martes, 31 de julio de 2018

UNIVERSO PRIVADO

Una discreta habitación de hotel, una cama, un baño, dos ardientes cuerpos... el prefecto universo donde entregarse a la lujuria carnal sin miradas, sin molestias de ningún tipo, simplemente, un lugar donde sentir y disfrutar lo que a ambos les apetece.
Una obediente feligresa, un lujurioso confesor... hoy, dos seres ansiosos por rozarse la piel y besarse cómo y dónde nadie les había besado...
Por fin juntos y a solas, por fin unidos en un abrazo perfecto, sincero, apretado, interminable, con mordiscos en el cuello y agarrón de nalga.
Susurros cerca del oído que anuncian los próximos movimientos de unas manos que buscan bajo la ropa lugares que desatan temblores y gemidos hasta que toda la ropa queda en el suelo de la habitación. Y ellos siguen pegados, abrazados, sintiéndose, gozando de una excitación que aumenta sin que ninguno pueda ni quiera pensar en detenerla.
Él disfruta de la sabrosa piel caliente de su feligresa, y ella, tumbada sobre la cama, se estremece al sentirse recorrida por la perversa lengua de aquel confesor con alma de demonio que había despertado sus ganas de volver a sentirse hembra deseada.
Sin miedos, sin complejos, gozando de sus sudorosos cuerpos erizados hasta quedar exhaustos y extasiados, llenos el uno del otro, sin dejar de mirarse, sin dejar de tocarse, sintiéndose libres y completos en su universo privado, ese donde la única norma es saborear el placer de entregarse al otro.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

sábado, 28 de julio de 2018

ALGO INESPERADO

Estamos tan acostumbrados a tener la vista fija en la pantalla del móvil que cuando la levantamos de repente podemos llegar a sorprendernos, sobre todo si al otro lado de la barra descubres uno de esos escotes vertiginosos que consiguen hacer desparecer el resto del bar.
Entonces, las notificaciones de Facebook dejan de ser importantes, y fijas tu atención en todo lo que acompaña a esa imagen que acaba de deslumbrarte, y ves como ella también deja su móvil en la barra y comienza a recorrer el local con la mirada hasta que se cruza con la tuya, y para acabar de sorprenderte, no parta la vista y una leve sonrisa aparece en su cara...
Pero recuerdas que esto no es una película de Hollywood, y esperas que aparezca algún acompañante. Pero no, ella sigue sonriendo y se levanta para salir a fumar. No puedo dejar de mirarla, sigo sus pasos hasta la terraza... a través de la cristalera veo que continúa sonriendo mientras enciende su cigarrillo sin dejar de mirarme...
Sin dejar que mi cabeza empiece a buscar escusas, agarro mi café con leche y hielo, y salgo acercándome a ella con esa extraña sensación en el estómago que antecede a lo inesperado. Cuanto más me aproximo, más difícil se hace apartar la vista del espectáculo que ofrece su corpiño y aquella sugerente cremallera que ciñe sus pechos, y tengo que buscar el brillo de sus grandes ojos para que me ayude a disimular... y ella sigue sonriendo, dando la impresión de estar disfrutando de ser la responsable del nerviosismo de aquel tipo que le pide fuego torpemente...
--- Pensaba que no ibas a atreverte a acercarte.
--- Y yo esperaba que apareciese alguien, algún príncipe azul, o algo parecido...
--- Hace mucho que prefiero a los dragones, los príncipes se asustan conmigo.
--- Puedo entender que se asusten, además, los dragones suelen ser más atrevidos.
--- Y tú???, además de tomar el café como a mí me gusta, eres un dragón valiente???
--- Me parece que hoy estoy descubriendo que merece la pena ser algo más atrevido de lo usual...
--- Me alegro, espero que por la mañana sigas pensado lo mismo y que te guste el café igual que a mí...
--- Seguro que será un placer averiguarlo.
--- Me gusta solo, fuerte y desnuda en mi cama...
--- Suena delicioso...
--- Cuidado dragoncito, si se cumple lo que deseas, luego tendrás que ser valiente...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

sábado, 21 de julio de 2018

OTRO DÍA EN LA OFICINA. (SEXTA PARTE)

