de dos chicas más jóvenes que las demás a quienes les sentaban muy bien las ajustadas mallas deportivas... Desde que Luna había aparecido en su vida, no se había parado a mirar más allá de ella. Se sintió un poco raro pero feliz, y cuando la morenita de pelo corto se volvió sonriéndole, le devolvió la sonrisa celebrando haber venido.
La verdad, ninguno de los tres pegaba mucho con el resto, y eso llevó a que entre ellos hubiese cierta complicidad y comenzasen a comentar entre risas el hecho de verlos tan ocupados con sus pavoneos que, o se habían olvidado de ellos, o estarían criticándoles duramente.
Cada vez más cómodos entre ellos, se fueron conociendo, y la caminata se convirtió en una escusa para ir descubriendo un poquito de cada uno, lo suficiente para crear un bonito interés por saber más. Y así, llegaron a la entrada de un pequeño pueblo donde la ruta se bifurcaba y los compañeros de camino les esperaban. Parecían entusiasmados al ver que había un mercado medieval con el que no contaban, y les parecía una buena manera de terminar la mañana visitándolo antes de la comida. Sobre todo, una de las chicas insistía muchísimo en buscar el puesto de las monjas del convento y probar sus espectaculares hojaldres.
A todos les gustó la idea y empezaron a recorrer los puestos del mercado entre el bullicio de la gente, mirando cada puesto con calma con las dos jovencitas cogidas de su mano cada vez más sonrientes, acercándose cada vez más a él... Sin duda alguna, el momento más agradable de la mañana, paseando sin prisa con las suaves manos de dos hermosas mujeres acariciando las suyas haciéndole sentirse en calma.
Un poco más adelante les hacían señas indicando que aquel era el puesto de las famosas monjitas. Y según se iban acercando, el olor de los dulces se fue intensificando y una sensación extraña se apoderó de su estómago. No podía ser cierto, debía ser su subconsciente que le estaba jugando una mala pasada... aquel aroma tan dulce era el mismo que Luna siempre traía consigo!!!.
No podía ser más que una increíble coincidencia, pero empezó a recorrer las caras de todo el mundo a su alrededor buscando encontrar la cara de Luna, hasta que, ya frente al puesto, mientras le ofrecían un trozo de prueba, vio a cuatro monjitas con sus hábitos y sus tocados blancos despachando risueñas. Una de ellas, de espaldas, empaquetaba en cajas los pedidos más grandes... y entonces se volvió, y sus miradas se cruzaron... y el mundo dejó de girar...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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jueves, 7 de diciembre de 2017

LÍNEA 19 (II)

Martes, siete de la tarde, calle Oscura Nº.13, pensión La Hechicera. Preguntar a la señora de recepción por la última habitación.
Al final, la tentación de aquella tarde en el autobús había podido con él. Había hecho la llamada unas horas antes y ahora estaba en aquella calle del barrio antiguo terminando nervioso un cigarrillo frente a la puerta de la pensión. Aún podía dar media vuelta, pero la curiosidad, la excitación y el recuerdo de aquellos enormes ojos color miel eran más fuertes que los extraños temores que pasaban por su cabeza. El sitio tampoco animaba mucho, la verdad; aquella calle haciendo honor a su nombre, los edificios de piedra con ventanas cerradas, la fría niebla de noviembre... todo lo bastante tétrico como para pensar en que aquel excitante encuentro en el autobús podía ser algo muy distinto...
Pisó la colilla, y con la última bocanada de humo se dijo a sí mismo que por una vez se merecía un poco de novedad en su rutinaria vida, así que empujó la puerta haciendo sonar una oxidada campanilla... del fondo salió la figura de una mujer mayor, malhumorada, demasiado maquillada, pero conservando un cuerpo esbelto que años atrás habría vuelto locos a unos cuantos...
--- Supongo que vendrás preguntando por la última habitación...
Asintió con un hilo de voz, carraspeando para tratar de disimular el nerviosismo, pero la escandalosa risotada de la mujer le dio a entender que no lo había conseguido.
--- Jajaja, tranquilo chico, respira... Sube al tercer piso y sigue el pasillo hasta el final. No tienes pérdida, es la puerta de enfrente...
Jadeando por haber subido las escaleras muy deprisa para escapar de las sonoras carcajadas de la señora, llegó frente a la puerta y espero unos segundos para recuperar el aliento antes de golpear con los nudillos...
--- Adelante, está abierto...
Y allí estaba ella, de pie en mitad de la habitación, con un amplio jersey de lana que dejaba sus hombros al descubierto y unas medias de hilo blancas, sonriendo, jugando con un mechón de su melena... y sus enormes ojos... Se lanzó a sus brazos llenándolo de besos y embriagándolo con el perfume con el que tanto había soñado desde aquel día...
--- Bienvenido mi juguetón compañero de viaje. Este es mi santuario secreto, y siempre serás bien recibido si cumples las reglas, ya sabes, nada de nombres, ni preguntas, ni compromisos de ningún tipo... Solo tu cuerpo y el mío, y los demonios dormidos que despertaste el otro día... Dispuesto a enfrentarte a ellos y respetar las reglas???.
La única respuesta que pudo articular fue un profundo si mientras le agarraba las nalgas bajo el jersey y la levantaba devorando su boca para llevarla hacia la cama del fondo de la habitación...
Y así, durante las siguientes semanas, aquella sencilla habitación se convirtió en el paraíso terrenal donde ambos se entregaban a disfrutar de todo el lujurioso placer que sus perversas mentes lograban imaginar. No había límites, no había normas, solo las ganas de gozar de sus cuerpos descubriéndose y compartiéndose el uno al otro.
La suavísima y blanca piel de ella hizo que él la bautizara como Luna, y como no podía ser de otro modo, terminaba aullando a su Luna cómo un lobo en celo cada vez que ella le llevaba a explotar de placer con sus insaciables juegos.
También había tardes de ternura y mimos. Tardes abrazados desnudos compartiendo tragos de whisky, tardes de películas, de lecturas compartidas con roces de piel... Pero siempre había sexo. Era el principio y el fin de cada mágico encuentro, y con las semanas, se convirtió en un adicto a saborear cada rincón de su maravillosa piel sedosa, a ver como se erizaba con cada roce de sus dedos, a beber el dulce elixir que surgía de aquel delicioso sexo en cada profundo orgasmo en los que ella se retorcía cómo si se los arrancase desde el fondo de su alma.
No podía más que agradecer el hecho de que sus caminos se cruzasen aquella tarde, y alegrarse por tener dos veces por semana la oportunidad de rozar el cielo con sus manos entre los brazos de la mujer más espectacular y más ardiente que jamás había conocido. Y además. sin compromisos el resto de la semana... vamos, la situación ideal para cualquiera, sexo salvaje, sincero, entregado, en completa exclusividad, y sin obligaciones...
Pero comenzaba a sentir una extraña ansiedad. Se le hacían largos y duros los días que no estaban juntos. Empezó a tener que esforzarse para no romper las reglas, para no sacar todas las preguntas que se agolpaban en su cabeza.
Muchos interrogantes, muchas soluciones disparatadas, muchas ideas absurdas que le hacían terminar con dolor de cabeza y con ganas de que llegase la próxima cita para interrogarla y saciar de una vez todas las dudas que le suponía el mantener esa clandestinidad con la que ella parecía sentirse tan cómoda y segura.
Pero llegaba el día, y el fogoso recibimiento con el que ella lo acogía, su voluptuoso cuerpo, sus lascivos besos, le hacían volver a apagar su mente y entregarse una vez más a gozar de los demonios más sabrosos con los que jamás se había enfrentado...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
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LÍNEA 19

