miércoles, 1 de febrero de 2017

ESCUCHA MIS PLEGARIAS (IV)

Llevo un par de horas sola en casa y aún tengo el sabor de los labios de Sor Lucía en los míos. Y si cierro los ojos, todos los momentos vividos en las últimas horas en compañía de aquel enigmático personaje vuelven una y otra vez a mí y logran que mi cuerpo vuelva a estremecerse.
Había conocido sus relatos unos meses atrás casi por casualidad en una página del facebook, y a través de esas letras, mi rutinaria vida tenía un lugar donde escaparse viviendo esas historias tan sensuales y adictivas. Luego, con las conversaciones por chat, me permití fantasear con llegar a ser suya, en convertirme en su musa, con tanta intensidad y tanta pasión que se volvió casi una necesidad. Sin embargo, él insistía en lo complicado de la situación, y quería seguir sólo manteniendo el contacto pero sin pensar en nada más... Me aseguraba que no tenía ninguna relación, que conmigo se sentía cómodo y apoyado, que el momento de conocernos llegaría, pero que necesitaba un periodo de transición en su vida...
No me costó aceptar esas condiciones, también me vendría bien tomarme las cosas con calma por una vez, pero las conversaciones cada vez eran más íntimas... Horas y horas de mensajes donde dabamos rienda suelta a la perversión y la lujuria, momentos salvajes a través de videollamadas... Para mí, algo tan novedoso cómo excitante que me llevó a recuperar mi olvidada esencia femenina, un juego que me llevaba a un estado de excitación como no recordaba en ninguna otra época de mi vida. Mi cuerpo quería más, mi mente necesitaba esos encuentros cada día... no podía dejar de pensar en él, en nuestros juegos...
Con las semanas, era tal mi enganche a esos encuentros, que llegué a preocuparme por mi salud mental, y comencé a obligarme a salir a pasear antes de volver a casa del trabajo para no caer en la tentación de conectarme, y así, en una de aquellas caminatas solitarias, descubrí un día una vieja capilla en las afueras del barrio. No sé porqué, pero algo hizo que entrara y me sentara allí en silencio...
No podía explicarlo, pero las visitas a la capilla se hicieron habituales, y cada vez me sentía mejor alli, más en calma... Lo que no podía imaginar era que él, mi demonio seductor estuviera allí. Si ya eran muchas las interrogantes, tras lo de ayer, todo se había vuelto tan sorprendente que mi cabeza no paraba de girar. Y por si no fuera suficiente, Sor Lucía!!!
No era la primera vez que estaba con una mujer, pero nunca había sentido algo tan especial cómo lo que ella me provocaba con solo rozar mis labios. Sólo recordando el sabor de su boca, una cálida humedad empapaba la tela de mis bragas y volvía a acelerar mi respiración. Estaba excitándome de nuevo en la soledad de mi sofá, pensando en una monja a quien había conocido hace menos de veinticuatro horas... Dios!!!... Y qué ganas de volver a verla!! Qué ganas de tenerla entre mis brazos!!

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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