viernes, 30 de marzo de 2018

JANA (CAPÍTULO XV)

Para Jana, volver a pisar el suelo de Lonjorn supuso una sensación de alivio, de volver a sentirse en casa. Respiró profundo a la entrada del bosque donde los seres de luz que Generosa había enviado a buscarles les habían dejado para tomar ellos otra dirección que despistara a los espías de Mithrala y que Jana y Legna pudieran adentrarse a escondidas y ponerse a salvo en la cabaña donde Generosa les esperaba.
Después de tantos meses en la Tierra, se sorprendió al sentir de nuevo la fuerza de los rayos de Irus, y cada bocanada de aire la abrasaba por dentro... Legna, percibiendo sus dificultades, extendió sus alas para protegerla y así avanzar lo más rápido posible apartándose de aquellos linderos del bosque convertidos por el sol Irus en un fantasmagórico y rojizo paisaje de bienvenida.
A salvo ya en la parte más frondosa y húmeda, no les supuso mucho esfuerzo llegar al claro donde Generosa apareció para acogerlos con su luz y su abrazo más sincero. De allí, a la cabaña bajo las raíces del gran roble, a reponer fuerzas y descansar... pero ambos estaban ansiosos por tener noticias de la situación, por saber de Prista y de Morlan...
Generosa tuvo que esforzarse por tranquilizarlos, e insistía en que necesitaban descanso y calma para llevar a cabo la parte más importante y complicada del objetivo final. En ese punto, mirando fijamente a Jana, le hizo comprender sin palabras que su intervención iba a ser la más delicada, y Jana pudo ver en la mirada de la Diosa Blanca un poso de tristeza que la llevo a entender que también sería la parte más dolorosa para ella.
La acogedora estancia, los sabrosos y abundantes manjares, el cansancio de las intensas últimas horas, y posiblemente, algún hechizo de su anfitriona, terminó por sumirles en un suave amodorramiento que les mantuvo dormidos hasta bien entrada la noche.
En cuanto la luna de Lonjorn comenzó a iluminar el bosque, Jana sintió su influjo y se incorporó de un salto para salir a buscar esa pálida luz que tanto había echado de menos durante los meses de destierro. Segundos después, el joven dragón la seguía necesitado de aquella mágica luz... y allí estaban Morlan y Prista...
Ellas corrieron a fundirse en un largo abrazo y a llenarse de sinceros y apasionados besos. Morlan, se acercaba receloso al capitán de la Guardia Real que tantas veces le había perseguido en sus furtivas incursiones en el territorio de los vampiros, pero ahora, el líder de los hombres lobo, el rey de los rebeldes del bosque se inclinaba respetuosamente ante el Señor de los Dragones, ofreciendo su espada al legítimo heredero de la Estirpe del Dragón.
Legna, cogiéndole por los hombros, le obligó a levantarse para luego tenderle su mano. Y tras el sincero apretón de manos, Legna sonrió mientras señalaba con un gesto cómplice hacia donde las dos hermosas vampiras seguían abrazadas mirando expectantes hacia ellos.
La alianza estaba sellada. Ahora, además del objetivo común de derrotar al rey de los vampiros, ya que ellas eran hermanas de sangre, ellos se convertían en algo parecido a familiares. Y Generosa sonreía complacida al ver que todo iba encajando en el modo adecuado... pero faltaba poner en marcha la jugada final, así que no dudó en interrumpir su agradable reencuentro para llevarlos dentro y comenzar a explicarles el orquestado plan que tanto tiempo llevaba preparando...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

viernes, 23 de marzo de 2018

RECIÉN HECHO...

Disfrutar del aroma del café recién hecho mezclándose con el olor de tu cuello, sintiendo como el vello de tu nuca se eriza cuando mis manos aprietan tus suaves nalgas. Oír tus suspiros pidiendo más mordiscos mientras tu cuerpo se retuerce buscando sentirme más pegado a ti...
Y que te vuelvas con ese brillo en la mirada que termina de encender mis ganas... Que tu golosa boca se apodere de mi cuello, que el maravilloso calor de tu vientre invada mi bragueta hasta conseguir que ahora sea yo quien suspira sabiendo que otra vez llegaré tarde al trabajo...
Te aprietas más todavía sin dejar de mordisquear mi cuello hasta llegar a mi oreja para susurrar con esa melosa voz tuya que te alegras de que me haya olvidado que hoy es festivo, que vas a gozar quitándome la ropa.
Un escalofrío recorre mi cuerpo al ver como te relames...
--- Mi diosa!!!, vas a hacer qué se enfríe el café!!!
--- Tú haces qué yo no me enfríe nunca...!!!

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

martes, 20 de marzo de 2018

JANA (CAPÍTULO XIV)

No fue difícil para una enrabietada vampira llevar el cuerpo mortal del inconsciente Legna a la bañera después de haberle quitado sus andrajosas ropas. Era tal su estado de inconsciencia, que ni el agua, ni los mimosos cuidados con los que Jana adecentaba su cuerpo lograron hacerle volver de aquel lamentable estado en el que le había encontrado.
Para ella, recorrer de nuevo su musculoso cuerpo, supuso una deliciosa tortura a la vez que un victorioso logro tras tantos meses soñando con poder hacerlo de nuevo, y paladeaba cada centímetro de piel que sus manos acariciaban... pero faltaba lo más importante, no se conformaba con tener su cuerpo... quería que Legna volviera y que de nuevo aquellos fuertes brazos la rodearan haciéndola temblar mientras él penetraba su cuerpo y poseía su mente...
No podía negar la increíble complicidad y pasión que sentía por Prista, y reconocía su ardorosa entrega a su siempre leal hermana de sangre. Tampoco era capaz de negar las mágicas sensaciones descubiertas gracias a la ternura de Bea... pero ningún otro ser la había llevado a los límites de placer a los que Legna la transportaba haciéndola vibrar deseando ser poseída una y otra vez por aquel maravilloso ser con el que era ella en completa plenitud.
El recuerdo de aquellos encuentros, la excitante desnudez de su cuerpo entre sus manos, tuvo un efecto inmediato, y sintió como su piel se erizaba y se acaloraba bajo su ropa, pero no era el momento de dejarse llevar por la lujuria, ya habría tiempo para ello. Ahora, tras sacarlo de la bañera y secarlo delicadamente, acostó su cuerpo en la cama y cubrió con la sábana la turbadora imagen de su virilidad buscando evitar que su mente se desviara del objetivo principal.
Se apresuró en busca de Orión y del elixir, y en cuanto estuvo de nuevo al lado de la cama, tomó la espada en sus manos viendo como esta brillaba intensamente al sacarla de su vaina... estaba claro, la espada de Odin reconocía la presencia del heredero de la Estirpe del Dragón... Dejó la espada junto a su legítimo dueño, y sin pensarlo dos veces, vertió el preparado que la Diosa Blanca le había enviado a través de Prista en la boca de Legna... durante unos interminables segundos, nada ocurría, hasta que su cuerpo comenzó a temblar y a convulsionar...
Legna abrió los ojos de repente y se incorporó de un salto mirándola desde el centro de la habitación con cara de asombro para luego comenzar a retorcerse como si estuviera ardiendo por dentro. Jana, asustada, lo vio salir corriendo a la terraza, y allí, bajo la luz de la luna llena, entre gritos y guturales aullidos, continuaba retorciéndose hasta que un vómito negro salió de su boca... tan negro, tan maloliente, tan ponzoñoso, que las pobres plantas sobre las que cayó quedaron totalmente calcinadas...
Y Legna se incorporó, y sus poderosas alas negras se extendieron brillando bajo la blanca luz de la luna, y avanzó decidido hacia Jana, y ella pudo ver que su mirada era de nuevo la que ella recordaba, la que la hacía sentir única... y la abrazó sin dejar de mirarla...
No hicieron falta palabras. Su pantalón, su camisa, su tanga hechos jirones sobre el suelo de habitación antes de llevarla en volandas a la cama y poseerla sin apartar sus ojos de los suyos con un delicioso ímpetu salvaje que la hizo gritar en una sincera e incontrolable explosión de placer que recorría su cuerpo de arriba abajo sin cesar, mientras él, entre jadeos, no dejaba de repetir que prefería morir a volver a perderla... y ella, presa de la pasión, no puede evitar clavar sus afilados colmillos en su cuello para llenar su boca con el maravilloso sabor de la sangre de dragón, esa tan cálida, tan adictiva, tan añorada por ella... esa que él le regala extasiado antes de gritar inundándola para terminar fundidos en un sincero y brutal orgasmo...!!!
Sudorosos, enredados sobre las empapadas sábanas, sin querer despegarse, sin poder dejar de temblar, hambrientos de recuperar el tiempo perdido, sus bocas seguían buscándose dejando por momentos que el universo se olvidara por un rato de ellos y les permitiera un instante de merecida calma.
Pero el ruido en la calle les vuelve de repente a la realidad y su agudo sentido del oído les permite reconocer rápidamente la situación. Los esbirros de Mithrala han seguido su rastro hasta allí, y aunque esos esclavos de la Bruja Oscura nunca podrían entrar en la casa de un vampiro, ni tendrían jamás la más remota posibilidad enfrentándose a ella, ni mucho menos a un renacido Señor de los Dragones, ambos sabían que Mithrala estaría ya avisada, y para Morlan y sus seguidores en el bosque de Lonjorn las cosas se iban a poner muy difíciles en las próximas horas...
Jana pudo apreciar el intenso deseo de venganza en la mirada de Legna. Supo de inmediato que nada podía frenarle, que necesitaba resarcirse del tormentoso cautiverio en el que le habían mantenido durante aquellos meses, así que tras poner la gema de cristal en la cornisa de la terraza para que a Generosa le llegara la señal convenida, se vistió y salto con las garras y los colmillos afilados tras su dragón, viendo como él descendía delante de ella con sus enormes alas abiertas, blandiendo en su mano a la reluciente Orión, dispuesto a borrar del mapa a los siervos de Mithrala...
La batalla por devolver al elegido al trono que le correspondía empezaba esa noche, lejos de Lonjorn, en la Tierra, y ya no había marcha atrás...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

sábado, 17 de marzo de 2018

JANA (CAPÍTULO XIII)

Tras unos prudentes instantes de espera, pudo acercarse a uno de los laterales de la vieja caravana en busca de una rendija que le permitiera observar que ocurría allí dentro sin que descubrieran su presencia.
La gema, dentro del bolsillo de sus ajustados vaqueros, abrasaba su pierna, y su corazón latía desenfrenadamente. Necesitó de todo su poder de concentración para controlar aquel estado tan alterado antes de levantar su cabeza con mucho cuidado y lograr asomarse para comprobar que desde allí solo veía cómo las gemelas se abrazaban sinuosamente y se besaban ansiosamente, pero no podía ver con claridad que había exactamente detrás de ellas, así que busco rápidamente otra posición que le diera un mejor ángulo de vista...
Y ahora si, ahora pudo por fin ver el tan añorado cuerpo de Legna sentado en un sucio sillón, con una botella de burbon en la mano, con una mirada vacía clavada en la lasciva escena con la que aquel par de esbirros de Mithrala le mantenían hipnotizado.
Una dolorosa mezcla de tristeza y ansiedad se apoderó de ella al comprobar que en aquella mirada, en aquel ser, no había rastro alguno del poderoso dragón que comandaba la Guardia Real. Era la mirada de alguien hechizado, o drogado, o ambas cosas probablemente... sintió una profunda pena por el triste destino que estaba corriendo su deseado Legna, pero cuando las gemelas se arrodillaron ante él sacando de su pantalón una tremenda y poderosa erección, cuando lo vio suspirar y relamerse mientras aquel cada vez más enrojecido y brillante miembro pasaba de una boca a otra, la pena dio paso a la furia...
Se obligó a apartarse de la ventana y logró contenerse apretando los puños hasta clavarse las uñas en la palma de las manos. Los celos y la rabia no podían nublar su mente... debía mantenerse lo más fría posible y calcular bien los próximos movimientos de aquella alocada partida de ajedrez en la que estaba inmersa.
Tragó saliva, respiró profundamente, se lamió la sangre de sus manos y comenzó a planear la manera de sacar ventaja de aquel ardoroso momento que los mantenía tan ocupados e indefensos, y así conseguir entrar y salir del reducido habitáculo con Legna en sus brazos y con las cabezas de las gemelas rodando por el suelo de la caravana, y por unos breves segundos, una malévola sonrisa se dibujó en su cara decidiendo cual de las dos cosas le resultaría más placentera.
Y casi tan rápido como lo había pensado, sin que las sorprendidas rubias pudieran reaccionar, con certera y despiadada decisión llevó a cabo el improvisado plan, y ahora, con Legna atado, amordazado e inconsciente en el asiento de atrás del coche, conducía a toda velocidad poniendo tierra de por medio bajo la luz de la luna llena, rumbo a la seguridad y protección del ático, con todo su cuerpo erizado y excitado, con la mente enfocada en el ansiado momento en que pudiera despertar a su amado Legna...

Continuará

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

martes, 13 de marzo de 2018

JANA (CAPÍTULO XII)

La inesperada aparición de Generosa había acelerado los planes de Jana de manera definitiva, convenciéndola de que ya no podía demorar más la búsqueda, obligándose a sí misma a dejar a Bea en la estación de autobuses más cercana y despedirse de ella entre sollozos... por mucho que le repetía que volvería, que no tenía otra solución, el tierno animalito se estremecía sollozando sin creerla pidiendo que la dejara acompañarla...
Incapaz de convencerla y calmarla, Jana había terminado por apartarse corriendo de ella y largarse en el coche sin mirar atrás para terminar parando el coche en las afueras del pueblo y dar rienda suelta a su dolor con un desgarrador llanto, prometiéndose entre gritos a hacer todo lo posible por volver a buscarla algún día...
Conduciendo como una autómata, pendiente solamente del brillo de la gema de cristal que Generosa le había entregado, llegó al atardecer a una gasolinera en la entrada de una pequeña población, y mientras esperaba su turno en caja para pagar, se fijó en la pandilla de moteros que salía de la cafetería de la gasolinera, y enseguida captó poderosamente su atención la llamativa figura de una mujer tatuada que parecía ser la jefa de la pandilla. Agudizando su vista de vampira, descubrió entre los tatuajes de su brazo el inconfundible emblema de la casa real de Lonjorn... un escudo sin significado para cualquier humano, pero que ella conocía muy bien, y sabía que era usado por los señores vampiros para marcar a sus esclavos.
Volvió al coche apresuradamente para seguir tras la tribu de moteros y comprobar que el brillo de la gema había aumentado de intensidad, haciendo que su corazón se acelerara y que sus sentidos de felina cazadora vampira se pusieran en estado de alerta, pero por más que olfateaba, no encontraba ningún rastro del inconfundible aroma que un vampiro debería ir dejando en el aire.
Aquello la desconcertó un poco, pero cuando el grupo de moteros siguió su camino hacia el centro de la ciudad y la rubia tatuada se despedía del resto en otra dirección, tuvo la certeza de que era a ella a quien debería seguir. Con cuidado de no ser descubierta, la vio entrar en una especie de solar abandonado donde había unas cuantas viejas caravanas aparcadas... la "jefa" motera llegó por fin junto a una de ellas y otra figura femenina salió enseguida a recibirla con un intenso beso...
A Jana no le costó mucho esfuerzo comprobar que eran gemelas, y que ambas tenían los mismos tatuajes en el brazo, incluyendo el mismo emblema... Salió del coche, y con la agilidad de sus movimientos, llegó a esconderse tras la caravana más cercana cuando ellas aún se besaban apasionadamente, para luego verlas entrar en la destartalada caravana sonriendo cogidas de la mano, y en ese instante lo comprendió... no eran vampiras, eran humanas convertidas en esbirros, por eso ella no percibía su olor, y cuando las dos se quitaron las gafas oscuras antes de entrar, el negro brillo de sus ojos dejó muy claro que Mithrala era la responsable de haber convertido a dos espectaculares gemelas rubias en un par de implacables y leales seres entregadas a servir incondicionalmente a la Bruja Oscura, y su presencia allí, unida al calor que la gema estaba emitiendo dentro del bolsillo de su pantalón, no podía tener otra explicación posible... Legna estaba muy cerca...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados