viernes, 17 de febrero de 2023

MI MEJOR PREMIO.

Al principio, una gran satisfacción hacer realidad ese sueño de ver tu obra publicada.
Luego resulta asombroso y gratificante verte en escaparates y estanterías de las librerías.
Y por supuesto, la buena acogida, los comentarios de apoyo, y esa sensación al firmar y entregar en persona algún ejemplar te hace disfrutar de momentos maravillosos.
Después, un segundo libro que te hace repetir todos esos instantes que guardas con cariño en tu cabeza y en tu corazón.
No puedo olvidar el haber visto ejemplares llegando a varios rincones de España. Ni tampoco cuando algunos saltaron fronteras para llegar a Inglaterra y a Alemania, mientras otros, más osados, viajaban cruzando mares hasta Tenerife, Mexicali y Buenos Aires.
Pero nada se puede comparar con lo ocurrido hace unas semanas.
Uno de mis libros cayó en manos de una mujer que llevaba mucho tiempo en el doloroso trance de pelear con ese maldito bicho del cáncer. Tras el periodo de la enfermedad y el duro proceso del tratamiento, por fin la batalla tenía un resultado favorable y esperanzador, pero como suele ocurrir, con importantes secuelas. Una de ellas, la ausencia del apetito sexual. Su libido había desaparecido y el tiempo avanzaba sin ningún tipo de respuesta.
Mi libro apareció. Y ella, lectora empedernida, comenzó a leerlo sin otra idea que no fuera la de buscar entretenimiento con esos personajes de mis cortos relatos.
Sin contar con ello, algo ocurrió con una de esas historias (no importa cuál) Sorprendentemente para ella, su cuerpo reaccionó, su mente se enganchó en alguno de esos escenarios y aparecieron esas nerviosas cosquillas cálidas entre sus piernas. 
Devoró apasionadamente el resto del libro permitiéndose gozar de esa excitación ya casi olvidada, sintiéndose viva de nuevo.
Esa misma noche, el sorprendido fue su marido. Juntos lo celebraron con la emoción de reencontrarse, y durante los días siguientes se encargaron de recuperar el tiempo perdido con renovada ilusión.
Él también se interesó por aquel libro aparecido para devolverles la magia y el deseo arrebatados de un plumazo. Así que, en cuanto tuvo la oportunidad, ella no dudó en confesarme lo agradecidos que estaban a mis relatos. Y yo, anonadado y asombrado, pero feliz por ellos.
Mis letras acababan de recibir el mejor premio que podría llegar a imaginar un tipo que siempre ha soñado con ser comunicador de sueños y transmitir magia e ilusión con sus historias.
Esa sincera confesión me alegra el alma y me anima a seguir escribiendo. Pero no voy a caer en la egocéntrica idea de poner la etiqueta de terapéutico a mi libro. Ni por un momento me atrevería a pensarlo. Simplemente, si para ellos ha resultado así, un gran honor. 
Repito, el más grande de todos los premios que podría imaginar, muy por encima, mucho más importante que todo lo conseguido hasta ahora.
Solo puedo sonreír.
Gracias por leerme. 
Trataré de seguir provocando y alborotando vuestra imaginación y vuestros sentidos.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados


 

martes, 7 de febrero de 2023

DAMA NEGRA.

Hace años que mi relación con mi familia es casi inexistente. No encajo con ese tipo de vida donde priman los convencionalismos, las apariencias sociales y los intereses económicos por encima de las personas.
Con veinte años me fui de casa buscando mi lugar y no me arrepiento de haber dirigido mi vida según mi forma de pensar.
Después de varios cambios de rumbo. Después de decisiones no siempre acertadas pero con enormes enseñanzas, el destino me llevó hace cinco años a terminar instalándome en Reykjavik y regentar un pequeño negocio en el barrio turístico de la parte vieja de la ciudad.
Pero mi hermana pequeña, la única con que mantengo un mínimo contacto a través de las redes sociales, decidió casarse y organizar una boda por todo lo alto y rogarme, casi suplicarme, que asistiera, que tenía que estar en su boda y aparecer en las fotos de recuerdo del momento.
A regañadientes, a pesar de negarme varias veces, terminé por ceder ante su insistencia y aquí estoy, con el tercer whiski tras la cena, mirando desde un rincón como todos sonríen y bailan haciéndose millones de fotos para enseñar a ese artificial mundo virtual esa fingida felicidad, ese postureo social que tanto les gusta y del que yo había escapado hace tanto tiempo.
Al menos, el whiski era del bueno.
Por encima de toda esa algarabía, algo, o mejor dicho alguien, llamó mi atención. En una de las terracitas del salón que daban acceso al jardín, una chica vestida de negro, con el maquillaje y la apariencia típica de la estética gótica, apuraba su copa con cara de estar tan aburrida y fuera de lugar cómo yo. Un cigarrillo salió de una pitillera plateada, y sin pensarlo dos veces, crucé el salón directo hacia ella.
No fue algo estudiado, simplemente un impulso sin más premeditación. Tomé el cigarrillo de su boca y lo llevé a la mía para encenderlo y devolvérselo. Su mirada de sorpresa y de fría seriedad hizo que por un instante pensara en el brusco e irrespetuoso acto que acaba de cometer y me preparé para disculparme y desaparecer de inmediato. Pero ella cogió el cigarrillo y le dio una larga calada sin dejar de clavar sus ojos en los míos.
 - ¡Vaya! Desde lejos parecías un tipo tímido y aburrido, y va a resultar que eres un atrevido chico valiente, ¿o será simplemente el efecto del alcohol?
 - Siempre me dije a mi mismo que si vas a ir a por algo, mejor ir con todo.
Volví a quitarle el cigarrillo. Volví a darle un calada. Pero esta vez la besé y compartí el humo en su boca. Y ella no lo rechazó. Sus labios buscaron los míos y sentí su cuerpo pegándose contra el mío antes de terminar su copa sin apartarse.
 - Creo recordar que me han contado que en la parte de arriba del edificio están las habitaciones del hotel.
 - No te han mentido. Y la suerte es que yo tengo la llave de una de esas habitaciones.
No hubo más palabras. Esta vez fue ella quien compartió una calada en mi boca mordiendo mis labios con deliciosa lujuria. Tomé su mano y salimos en busca del ascensor.
Casi sin hablar, nos arrancamos la ropa nerviosa y aceleradamente en cuanto quedamos a solas en el vestíbulo de la habitación. Y entonces descubrí que bajo aquella imagen oscura y casi tétrica de criatura de la noche, se escondía una espectacular mujer de curvas perfectas y ardiente piel sedosa que llevaba una pequeñas braguitas de color rosa con lacitos y encaje de florecitas.
 - Muy pocos han llegado a conocer esa parte secreta mía.
 - Me alegra ser tan afortunado y poder admirar, acariciar y saborear tan exclusivo y apetecible secreto.
Sentí su mano agarrando con fuerza mi pelo. La oí suspirar mientras apretaba mi cara entre sus piernas contra la ya empapada tela transparente de aquellas sabrosas braguitas.
 - ¡Calla y cómeme chico valiente! ¡No se te ocurra parar, ve a por todo!

Continuará...

MICHEL GARCÍA 
LEGNA LOBO NEGRO 

derechos reservados 

miércoles, 1 de febrero de 2023

ADICTIVA LENTITUD.

Unas braguitas blancas con encaje y transparencias se convierten en el marco perfecto para tu culo moreno de sabrosas y sensibles nalgas.

Ese que tanto te gusta mostrarle reclamando esas nalgadas cariñosas con las que premiar tan tentadora imagen. Azotes tiernos y firmes acompañados de atrevidas caricias entre esas temblorosas nalgas que te encienden disfrutando de sus dedos en ese rincón prohibido que entregas con osadía y placer a ese que se ha ganado el derecho de gozar de tan exquisito y mágico lugar.

A ese demonio atrevido que sabe cómo hacerte enloquecer con esa adictiva lentitud y suavidad. Esa que llega a veces a desesperarte cuando tu pecho se desboca y bajo tus braguitas sientes un volcán a punto de entrar en erupción.

Y entonces gimes y suplicas. Quieres alimentarlo con tu cálido elixir. Y sabes que él terminará complaciéndote confesando su adicción al sabroso néctar que derramas en su boca.

Luego volverá a hacerte el amor con parsimoniosa devoción recorriendo todo tu cuerpo, llevándote a flotar en una nube con la destreza y la ternura inigualables del único ser capaz de hacerte pasar de ser una dulce cachorrita mimosa a una hambrienta y casi indecente mujer que desea ser poseída sin cesar por ese lobo seductor que el destino puso en tu camino y metió en tu cama.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados