viernes, 24 de febrero de 2017

ESCUCHA MIS PLEGARIAS (IX)

Conseguir llegar a casa se convierte en un delicioso triunfo tras la tortuosa experiencia de librar una dura batalla entre sucumbir a las reacciones de mi cuerpo y mantener la compostura ante los demás...
Incluso, subiendo en el ascensor coincido con la vecina del quinto, esa señora cotilla que seguro existe en todas las comunidades, y que siempre aparece en el momento más inoportuno. Esta vez, no sólo tengo que disimular el salvaje estado de excitación bajo mi falda, si no que, además, con los nervios me entra una risa tonta al imaginar cómo se pondría ella si llevase un tanga como el mío.... Tengo que carraspear varias veces para esconder esa risa floja que malamente logro ocultar ante su reprobadora mirada...
Suspiro con alivio al cerrar la puerta de mi casa. Me siento a salvo y liberada como para por fin poder disfrutar cómo se merece del tormentoso regalo que sigue encendiendo mi entrepierna.
Directa a la habitación, en segundos, de pie frente al espejo del armario, sólo con el tanga y la cruz entre la erizada piel mis excitadas tetas. Saboreando la seductora imagen en el espejo, tal y como a ella le gustaría verme, tal y como a mí me gustaría presentarme ante ella....
Rápidamente mis manos se ponen en acción buscando esa mágica tira de perlas, recorriéndola, gozando de como mis cálidos jugos la bañan. Mis dedos rozan cada perla, una a una, despacio, arrancándome un gemido tras otro..
Tanto rato conteniéndome, que en cuanto la yema de mis dedos encuentran mi clítoris, la explosión de placer casi me hace perder el equilibrio y acabo apoyada contra el espejo, besando la imagen de mi boca, gritando y corriéndome salvajemente. No puedo parar, ya no hay freno, mis dedos entran una y otra vez en mi encendido sexo y termino de rodillas en el suelo, con las piernas abiertas, frente al espejo, sin poder apartar la mirada de aquella mujer que goza como una loca al otro lado.
Desencajada, temblando, las sacudidas de mi cuerpo terminan por hacerme caer y quedar tumbada en la alfombra buscando cada ansioso rincón que demanda más caricias. Dándole un respiro a mi sexo, mis dedos siguen el recorrido por las perlas para terminar encontrando el lujurioso placer de jugar en mi culo, logrando que me estremezca arqueándome en busca de más placer. Me relamo jadeando envuelta en un salvaje frenesí, retorciéndome sobre la alfombra, entregada a gozar de mi cuerpo, entregada a hacerme el amor apasionadamente a mi misma, con la maravillosa sensación de descubrirme hembra en celo.
He perdido la cuenta de los vibrantes orgasmos que recorren mi cuerpo por dentro y por fuera cuando ya los gritos y gemidos comienzan a disminuir y mi mente intenta recuperar poco a poco la cordura. Me tiemblan las piernas, me mareo un poco al intentar levantarme, dándome cuenta de que necesito recuperar fuerzas, comer algo, y regalarme una relajante siesta.... llevo tres días bordeando los límites físicos de mi cuerpo, necesito tener un descanso y recuperar la normalidad de mi vida...
En el baño, me quito el torturador tanga con un suspiro de alivio, me envuelvo en el suave albornoz y me voy a la cocina a asaltar la nevera.
Mientras devoro una consistente ensalada, la fría cruz sobre mi pecho me hace recordar la embriagadora imagen de Lucía, y al imprevisible y enigmático Luís, y me doy cuenta de que en todo el rato que he estado entregada al placer de hacerme gozar, ninguno de ellos ha aparecido por mi mente. Esos placenteros orgasmos han sido mios... Ha sido un juego entre mi mente y mi cuerpo donde he hecho el amor conmigo misma sin recurrir a ninguno de ellos...
Sonrío encantada al ser consciente de mi plena libertad para ser mujer y gozar de ello como hacía mucho que no conseguía. Me gusta esa sensación de amarme, quererme y gozarme libremente, disfrutando de mi esencia femenina y de los maravillosos placeres que cada rincón de mi hermoso cuerpo puede llegar a ofrecerme sin depender de nadie...
Es más, esa sensación que solía aparecer, ese poso de sentirme culpable después de masturbarme,  esa idea inculcada desde pequeña de lo pecaminoso que era tocarse... Esa idea, por primera vez, no había aparecido, y me hace sentir liberada y feliz de poder ser mujer y disfrutar de ello sin traumas, sin culpas....
Soy consciente de que volveré a los brazos de ellos, pero ahora mismo, desnuda entre las sábanas, dispuesta a olvidarme del mundo por unas horas, sé que a pesar de su extraña e incomprensible aparición en mi vida, ahora seré yo quien aproveché y disfrute cada encuentro... Qué se preparen!!. Han despertado a la fiera!!. Han convertido a la dulce y tímida princesa en una guerrera dispuesta a tomar las riendas...
Madre mía!!! Qué rico sentirse tan eufórica y segura!!!. Mientras mi piel agradece las caricias de las sábanas y la cruz de plata descansa sobre un todavía erizado pezón, el sopor va invadiendo mi cansado cuerpo en busca de Morfeo, dejando que ahí afuera el mundo siga girando, y yo, en mi universo privado, vuelo relajada hacia un cálido sueño...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

