lunes, 26 de julio de 2021

MIRANDO EL RELOJ.

Esta mañana salí de casa temprano para ir a trabajar y no quise despertarte. Te dejé plácidamente dormida y desnuda bajo el edredón de mi cama y me fui tratando de no hacer ruido sonriendo al recordar la maravillosa noche compartida.
Después de un par de semanas sin vernos, las ganas que ambos nos teníamos convirtieron el reencuentro en una intensa y alocada noche. 
Va a ser una jornada larga pensando en el momento de volver a estar enredado entre tus brazos y tus piernas. Y más cuando al mediodía me escribes para decirme que sigues ardiendo al repasar las escenas de tan inolvidable noche. 
El mensaje continúa con una foto tuya aún en la cama y me cuentas que no hubo ocasión para enseñarme los tres conjuntos de ropa interior que te habías comprado para estrenar conmigo, pero que los vas a dejar preparados sobre la cama y que me esperarás desnuda para que te los vaya probando con calma, sin prisa, haciendo que mis dedos los ajusten perfectamente antes de elegir con cuál de ellos quieres jugar.
Y ahora el que arde soy yo sufriendo la tortura de ver como cada segundo se convierte en una eternidad sin poder sacar de mi cabeza la imagen del cuerpo desnudo de mi perversa e insaciable cómplice de inconfesables juegos.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados
 

viernes, 9 de julio de 2021

ATREVERME.

Tengo que admitirlo, he vuelto a mis fantasías, he vuelto a esa deliciosa nube que me tiene sonriendo a diario gozando sin pudor de haber recuperado esos hábitos tan placenteros olvidados durante tanto tiempo.
Y él sigue apareciendo, sigue devorándome con la mirada y me transporta a ardientes paraísos imaginarios donde me desnuda con los ojos haciendo que mi tanga se empape y me convierta en una lujuriosa mujer fatal que lo provoca y excita.
Y todo eso sin haber cruzado una sola palabra, sin saber sobre él nada que no sean esas penetrantes miradas que me dedica desde su mesa cuando coincidimos en las mañanas tomando el café. Miradas atrevidas que erizan mi piel. Miradas que me gustan y me encienden sin que en ningún momento me hayan transmitido nada sucio o irrespetuoso.
Algo sorprendente e inesperado que sube mi autoestima y me lleva a gozar sintiéndome atractiva y deseada hasta el punto de conseguir que vuelva a casa con una enorme sonrisa y un cálido cosquilleo entre las piernas. 
Después de tanto tiempo creyéndome invisible a los ojos de los hombres, ahora, un completo desconocido me hace jugar a solas frente al espejo fantaseando con ser desnudada por sus ojos, por sus manos, por su boca. He vuelto a comprar atrevidos conjuntos de ropa interior, he vuelto a ponerme minifaldas y vestidos cortos esperando que él mire con descaro mis piernas. ¡Y vaya si lo hace!
Pero todo termina ahí. No he visto todavía un gesto suyo que indique un mínimo intento de acercamiento. Solamente ese juego de intensas miradas con las que mi cuerpo se enciende y que han hecho que esa imagen se haya quedado fijada en mi alborotada mente para llevarme a soñar a diario con ser recorrida por sus dedos.
A veces pienso en dar yo el paso y acercarme a él. Pero rápidamente saltan las alarmas y los miedos por culpa de esa educación en la que me enseñaron que la mujer debe esperar a que sea el hombre quien actúe primero. Una idea obsoleta hoy en día con la que tengo que luchar a diario pensando lo ridículo de la situación, pero una idea tan grabada a fuego en mi cabeza que me hace dudar para terminar enfada conmigo misma. 
Sigo disfrutando al verlo cada mañana y sigo jugando a solas en mi cama, pero cada día me prometo a mí misma que la próxima vez me levantaré, me sentaré a su lado y le diré que nadie me ha mirado como él lo hace, que esas miradas han despertado inconfesables pasiones olvidadas, que me hace temblar de manera deliciosa e incontrolable, que muero por descubrir el sabor de sus labios.
Ahora solo falta reunir el valor suficiente para atreverme a cumplir esa promesa.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados