martes, 25 de diciembre de 2018

ETERNA GRATITUD A MIS DIOSES.

No puedo hacer otra cosa que agradecer a mis dioses el haberme permitido volver a vivir el mágico momento de contemplar su pequeño tanga negro.
Esa inolvidable imagen permanecerá en mi mente durante el resto de mis días de manera inalterable e imborrable, y me acompañará cada noche al cerrar los ojos... y me hará soñar recreando los momentos en los que mis dedos lo recorrían sintiendo crecer bajo su suave tela una cálida humedad... esa humedad que no miente, esa que me hacía sentir el hombre más afortunado del planeta...
Y aunque duela saber que son solamente recuerdos, seguiré volviendo a ellos mil y una veces para poder trasladarme de nuevo a esos instantes en los que mis manos bajaban lentamente ese mínimo trozo de tela y el inconfundible aroma de su deseo inundaba la habitación.
Y tras el agradecimiento, llegarán nuevas plegarias, nuevas peticiones a mis dioses, para que me concedan el privilegio de volver a saborear con lujuria cada centímetro de ese magnífico cuerpo de mujer creado para ser deseado, amado y adorado.
Rogaré con todas mis fuerzas suplicando tener de nuevo la dichosa suerte de verla disfrutar de mis caricias mientras se entrega a gozar sin miedos ni pudores con todos sus sentidos.
Y sé que mis dioses no me fallarán... y escucharán mis plegarias...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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miércoles, 19 de diciembre de 2018

QUIZÁS MAÑANA.

Igual que tantas otras noches, Sara se desnuda en la soledad de su cuarto soñando que él desabrocha lentamente su camisa, y que son sus manos las que rozan con delicadeza la erizada piel de sus pequeños y sensibles pechos.
Y vuelve otra vez a dejarse llevar y a fantasear con las caricias de sus dedos sobre unos temblorosos pezones que se endurecen reclamando atención. La misma y recurrente fantasía que la va llevando hacia lujuriosos escenarios donde aquel enigmático personaje deja de ser un simple compañero de trabajo que la trata con fría y educada distancia y se convierte en un apasionado amante que recorre con decisión y destreza cada rincón de su cuerpo.
Imposible parar. Su excitada piel quiere más, y sus dedos conocen perfectamente el camino a recorrer antes de llegar al punto exacto donde arrancar intensos y sinceros suspiros entre los que se escapa el nombre de su deseado amante. Y allí, sobre la desbordante y cálida humedad, sus dedos aceleran el ritmo mientras en su cabeza es él quien la penetra y la hace suya arrancando espasmos en su frágil cuerpo que le hacen gritar su nombre una y otra vez.
Y otra noche más, jadeando, excitada, empapada, se acuesta en aquella enorme y solitaria cama echando de menos su presencia, y termina por cerrar los ojos abrazada desnuda a su almohada.
Quizás algún día reúna el valor suficiente para plantarse frente a él y confesarle sin pudor lo que provocaba en su mente y en su cuerpo. Quizás se atreva a contarle que desde que él llegó a la empresa, sus noches son un lujurioso tormento que ha despertado la parte más ardiente de su femenina condición...
Quizás algún día...
Quizás mañana...
O no...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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lunes, 17 de diciembre de 2018

LOCURAS...

Ese delicioso momento en el que te muerdes los labios saboreando los recuerdos de las inolvidables locuras cometidas de manera sincera y consciente.
Locuras de las que no te arrepentirás nunca.
Locuras que te llevan a estremecerte volviendo sin ningún tipo de remordimiento a recrear mentalmente cada una de esas tórridas escenas donde se disparaban los instintos animales, logrando que tu cuerpo vuelva a sentir el mismo torbellino de inconfesables y excitantes emociones.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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jueves, 13 de diciembre de 2018

PARA MIS AMIGAS...