jueves, 23 de febrero de 2017

ESCUCHA MIS PLEGARIAS (VIII)

Volver el lunes a la oficina es aún más duro que otro lunes cualquiera tras el fin de semana tan maravillosamente disfrutado entre los brazos de aquel par de demonios....
Y debía ser cierta esa leyenda urbana que dice que el buen sexo se nota en la cara, pues siento las miradas de mis compañeros de una manera mucho más intensa.
La verdad, me sentía radiante esta mañana, y si siempre me visto de forma discreta, casi más bien sosa, hoy me decidí por una falda ajustada y una blusa negra con encajes y transparencias. Casi nunca me habían visto así en el trabajo, por lo que las miradas y susurros fueron algo constante toda la mañana, llevándome a la deliciosa sensación de sentirme admirada por un grupo de personas para quien era habitualmente alguien prácticamente invisible.
La jornada fue discurriendo entre el papeleo y las llamadas cotidianas de mi puesto de secretaria, y tras la parada en la cafetería, donde también me sentí observada de forma distinta, nada más sentarme en mi puesto y encender el ordenador, un repartidor de mensajería llega preguntando por mi para dejarme un paquete sin remite.
Tras irse el chico, me dispongo a abrirlo y averiguar de qué se trata, cuando un mensaje de Luis aparece en mi móvil, disculpándose de nuevo por su repentina ausencia, y reiterándome su promesa de recompensarme. Me deseaba un buen día y se despedía con un beso grande esperando que Sor Lucía hubiese sido todo lo atenta que yo me merecía.
Por primera vez, una especie de alarma se dispara en mi cabeza y me hace pensar en si no sería todo un extraño juego donde ellos me utilizaban como marioneta en un perverso y morboso montaje... Por unos segundos, me quedo en blanco, ajena a los cuchicheos de mis compañeros, hasta que el paquete sobre la mesa llama de nuevo mi atención...
Abro el precinto con manos temblorosa para encontrarme una preciosa cajita de madera tallada del tamaño de un libro, pero algo más alta, y dentro, una rosa blanca, como las del jardín de la capilla, una gran cruz de plata con dos dragones enroscados unida a un fino cordón de plata, y un sobre con mi nombre y el de Lucía escritos a mano con una letra de caligrafía antigua. Dentro del sobre, una nota con la misma letra, y un espectacular tanga de delicado encaje blanco con una sugerente tira de perlas blancas....
Mi pecho se acelera tratando de no sacarlo del sobre y que las miradas cotillas no se percate del contenido, ni de mi estado. Mis mejillas arden por el rubor al ser consciente de ser ahora mismo el centro de atención de toda la oficina, y en un arranque de altanería impensable en mí en otros momentos, coloco la rosa en el tubo de los bolígrafos, bien visible, agarro mi bolso, meto el sobre y la cruz dentro, y me voy al baño para poder leer la nota sin las curiosas miradas de mis compañeros...
Sentada a solas en el baño, puedo por fin leerla tranquilamente....
"Ya que yo puedo gozar del placer de sentir la caricia de tu tanga entre mis piernas, creo que lo justo es que tú puedas disfrutarlo también...
La cruz, lleva conmigo mucho tiempo y le tengo un cariño especial. No se me ocurre mejor sitio para ella que reposando entre tus maravillosos pechos.
Imaginarte así, con mi tanga, con mi cruz, me hace arder y desear devorarte de nuevo.
Lucía, tu rendida esclava."
El calor de mis mejillas ya invade el resto de mi cuerpo de una manera brutal, y me olvido de las paranoias sobre juegos macabros que hace un rato aparecían en mi cabeza. Ahora soy de nuevo una mujer excitada que se siente deseada y que no duda en cumplir con la jugosa petición que Lucía pide en su nota.
Mis bragas van directamente al bolso y su lugar lo ocupa aquel delicado tanga. Suspirando y temblando al colocar la tira de perlas entre mis nalgas, entre los abultados labios de mi empapado sexo, me estremezco más todavía cuando el frío metal de la cruz roza mi acalorado escote. Tengo que hacer un esfuerzo para ahogar un gemido entre mis suspiros y volver a mi mesa.
Cada paso por el pasillo se convierte en una deliciosa tortura y me hace pensar que igual no fue tan buena idea el ponérmelo. Las dos horas que faltan para terminar la jornada pueden ser muy largas, pero, por otro lado, con cada paso me siento más deseada, más mujer...  y menos me importa lo que puedan murmurar a mi alrededor...
En mi silla, con una sonrisa deslumbrante y un calor entre las piernas que aumenta por momentos, miro al frente, casi desafiante, y son ellos los que disimulan escondiendo la mirada. Si supieran, si pudieran imaginar en lo que esa gris y casi invisible compañera se está transformando en los últimos días...
Dios!!! Me siento eufórica!!!, y hasta Sonia, la escultural y siempre provocativa becaria, parece hoy mirarme con envidia. Incluso me descubro mirando las piernas de Julia, la limpiadora, dándome cuenta de que nunca me había fijado en que su uniforme es algo más ajustado y corto de lo normal....
Uffff!!! Madre mía!!! En qué me estoy convirtiendo???
Necesito parar mi cabeza y centrarme en mi tarea. Que pasen rápido estas dos horas e irme a mi casa, pero en cuanto me muevo en la silla, las perlas hacen de las suyas volviendo a estremecerme....
Y el reloj ni se mueve....

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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viernes, 17 de febrero de 2017

AFORTUNADO MORTAL

Adoro esa manera tuya de mostrar tus femeninas curvas invitando a que mi lujuriosa mente imagine el resto, demostrando la importancia que tú les otorgas, logrando que desee conseguir el privilegio de conquistar cada uno de esos rincones donde el placer hace vibrar todo tu cuerpo.
Quiero descubrirlos uno a uno, despacio, gozando de las sensaciones que mis caricias y mis besos provocan en cada uno de ellos. Quiero tener que esforzarme para no desatar mis demonios al sentir como el deseo acelera tu pulso y vas guiándome en busca de placer.
Y mirarte a los ojos.
Y ver en ellos el mágico brillo de quien se entrega con sincera pasión a compartir el espectacular momento en que dos seres se acarician el alma. Ese instante en el que no podremos distinguir donde termina tu cuerpo y empieza el mío...
Rendirme ante ti al saberme el afortunado mortal que ha sido invitado por su diosa a penetrar en su templo sagrado, agradeciendo entre gemidos que acompañen el imparable orgasmo que haga temblar tu esencia divina....

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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martes, 14 de febrero de 2017

ESCUCHA MIS PLEGARIAS (VII)


A duras penas consigo abrir la puerta con mis temblorosas manos mientas ella me mira con ojos de deseo.
Nada más cerrar tras de mi la puerta, me abalanzo sobre ella contra la pared de la entrada, apoderándome de sus adorables pechos viendo como esa cara angelical se transforma por momentos en una lujuriosa imagen de perversa pasión. Entre mis piernas, el calor aumenta frenéticamente cuando siento como las suyas se abren invitándome a pegarme más aún. Su lengua llena mi boca entre jadeos ansiosos y sus dedos se clavan en mis nalgas llevándome a un estado de excitación tan alucinante que noto la humedad bajando por mis muslos de una forma tan deliciosa que me transporta a un punto medio hipnótico donde no existe nada más que el deseo incontrolable de regalarle el orgasmo que esta a punto de desbordarse entre los hinchados labios de mi sexo...
Sin dejar de besarnos y tocarnos, vamos dejando un rastro con nuestra ropa de camino a la habitación, para terminar completamente desnudas sobre la cama, rozando cada centímetro de nuestros cuerpos, gozando de cada trozo de piel erizada que tiembla al sentir ese calor animal de dos seres entregados al placer sincero de poseerse...
Luego, ella me aparta y se coloca de rodillas, con las piernas abiertas, y me pide que me ponga frente a ella. Sin tocarnos, solo cogidas de las manos, siento su mirada recorrer todo mi cuerpo viendo como se muerde los labios y se relame entre suspiros...
---Déjame mirarte!!! Me encanta verte así, desnuda, excitada... No te imaginas cuanto me ha costado está mañana irme de allí sin tocarte...
---Dios, Lucía!!! Me haces temblar....
---Me gusta tenerte así, tan entregada, que ni te has dado cuenta de que el tanga que me quitaste hace un momento era el tuyo, el que no encontraste, el que no pude evitar llevarme y ponerme luego a solas en mi cuarto...
---Ufff!!! Estás pasando de ser una criatura angelical a ser un perverso demonio... Y no sabes cómo me pone eso...
---Será un placer llevarte a mis infiernos...
Con esa mirada de gata salvaje que acaba de poner, termina por lograr mi rendición total a ser suya. Luego lleva mis manos a su boca y comienza a lamer mis dedos, uno por uno, bañándolos con su saliva caliente. Después, sin apartar sus ojos de los mios, coloca una de mis manos sobre una de sus blancas tetas para que sienta el duro pezón entre mis dedos, para llevarme a continuación la otra a sus abiertos labios donde mis dedos se introducen tras rozar un abultadísimo clítoris que empapa todavía más mis dedos....
Ahora soy yo la que con los ojos como platos observa maravillada como su hermoso cuerpo se arquea buscando placer. Ahora soy yo quien jadea al contemplar como su rostro se desencaja en muecas y profundos gritos. La oigo gritar mi nombre pidiendo que no pare entre gemidos y obscenas frases impensables en una dulce novicia, y sólo puedo obedecer y seguir dando placer a aquella diosa que de repente agarra mi cabeza, y entre salvajes mordiscos en mi boca, grita corriéndose en mi mano, regalándome la más cálida y excitante sensación que mi mente puede recordar...
Dominada por una lujuria increíble, me tumba sobre la cama y acaba con su cabeza entre mis piernas, ofrenciéndome el cálido néctar de sus imparables orgasmos sobre mi cara. Su lengua y su boca se apoderan de mi clítoris hasta hacerme temblar por dentro para acompañarla en una deliciosa espiral de orgasmos que me llevan a tocar el cielo saboreando el sabroso fruto prohibido de la más increíble mujer con la que jamás podría llegar a soñar...
No sé si esto es el cielo o el infierno. No sé si es un ángel o un demonio... No tengo ni idea de si es pecado o está bien... Sólo sé que quiero seguir gozando del maravilloso regalo que el universo, los dioses, el karma, o el mismísimo Lucifer han puesto en mi vida... Serán mis plegarias al Rey de los Dioses, o será un castigo divino por importunarle con asuntos mundanos, pero, sea lo que sea, no pienso desaprovechar ni una sola gota del embriagador ser que ahora mismo jadea y tiembla entre mis piernas llenándome de sudor y aroma a hembra en celo...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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jueves, 9 de febrero de 2017

ESCUCHA MIS PLEGARIAS (VI)


Es ella quien elige una pequeña trattoria cerca de mi casa, y es ella la primera en llegar y escoger mesa al fondo del comedor, un poco apartada del resto de las mesas. Me cuesta reconocerla sin el tocado de monja, pero esa mirada y esa sonrisa acaban por confirmarme que es ella, y vaya!!!, no había imaginado esa gran melena rubia!!!. Se levanta sonriente para recibirme con un discreto beso cerca de la comisura de mis labios y un cálido abrazo, y eso me permite apreciar lo bien que le sientan los vaqueros y la ajustada camiseta blanca...
---Gracias por venir y permitirme volver a sentirme una chica joven por unas horas. Llevaba mucho tiempo sin salir de mi retiro...
---Gracias a tí!!! Pensaba pasarme la tarde a solas en casa y mira, deliciosa compañía, comida italiana, y hasta has acertado con el vino blanco...
---Pues brindemos por ello...
Entre risas, sin poder apartar la mirada de esos brillantes ojos, saboreo el vino dispuesta a dejarme llevar, intentando que no se note el nerviosismo que recorre mi cuerpo y tratando de calmar el torbellino de preguntas que rebota en mi cabeza.
Elegimos lasaña y pescado, y mientras llega, toma mi mano con delicadeza y es ella quien comienza a hacerme preguntas. Quiere saber todo... sí tengo pareja, sí vivo sola, a qué me dedico, cómo conocí a Luis, cómo llegué a la capilla...
Voy contestando divertida al comprobar su insaciable curiosidad, hasta que tras los postres, pide que nos sirvan los cafés en la terraza para así poder fumar, y una vez a solas en aquel pequeño sofá de mimbre, mis temblorosas manos acarician su hermosa cara acercándola hasta que nuestros labios se unen en un ansioso beso con sabor a tabaco y capuchino.
Me dejo llevar por el deseo que invade mi mente ante el sabroso placer de su boca. La suavidad de la piel de su cuello y de su pecho me encienden de tal manera que es ella quien frena mi mano cuando ya buscaba bajo su camiseta...
---Ufff!!, por favor!!! Espera, yo también quiero sentirte, pero no aquí. Además, aunque no te haya dejado casi hablar, me imagino que tendrás también muchas preguntas. Te parece qué vayamos paseando y te vaya contando todo lo que quieras saber???
---Me parece perfecto. Perdona!!, me pueden las ganas de hacerte mía. Te aseguro que hacía mucho que nadie lograba que mi cuerpo vibrase de esta manera, ni tan siquiera Luís.
---Supongo que el morbo de mis hábitos tenga algo que ver....
---Hombre, está claro. Y tú forma de saludarme de buenas a primeras con un beso en la boca, tus atenciones, los juegos con tu compañera...
---Jajaja... ya!!, la dulce Leny.... En realidad ella no es monja. Mi Señor la acogió cuando él se hizo cargo del caserón familiar para que cuidase de su tío, el párroco de la capilla... Pero bueno, supongo que esa parte de la historia te la contará el mismo. Yo te contaré la mía....
---Tengo muchas ganas de oírla....
Caminamos despacio paseando y ella me cuenta que es huérfana y que la criaron las monjas de un convento en las afueras. Cuando le quedaban dos años para ordenarse, comenzó a salir a ayudar en un comedor social, y a atender esporádicamente la capilla para ayudar a Don Ramón, y esas salidas al mundo exterior sirvieron para hacerla dudar y para que su curiosidad por la vida fuera del convento fuera en aumento.
Había descubierto el placer del sexo con alguna compañera, y no lograba entender como algo tan maravilloso podía ser considerado pecado. La curiosidad iba creciendo al mismo ritmo que sus desacuerdos con la forma de entender la espiritualidad que las rígidas normas religiosas imponían.
En una de las visitas a la capilla, conoció a Luís, sobrino de Don Ramón, y único heredero de una antigua familia dueña de, entre otras muchas cosas, aquella finca donde se levantaba la capilla y el caserón que muchos años atrás había sido la gran mansión de la ilustre familia. Él la entendió rápidamente y las charlas se convirtieron en costumbre, y aunque ella se sentía atraída, él la trataba como a una hermana pequeña. Fue guiándola y convenciéndola poco a poco de que no debería tomar los hábitos si no estaba realmente segura, para terminar proponiéndole un trato.... Le pidió que dure unos meses se fuera de viaje, sola, cómo mujer, no cómo novicia, qué él se ocuparía de sus gastos sin ningún compromiso, y que después ya tomaría la decisión que su corazón le pidiera....
Y así, durante meses viajó por Europa, visitó la India, Estados Unidos, y algunos países de Suramérica, descubriendo otras culturas, otras formas de entender la religión y la espiritualidad. Encontró sobre todo calma, paz y amor en lugares dispares que la hicieron crecer como persona y como mujer, pero que sobre todo, confirmaron que su manera de acercarse a Dios no encajaba con la idea del pecado, la abstinencia, o la hipócrita moralidad de las obsoletas normas religiosas que le habían inculcado cómo únicas e indiscutibles.
Aún así, se sentía a gusto con otras muchas cosas de su Orden, y a su regreso, de nuevo Luís la sorprendió ofreciéndole la posibilidad de quedarse a cargo de aquel lugar atendiendo a su anciano tío, y siendo ella la que marcase las pautas y formas a seguir.
Tiempo después llegó Leny, acogida por Luís, para completar una pequeña familia y darle un encanto especial a su tranquila existencia. Luis las trataba como a sus hermanas pequeñas, cuidándolas, consintiédolas, y sólo se permitía en contadas ocasiones contemplar sus juegos como inspiración para sus relatos. Eran habituales sus viajes, pero su intimidad y su vida privada siempre se mantenía al margen de aquel entorno, y hasta mi aparición en la capilla, ninguna otra mujer había trastocado el solitario retiro de su Señor...
---Y cuando él me pidió que te acompañara, me acerqué a tí medio asustada, pero algo en mí se despertó al tocar tu hombro. Una descarga me recorrió por dentro cómo nunca me había pasado, y probar el sabor de tus labios terminó por descolocarme, y sentí envidia de mi Señor. Cuando te ví desnuda en su cama está mañana, a duras penas conseguí salir de allí mordiéndome los labios para no meterme entre la sábanas contigo....
Embobada, escucho su historia sin ser consciente que estamos ya subiendo en el ascensor hacía mi apartamento, y no puedo hacer otra cosa que agarrar con fuerza su cintura para apretarla contra mi cuerpo y devorar sus labios totalmente entregada a gozar del delicioso regalo que el universo esta poniendo en mi camino....

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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sábado, 4 de febrero de 2017

ESCUCHA MIS PLEGARIAS (V)

Pensar en acariciar su cuerpo hace que mis pezones se alteren reclamando caricias, y mis manos actuen de inmediato apretándolos mientras mi cuerpo se arquea y mis piernas se abren buscando aire fresco que calme el calor que surge por momentos bajo la tela mojada de mis blancas bragas. Cierro los ojos suspirando, dejando que mi mente vuele en busca de su angelical cuerpo e imagino su suave piel bajo el blanco habito de novicia...                                        
El sonido de una llamada entrante en el móvil interrumpe bruscamente mi jugoso ensoñamiento. Tengo que esforzarme para controlar mi respiración, pero al ver que es él, Luis, me vuelvo a acelera, y contesto con una extraña voz, sintiéndome ridícula, nerviosa y todavía más acalorada...
Por suerte, no parece haberlo notado, y con esa varonil voz suya, se disculpa por haber tenido que marcharse dejando tan maravilloso espectáculo en su cama. Me dice que aún recuerda el delicioso aroma de mi cuerpo sudoroso entre sus brazos, que recuerda cada jadeo, cada suspiro, y que sólo con escuchar ahora mi voz, se está excitando y deseando volver a sentirme...              
Y yo, sólo acierto a decirle entre suspiros que venga ahora mismo, que yo también lo deseo.
Pero su respuesta no es la que yo estaba esperando. Sus planes de pasar el domingo juntos se han ido al garete. Tiene que pasar unos días fuera por algo relacionado con asuntos familiares, pero que en cuanto se solucionen, volverá y me compensará con una cena romántica donde dará respuesta a todas las preguntas que quiera hacerle. Tras prometerme que no habrá más misterios y pedirme sólo un poco más de paciencia, se despide diciendo que se siente feliz y afortunado porque nuestros caminos se hayan cruzado y que hacía mucho tiempo que no deseaba a nadie como a mí...
Y aqui estoy, de nuevo a solas, con una extraña mezcla de sensaciones. Desilusionada, excitada, nerviosa, enfadada... No parecía qué el domingo fuese a resultar muy interesante!!!
Me levanto para preparar otro café, y al moverme, la humeda tela de mis bragas me recuerda que hace unos minutos fantaseaba con aquella criatura angelical, con la otra parte del rompecabezas en que se estaban conviertiendo los últimos días. Ya no sabía qué pensar, ni cómo reaccionar, y eso era algo muy poco habitual en mi organizada y metódica vida. Al segundo sorbo de café, mi estómago protesta recordándome que era ya hora de meter algo sólido en mi cuerpo, así que volveremos a la normalidad del día a día y dejaremos que las cosas se vayam colocando poco a poco... Tampoco puedo hacer mucho más...                                                        
Y el teléfono vuelve a sonar. Quién será ahora???
La voz de sor Lucía al otro lado del móvil me vuelve a sumir en un mar de inquietudes. Me propone salir a comer juntas!!! Luis la acaba de llamar para decirle que estará unos días fuera y darle mi número por si yo necesitaba algo.
Un poco desconcertada, acierto a darle las gracias y ella responde con la sorprendente idea de ir a comer juntas y así dejar por un rato su retirada vida espiritual. Mas desconcertada aún, no consigo rechazar su oferta, y entre risas nerviosas, me transmite su alegría y sus ganas de volver a ponerse unos vaqueros ajustados después de tanto tiempo...  
No sé cómo lo hace, pero logra que me ilusione con el plan, y me pongo a escoger ropa cómo si de una cita se tratase...                                                                  
Iré también de vaqueros. No vaya a ser que dé una imagen demasiado llamativa para quedar con una "amiga monja". Una camisa negra, no muy escotada, y una americana entallada, acaban siendo mi elección final. Eso sí, debajo un conjunto de tanga y sujetador negro, con muchas transparencias (hubiera preferido el tanga de los lacitos, pero sigue desparecido), y cómo nó!!, zapatos de fino tacón de aguja.                                                                                
Un último vistazo en el espejo de la entrada para comprobar que todo está en su punto, decirme a mi misma lo guapísima que voy, y a la calle, rumbo a una cita con aquella que hace un rato ocupaba mi calenturienta mente en un intenso juego que al final se quedó a medias...  Puede ser que el domigo aún resulte un día especial...

Continuará....

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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miércoles, 1 de febrero de 2017

ESCUCHA MIS PLEGARIAS (IV)

Llevo un par de horas sola en casa y aún tengo el sabor de los labios de Sor Lucía en los míos. Y si cierro los ojos, todos los momentos vividos en las últimas horas en compañía de aquel enigmático personaje vuelven una y otra vez a mí y logran que mi cuerpo vuelva a estremecerse.
Había conocido sus relatos unos meses atrás casi por casualidad en una página del facebook, y a través de esas letras, mi rutinaria vida tenía un lugar donde escaparse viviendo esas historias tan sensuales y adictivas. Luego, con las conversaciones por chat, me permití fantasear con llegar a ser suya, en convertirme en su musa, con tanta intensidad y tanta pasión que se volvió casi una necesidad. Sin embargo, él insistía en lo complicado de la situación, y quería seguir sólo manteniendo el contacto pero sin pensar en nada más... Me aseguraba que no tenía ninguna relación, que conmigo se sentía cómodo y apoyado, que el momento de conocernos llegaría, pero que necesitaba un periodo de transición en su vida...
No me costó aceptar esas condiciones, también me vendría bien tomarme las cosas con calma por una vez, pero las conversaciones cada vez eran más íntimas... Horas y horas de mensajes donde dabamos rienda suelta a la perversión y la lujuria, momentos salvajes a través de videollamadas... Para mí, algo tan novedoso cómo excitante que me llevó a recuperar mi olvidada esencia femenina, un juego que me llevaba a un estado de excitación como no recordaba en ninguna otra época de mi vida. Mi cuerpo quería más, mi mente necesitaba esos encuentros cada día... no podía dejar de pensar en él, en nuestros juegos...
Con las semanas, era tal mi enganche a esos encuentros, que llegué a preocuparme por mi salud mental, y comencé a obligarme a salir a pasear antes de volver a casa del trabajo para no caer en la tentación de conectarme, y así, en una de aquellas caminatas solitarias, descubrí un día una vieja capilla en las afueras del barrio. No sé porqué, pero algo hizo que entrara y me sentara allí en silencio...
No podía explicarlo, pero las visitas a la capilla se hicieron habituales, y cada vez me sentía mejor alli, más en calma... Lo que no podía imaginar era que él, mi demonio seductor estuviera allí. Si ya eran muchas las interrogantes, tras lo de ayer, todo se había vuelto tan sorprendente que mi cabeza no paraba de girar. Y por si no fuera suficiente, Sor Lucía!!!
No era la primera vez que estaba con una mujer, pero nunca había sentido algo tan especial cómo lo que ella me provocaba con solo rozar mis labios. Sólo recordando el sabor de su boca, una cálida humedad empapaba la tela de mis bragas y volvía a acelerar mi respiración. Estaba excitándome de nuevo en la soledad de mi sofá, pensando en una monja a quien había conocido hace menos de veinticuatro horas... Dios!!!... Y qué ganas de volver a verla!! Qué ganas de tenerla entre mis brazos!!

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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