El autobús de vuelta a casa por la tarde tan a rebosar como de costumbre, pero hoy parecía más lleno de lo habitual. Eso, o sus ganas de llegar a casa y olvidarse del mundo bajo el agua caliente de la ducha.
Otra parada, más gente apretujándose buscando donde colocarse entre tanta humanidad. Intentando encontrar su espacio, apoyado en un lateral, dejó que fueran rodeándole.
Sin fijarse en nadie, quedó apretado en medio de los cuerpos, y con el movimiento al arrancar notó como un cuerpo presionaba el suyo y como un dulce perfume llegaba a su nariz. No veía su cara, pero aquel perfume y la presión del joven cuerpo, consiguieron aislarle del resto del mundo.
Nueva parada, más gente, más apretados todos...
La tenía tan pegada que con cada movimiento podía sentir sus duras nalgas contra su bragueta... y el perfume embriagándole... necesitó respirar profundo y esforzarse para no tener una erección en aquel mismo instante...
El recorrido continuaba haciendo que los cuerpos se movieran rozándose en el vaivén habitualmente tolerado por todos, pero para él, aquello se convirtió en una deliciosa tortura. La chica no parecía darle importancia y seguía dejándose llevar, apretándose, acercando su pelo a su cara, regalándole bocanadas de una fragancia exquisita, llevándole a un estado hipnótico. Por un instante, le pareció que los movimientos de ella eran intencionados. Pensó que estaba buscando su contacto y que disfrutaba de la situación. Quiso imaginar que era cierto, y que se volvería de repente y le besaría mientras seguían pegados, incluso, con un frenazo del autobús, creyó sentir un leve suspiro saliendo de su boca.
Tan ensimismado estaba en el momento que no se dio cuenta que habían pasado varias paradas y que la cantidad de pasajeros había disminuido notablemente. Tampoco se había percatado de que con tanto ensoñamiento, se había relajado y su cuerpo había actuado por su cuenta haciendo que su bragueta estuviera terriblemente abultada.
Y ella seguía allí, pegada a él!!!.
Había hueco delante como para tomar una distancia prudencial, pero no, continuaba allí, y por como se movía, era totalmente consciente de su erección!!!. Aquello terminó por descolocarle y excitarle aún más, y se fijó que sí, que suspiraba, que también estaba disfrutando con la situación... y entonces ella se giró, sin dejar de apretarse, mordiéndose los labios, mirándolo con sus grandes ojos color miel...
--- Me bajo en la próxima, no me sigas. Toma mi número y llámame otro día, esto no puedo quedar así...
Metió un papel en el bolsillo de su camisa, le besó con fuerza en los labios y salió decidida a la calle. Paralizado, la siguió con la mirada viendo como cruzaba y se perdía entre la gente. Sacó el papel del bolsillo, un número de móvil y un par de líneas...
"Martes y jueves libre por las tardes. Sin nombres"

Continuará...

MICHELGARCÍA
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viernes, 1 de diciembre de 2017

JANA (XI)

Una vez que Jana había dejado a salvo a Orión y el elixir de Generosa, comenzó a recorrer las calles sin descanso atenta a la más mínima pista que pudiese indicarle la presencia de Legna. Casi todas las semanas, acompañada por Bea, organizaba "escapadas románticas" por lugares cercanos con la idea de ampliar el área de búsqueda, consiguiendo con ello que el tierno animalito disfrutara y se entregara aún más a complacerla.
Le estaba cogiendo un cariño especial a tan dulce compañía, y en algunos momentos sentía un poso de tristeza al verla reír y gozar tan feliz y ajena a como se estaban moviendo las fichas en un tablero tan desconocido para ella, y la certeza de que tarde o temprano debería despedirse de ella para volver a Lonjorn con Legna empezaba a rondar a menudo por su cabeza sumiéndola en un mar de sensaciones contradictorias.
 Pero ya no había vuelta atrás, debía encontrar a Legna y despertarle, ya se ocuparía de las demás cosas cuando llegase el momento, ahora tocaba reponer fuerzas y gozar de los mimos y las dulces caricias de Bea, y de aquellos maravillosos dedos que la hacían temblar y estremecerse moviéndose entre los empapados labios de su sexo...
Al mismo tiempo, en una especie de conexión mágica, Prista gritaba de placer en una solitaria cabaña del bosque de Lonjorn con las embestidas de un apasionado Morlan que jadeaba poseyéndola mientras susurraba su nombre sin dejar de repetir lo mucho que la había echado de menos...
Al final, Jana, cansada por el ajetreado día y por los incontables orgasmos que Bea era capaz de provocarle, se había dormido entre los delicados brazos del tierno animalito, hasta que un escalofrío la despertó. Una brillante luz salía por debajo de la puerta del baño, una luz demasiado intensa que la hizo levantarse y entrar en el baño para descubrir la deslumbrante figura de una hermosa mujer de pie en medio del baño. Aunque nunca la había visto antes, supo de inmediato que se trataba de Generosa, la Diosa Blanca, y su sincera sonrisa y la calidez que desprendía, hicieron que Jana se relajara y se olvidara incluso de su completa desnudez.
Tras abrazarla tiernamente, Generosa comenzó a contarle que las cosas se estaban poniendo muy difíciles para los habitantes del bosque. La guardia negra no dejaba de atacarles continuamente, y cada vez de una de forma más salvaje... A duras penas, dirigidos por Morlan y con la ayuda de sus hechizos, conseguían aguantar en la parte más profunda del bosque, pero Mithrala se estaba volviendo más poderosa y el ejército de vampiros, dirigido por el mismo Rey, volvía a la carga una y otra vez. Era necesario encontrar a Legna lo antes posible, y por eso ella había decidido, sin decirles nada a los demás, venir en persona a traerle una de las gemas de cristal de roca de la Luna de Lonjorn para que la guiaran hacia Legna de una forma rápida y directa.
Segundos después, con una delicada caricia en su rostro y un dulce beso en sus labios, la Diosa Blanca se desvanecía en el deslumbrante haz de luz, dejando a una temblorosa Jana contemplando aquella hermosa esfera de cristal... y el tierno animalito seguía dormida entre las rojas sábanas de seda...
El intenso aroma de la piel de Bea la hizo relamerse y descubrir que sus afilados colmillos crecían. La sabrosa sangre que palpitaba bajo aquella joven piel comenzó a despertar su hambre, y aún faltaban unas horas para el amanecer y retomar la búsqueda de su dragón...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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miércoles, 22 de noviembre de 2017

JANA (X)

Tras el regreso de Prista a Lonjorn, los días transcurrían con desesperante lentitud, y la revelación de la presencia de Legna en la Tierra no dejaba de retumbar en la cabeza de una Jana que no encontraba la calma entre los brazos de Bea ni en sus cacerías nocturnas.
Algunas veces se desesperaba pensando en la dificultad que suponía encontrarle entre miles de millones de humanos, sabiendo además que él no la reconocería, ni tendría la más remota idea de todo lo ocurrido para llegar aquella situación. Luego se calmaba admitiendo que al menos sabía que estaba aquí, y no en cualquier lejano confín del Universo. También era consciente de lo importante que iba a ser su tranquilidad y decisión en el momento adecuado, porque estaba claro que cuando ella rompiera el hechizo de Mithrala con el elixir que Generosa le había preparado, la Bruja Oscura lo sabría de inmediato, y a continuación, su padre sería informado y pondría en marcha todos los medios a su alcance para detenerlos y evitar que volvieran a Lonjorn donde la Diosa Blanca les acogería convirtiendo a Legna en el Elegido que acabaría con su reinado.
Esa idea era lo que la hacía cerrar los ojos y respirar profundo buscando calma, para terminar imaginando su reencuentro y fantasear con el instante en que pudiera de nuevo tenerlo entre sus brazos y entregarse a él con las ganas de una hembra deseosa de volver a sentir el excitante placer de ser poseída con la fuerza de la pasión más intensa que había conocido... y con esas imágenes en su mente, su cuerpo reaccionaba erizándose, y sus manos buscaban la humedad que brotaba entre sus piernas para pronunciar su nombre entre gemidos que la llevaban a estremecerse en intensos orgasmos...
Y así, ansiosa y excitada, fue dejando pasar los días hasta que llegó el momento de llevar a cabo la primera parte de su búsqueda. La segunda noche del cuarto creciente, justo a la medianoche, Jana camina por la penumbra de un bosque a las afueras de la ciudad vestida con la blanca falda de seda de los rituales de purificación de las jóvenes vampiras. Un blanco farol de mecha de aceite ilumina tenuemente su solitario caminar en busca de la señal brillante del reflejo que únicamente puede ser visto a la hora indicada bajo la delicada luz que la temblorosa llama que el farol emite.
Prista le había explicado con detallada claridad los pasos a seguir, así que ahora Jana avanza decidida entre los árboles con todos los sentidos alerta, hasta que por fin, a escasos metros, un destello imperceptible a los ojos de un humano la guía a un pequeño montón de piedras cubierto por arbustos. Para cualquier hombre hubiese sido imposible mover aquellas piedras con sus propias manos, pero a ella no le cuesta ningún esfuerzo apartarlas para descubrir una alargada caja de madera de roble tallada con los antiguos símbolos que recordaba claramente haber visto en sus excursiones clandestinas a la sala prohibida de la biblioteca de palacio. Un escalofrío recorre su espalda al abrir la caja y contemplar a Orión, la deslumbrante espada de Odin, el Rey de todos los Dioses, la que había sido forjada con el colmillo de un dragón, y que cuando fuera empuñada por el legítimo heredero, volvería a restablecer el orden natural de las cosas en todos los reinos del Universo...
La primera parte de su cometido está completa, y Jana vuelve a casa con Orión, a ponerla a salvo y resguardarla de posibles hechizos de la Bruja Oscura tal y como Prista le había enseñado.
Ahora, queda encontrar a Legna y despertarlo con el elixir de Generosa. Sus ojos brillan y una sonrisa se dibuja en su rostro sabiendo que cada pequeño paso supone acercarse un poco más a su dragón...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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lunes, 13 de noviembre de 2017