Dicen las noticias que las brujas han tomado París, que se han apoderado de cada calle y cada barrio por sorpresa, dejando a los perplejos humanos encerrados en sus casas.
Dicen que es el principio de su orquestado plan de venganza, y que piensan hacer lo mismo en cada ciudad del planeta.
Y no puedo evitar pensar en los siglos que han pasado escondidas en la clandestinidad por culpa de la represión que esta hipócrita e interesada sociedad les ha obligado a padecer. Supongo que ahora habrá muchos que estén atemorizados al ver tambalearse los cimientos de ese mundo creado sobre los oscuros valores del poder económico... sobre todo aquellos que empiecen a ser conscientes de que tendrán con ellos la misma compasión que ellas han recibido durante todo el cautiverio sufrido.
Y no puedo evitar alegrarme por ellas.
Vienen a mi mente los recuerdos de todas esas amigas y compañeras de viaje que estarán ahora a punto de ese renacimiento que las hará salir de las sombras y recuperar sus poderes... y espero que sigan acordándose de este viejo lobo canoso que siempre se mostró de manera honesta y leal con ellas, dispuesto a ser el amante, el amigo, el confesor o el fiel escudero que precisaran en cada momento...
Seguramente me lleve alguna sorpresa, pero con otras, no habrá duda posible... recuerdo algunas miradas de fuego, algunos aromas inolvidables y algunas pieles erizadas que solo pueden pertenecer a alguna de esas mujeres que los cobardes llaman brujas...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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martes, 11 de diciembre de 2018

Y ELLA MIRÓ AL DEMONIO...

En todo este tiempo sin noticias suyas pude imaginar multitud de posibles escenarios donde nos reencontrábamos, pero la realidad supera siempre a la ficción. Y cuando creía tenerlo todo bajo control y superado, aparece de repente sin aviso ni anestesia y todas mis seguridades, todas mis defensas se convierten en un frágil castillo de naipes que ella derrumba a golpes de sonrisas.
Hace tiempo, yo había sido aquel demonio que la había mirado haciéndola temblar, logrando despertar a la ardiente mujer encerrada bajo aquel delicioso cuerpo, sacando a relucir su más lujurioso lado femenino. Pero ahora soy yo quien tiembla y se enfrenta a demonios internos que revolucionan todo mi ser.
Lo que en un principio parecía un agradable y divertido reencuentro, con el paso de los días está haciendo renacer sentimientos y emociones que mi mente no logra asimilar.
Ni todas las herramientas mentales adquiridas con el paso de los años, ni la fría analítica racional, parecen servir para dejar de dar vueltas en mi cabeza a cada momento compartido entre risas y cervezas buscando claves que me permitan entender esas sensaciones. El seguro demonio de mirada penetrante se está convirtiendo en un tembloroso y desconcertado cachorrito que pensaba haber superado los instantes disfrutados al lado de aquella mujer de atractiva y poderosa mente, y entonces vuelven a retumbar en mi cabeza sus gritos y gemidos mientras se estremecía entre mis brazos clavando sus uñas en mi espalda...
Y de nuevo, inquieto, nervioso, casi asustado, me toca enfrentarme a las voces que repiten una y otra vez esa realidad tantos meses evitada. Esa realidad que me obliga a aceptar la incuestionable verdad... no es posible librarse de una mujer con una mente tan maravillosa... y si además cometes la peligrosa osadía de acariciar de nuevo su cálida piel, entonces estás irremediablemente perdido...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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viernes, 7 de diciembre de 2018

TUYA!!!

Arrodillada para ti, mi señor.
Esperando ansiosa sentir que te acercas y me miras con deseo relamiéndote con el sabroso manjar que gustosamente te ofrezco antes de que tus fuertes manos recorran mi cuerpo apretando duramente mis carnes hasta dejar tu huella sobre ellas.
Gozando de esa apasionada aceleración que desboca tu respiración y te lleva a morder mi cuello mientras jadeas victorioso al descubrir el húmedo calor que brota entre mis muslos.
Notando esa lujuria tuya que me enciende sin remedio hasta hacerme gemir suplicando que hagas conmigo lo que quieras.
Anhelando el instante en que agarres mi cara y me permitas saborear tu ardiente virilidad, y hacerla palpitar entre mis labios entregada a regalarte el placer que te mereces, disfrutando de ser tu sumisa y fiel esclava.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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lunes, 26 de noviembre de 2018

EL VENENO DE SU BOCA.