El espectáculo continuó en el escenario después de que Lady M y sus conejitas lo abandonaran. Otros números con temática BDSM continuaron animando la fiesta y subiendo el nivel de excitación de todos los asistentes, y por supuesto, el de mi adorable Luisa... y yo, intentando asimilar aquel momento revelador. Tenía claro que no podía compartir aquella información con Luisa a unos días de su reunión con la nueva jefa, y esa sensación de tener que ocultarle algo no era muy agradable, pero no podía asegurar que su reacción fuese la más adecuada...
La verdad es que estaba radiante. La excitación era visible en sus grandes ojos marrones, y entre copa y copa, cada vez se acercaba más a mí con movimientos sinuosos, y un rato más tarde, nos besábamos apasionadamente en el asiento de atrás del taxi que nos llevaba a su apartamento.
No hicieron falta muchas palabras. Su cuerpo era un volcán y mis manos lo recorrían buscando su erupción, y mi boca se apoderaba de su cuello haciéndola gemir antes de tumbarla en la cama y verla retorcerse con los ojos inyectados por un lujurioso deseo que la lleva a buscar en el cajón de su mesita unas esposas y ofrecerse a ser sujetada al cabecero de la cama.
No tuvo que insistir para que lo hiciera y luego la desnudara por completo. Luisa gritaba y gemía pidiendo más, pero yo quería tomar el control, así que busqué en el cajón un pañuelo para amordazarla... Eso, tal y como suponía, logró encenderla aún más, y yo pude volver al cajón con la intención de encontrar alguno de aquellos juguetes con los que ella solía jugar a solas.
Una fusta de cuero de pequeño tamaño que no recordaba haber visto en otras ocasiones, y su bala vibradora, esa con la que tanto le gustaba jugar, llamaron mi atención y tras colocarme entre sus piernas, comencé a recorrer lenta y suavemente la suave piel de sus muslos, intercalando pequeños golpes. La veía temblar y estremecerse, sentía su olor llenando la habitación, y seguía acercando cada vez más la fusta a aquellos labios depilados que se empapaban por momentos.
Aún con el pañuelo en la boca, podía oír perfectamente sus gemidos y sus súplicas pidiendo que la poseyera, que no podía esperar más... Pero yo quería seguir con aquel juego lento y morboso, para terminar por acercar el pequeño vibrador a su pubis, logrando que su cuerpo se tensara agarrándose a los barrotes metálicos del cabecero, y cuando la pequeña bala recorrió el camino hasta colocarse sobre su clítoris, ya no pudo más que dejarse llevar por un entregado orgasmo del que yo disfruté casi tanto como ella.
Sabía de sobra que para ella aquello no era más que el principio, que quería más, que acababa de abrir la caja de los truenos. Me desnudé mientras ella seguía jadeando y la hice colocarse boca abajo. Su postura favorita, esa en la que ella se sentía tan poseída y entregada a gozar buscando placer por placer con aquel en quien confiaba, con aquel que conocía el momento justo que la llevaba a volverse loca, con aquel canoso lobo negro que la agarraba por el pelo y la llenaba haciéndola vibrar por dentro... aquel con el que tantas noches compartía la apasionada entrega de lujuriosos juegos donde los roles se intercambiaban sin más condición que la de complacerse mutuamente...
Un sudoroso lobo que ahora trata de recuperar el aliento tumbado en la cama mientras ella está en el baño, y que descubre que su mente vuelve al escenario del club a contemplar la impactante imagen de Lady M en un ensoñamiento nebuloso que acaba por llevarle a aquel viejo sofá donde un tembloroso adolescente descubría por primera vez el placer del sexo de la mano de la joven Marta.
Las imágenes de la fiesta, el olor de las sábanas, la imagen de Luisa gozando allí atada, el recuerdo de Marta, logran rápidamente una sorprendente consecuencia bajo la sábana que me cubre de cintura para abajo. Mi cuerpo vuelve a estar erizado y disfruto de esa sensación imaginando lo que podría ocurrir si Marta me reconociese, y eso hace crecer mi excitación claramente, justo en el momento en que Luisa vuelve a entrar en la habitación y se acerca a la cama sonriendo lujuriosamente, casi relamiéndose, encantada con la idea de colocarse sobre mí y ser ella quien tome el mando...
Y quién se puede negar a ese voluptuoso cuerpo que ahora cabalga sobre el mío mirándome con ojos de deseo!!!

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

domingo, 15 de julio de 2018

VOLVIENDO A SENTIRSE....

Al terminar la jornada laboral, ella y su compañera se cambiaban antes de irse a casa. Pero hoy estaba sola, su amiga se había ido un rato antes por una urgencia familiar, y el encargado, también con prisa, le había dejado las llaves para que cerrara al salir.
Tenía el vestuario para ella y podía tomarse el tiempo que quisiera.
Tras una ducha rápida, se secó y se puso el conjunto negro de braguita y sujetador con el que se había encaprichado hace unos días al verlo en aquel escaparate. Hoy lo estrenaba sin más motivo que verse bien, sin otro interés que regalarse un poco de atención a sí misma después de tanto tiempo sin mimarse...
Recorrió la imagen del espejo mirándose, fijándose en cada curva, gustándose... ya no era una jovencita, y el paso de los años había hecho de las suyas, pero no pudo dejar de reconocer que estaba mucho mejor de lo que ella misma se atrevía a pensar...
La suave tela de encaje transparente que cubría sus pechos le permitió ver como sus pezones comenzaban a endurecerse y marcarse. Los rozó con la punta de los dedos por encima de la tela descubriendo una agradable sensación de calor que los hizo crecer, un calor que fue repartiéndose por todo su cuerpo.
Sin poder apartar la vista del espejo, sonrió al comprobar como aquella deliciosa ola bajaba hasta su entrepierna y se convertía en una evidente y placentera humedad, y se dejó llevar por la excitación, por el sorprendente juego de tocarse sin pudores, sin miedos, gozando de un ardoroso y vivo cuerpo que reclamaba mimos, atenciones y caricias...
Caricias cada vez más intensas, caricias íntimas y lujuriosas que la hacían temblar y jadear en busca del maravilloso regalo de un explosivo orgasmo que la hizo sentirse complacida, satisfecha, y feliz de volver a sentirse mujer plena...  y la sonrisa volvió a su cara al verse tan radiante en el espejo, tan segura y convencida de que aquello volvería a repetirse...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

jueves, 5 de julio de 2018

OTRO DÍA EN LA OFICINA. (QUINTA PARTE)

Con la compañía de Luisa, la tarde del sábado se pasó rápidamente entre risas, cervezas y un informal picoteo antes de que un taxi nos llevara a LA MAISON DU LUOP NOIR.
En las afueras, habían convertido una antigua fábrica en un espectacular local con múltiples espacios donde la decoración y la iluminación diferenciaban temáticas relacionadas con el mundo BDSM. Tras una breve visita por esos espacios en la que solo nos permitían un pequeño acercamiento, nos dirigieron al loft de la parte superior donde se celebraba la verdadera fiesta de inauguración.
Fuimos disfrutando de cada pequeño show preparado para la ocasión, gozando de los esculturales cuerpos de chicos y chicas mínimamente cubiertos por cueros, látex y transparencias... Luisa estaba encantada, y sus ojos brillaban sin perder detalle ni cortarse a la hora de aceptar las invitaciones a acercarse y participar fugazmente de aquellas escenas.
Cada poco, una atenta y deliciosa camarera se ocupaba de que nuestras copas estuvieran siempre llenas de un frío y burbujeante cava, y Luisa aprovechaba para agarrar con fuerza mi mano y apretar su voluptuoso cuerpo contra el mío antes de brindar y hacerme probar sus sabrosos y carnosos labios.
Dejamos que la noche nos fuera embrujando y excitando en aquel ambiente tan especialmente cuidado, hasta que, justo a medianoche, la música y las luces cambiaron y se abrió el telón del fondo del local. Allí apareció un personaje vestido al estilo de los antiguos directores de pista de circo que fue invitándonos a acercarnos alrededor del escenario principal. Comenzó por agradecer nuestra asistencia diciendo que para la dirección del club sería un honor que esa noche todos nos fuéramos a casa excitados y con ganas de más (el guiño pícaro de Luisa fue el gesto cómplice que confirmó que en su caso lo estaban logrando...).
Mientras aquel personaje hablaba, los que antes representaban variadas escenas en los pequeños escenarios, repartían ahora un pequeño libro encuadernado en cuero negro con la cabeza de un lobo grabada en la tapa, y el jefe de pista iba explicando que allí teníamos las normas, las condiciones y toda la información necesaria para hacernos miembros vip y así poder asistir y disfrutar del club con plenos derechos.
Siguió con su discurso de presentación pidiendo que dejáramos esa información para otro momento, ya que ahora quería que nos centráramos en seguir disfrutando de la fiesta, y que por su parte, simplemente nos robaría unos minutos más de atención, los necesarios para que conociéramos a la culpable de que aquel lujurioso infierno del placer estuviera allí a nuestra disposición...
Y las luces se centraron en la aparición por el fondo del escenario de una espectacular figura femenina cubierta con una capa gris con capucha que al caminar mostraba las altísimas botas de cuero negro que cubrían sus piernas. Escoltada por dos conejitas rubias al más puro estilo Playboy, se acercaba lentamente al borde del escenario tirando de las correas que ambas conejitas llevaban alrededor de su cuello.
Entre los acordes del tango que acompañaba su puesta en escena, el presentador pedía un caluroso aplauso para Lady M, Reina de los lobos, dueña del club y Ama exigente y dispuesta a someter a todos los que tuvieran la valentía de entregarse a ella. De reojo, pude ver a Luisa aplaudir entusiasmada sin dejar de suspirar y sin apartar la mirada de aquella impresionante mujer...
Lady M se quitó la capucha para mostrar la gran máscara veneciana que cubría su rostro haciendo imposible conocer su identidad (según el maestro de ceremonia, eso era algo limitado a unos pocos elegidos a quienes ella otorgaba personalmente ese privilegio). Luego se colocó de espaldas al público y chascó los dedos para que las obedientes conejitas le quitaran la capa, y los aplausos crecieron ante la maravillosa imagen de aquella hermosa espalda desnuda sobre la que caía una brillante melena negra que llegaba hasta el borde de unas sugerentes y ajustadas bragas negras de encaje.
Con una excitante lentitud, comenzó a girarse, y cuando terminó de hacerlo, mientras las atentas esclavas cubrían sus pechos con sus manos enguantadas, ella, orgullosa y altiva, recibía los ardorosos vítores y aplausos de los enfervorizados y entregados asistentes, tras la gran máscara que mantenía su secreta identidad. Luisa se mordía los labios con las mejillas encendidas, casi jadeando, al igual que todos los allí presentes... todos menos yo...
Estaba paralizado, casi en estado de shock. Había reconocido claramente quien era Lady M... el gran tatuaje en su costado derecho había hecho que mi cuerpo se enervara y que un brutal escalofrío recorriera mi espalda...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados