martes, 26 de septiembre de 2017

ADORO TUS SORPRESAS

Con la bolsa de deporte preparada, saboreando un café tranquilamente a media hora de salir de casa. El timbre de la puerta interrumpe el momento relax... No espero a nadie, así que no le hago caso, pero insiste otra vez obligándome a mirar por la mirilla con un poco de malhumor que aumenta al descubrir la completa oscuridad... Además de pesado, graciosillo!!!...
Abro la puerta con gesto serio dispuesto a despachar sin miramientos al inoportuno de turno que incordia a estas horas...
--- Dios!!!. Tú???. Qué haces aquí???, sabes que me voy al partido en media hora...
--- Suficiente... Quería darte una sorpresa...
Entras tapándome la boca con tu mano, empujándome contra la pared sin darme opción a replicar. Veo tu gabardina negra ajustada, tus botas de tacón imposible, tus labios rojos, tu mirada lujuriosa... Te apartas para dejar caer la gabardina y mostrarme el conjunto transparente que la noche pasada ibas a ponerte, pero que quedó sin estrenar por el intenso deseo que nos llevo a poseernos como dos hambrientas fieras salvajes.
Recorro con la mirada tus blancos muslos, resaltados por el cuero de tus botas. Descubro bajo las transparencias del conjunto tus erizados pezones, apuntándome, invitándome a probar su dureza... Deslizas tu mano jugueteando con el pircing de tu ombligo para bajar por ese vientre plano guiando mi mirada hacia las dos mínimas tiras que se ajustan sobre tus ingles, dejando el hueco justo para resaltar unos hinchados y excitados labios...
Hipnotizado y encendido, me acelero aún más cuando abres las piernas regalándome la vista con el glorioso espectáculo de tu deseo, y ya no puedo esperar, necesito hacerte mía!!!.
Me lanzo sobre ti, deshaciéndome de mi ropa, para embestirte sin contemplaciones mientras gritas pidiéndome que no pare, que te empotre contra la pared, y no tienes que repetirlo... Me entrego encantado al placer del sexo salvaje con mi perversa diosa, acompañando tus jadeos y el frenético ritmo de tus caderas, sin más objetivo que llegar juntos a un explosivo orgasmo que nos invada por completo de manera rápida y desenfrenada...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

sábado, 16 de septiembre de 2017

JANA (VI)

Aquel triste y doloroso relato estaba llevando a Jana a un estado de angustia, dejándola con un nudo en la garganta, pero quería que Prista continuara contándole su travesía, necesitaba saber cómo había logrado sobreponerse y cómo había conseguido encontrarla, así que tras preparar café salieron a la terraza a fumar... el sol en la Tierra no era tan fuerte como en Lonjorn, y además, el día había amanecido nublado...
Enroscadas bajo una manta, disfrutando de sus cálidas pieles, compartiendo besos con sabor a tabaco y a café recién hecho, gozando de su especial complicidad, Prista regresó al bosque donde Morlan la había llevado a través de aquellos oscuros túneles.
Tras recorrer un pequeño tramo por senderos reconocibles solo por alguien acostumbrado a moverse por ellos habitualmente, alcanzaron la parte más profunda y protegida del bosque. Morlan tomó su mano con delicadeza y aulló... Y sin que Prista supiera cómo, comenzaron a aparecer figuras de entre la maleza y los árboles... La manada de Morlan, machos, hembras, cachorros, acudían a su llamada con claras muestras de alegría al tenerle de nuevo entre ellos, y a ninguno parecía sorprenderle su presencia, incluso, una hermosa niña se acercó a ella para abrazarse a sus piernas con una dulce sonrisa.
Unos instantes después les guiaban hacia los grandes árboles del fondo, para terminar llegando a un extenso poblado disimulado entre la vegetación, y de nuevo, sorpresas para Prista al ver aparecer un numeroso grupo de vampiros que rápidamente acudieron a acogerla sonrientes. Morlan, guiñándole un ojo, la apretó contra su cuerpo para susurrarle al oído que estaba a salvo, que fuera con ellos y descansara, que más tarde ya tendrían tiempo para hablar y le aclararía todo lo que necesitara saber...
Sus congéneres se ocuparon de buscarle ropa limpia, de alimentarla para que se recuperara y de encontrar un cómodo aposento donde pudiera descansar en la fresca oscuridad de las sencillas casas construidas entre la tierra y las raíces de aquellos grandes árboles.
El cansancio y la tensión de la fuga hicieron que pronto se quedara dormida profundamente, para despertar unas horas después sobresaltada, sin saber donde estaba, asustada esperando una nueva sesión de tortura...
Pero no, no había grilletes, no estaba sobre el duro suelo. Suaves mantas cubrían su desnudo cuerpo sobre un cómodo colchón, una chimenea encendida daba calor al lugar, y sentado junto a la cama, un sonriente y relajado Morlan vigilaba su descanso.
En ese momento, ella fue consciente de lo mucho que le debía a aquel hombre lobo. Sonrió mirándole sabedora de que de no ser por su arriesgada decisión, aún seguiría soportando una y otra vez el terrible tormento al que había sido condenada. Y aquel rostro, con esa mezcla de rudeza y ternura, le pareció el del ser más bello del universo y sin pensarlo dos veces, saltó de la cama para sentarse sobre sus piernas y cubrirle de besos mientras apretaba su cuerpo contra él en un interminable abrazo, sintiendo su ruborizada sorpresa, su agradecimiento, para ir poco a poco descubriendo como su desnudez comenzaba a provocarle una evidente excitación que no tardó ni un segundo en contagiarla y despertar su lado más sensual, y allí, sobre la silla, entregarse a él con la certeza de no querer estar en otro lugar ni en otra situación que no fuera esa, entre los poderosos brazos de quien le había devuelto la esperanza, las ganas de vivir, y que estaba haciendo renacer el deseo entre sus piernas...
En ese punto de la historia, Jana se dio cuenta de lo que habían cambiado sus vidas en unos pocos meses. Ella enamorada de un dragón, y su hermana de sangre de un hombre lobo... Si se lo llegan a decir no hace mucho tiempo, se hubiese partido de risa, pero así eran las cosas, y allí estaba con Prista, oyéndola relatar su odisea, viendo ese brillo en sus ojos que ella tan bien conocía, reconociendo su alegría al verla tan feliz como realmente se merecía... Solo pudo abrazarla con fuerza y pedirle que siguiera con la historia...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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martes, 12 de septiembre de 2017

MI MOMENTO...

Calurosas tardes de verano en la relajante soledad de mi sofá, con las ventanas abiertas buscando un poco de aire que refresque mi cuerpo, sintiendo cómo a mi sudorosa piel le sobra la mínima ropa que la cubre...
Mis manos comienzan a tener vida propia, y casi inconscientemente empiezan a jugar bajo la suave tela, dejando que cada erizado centímetro de mi piel vaya quedando liberado de ella y poder así disfrutar del delicioso espectáculo de mi propia desnudez.
Acalorada y excitada me regalo placenteras caricias que provocan ahogados gemidos y un cálido fluir entre las piernas que las hace temblar. Con los dedos empapados, mi mente vuela entre espasmos de placer sin más objetivo que disfrutar de sentirme mujer sensual, queriéndome, convirtiendo mis manos en el más experto de los amantes, para terminar retorciéndome en un jugoso orgasmo, gozando del solitario clímax que logra que mi cuerpo y mi alma vibren y se estremezcan...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

viernes, 1 de septiembre de 2017

JANA (V)

Una nueva luna llena brilla sobre la ciudad impregnando la noche con ese olor tan característico, ese que los pobres humanos no eran capaces de apreciar y que resultaba tan embriagador para una ilusionada princesa vampira que había recuperado la sonrisa y las ganas de vivir.
Las dos semanas pasadas con Prista reactivaron emociones y sentimientos aletargados. La complicidad entre ellas convirtió su reencuentro en apasionadas y salvajes veladas donde sus cuerpos se fundían mezclando pieles, sudores y orgasmos, y sobre todo, esa sabrosa sangre vampira. Para Jana, volver a paladear la cálida y pura sangre suponía alimentar su alma con una brutal explosión de sensaciones que junto a las increíbles caricias de Prista la convertían en una insaciable y lujuriosa hembra incapaz de dejar de retorcerse entre escandalosos orgasmos.
De nuevo juntas recuperando pasiones carnales y salidas nocturnas compartiendo el excitante placer de la caza. Y esos amaneceres, en la oscuridad de la habitación, respirándose, acariciándose, hablando hasta quedar rendidas desnudas entre las sábanas...
Poco a poca, Prista fue contándole las interminables noches de torturas a las que era sometida por los verdugos de las mazmorras del castillo real, relatando como se turnaban para castigar su encadenado cuerpo en brutales sesiones de latigazos que abrían sus carnes noche tras noche hasta dejar las profundas cicatrices aún visibles en su espalda. Jana se estremecía escuchándola, para terminar besando con amor y ternura cada una de esas marcas tratando de devolver algo de dulzura al terrible tormento soportado. Le contó como la obligaban a alimentarse con sangre fresca después de haberla torturado, violado y golpeado para que su cuerpo se regenerara y así seguir soportando a la noche siguiente más castigos. Le confesó que pasaba por su cabeza la idea de no seguir dándoles la oportunidad de continuar con aquella penitencia y dejarse morir para terminar de una vez con el doloroso sufrimiento, pero siguiendo las crueles ordenes del Rey, se ocupaban concienzudamente de que esto no ocurriera.
Hasta que una mañana, cuando el silencio se apoderaba de las mazmorras y los guardias dormían protegidos de la luz con la que el sol Irus bañaba el planeta Lonjorn, su desnuda y machacada piel se estremeció despertándola, para descubrir a su lado al robusto hombre lobo que cada noche se convertía en testigo mudo de su tortura desde la celda de enfrente donde permanecía encadenado. En alguna ocasión, Prista creía haber distinguido el reflejo de una lágrima bajando por su rudo rostro, pero en aquellos momentos tan brutales, no podía dar mucho crédito a lo que su mente podía llegar a percibir...
Pero ahora era real. De algún modo se había liberado de sus cadenas y estaba a su lado susurrándole que se tranquilizara y limpiando su magullado cuerpo con agua fresca, con increíble delicadeza, con una mirada brillante, aportando un poco de paz a aquel infierno en que se había convertido su existencia. Luego, mientras ella agradecía en silencio aquellos refrescantes cuidados, él, con tranquila seguridad, forzó los grilletes de sus muñecas y de sus tobillos para después cubrir su desnudo cuerpo con una raída manta con capucha... Prista, sorprendida, solo pudo dejarse guiar por aquella seguridad a través del silencioso laberinto de pasillos hasta terminar fuera de los muros del castillo en un lugar totalmente desconocido para ella. La cegadora luz de Irus la hizo paralizarse, pero Morlan, tras cubrirla con la capucha y con su propio cuerpo, la convenció de que era su única oportunidad, que debían aprovechar la ocasión para poner tierra de por medio antes de que al anochecer descubrieran su fuga y la cólera del Rey diera paso a intensas partidas de caza en su búsqueda.
Por fin, tras un abrasador trayecto, lograron alcanzar la protección del frondoso bosque, y allí, Morlan enseguida encontró la entrada de una especie de madriguera que les condujo por un oscuro sistema de túneles donde Prista pudo respirar protegida del tormento que para ella suponía estar expuesta durante las horas en las que Irus castigaba con más fuerza. Morlan, conocía a la perfección esos túneles que el mismo y sus congéneres usaban para burlar la vigilancia de la guardia real en furtivas excursiones fuera de su territorio, pero en una de ellas, había sido capturado y encerrado por enésima vez... para volver a fugarse una vez más. pero en esta ocasión, acompañado por la hermosa vampira de la que se había apiadado contemplando las terribles torturas a las que era sometida cada noche...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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