Ese que tanto te gusta mostrarle reclamando esas nalgadas cariñosas con las que premiar tan tentadora imagen. Azotes tiernos y firmes acompañados de atrevidas caricias entre esas temblorosas nalgas que te encienden disfrutando de sus dedos en ese rincón prohibido que entregas con osadía y placer a ese que se ha ganado el derecho de gozar de tan exquisito y mágico lugar.
A ese demonio atrevido que sabe cómo hacerte enloquecer con esa adictiva lentitud y suavidad. Esa que llega a veces a desesperarte cuando tu pecho se desboca y bajo tus braguitas sientes un volcán a punto de entrar en erupción.
Y entonces gimes y suplicas. Quieres alimentarlo con tu cálido elixir. Y sabes que él terminará complaciéndote confesando su adicción al sabroso néctar que derramas en su boca.
Luego volverá a hacerte el amor con parsimoniosa devoción recorriendo todo tu cuerpo, llevándote a flotar en una nube con la destreza y la ternura inigualables del único ser capaz de hacerte pasar de ser una dulce cachorrita mimosa a una hambrienta y casi indecente mujer que desea ser poseída sin cesar por ese lobo seductor que el destino puso en tu camino y metió en tu cama.
MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO
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