CARLA (IV)

"Esta noche libro. Pásate por mi casa a las nueve y media, tengo una sorpresa que te gustará. Besazo enorme cachorrito"
Lía me ha dejado este mensaje a las cuatro de la tarde y conociendo su perversa imaginación, fue imposible concentrarme y dejar de pensar en ello durante toda la tarde.
Faltan cinco minutos y llega un nuevo mensaje justo cuando apuro un cigarrillo en su portal... "Sube y ve directamente al dormitorio. No digas nada, solo juega y disfruta del regalo..."
Tras el recorrido más lento de la historia en ascensor, por fin entro en la habitación y veo a Carla sentada en una silla en medio del cuarto, con una venda en los ojos y las manos amarradas, y por única ropa, unas braguitas negras de encaje. Frente a ella, otra silla sobre la que hay otra venda, más cuerdas y una fusta. Una pequeña lamparita la ilumina directamente haciendo que sus oscuros y erizados pezones destaquen sobre su blanca piel. Cuando mis ojos se acostumbran a la penumbra del resto del cuarto, logro ver aparecer la esbelta figura de Lía, con su larga melena, con unas bragas idénticas a las que lleva Carla, acercándose con un dedo sobre los labios...
--- Schssss!!!. Silencio, no digas nada. Átame a la silla y el resto es cosa tuya... Tú decides las normas del juego, es tu momento, confío plenamente en tu buen saber hacer...
Todo mi cuerpo tiembla mientras le vendo los ojos y la amarro. Cuanto más aprieto las cuerdas, más se eriza su piel y aumenta su excitación, y puedo percibir cómo Carla se va acelerando con solo oírnos. Con la boca seca, veo una botella de vino y unas copas sobre la cómoda y aprovecho para servirme un trago e ir quitándome la ropa...
Contemplo alucinado el delicioso espectáculo de aquellas dos impresionantes mujeres excitadas y a mi total disposición, agradeciendo ser el afortunado director de aquel lujurioso juego, pensando en tomármelo con calma y aprovechar cada segundo...
Directamente de mi boca, vierto sobre la boca de Lía un sorbo del rojo elixir agarrándola por el pelo, y ella lo recibe golosamente, relamiéndose, abriendo un poco más las piernas. Es el turno de Carla. Me acerco para agarrar también su pelo y que reciba su trago, pero cuando nota mis labios, cuando mi barba la roza descubre mi identidad y se "enfada" con Lía y conmigo...
--- Vaya par... No hubo manera de que Lía me dijera quién era el amigo invitado... y ahora apareces tú...
--- Pues ya somos dos los sorprendidos. Yo ni siquiera sabía que habría alguien más, parece que el demonio rubio se ha divertido a nuestra costa... Ha sido una niña muy mala!!!
Sin soltar el pelo de Carla, agarro la fusta y descargo un buen azote sobre el muslo de Lía, y tal y cómo me esperaba, eso la enciende y hace que se retuerza en la silla, levantando la cadera, pidiendo más azotes entre jadeos y grititos, gimiendo y reconociendo que ha sido mala y que se merece su castigo. La humedad se hace visible bajo el negro encaje de sus bragas y mi excitación sigue aumentando y lleva mi mano entre los cálidos muslos de la pobre Carla, que allí atada, sin saber con quien se encontraría, comienza a relajarse y a disfrutar del juego. Me parece que su espera se merece un pequeño premio así que suelto la venda de sus ojos y tras regalarle un apasionado beso, dejo que contemple el "merecido castigo" que se lleva la responsable de tan ardiente sorpresa.
La fusta hace efecto sobre la piel de Lía dejando marcas rojas y logrando una evidente excitación en sus rosados pezones y los hinchados labios que se marcan descaradamente bajo la empapada tela que mínimamente los cubre. Me acerco y los libero, y ella responde complacida abriendo sus piernas con la respiración acelerada, mostrando en todo su esplendor su depilado y brillante sexo.
Carla se relame sin dejar de mirarla abriendo también sus piernas, invitándome a que le quite sus braguitas cómo si quisiera mostrar su poderío en igualdad de condiciones. Pero antes le quito a Lía la venda de sus ojos para que pueda deleitarse con el momento... Y ahora, las dos atadas, completamente desnudas, llenando la habitación de olor a hembra en celo, se recorren lujuriosamente con la mirada, a poca distancia, deseando tocarse pero sin poder hacerlo...
Mi ropa ya hace un rato que está por el suelo de la habitación y paladeo sin prisa un buen trago de vino gozando de verlas así, disfrutando de la intensa sensación de placer que siento con la tremenda erección provocada por el perverso juego, pero parece que no soy muy bueno con los nudos... Lía se ha soltado y se lanza sobre Carla para lamerla frenéticamente, buscando la humedad de su sexo, jugando lascivamente con sus dedos entre sus labios...
Siento temblar mis piernas por la brutal excitación y ocupo el lugar de Lía respirando aceleradamente, viendo cómo ellas se devoran con ansia. Lía mira de reojo mi enrojecido miembro y se aproxima de espaldas para sentarse sobre él gritando, casi aullando, sin dejar de besar a Carla. Mis gemidos se mezclan con los de ellas y nos volvemos animales en celo que liberan sus instintos, pero la diabólica mente del angelical demonio sigue funcionando, y dejándome con cara de sorpresa se levanta y se coloca detrás de Carla para soltarla, y tomándola de la mano, la guía hacia mí con suavidad, haciendo que todo parezca a cámara lenta... La ayuda a sentarse a horcajadas sobre mis piernas y solo puedo respirar profundo y dejar que me posea con una dulce lentitud, logrando que una descarga recorra mi cuerpo con cada centímetro que penetro dentro de ella.
Carla gime arqueándose con los ojos casi en blanco y comienza a embestirme y a retorcer mis pezones. Lía se pega a su espalda apretándose contra sus nalgas, agarrada a sus duros pezones y los tres nos entregamos a un imparable orgasmo en el que nos vaciamos en un clímax brutal.
Sin saber muy bien como, un rato después, nos enredamos entre las sábanas, apretados, besándonos, recuperando la calma entre temblores y olor a sexo y sudor, y en la nebulosa del adormecimiento, sonrío embobado pensando en lo que puede ocurrir cuando nos despertemos...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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jueves, 9 de noviembre de 2017

CARLA (III)

La obediente espera se hace eterna por momentos y hace que mi cuerpo se vaya volviendo un manojo de nervios que se estremece victima de la excitación que va creciendo imaginando lo que me espera, hasta que por fin, oigo la puerta del apartamento y sirvo dos copas de vino, esperando en la terraza tal y como ella me había ordenado...
La veo atravesar el salón contoneándose y llegar a la puerta de la terraza lanzándome un beso con una mano, y con la otra... cierra la puerta de cristal!!!. Allí a fuera, con una copa en cada mano, sin entender nada, mi cara debe de ser muy cómica porque su sonrisa de triunfo es casi insultante. Se pega al cristal dejando un beso de carmín sobre él antes de darse la vuelta para quitarse sinuosamente la falda y mostrarme el maravilloso espectáculo de sus redondas nalgas, y yo, tras terminar el vino de un trago, trato de abrir la puerta en un inútil y patético intento que la hace reír...
--- Ooohhh!!!, pobre cachorrito!!!, tranquilo, confía en mí, no te arrepentirás...
No me queda otra que apoyarme suspirando a contemplarla.
Acerca una silla, se sienta mirándome fijamente mientras abre las piernas. Sus manos recorren la parte interna de sus muslos hasta llegar al borde del mínimo tanga blanco... la humedad lo ha vuelto casi transparente y puedo degustar la deliciosa visión de sus abultados labios. Ella sigue con sus caricias alrededor de los bordes de la fina tela y continua hacia su duro vientre plano para jugar con el pircing del ombligo...
Bajo el encaje del sujetador que cubre sus pechos puedo apreciar sus erizados pezones y cuando una mano entra bajo esa suave tela para apretarlos, Lía gime estremeciéndose y veo esa expresión suya de placer que transforma su dulce carita en toda una invitación al pecado!!!.
Se libra del sujetador para ofrecerme la golosa imagen de su escote bajo la desabrochada camisa e instantes después, el tanga también acaba por los suelos en compañía de la blanca camisa para quedarse solamente con los zapatos de tacón y el triple colgante que cuelga entre sus erizados pechos, y mostrarse orgullosa y excitada sabiéndose dueña de la situación y sonreír victoriosa al verme jadear empañando el cristal con cada suspiro.
Su mano se dirige a sus empapados labios. Sus dedos los van abriendo, los van penetrando, buscan el hinchado clítoris y ella se retuerce de gusto y jadea totalmente entregada sin dejar de mirarme, y yo ya no puedo más!!!. Estoy tan encendido que solo puedo dejarme llevar y desabrocharme el pantalón para comenzar a tocarme frente a ella, acompañándola en aquel lujurioso juego que ambos nos regalamos...
Ya me veía explotando sobre el cristal cuando ella se levanta de un salto y abre la puerta agarrándome por la camisa para llevarme dentro mordiendo mi cuello sin parar de jadear y susurrar...
--- Mira cómo me has puesto cachorrito!!!. No puedo esperar más, hazme tuya ahora mismo...!!!

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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lunes, 6 de noviembre de 2017

CARLA (II)

Una semana después de la visita de Carla aún sigo recordando cada segundo de aquella lujuriosa noche en la que Lía, la angelical camarera nos había llevado a su apartamento para convertirnos en sus "obedientes cachorros" tras transformase ella en una perversa domina y guiarnos a su particular infierno del placer.
Cada vez que cierro los ojos, aparecen de nuevo las imágenes, y tras ellas los gemidos, los gritos, los jadeos... sus órdenes!!!. Vuelve a mi cabeza la erizada piel de Carla, sus enrojecidas nalgas, los salvajes orgasmos que aquel demonio rubio le provocaba. Todavía tengo marcas de sus dientes y de sus latigazos por todo mi cuerpo, y cuando me excito recordando, incluso aún hoy, siguen escociendo...
Tengo grabado a fuego el momento en que se apoderaba de mi erección con esa lujuria salvaje haciéndome explotar cuando y donde ella quería mientras Carla se relamía entre temblores esposada al cabecero de la cama.
Y cada noche, ese torrente de imágenes y sensaciones se apodera de mí, excitándome de tal manera que masturbarme cómo un adolescente se ha convertido en una deliciosa necesidad. Y cada noche me prometo que será la última, que al día siguiente pasaré por el pub para comprobar si todo ha sido un sueño producto de mi mente calenturienta... y cada noche vuelvo a encontrarme con un extraño miedo que me paraliza y me hace temblar, y termino de nuevo a solas en mi cama...
Pero hoy, los compañeros de trabajo han insistido en tomar algo tras la reunión de la tarde, y aquí estoy, nervioso, con la camisa pegada al cuerpo, mirando de reojo cómo una dulce y sonriente camarera nos atiende, dedicándome furtivas miradas que me hacen estremecer. No puedo apartar la vista de ella, no logro centrarme en las conversaciones, solo existe Lía...
Hasta que la veo entrar en el almacén y desaparecer por un rato. Apenas son unos minutos, pero me parecen una eternidad... Y cuando vuelve a la barra, juraría que su cara y su mirada brillan aún más, y se acerca decididamente, y me entrega un sobre en el que ha escrito "abrir a solas" y se inclina para susurrar en mi oído que me ha extrañado estos días, que pensaba que su "cachorrito" no iba a volver...
Con un evidente estado de nerviosismo y mis compañeros haciendo bromas, siento el sobre arder dentro del bolsillo de mi pantalón. Que Lía se muerda el labio cada vez que pasa, no ayuda a tranquilizarme, eso si, ellos se lo están pasando de maravilla!!!.
Necesito leer ya su nota. Por momentos, el sobre se convierte en una brasa que quema mi pierna, así que salgo a la calle a fumar...
"Yo en tu lugar estaría temblando. No te imaginas cuanto he soñado contigo estos días, ha sido verte entrar y recordar con toda claridad ese delicioso sabor tuyo y sentir como mi tanga se empapaba...
Ya sabes la dirección. Te dejo la llave, espérame en la terraza con una botella de vino. No tardo en subir..."
Dioossss!!!!. A duras penas logro disimular mi erección y volver a entrar. No puedo dar respuesta a los jocosos comentarios, así que pago mi ronda y me despido sin más explicaciones. Al salir, miro de reojo como Lía sonríe maliciosamente, guiñándome un ojo, logrando acelerar de nuevo mi respiración. Sin pararme a pensarlo, cumplo su encargo, y ahora, en su terraza, fumo ansiosamente sabiendo que la noche se convertirá en otro excitante maratón a las órdenes de mi angelical demonio.

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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viernes, 3 de noviembre de 2017

CARLA (I)

Cada dos o tres meses, Carla viene a Asturias por trabajo, y me reserva una noche para cenar, tomar algo y dormir juntos...
Y claro, quién le dice no a una treintañera morena de ojos claros y curvas de escándalo???. Si además llega al restaurante enfundada en un ajustado y cortísimo vestido blanco que resalta todavía más su escultural cuerpo, hace que agradezcas cada instante a su lado.
Después de una ligera cena y ponernos al día tras el último encuentro, unas cervezas en la barra de un pub cercano, cada vez más arrimados, besándonos con las ganas de quienes llevan tiempo sin disfrutarse... Y cómo no!!!, la sensación de otras veces de ser observado y envidiado por tan maravillosa compañía.
Hombres y mujeres nos miran, algunos con deseo, otros, con gesto de reprobación, como si tanta pasión entre nosotros fuese algo raro en estos tiempos.
Aún son más evidentes sus miradas cuando Carla se va al baño y todos los ojos siguen su contoneante caminar. Incluso percibo como la camarera que nos ha puesto las cervezas acompaña su recorrido de una forma muy clara... Aprovecho para fijarme en esa rubita de pantalón negro ajustado y top de cuero con cremallera que enmarca su provocador escote y sus delicados hombros desnudos... No me había fijado en esa angelical figura que nos sonreía al atendernos, y que ahora aparta su mirada con gesto serio... hasta que Carla vuelve y se abraza a mí de nuevo... Y otra vez sonríe maliciosa mirando descaradamente hacia nosotros... o mira a Carla solamente???.
La aprieto más contra mí, acercándome para susurrar en su oído que me parece que la camarera está clavándole los ojos, y ella, sin disimular, se vuelve sonriendo a mirarla. Veo cómo se miran fijamente, cómo Carla se relame con el último sorbo de cerveza mientras le hace un gesto para que se acerque y nos ponga otras dos sin dejar de meterse entre mis piernas...
--- Cóbrate las cuatro preciosa!!!. Por cierto, me encanta ese top y esa cremallera... que suerte tendrá quien la logre bajar esta noche...
--- Gracias!!!. Me vuelve loca tu vestido, y la pena es que probablemente sea yo quien me baje la cremallera solita en mi casa.
--- Ooohhh, qué pena!!!. A mí me gustaría mirar cómo te la baja con la boca mi chico...
--- Ummm, suena excitante!!!, sobre todo si luego él mira cómo te quito yo a ti el vestido...
--- Diosssss!!!. no sé si aguantaré sin sacarte de la barra y ponerte ahora mismo entre los dos...
--- Uy, no!!!, aguanta cielo!!!, yo me dejaría encantada, pero ese numerito no es para todos estos. Termino mi turno en una hora y vivo en la calle de al lado. En privado será mucho más sabroso todo...
--- Uffff!!!!, creo que merecerá la pena la espera...
El angelito rubio se va guiñándonos un ojo y yo trato de asimilar la excitante escena a la que acabo de asistir en primera fila. Dos adorables criaturas, tremendamente sensuales, acaban de organizar un trío en mis propias narices, han quedado para más tarde y cuentan conmigo para un lujurioso encuentro.
--- Carla, cielo, no conocía esa faceta tuya... Y, por favor!!!, deja de frotarte contra mi entrepierna que no sé si aguantaré una hora así!!!
--- Uffff!!!, estoy empapándome por momentos!!!, entre tu paquete y la imagen los tres juntos, me estoy poniendo malísima!!!
--- Pues relajémonos un poquito. Que tal si me cuentas ese punto tuyo con otras chicas.
--- Hacía mucho que no me pasaba. Lo del trío contigo lo había imaginado alguna que otra vez, pero no se dio la ocasión hasta hoy...
--- Guauuu!!!, me quedo corto cuando digo que eres un demonio..., cómo me pones!!!
--- Demonio, sí!!!. pero tu demonio!!!

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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jueves, 2 de noviembre de 2017

LO QUE ME HACES SENTIR...

Verte desencajada por el placer, oyendo tus gemidos y tus gritos. Sentir todo tu cuerpo temblar poseída por el deseo salvaje hasta convertirte en una viciosa hembra en celo que se entrega a gozar entre mis brazos pidiendo más y más, hace que me sienta el hombre más afortunado de la Tierra.
Me estremezco enredado entre tus piernas acompañando gustosamente la lujuria de tus caderas hasta transformar nuestra cama en un perverso templo del deseo carnal donde el tiempo se detiene y nuestros cuerpos se funden en un único ser...
Pero cuando despierto por la mañana y te descubro jugando cual gatita mimosa con mi camisa y mi corbata, no tengo más remedio que reconocer mi completa rendición. Y luego, esa pícara mirada tuya de niña inocente me hipnotiza y no puedo dejar de mirar como sonríes y te relames posando ante el espejo, gozando de saberte deseada, disfrutando de regalarme los sentidos de esa manera tan natural y sincera que solo me queda agradecer una vez más el delicioso instante en que mis oraciones fueron escuchadas y tu camino se cruzó con el mío para ir derribando todas las barreras levantadas tras años enredado en aventuras sin futuro...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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sábado, 28 de octubre de 2017

JANA (IX)

El tierno animalito dormía profundamente reponiendo fuerzas tras entregarse a la lujuria de las dos insaciables vampiras. Ellas, hacía ya un rato que se habían levantado y compartido una cariñosa ducha, y ahora saborean un café recién hecho contemplando en silencio la pálida luz de la luna que reina sobre la ciudad.
Prista acerca su cara para besar tiernamente los carnosos labios de Jana y sin necesidad de que ella se lo recuerde continua relatando el impactante encuentro en el bosque de Lonjorn con Generosa, la Diosa Blanca...
Allí, en su sencilla cabaña, mientras cenaban, la hermosa hechicera les hablaba pausadamente de cómo durante miles de años había estado esperando la aparición del heredero de la Estirpe del Dragón, y de cómo, unos meses atrás, había tenido la confirmación de su presencia y sin que nadie más hubiese sospechado, se había ido asegurando y siguiendo los pasos del Elegido para prepararse para el momento en que ella misma se encargaría de despertarlo y entregarle la espada del Rey de los Dioses, esa que ella llevaba siglos custodiando y que le otorgaría el legítimo derecho de dirigir los designios del Universo, poniéndolo al frente del ejercito de dragones para expulsar a los dirigentes usurpadores en Lonjorn, en la Tierra y en la mayoría de los planetas habitados donde los dragones habían sido obligados a permanecer escondidos en la clandestinidad para no ser exterminados.
Pero alguien había descubierto la identidad del heredero. Mithrala, la Bruja Oscura, consejera del Rey de Lonjorn, utilizando magia negra lo había averiguado, y avisado al Rey, poniendo además al descubierto la historia de amor entre la propia hija del Rey y el joven capitán de los dragones que guardaban el castillo real...
Jana, con los ojos cómo platos y el corazón a punto de estallar en su pecho, con cara de no dar crédito a las palabras que acababan de salir de la boca de Prista, se estremecía por instantes... Legna, su Legna, su amor, marcado por un tremendo destino y víctima de oscuras maquinaciones por parte de su propio padre...
Y ahora entendía tanta crueldad y tanta impiedad en el castigo que el Rey les había impuesto. No era solo una cuestión de honor, de deshonra familiar, era también algo relacionado con el poder, con conspiraciones para seguir controlando y sometiendo al reino bajo la ley del miedo, y ella le había puesto en bandeja la excusa perfecta para librarse de Legna sin más explicaciones.
Las lágrimas caen por sus mejillas en un doloroso llanto, y Prista solo puede abrazarla mientras le susurra que se tranquilice, que debía ser fuerte, que aún quedaba historia que contar y que era necesario que lo supiera todo. Ambas tenían una misión importante por delante, y a ella le quedaba poco tiempo en la Tierra... debía volver a Lonjorn, y junto a Morlan y a Generosa, preparar todo para el regreso de Legna, y mantener a salvo el bosque y a sus habitantes de los furiosos ataques de la Guardia Negra, pues Mithrala, apoyada en la magia negra y sus hechizos, sospechaba del poder de la Diosa Blanca y no dejaba de insistir al Rey de los vampiros para que destruyese cualquier posibilidad de que Legna encontrase apoyos cuando Generosa lograse romper el conjuro con el que habían convertido al Señor de los Dragones en un simple mortal que vagaba por la Tierra sin recuerdos, sin sospechar nada de su vida anterior ni de su destino.
Así que Jana debía ser valiente y convertirse en la portadora del elixir que Generosa había preparado y encontrar a Legna y despertarlo, y para ello, Prista sacó de su bolso una pequeña caja negra de madera del tamaño de un frasco de perfume. Aquella cajita era la clave para que Legna recuperase su memoria y entonces la Diosa Blanca lo sabría y enviaría a buscarlos para que regresaran a Lonjorn.
Por la cabeza de Jana pasan miles de ideas y de dudas, pero toma aquel pequeño recipiente y lo aprieta con fuerza contra su pecho con un profundo suspiro y piensa en el cruel castigo con el que su despiadado padre les había condenado, dejándolos tan cerca y a la vez tan lejos el uno del otro...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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lunes, 23 de octubre de 2017

TODO ERA CALMA...

FOTO: Arancha Fernández Blanco.

Desde el momento en que descubrí este pequeño refugio paradisíaco en la costa supe con certeza que era el lugar donde quería vivir. Una preciosa casita de madera y piedra con vistas al mar, rodeada de bosques, con un único y privado acceso, a salvo del paso de turistas, senderistas o "amables" vecinos...
Un lugar ideal para un tipo amante de la calma y el relax, enfrascado en crear realidades juntando letras y palabras que forman historias que luego la magia de la tecnología se encarga de difundir a cualquier rincón del mundo a golpe de click, sin que yo tenga que moverme de mi placentero retiro.
Con algunas salidas esporádicas para llenar la nevera, y algún que otro compromiso social (tampoco se trata de convertirse en un ermitaño aislado del mundo), disfruto de mi mundo con la particular compañía del Señor Gato. Un irreverente peludo aparecido hace unos meses en la entrada de la casa para adueñarse de mi sofá y adoptarme como su humano proveedor de alimentos y mimos según su propia conveniencia.
Por si fuera poco, además de gozar de unas espectaculares vistas, un pequeño sendero me permite bajar cada mañana a una pequeña playa escondida entre acantilados sin otro posible acceso que desde mi propiedad, o atravesando la cerrada vegetación de la zona boscosa que rodea mi parcela y los acantilados. Eso hace que en todo el tiempo que llevo aquí viviendo, solo en una ocasión, un pequeño grupo de naturistas amantes del nudismo se atreviera a aparecer por allí, dejándome el privilegio de disfrutar de tranquilos paseos gozando del placer de sentir la arena bajo mis pies descalzos, aprovechando los días de mar en calma para sentir en mi piel las estimulantes y frías aguas del Cantábrico, y tener que volver corriendo a casa en busca de una toalla, una taza de café caliente, y encontrarme al Señor Gato mirándome con cara de estar pensando en lo loco que estaba su humano.
Unas semanas atrás, mientras vagueaba por la red una tarde que las musas no aparecían, había encontrado una publicación de un gimnasio cercano que ofrecía un curso de tiro con arco, y sin saber muy bien por qué, había terminado apuntándome a esas clases, comprando un equipo completo y estudiando y curioseando todo lo relacionado con algo tan desconocido, algo que se volvió tan fascinante cómo adictivo, hasta el punto de añadirlo a mis rutinas mañaneras. Así que ahora, además de gozar de la arena, el olor a salitre y la brisa del mar, descubría la excitante sensación del ritual del tiro con arco, y las horas volaban mientras lanzaba flechas a improvisadas dianas y mi mente jugaba a imaginarme como un antiguo guerrero samurái en apasionadas batallas...
Hasta que, ayer por la mañana, mientras recorría la playa cargado con un carcaj lleno y con el flamante arco que me acababa de comprar, iba colocando botellas de plástico, latas y todo lo que podía ser usado cómo blanco en diferentes lugares cuando descubrí tras la gran roca que dividía la playa en dos (esa que en mi mente se convertía en la gran fortaleza enemiga a conquistar), la deslumbrante figura de una mujer tumbada boca abajo en su toalla, tomando el sol con sólo un pañuelo pirata en la cabeza y unas grandes gafas de sol.
Paralizado, esperando que ella no hubiese notado mi presencia, pero sin poder moverme ni apartar la vista del llamativo escorpión tatuado en una de aquellas magníficas y redondas nalgas, hasta que ella se gira regalándome la vista con la imagen de sus desnudos pechos y su deliciosa sonrisa. Torpemente, intento disculparme por mi aparición, pero es ella la que tras ponerse de pie alarga su mano presentándose y pide perdón por estar allí sin saber que era una playa privada. Trato de disimular mi evidente nerviosismo y contarle que no, que es solo una playa escondida, que yo vivo allí, pero que no es una zona privada, sin parar de parlotear, sin saber dónde posar mi mirada.
Y ella sonríe con tanta naturalidad que me desarma más todavía (puede que lleve demasiado tiempo de autoimpuesto celibato), y me pide permiso para volver otro día, que traerá café, que será un placer descubrir cómo alguien tan interesante termina viviendo en tan idílico lugar y jugando con flechitas en la playa.
Y así, tras anotar su número de teléfono en un papel y recoger sus cosas, se pierde entre la maleza dejándome el cálido recuerdo de sus labios en mi mejilla y con la imagen del escorpión sobre su impresionante culo grabado a fuego en mi retina, logrando que pasase la tarde barajando la posibilidad de que mi mente hubiese creado la aparición de esa maravillosa sirena... pero creo recordar que las sirenas no llevan tatuajes... pero las piratas los llevan, y ella llevaba un pañuelo con calaveras..., y... también me puedo estar volviendo majara...
Y por primera vez en mucho tiempo, la calma y la tranquilidad se desmoronan, y me comporto cómo uno de los inquietos personajes de mis relatos, sin saber qué hacer, y hasta el Señor Gato me mira con cara extraña, para acabar por saltar sobre mi escritorio y de un preciso zarpazo lanzar el papel con su teléfono a mi cara... será que debo de dejar de hacer el idiota y llamarla???

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos resevados

miércoles, 18 de octubre de 2017

JANA (VIII)

Jana seguía atenta y expectante el interesante relato, viendo cómo Prista se apasionaba por momentos al mencionar la aparición de la Hechicera Blanca, y eso la llevó a recordar sus escapadas adolescentes a la zona de los libros prohibidos de la biblioteca de palacio.
Cuando era una curiosa e inconformista jovencita pasaba mucho tiempo en la biblioteca, y pudo descubrir una entrada oculta entre las viejas estanterías que llevaba a una pequeña estancia repleta de antiguos manuscritos y viejos ejemplares encuadernados de manera artesanal. Saber que era una zona prohibida despertó aún más su interés y la llevó a escaparse a escondidas para empaparse de aquellas antiguas historias donde se hablaba de la olvidada Estirpe del Dragón, aquellos a quienes se consideraba descendientes directos de los Dioses primigenios creadores del Universo. Recordó que allí se hablaba de una Diosa de Luz Blanca a quien se le atribuía el título de Señora de los Dragones, y que sería la encargada de despertar al legítimo heredero de la Estirpe para que devolviera a los Dragones al lugar que les correspondía reinando sobre el resto de los seres del Universo.
Pero un día, la secreta entrada desapareció sin más, y tuvo que olvidarse de aquellas leyendas sabiendo que de nada servirían sus preguntas.
Nunca le había hablado de aquellos libros ni de aquellas historias a nadie, y poco a poco fue pasando a ser un recuerdo que ahora Prista volvía a despertar con el relato de su aventura. Generosa, la guardiana del legado de la Estirpe aparecía en escena, y todo parecía indicar que no era algo casual, que todo estaba de alguna manera conectado en una causalidad dirigida y orquestada con un propósito por ahora desconocido...
Prista se había levantado a por más café y su escultural cuerpo desnudo volvía a buscar el cálido refugio que la manta y la suave piel de Jana ofrecían cuando el timbre de la puerta las sobresaltó...
Tras comprobar que Bea estaba al otro lado de la puerta con cara de no conformarse sin obtener una respuesta, sus miradas se cruzaron en un gesto cómplice y lascivo. Su instinto vampírico se había despertado, y sin necesidad de palabras, dejan pasar al tierno y enfurruñado animalito mientras se relamen divertidas al ver como su expresión de enfado cambia en un instante mirando sus cuerpos completamente desnudos.
Sin el más mínimo atisbo de resistencia, Bea se deja desnudar sobre la cama, suspirando con cada caricia con las que ambas recorren cada rincón de su cuerpo. Totalmente entregada, ofrece su cuello a los afilados colmillos de Jana y abre sus piernas gimiendo de placer al sentir cómo la lujuriosa lengua de Prista recorre su empapado sexo hasta hacerla temblar gozando de su papel de presa poseída por aquel par de deliciosas criaturas que la llevan a explotar en increíbles orgasmos.
Y ya no hubo tiempo para seguir hablando del mágico bosque del lejano Lonjorn. El ambiente se llena de jadeos, de sabores y olores a sangre caliente y sudorosos cuerpos entrelazados en apasionados momentos de placer carnal con cada una de ellas centrada en satisfacer sus más íntimos instintos, sin olvidarse de regalar placer a sus compañeras, dejando que las horas fueran pasando disfrutando de la inesperada y golosa aparición de Bea...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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sábado, 7 de octubre de 2017

JANA (VII)

Durante las siguientes semanas, Morlan se volvió un cicerón encantador que la colmaba de atenciones y mimos mientras la guiaba por los mágicos escenarios de aquel interminable bosque. A Prista no le costó recuperarse física y mentalmente disfrutando de días de ensueño y apasionadas noches al mismo tiempo que descubría al maravilloso ser que se escondía bajo la atlética y poderosa figura del hombre lobo a quien todos admiraban y respetaban como al líder que los mantenía unidos y a salvo de la Guardia Negra del Rey de Lonjorn.
Morlan fue presentándola en cada una de las pequeñas aldeas que poblaban aquel inmenso territorio de enormes bosques y altas montañas que formaban profundos valles cubiertos por una fina niebla. La tupida vegetación, la refrescante humedad de la niebla, la cantidad de riachuelos y manantiales, les permitía moverse a cualquier hora del día con completa tranquilidad sin preocuparse por los abrasadores rayos con que Irus castigaba otras zonas del reino, obligando a los habitantes de esos lugares a llevar una vida nocturna.
Prista fue descubriendo tribus de vampiros, de humanos, de dragones, de hombres lobo... y en todas ellas rendían pleitesía a Morlan, y les agasajaban con muestras de cariño y respeto, haciendo que ella se sintiese gratamente sorprendida y cada vez más atraída por su salvador. Comprendió que la vida bajo las autoritarias normas del reino de los vampiros no tenía mucho sentido, y que la gran mayoría de las historias que les habían contado solo eran mentiras para mantenerles asustados y controlados.
Allí, en el bosque, todos se respetaban y ayudaban, y sobre todo, reían y tenían ese brillo en la cara que da la paz y la felicidad. Y aunque Morlan insistía mucho en que había que mantenerse alerta, que la Guardia Negra podía aparecer en cualquier momento y que cada vez que lo hacían causaban mucho daño y dolor, él también sonreía satisfecho compartiendo risas y comida con los que se consideraban sus protegidos, incluso, algunas noches se animaba a cantar y bailar disfrutando de estar rodeado de aquellos seres a los que reñía entre tragos de licor cuando le llamaban Rey Morlan, y les abrazaba feliz repitiendo que no había reyes, que todos eran amigos que se apoyaban, para seguir la fiesta bailando y persiguiendo a las jóvenes del poblado tratando de levantarles las faldas y terminar cayendo por los suelos entre carcajadas al darse cuenta de que el licor se había apoderado de su cabeza...
Y Prista reía, bebía, bailaba, sintiéndose afortunada por estar allí, y cada noche se entregaba más y más a él, disfrutando del placer de ser mujer entre los brazos de aquel maravilloso ser gracias a quien había vuelto a sentirse viva.
Pero también recordaba a Jana. A veces deseando que estuviera allí y pudiera descubrir la magia de aquel lugar y de aquellas gentes, y otras veces, no podía evitar la tristeza que le provocaba no saber que tipo de suerte había corrido, ni en que lugar estaría pagando el castigo que su despiadado padre le había impuesto...
Con el recuerdo constante de Jana en su cabeza, las jornadas iban pasando, y cuando tras dejar la última de las aldeas, ya pensaba que estarían de regreso al poblado donde Morlan tenía su propia manada, llegaron un atardecer a una zona donde los sonidos, los olores y los colores del bosque tenían una intensidad mucho mayor que en otras partes. Morlan olisqueaba el aire y se mantenía alerta, y ella misma pudo sentir una fuerza, una presencia, algo distinto en el ambiente que hizo que buscase la mano de Morlan para agarrarla con fuerza buscando su protección. Él la miró sonriendo y le dijo que se tranquilizara, que era la última visita y que la había dejado para el final porque era la más importante.
De repente, sin saber de dónde ni cómo, entre los árboles apareció la impresionante estampa de un hermoso caballo blanco, y a su lado, la deslumbrante imagen de una mujer cuya presencia cubría el lugar de una brillante luz. Prista pudo sentir como esa luz traspasaba su piel y la llenaba por dentro de una cálida y reconfortante sensación mientras observaba como aquella etérica figura sonreía y se acercaba a un arrodillado Morlan que agachaba su cabeza ante la Hechicera Blanca, la verdadera Diosa del bosque, hija de la Gran Madre Naturaleza, a quien todos veneraban.
Había oído leyendas e historias sobre ella cuando era una niña y crecía despreocupada en palacio junto a Jana, pero siempre había creído que eran cuentos para niños, y recordaba que la mayoría de las veces las usaban para asustarlas y que tuvieran miedo a lo que había fuera de las fronteras del reino... Pero ahora estaba frente a ella, y podía sentir su fuerza, su luz, su poder, pero no era miedo lo que le hacía sentir. Sentía intriga, curiosidad, algo de nerviosismo, pero sobre todo, su presencia transmitía paz y amor.
Vio como levantaba a Morlan y le abrazaba a la vez que le reñía cariñosamente por inclinarse ante ella. Luego, la llamó por su nombre volviéndose hacia ella abriendo sus brazos para acogerla en el abrazo más tierno que ella podía recordar, haciendo que todo su cuerpo se estremeciera presa de la emoción.
Temblando cómo una hoja, abrazada cómo nunca había sido abrazada, suspirando, invadida por una deliciosa paz interior, tuvo por un instante la duda de estar soñando, de que fuera su mente la que estaba creando aquella escena tan increíble donde Generosa, la Diosa Blanca, acariciaba su cara iluminándola con su poderosa mirada...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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martes, 26 de septiembre de 2017

ADORO TUS SORPRESAS

Con la bolsa de deporte preparada, saboreando un café tranquilamente a media hora de salir de casa. El timbre de la puerta interrumpe el momento relax... No espero a nadie, así que no le hago caso, pero insiste otra vez obligándome a mirar por la mirilla con un poco de malhumor que aumenta al descubrir la completa oscuridad... Además de pesado, graciosillo!!!...
Abro la puerta con gesto serio dispuesto a despachar sin miramientos al inoportuno de turno que incordia a estas horas...
--- Dios!!!. Tú???. Qué haces aquí???, sabes que me voy al partido en media hora...
--- Suficiente... Quería darte una sorpresa...
Entras tapándome la boca con tu mano, empujándome contra la pared sin darme opción a replicar. Veo tu gabardina negra ajustada, tus botas de tacón imposible, tus labios rojos, tu mirada lujuriosa... Te apartas para dejar caer la gabardina y mostrarme el conjunto transparente que la noche pasada ibas a ponerte, pero que quedó sin estrenar por el intenso deseo que nos llevo a poseernos como dos hambrientas fieras salvajes.
Recorro con la mirada tus blancos muslos, resaltados por el cuero de tus botas. Descubro bajo las transparencias del conjunto tus erizados pezones, apuntándome, invitándome a probar su dureza... Deslizas tu mano jugueteando con el pircing de tu ombligo para bajar por ese vientre plano guiando mi mirada hacia las dos mínimas tiras que se ajustan sobre tus ingles, dejando el hueco justo para resaltar unos hinchados y excitados labios...
Hipnotizado y encendido, me acelero aún más cuando abres las piernas regalándome la vista con el glorioso espectáculo de tu deseo, y ya no puedo esperar, necesito hacerte mía!!!.
Me lanzo sobre ti, deshaciéndome de mi ropa, para embestirte sin contemplaciones mientras gritas pidiéndome que no pare, que te empotre contra la pared, y no tienes que repetirlo... Me entrego encantado al placer del sexo salvaje con mi perversa diosa, acompañando tus jadeos y el frenético ritmo de tus caderas, sin más objetivo que llegar juntos a un explosivo orgasmo que nos invada por completo de manera rápida y desenfrenada...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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sábado, 16 de septiembre de 2017

JANA (VI)

Aquel triste y doloroso relato estaba llevando a Jana a un estado de angustia, dejándola con un nudo en la garganta, pero quería que Prista continuara contándole su travesía, necesitaba saber cómo había logrado sobreponerse y cómo había conseguido encontrarla, así que tras preparar café salieron a la terraza a fumar... el sol en la Tierra no era tan fuerte como en Lonjorn, y además, el día había amanecido nublado...
Enroscadas bajo una manta, disfrutando de sus cálidas pieles, compartiendo besos con sabor a tabaco y a café recién hecho, gozando de su especial complicidad, Prista regresó al bosque donde Morlan la había llevado a través de aquellos oscuros túneles.
Tras recorrer un pequeño tramo por senderos reconocibles solo por alguien acostumbrado a moverse por ellos habitualmente, alcanzaron la parte más profunda y protegida del bosque. Morlan tomó su mano con delicadeza y aulló... Y sin que Prista supiera cómo, comenzaron a aparecer figuras de entre la maleza y los árboles... La manada de Morlan, machos, hembras, cachorros, acudían a su llamada con claras muestras de alegría al tenerle de nuevo entre ellos, y a ninguno parecía sorprenderle su presencia, incluso, una hermosa niña se acercó a ella para abrazarse a sus piernas con una dulce sonrisa.
Unos instantes después les guiaban hacia los grandes árboles del fondo, para terminar llegando a un extenso poblado disimulado entre la vegetación, y de nuevo, sorpresas para Prista al ver aparecer un numeroso grupo de vampiros que rápidamente acudieron a acogerla sonrientes. Morlan, guiñándole un ojo, la apretó contra su cuerpo para susurrarle al oído que estaba a salvo, que fuera con ellos y descansara, que más tarde ya tendrían tiempo para hablar y le aclararía todo lo que necesitara saber...
Sus congéneres se ocuparon de buscarle ropa limpia, de alimentarla para que se recuperara y de encontrar un cómodo aposento donde pudiera descansar en la fresca oscuridad de las sencillas casas construidas entre la tierra y las raíces de aquellos grandes árboles.
El cansancio y la tensión de la fuga hicieron que pronto se quedara dormida profundamente, para despertar unas horas después sobresaltada, sin saber donde estaba, asustada esperando una nueva sesión de tortura...
Pero no, no había grilletes, no estaba sobre el duro suelo. Suaves mantas cubrían su desnudo cuerpo sobre un cómodo colchón, una chimenea encendida daba calor al lugar, y sentado junto a la cama, un sonriente y relajado Morlan vigilaba su descanso.
En ese momento, ella fue consciente de lo mucho que le debía a aquel hombre lobo. Sonrió mirándole sabedora de que de no ser por su arriesgada decisión, aún seguiría soportando una y otra vez el terrible tormento al que había sido condenada. Y aquel rostro, con esa mezcla de rudeza y ternura, le pareció el del ser más bello del universo y sin pensarlo dos veces, saltó de la cama para sentarse sobre sus piernas y cubrirle de besos mientras apretaba su cuerpo contra él en un interminable abrazo, sintiendo su ruborizada sorpresa, su agradecimiento, para ir poco a poco descubriendo como su desnudez comenzaba a provocarle una evidente excitación que no tardó ni un segundo en contagiarla y despertar su lado más sensual, y allí, sobre la silla, entregarse a él con la certeza de no querer estar en otro lugar ni en otra situación que no fuera esa, entre los poderosos brazos de quien le había devuelto la esperanza, las ganas de vivir, y que estaba haciendo renacer el deseo entre sus piernas...
En ese punto de la historia, Jana se dio cuenta de lo que habían cambiado sus vidas en unos pocos meses. Ella enamorada de un dragón, y su hermana de sangre de un hombre lobo... Si se lo llegan a decir no hace mucho tiempo, se hubiese partido de risa, pero así eran las cosas, y allí estaba con Prista, oyéndola relatar su odisea, viendo ese brillo en sus ojos que ella tan bien conocía, reconociendo su alegría al verla tan feliz como realmente se merecía... Solo pudo abrazarla con fuerza y pedirle que siguiera con la historia...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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martes, 12 de septiembre de 2017

MI MOMENTO...

Calurosas tardes de verano en la relajante soledad de mi sofá, con las ventanas abiertas buscando un poco de aire que refresque mi cuerpo, sintiendo cómo a mi sudorosa piel le sobra la mínima ropa que la cubre...
Mis manos comienzan a tener vida propia, y casi inconscientemente empiezan a jugar bajo la suave tela, dejando que cada erizado centímetro de mi piel vaya quedando liberado de ella y poder así disfrutar del delicioso espectáculo de mi propia desnudez.
Acalorada y excitada me regalo placenteras caricias que provocan ahogados gemidos y un cálido fluir entre las piernas que las hace temblar. Con los dedos empapados, mi mente vuela entre espasmos de placer sin más objetivo que disfrutar de sentirme mujer sensual, queriéndome, convirtiendo mis manos en el más experto de los amantes, para terminar retorciéndome en un jugoso orgasmo, gozando del solitario clímax que logra que mi cuerpo y mi alma vibren y se estremezcan...

MICHEL GARCÍA
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viernes, 1 de septiembre de 2017

JANA (V)

Una nueva luna llena brilla sobre la ciudad impregnando la noche con ese olor tan característico, ese que los pobres humanos no eran capaces de apreciar y que resultaba tan embriagador para una ilusionada princesa vampira que había recuperado la sonrisa y las ganas de vivir.
Las dos semanas pasadas con Prista reactivaron emociones y sentimientos aletargados. La complicidad entre ellas convirtió su reencuentro en apasionadas y salvajes veladas donde sus cuerpos se fundían mezclando pieles, sudores y orgasmos, y sobre todo, esa sabrosa sangre vampira. Para Jana, volver a paladear la cálida y pura sangre suponía alimentar su alma con una brutal explosión de sensaciones que junto a las increíbles caricias de Prista la convertían en una insaciable y lujuriosa hembra incapaz de dejar de retorcerse entre escandalosos orgasmos.
De nuevo juntas recuperando pasiones carnales y salidas nocturnas compartiendo el excitante placer de la caza. Y esos amaneceres, en la oscuridad de la habitación, respirándose, acariciándose, hablando hasta quedar rendidas desnudas entre las sábanas...
Poco a poca, Prista fue contándole las interminables noches de torturas a las que era sometida por los verdugos de las mazmorras del castillo real, relatando como se turnaban para castigar su encadenado cuerpo en brutales sesiones de latigazos que abrían sus carnes noche tras noche hasta dejar las profundas cicatrices aún visibles en su espalda. Jana se estremecía escuchándola, para terminar besando con amor y ternura cada una de esas marcas tratando de devolver algo de dulzura al terrible tormento soportado. Le contó como la obligaban a alimentarse con sangre fresca después de haberla torturado, violado y golpeado para que su cuerpo se regenerara y así seguir soportando a la noche siguiente más castigos. Le confesó que pasaba por su cabeza la idea de no seguir dándoles la oportunidad de continuar con aquella penitencia y dejarse morir para terminar de una vez con el doloroso sufrimiento, pero siguiendo las crueles ordenes del Rey, se ocupaban concienzudamente de que esto no ocurriera.
Hasta que una mañana, cuando el silencio se apoderaba de las mazmorras y los guardias dormían protegidos de la luz con la que el sol Irus bañaba el planeta Lonjorn, su desnuda y machacada piel se estremeció despertándola, para descubrir a su lado al robusto hombre lobo que cada noche se convertía en testigo mudo de su tortura desde la celda de enfrente donde permanecía encadenado. En alguna ocasión, Prista creía haber distinguido el reflejo de una lágrima bajando por su rudo rostro, pero en aquellos momentos tan brutales, no podía dar mucho crédito a lo que su mente podía llegar a percibir...
Pero ahora era real. De algún modo se había liberado de sus cadenas y estaba a su lado susurrándole que se tranquilizara y limpiando su magullado cuerpo con agua fresca, con increíble delicadeza, con una mirada brillante, aportando un poco de paz a aquel infierno en que se había convertido su existencia. Luego, mientras ella agradecía en silencio aquellos refrescantes cuidados, él, con tranquila seguridad, forzó los grilletes de sus muñecas y de sus tobillos para después cubrir su desnudo cuerpo con una raída manta con capucha... Prista, sorprendida, solo pudo dejarse guiar por aquella seguridad a través del silencioso laberinto de pasillos hasta terminar fuera de los muros del castillo en un lugar totalmente desconocido para ella. La cegadora luz de Irus la hizo paralizarse, pero Morlan, tras cubrirla con la capucha y con su propio cuerpo, la convenció de que era su única oportunidad, que debían aprovechar la ocasión para poner tierra de por medio antes de que al anochecer descubrieran su fuga y la cólera del Rey diera paso a intensas partidas de caza en su búsqueda.
Por fin, tras un abrasador trayecto, lograron alcanzar la protección del frondoso bosque, y allí, Morlan enseguida encontró la entrada de una especie de madriguera que les condujo por un oscuro sistema de túneles donde Prista pudo respirar protegida del tormento que para ella suponía estar expuesta durante las horas en las que Irus castigaba con más fuerza. Morlan, conocía a la perfección esos túneles que el mismo y sus congéneres usaban para burlar la vigilancia de la guardia real en furtivas excursiones fuera de su territorio, pero en una de ellas, había sido capturado y encerrado por enésima vez... para volver a fugarse una vez más. pero en esta ocasión, acompañado por la hermosa vampira de la que se había apiadado contemplando las terribles torturas a las que era sometida cada noche...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
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jueves, 24 de agosto de 2017

LA HABITACIÓN ROJA

Ya no recordaba esos nervios en el estómago antes de una entrevista de trabajo después de tanto tiempo, y esa sensación se incrementaba con los minutos de espera en aquella pequeña sala.
La tentadora oferta, la necesidad de volver al mundo laboral, habían activado su cuerpo y sus sentidos. Pretendiendo causar buena impresión, y sobre todo, queriendo dar imagen de seguridad y confianza, había elegido un traje de falda ajustada y camisa blanca bajo el cual se había puesto ese conjunto de ropa interior que tanto tiempo llevaba olvidado en un rincón de su armario sin mejor motivo para estrenarlo. Pero ahora, allí sentada, los nervios le estaban haciendo sudar y el roce de aquellas mínimas braguitas sobre su recién depilado pubis comenzaba a ser una tortuosa incomodidad bajo la negra falda de tubo...
Cuando la puerta del despacho se abrió, un atractivo y elegante caballero con acento extranjero la invitó a pasar llamándola por su nombre, y al levantarse, sintió como su pecho se aceleraba... Tampoco había sido buena idea lo del corpiño de encaje, ni la camisa tan ceñida. La idea era sentirse atractiva y poderosa, pero el resultado estaba siendo todo lo contrario...
El calor se apoderó de todo su cuerpo de una manera muy evidente, y al alargar el brazo desde la silla para entregar la carpeta con su currículum, notó como dos botones de su camisa cedían a la presión dejando a la vista su escote y el transparente encaje que cubría sus pechos.
Todo el calor de su cuerpo se trasladó a sus mejillas ante la incómoda e inoportuna situación, pero la natural sonrisa que vio en su entrevistador, enmarcada por aquella recortada barba canosa, devolvió un poco de tranquilidad a su ruborizado estado...
--- "Aún sin haberlo planeado, su presentación está resultando muy llamativa. Respire y relájese, los nervios nos juegan malas pasadas a todos alguna vez...
Leeré con calma su currículum, pero antes de tomar ninguna decisión, debe usted conocer lo que hay tras la puerta de la Habitación Roja...
Luego charlaremos con calma sobre las condiciones y obligaciones del puesto vacante. Todo lo que ocurre ahí dentro tiene que ver con ello, y por supuesto, sobra decir que quedará entre usted y yo...
Tómese el tiempo que necesite y más tarde continuaremos con la entrevista."

Curiosidad???.Intriga???
Quieres saber más???
Anímate a descubrirlo en 60gameover Escape Room

MICHEL GARCÍA
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