Primero te deslumbra la mágica curva de su sonrisa...
Luego, vuelves a mirar, y descubres toda la hermosura del resto de sus curvas.
Y entonces deseas perderte derrapando sobre cada una de esas curvas, y aprender braille sobre su erizada piel, gozando de cada centímetro mientras la ves morderse los labios invitándote a devorarlos.
Y en ese instante, sabes que acabas de firmar tu completa rendición, y asumes que ya no habrá otro veneno que quieras probar que no sea el de su boca.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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viernes, 23 de noviembre de 2018

DOÑA LOLA. (último capítulo)

El recuerdo de aquella noche de fría despedida me acompañó mucho tiempo durante los solitarios primeros meses de mi nueva vida lejos de la librería. Pero la vida seguía avanzando llevándome hacia otras realidades en una gran ciudad y en un nuevo trabajo con más obligaciones y responsabilidades.
No me arrepentía de la decisión tomada, pero si echaba de menos la lujuriosa pasión de aquellos morbosos encuentros clandestinos.
Aparecieron nuevas relaciones, nuevas aventuras, pero ninguna de ellas lograba llevarme a niveles de estremecimiento similares, ni conseguían hacerme sentir tan enganchado y compenetrado. El listón había quedado muy alto, y con el tiempo fui aceptando esa realidad.
Los años iban cayendo, y mientras mi estatus profesional crecía, más cómodo me sentía disfrutando de mi soledad. Hasta que hace casi un año apareció Laura desmoronando mis barreras con la frescura y naturalidad de su sonrisa.
Poco a poco fui comprendiendo que ella me aportaba una nueva y desconocida sensación de tranquilidad. Con el paso de las semanas acepté que me encontraba bien con esa novedosa situación, y terminamos por irnos a vivir juntos dejando aquella anterior etapa de mi vida en ocasionales recuerdos que aparecían cada vez con menos frecuencia.
Me gustaba mi nueva realidad.
Fuimos conociéndonos, aprendiendo a disfrutarnos y a compartir con una sorprendente y agradable facilidad. Solíamos quedar tras el trabajo para compartir un momento de relax saboreando un café antes de planear con tranquilidad el resto del día, así que no me sorprendió recibir esta tarde un mensaje suyo diciendo que cuando saliera de la tienda donde trabajaba se tomaría un café en la cafetería de al lado. Lo que si llamó mi atención y despertó mi curiosidad fue que iba a tomarlo con su madre...
No sabía mucho de ella. Era un tema complicado para Laura, y lo único que había podido sacar en claro es que unos años atrás habían tenido un enfrentamiento que las había distanciado. Al parecer, Laura descubrió que su madre tenía una aventura, y eso era algo que ella ni entendía ni aprobaba, y tras una fuerte discusión, cada una siguió su camino, manteniendo desde entonces un mínimo contacto. Pero hoy estaba en la ciudad, y Laura quería que me conociera, así que aquí estoy, entrando en el bar, dirigiéndome hacia la hermosa sonrisa con la que Laura me saluda.
El excitante olor del café acompaña mis pasos, pero poco a poco se va difuminando y comienza a llegarme el familiar e inconfundible aroma de aquel perfume a base de esencias de jazmín. Un perfume que crece según me voy acercando a la melena morena de aquella mujer que comparte mesa con Laura.
Un nervioso temblor comienza a apoderarse de mis piernas. Un temblor que aumenta por momentos y recorre todo mi cuerpo haciéndome pensar en dar media vuelta y salir corriendo. Un temblor que me paraliza por completo cuando esa mujer vuelve su cabeza para mirarme y permitirme descubrir tras su negra melena la inquietante y turbadora mirada de doña Lola...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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jueves, 15 de noviembre de 2018

DOÑA LOLA. (capítulo tercero)

Me convertí en su juguete secreto con la entrega de un alumno ansioso por aprender y descubrir los secretos del placer carnal. Y aquellos lujuriosos juegos que ella ponía en práctica conmigo daban mil vueltas a cualquier otra fantasía que mi mente se hubiera atrevido a imaginar, logrando volverme un adicto a entregarme a mi seductora maestra.
En ocasiones, me podía la pasión romántica, y soñaba con fugarnos juntos y empezar una nueva vida en otro lugar. Pero ella se encargaba de frenar mis alocadas ideas, y con una inquietante frialdad me recordaba sin titubeos que ella nunca dejaría a aquel adorable ser que la había acogido a ella a su hija cuando peor lo estaban pasando. Tenía muy claro que estaría siempre al lado de don Cosme, y que mi papel era exclusivamente el de satisfacer esa parte física con la que su anciano esposo ya hacía tiempo que no podía cumplir.
Y yo me sentía fatal. En parte por el sentimiento de culpa, en parte por reconocer que con ella no existiría nunca algo más que placer por placer... y me prometía no volver a verla, apartarme de aquel lujurioso cuerpo que desvelaba mis noches...
Pero ella regresaba. Se acercaba a mí con aquella mirada lasciva que hacía brotar llamas en mi pecho, llamas que recorrían mi cuerpo en abrasadoras oleadas cuando ella encontraba el momento adecuado para susurrar en mi oído que acababa de comprarse unas braguitas rojas y que estaba deseando que mi boca las estrenara.
Y cual sumiso corderito, acababa por sucumbir una y otra vez a sus deseos y volvía a gozar dejándome guiar por los caminos lujuriosos del sexo más apasionado que jamás podría haber llegado a imaginar...
Mientras, en la librería, don Cosme me daba cada vez más responsabilidades valorando mi trabajo, y eso me hacía entrar en una angustiosa sensación de culpabilidad sabiendo que aquello no estaba bien, y me llevaba a entender que tarde o temprano debería ponerle punto final, aún con la certeza de perder para siempre aquella increíble manera de disfrutar con la que doña Lola regalaba mis sentidos y mi cuerpo.
Pasaban las semanas y los meses, y seguía sin encontrar la manera de no rendirme a sus encantos, y aunque mi intención era fuerte, mi cuerpo era débil. Pero cuando llegó la contestación a una oferta de una editorial en la capital a la que yo había enviado una solicitud de empleo, supe que era el momento, que no tendría otra oportunidad.
Don Cosme se mostró triste por mi partida, pero entendió mis ganas de mejorar mi situación y me animó felicitándome sinceramente por ello. Incluso preparó una carta de recomendación por si pudiera servirme de ayuda, logrando emocionarme, haciendo que me sintiera eternamente agradecido, consiguiendo que aún tuviera más claro que debía alejarme de allí de una vez por todas.
La despedida de doña Lola fue mucho más decepcionante para mí. Con su habitual frialdad, asumió el momento y se limitó a reconocer que siempre recordaría los buenos momentos compartidos, y tras regalarme un ardiente encuentro de despedida, me deseo buena suerte en mi nueva vida.

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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viernes, 2 de noviembre de 2018

DOÑA LOLA. (capitulo segundo)

Si ya disfrutaba de cada día que pasaba en la librería, ahora tenía además el morboso aliciente de soñar con la presencia de doña Lola. Sus visitas comenzaron a ser más constantes, y mostraba un interés especial en mi trabajo, aprovechando para acercarse y regalarme imágenes turbadoras cuando se inclinaba sobre mi escritorio con algún botón de su blusa "accidentalmente" desabrochado... mi voz temblaba tratando de contestar a sus preguntas sin poder apartar la mirada de aquel sugerente escote, y ella sonreía victoriosa gozando de lo que provocaba en mí, para luego marcharse y despedirse con un guiño discreto desde la puerta y tardar unos cuantos días en volver a aparecer...
Y yo, en la soledad de mi cama soñaba con convertirme en un caballero andante que la rescataba de las garras del dragón, fantaseaba con tórridos encuentros donde ella confesaba su entrega y sus deseos de ser mía, y terminaba encendido, tremendamente excitado con aquellas fantasías que irremediablemente guiaban mi mano bajo el pantalón de mi pijama.
Así una y otra noche, hasta que una nueva aparición suya volviera a llenar la tienda con aquel aroma a jazmín. Y sonreía, y me miraba, y mis ojos la seguían por todo el local viéndola entrar en el despacho para subirse la falda y ajustarse las medias dejando descuidadamente la puerta en el ángulo adecuado para que yo no perdiera detalle y pudiera seguir el recorrido de sus manos por sus piernas mientras se colocaba el liguero.
Estaba claro que ella gozaba con aquel delicioso juego. Pasaban las semanas y mi excitación y mis fantasías crecían a pasos agigantados... pero en eso quedaba todo...
Era la mujer de mi jefe, de don Cosme, de aquel que me trataba con respetuosa amabilidad y me había dado la oportunidad de trabajar en algo que me apasionaba. Y eso me llenaba de un doloroso sentimiento de culpa, pero ella regresaba a la librería, tan elegante, tan radiantemente seductora, y se acercaba y apoyaba su mano en mi hombre aprovechando cualquier escusa para felicitarme por mi trabajo con un cálido beso...
Todo un torbellino de sensaciones para un imberbe veinteañero que se moría por descubrir el placer de acariciar los blancos y sedosos muslos de aquella mujer que disfrutaba logrando estremecerme.
Las semanas iban pasando entre libros, lujuriosas fantasías y culpables emociones mientras el deseo se volvía más fuerte.
Don Cosme seguía enfrascado en sus búsquedas, y de repente llegó una carta informándole sobre unos antiguos pergaminos que se pondrían a la venta en una subasta que se iba a celebrar en Barcelona.
Sin dudarlo ni una vez, preparó el viaje y me aleccionó sobre como dirigir la librería en su ausencia. No volvería hasta el domingo a la tarde, y el sábado, doña Lola pasaría a la hora de cerrar para que yo le entregara las llaves después de hacer el cierre y el arqueo semanal.
Aquellos días, entregado a la responsabilidad que don Cosme me había asignado, apenas tuve ocasión para mis románticas fábulas con mi diosa particular, pero la tarde del sábado, a medida que se aproximaba la hora de su llegada, un nervioso tembleque se iba apoderando de mis piernas.
No dejaba de mirar el gran reloj esperando que dieran las ocho de la tarde, pero media hora antes, el teléfono me sobresaltó... era doña Lola diciendo que lo sentía mucho, que se encontraba indispuesta, y me pedía que cuando terminase me acercara a llevarle las llaves a su casa...
Recuerdo claramente que el corazón se me salía del pecho cuando mis nudillos golpeaban la puerta. Ella abrió y yo entré con la mirada clavada en el suelo, sin atreverme a mirarla, sintiendo su presencia y su perfume tras de mí a lo largo del pasillo que llevaba a la cocina, hasta que ella cogió mi brazo guiándome a una pequeña sala... y entonces la vi... con aquella corta y transparente combinación, mostrando su esplendoroso cuerpo desnudo bajo ella...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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viernes, 26 de octubre de 2018

DOÑA LOLA. (capítulo primero)

Imposible no recordar con una agradable nostalgia aquel año trabajando en la vieja librería de don Cosme. Apenas veinte años recién cumplidos y sin encontrar un sitio donde encajar realmente, aquella librería, con sus interminables estantes repletos de antiguas ediciones y ese embriagador aroma a tinta y papel viejo, supuso un maravilloso refugio para un joven enamorado de la lectura.
Don Cosme había heredado el negocio familiar de su padre, y también su pasión por las antigüedades, en especial, por los ejemplares originales de los clásicos de cualquier género, y a pesar de los achaques de su avanzada edad, en cuanto encontraba la pista de alguna obra interesante, sus ojos brillaban y entraba en un estado de eufórica excitación, y yo sonreía imaginándole como a un apasionado buscador de tesoros a punto de encontrar el Santo Grial.
Me sentía muy cómodo entre aquellas montañas de libros. Clasificándolos, seleccionando los que había que apartar a la espera de pasar por las manos del artesano encuadernador, aprovechando para zambullirme en ellos aprendiendo, alimentando mi alma con todo lo que despertara mi imaginación. Disfrutaba de mi trabajo con la pasión de alguien que se desenvolvía mejor entre sueños y fantasías que en la vida real.
Hasta que apareció doña Lola y toda mi atención se concentró en aquella voluptuosa mujer. Sus zapatos de tacón de aguja, sus medias de seda, su ajustada falda de tubo, y aquel perfume con olor a jazmín lograron sacarme de las páginas repletas de historias y hacerme desear cada mañana que apareciese por la librería y lo llenase todo con su impresionante sensualidad.
Era una mujer totalmente diferente. Mi experiencia con las chicas de mi edad había sido bastante escasa, y desde el primer momento, fui consciente que nunca había sentido semejante interés por ninguna.
Pasaban los días y ella no se dejaba ver, pero yo seguía recordando su turbadora imagen y el maravilloso aroma de aquel perfume que lo impregnaba todo a su paso. Y de repente, una tarde, entró por la puerta cargada de bolsas de la compra, enfadada por no encontrar un taxi, pidiéndole a su marido que me enviara a ayudarla a llevar las bolsas a casa... y don Cosme, sin rechistar, cumplió su petición mandándome a acompañarla...
Y yo la seguí a la prudente distancia que me permitía llenarme con el aroma que su melena morena iba dejando en el aire. Apenas cuatro calles después, subía las escaleras tras ella sin poder apartar la mirada de la abertura de su falda que me regalaba por momentos la sugerente imagen del final de sus medias, para luego entrar en su casa y dejar las bolsas sobre la mesa de la cocina...
Ella se acercó sonriendo con un pequeño monedero en la mano dispuesta a darme una propina, y yo, medio ruborizado, me negué a aceptarla tratando de mostrar una falsa seguridad, diciendo que había sido un placer acompañarla y que estaría encantado de estar a su servicio para lo que necesitara...
En cuanto terminé la frase, me di cuenta de lo fatal que había sonado con aquella temblorosa voz, y eso aumento mi mal disimulado nerviosismo y el calor de mis mejillas. Su sonrisa se volvió risa, y se acercó más todavía, logrando que mis piernas comenzaran a temblar, y mientras agarraba mi cara para besarme cerca de la comisura de los labios, sentí su mano dentro del bolsillo de mi pantalón dejando dentro unas monedas.
Luego me acompaño a la puerta y allí se despidió diciendo que ya encontraría la manera de hacerme cumplir ese ofrecimiento de estar a su servicio cuando ella quisiera.
Volví a la librería casi a la carrera, tan nervioso y excitado que temía que don Cosme se sorprendiera al verme llegar en tan evidente estado. Pero no, estaba atendiendo con su habitual amabilidad a una profesora de historia que acudía con asiduidad en busca de material para sus clases, y eso me permitió escabullirme en la trastienda y seguir con el trabajo pendiente.
Pero no lograba borrar de mi cabeza el momento de tener tan cerca el sinuoso cuerpo de aquella diosa con forma de mujer y la sensación de sentir sus labios sobre mi piel. Y no podía entender esa alteración que provocaba en mí una mujer que, aún siendo evidentemente bastante más joven que su marido, estaba cerca de doblar mi edad...
Esa era la realidad. Mi cuerpo seguía alterado, mi respiración acelerada, y si cerraba los ojos, seguía oliendo su perfume, y dentro de mis pantalones, una deliciosa palpitación me hacía seguir soñando con ella...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
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miércoles, 17 de octubre de 2018

LYDIA.

Se llamaba Lydia y tenía unas piernas que pedían ser medidas a besos.
Y yo me embarcaba en aquella maravillosa tarea con total concentración, y comenzaba el recorrido con devota parsimonia contando mentalmente mientras mis labios disfrutaban del sabroso manjar de su cálida piel.
Y ella me dejaba hacer, sonriendo, gozando de mi entrega, disfrutando de cada centímetro besado, sintiéndose mujer admirada y deseada. Y me miraba con esos ojos capaces de hablar bajo la delicada máscara de encaje que combinaba a la perfección con el encaje de sus mínimas braguitas.
Y juro que yo intentaba seguir la cuenta. Pero en el instante en que mis labios rozaban el borde de aquellas braguitas, perdía sin remedio la cuenta, y mis ojos se clavaban en aquella tela que se transparentaba por la humedad resaltando sus tentadores labios. Mi boca ya no quería posarse en otro lugar.
Sus jadeos y su manera de retorcerse me invitaban a seguir, y yo no me hacía de rogar aún sabiendo que estaba a punto de desatarse la tormenta que la llevaría a convertirse en una hambrienta fiera apasionada que no tardaría en tomar las riendas y ser ella la que terminaba por poseerme y hacerme rendirme a las deliciosas embestidas de sus caderas.
Y yo no sabía ni quería negarle semejante placer... aunque siguiera sin saber cuantos besos medían sus piernas...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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jueves, 11 de octubre de 2018

LA HORA SEÑALADA.

"Si tienes tantas ganas como yo, dime cuándo y dónde..."
Tras semanas sin noticias de ella, recibir un mensaje tan claro transforma mi rutinaria mañana de jueves. Minutos más tarde ella responde con un escueto ok para confirmar la hora y el lugar, y el nerviosismo se apodera de mi cuerpo ante la expectativa de volver a disfrutar de ese maravilloso aroma suyo, ese que lo impregna todo cuando se mezcla su perfume con el intenso olor a mujer excitada dispuesta dejarse llevar por la lujuria de su increíble mente perversa, relamiéndome al pensar en despertar agarrado a su culo entre revueltas sábanas empapadas por nuestro sudor.
Por si la distancia física no fuera suficiente tortura, sus indiscutibles normas acerca de mantener un absoluto silencio fuera de los encuentros que ella misma decidía, hacían que pasara mucho tiempo soñando con volver a recorrer sus voluptuosas curvas y perderme acariciando y saboreando esa suave y cálida piel que se estremecía con cada uno de mis mordiscos.
Parecía que el tiempo su hubiera detenido, y era todo un reto mantenerse concentrado en algo que no fuese mirar el reloj compulsivamente y recordar los jadeos y susurros de aquella diosa que explotaba en apasionados orgasmos gritando mi nombre y haciéndome tocar el cielo entre sus temblorosos muslos.
Y por fin llegó la hora señalada, y allí, sentada en el sofá del apartamento donde el resto del mundo desaparecía, mi diosa me recibía con su espectacular sonrisa y esos grandes ojos color miel que me miraban con deseo invitándome a abalanzarme sobre aquel sinuoso cuerpo cubierto únicamente por una ajustada chaqueta roja con los botones estratégicamente abrochados para resaltar aún más esas impresionantes curvas que el universo ponía en mi camino una vez más...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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viernes, 21 de septiembre de 2018

PROVOCARTE...

Mis temblorosos dedos recorren lujuriosamente esa piel tuya que desea ser conquistada por manos osadas y valientes que logren hacerla vibrar.
Avanzan bajo la delicada tela de tu falda provocando suspiros que me invitan a seguir subiendo por tus muslos conquistando cálidos territorios.
El brillo de tu mirada acelera mis ganas de lograr que te estremezcas sintiéndote mujer deseada.
Y yo disfruto de esa sensación de conseguir pervertirte, notando como poco a poco tus piernas se van abriendo, permitiendo que mis atrevidos dedos se acerquen al encaje húmedo de tu tanga.
Y en ese instante, veo en tu cara esa expresión tan excitante, y sé que no tardarás en levantarte y pedirme que te siga...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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martes, 4 de septiembre de 2018

DULCE CRIATURA

Sonia es una de esas criaturas que rezuma dulzura por cada poro de su cuerpo. Una ternura que roza la fragilidad bajo esos vaporosos vestidos de alegres estampados que hacen lucir aún más si cabe la intensa mirada de esos grandes ojos que te deslumbran cuando sonríe.
El tiempo se detiene cuando tienes la dichosa suerte de gozar de su presencia compartiendo charlas con aroma a café y acabas por desear rozar su piel y sentir esa mágica vibración que provoca en la yema de tus dedos.
Una experiencia inigualable para cualquier persona. Y una tortura para los sedientos colmillos de un perverso lobo que se muere por volver a saborear cada centímetro de esa adictiva piel sabiendo que bajo la tela de ese vestido se esconde la lujosa y seductora lencería que a ella tanto le gusta y de la que presume orgullosa y provocativa cuando se despierta la hembra apasionada.
Esa hembra capaz de hacer a este lobo suspirar deseando recorrer lentamente la cara interna de sus temblorosos muslos llenándome con ese embriagador y inconfundible aroma hasta acabar rendido a los placeres carnales que esa tierna criatura transformada en fiera insaciable puede regalar al afortunado amante por ella elegido.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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miércoles, 29 de agosto de 2018

LETRAS MÁGICAS

No había mejor refugio para una solitaria adolescente que encerrarse en su cuarto para escapar de un padrastro borracho y acosador. Allí, viajando a través de las páginas del viejo libro que su abuela le había regalado, su oscuro cuarto se transformaba en los aposentos privados de una princesa que liberaba su espíritu en el mundo de la magia y la fantasía.
Nunca entendió porqué su madre se había rendido tan fácilmente a un tipo que la despreciaba y maltrataba sin oponer más resistencia ni más remedio que esconderse día tras día dentro de botellas de alcohol barato. Ni siquiera las quejas de su atemorizada hija le habían servido de estímulo para enfrentarse a una situación tan degradante.
Todo se complicó cuando habían prohibido a la abuela seguir visitándola. Estaba decidida a escaparse en su busca, pero esa noche, tras caer rendida de tanto llorar, una presencia la hizo despertar sobresaltada... La habitación olía a su abuela, y a su lado, sobre la almohada, un antiguo medallón y una nota donde su abuela le pedía un poco de calma, que esperase a ser mayor de edad, que ese día encontraría un regalo en su ventana y que entonces lo entendería todo. Le pedía que llevase siempre el medallón bajo la ropa, en contacto con su piel, y que no dejase que nadie lo viera...
Y ese día llegó, y apareció el viejo libro con tapas de plata, con aquella extraña cerradura donde el medallón encajaba a la perfección haciendo de llave secreta.
No pudo despegarse de aquellas hojas manuscritas en toda la noche. Poco a poco fue comprendiendo que su abuela no vivía a solas en el bosque por casualidad, y comenzó a sentir una asombrosa complicidad con aquellas historias donde la magia convertía a dulces abuelitas en ardientes amantes que se entregaban bajo la luz de la luna a unos seres que no resultaban tan feroces y salvajes como los presentaban.
Encontró hechizos, pócimas mágicas, conjuros... y descubrió con pasmosa facilidad que todo aquello le resultaba tan familiar como si fuera parte de ella. Las piezas iban encajando llevándola a la inquietante confirmación de ser descendiente de una antigua estirpe, y que la abuela era algo más que una dulce anciana que horneaba sabrosas galletas.
A partir de aquel momento revelador, las horas encerrada en la habitación fueron aumentando, y cada nueva lectura aportaba nuevas pistas sobre aquella herencia recibida. Fue aceptando su papel, sabiendo que pronto tendría que ir en busca de su abuela, y debía prepararse a conciencia para encontrarse con un destino que la llevaría a convertirse en otra de esas mujeres que bailan con lobos a la luz de la luna, apartadas de una sociedad que a fuerza de no entenderlas, terminaba por temerlas...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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viernes, 24 de agosto de 2018

SOBRESALTOS

A Carmen y a Juan les gustaba salir a pasear al atardecer, cuando el calor de las tardes de verano iba despareciendo y la fresca brisa se convertía en un agradable compañero.
Cerca de su casa pasaba un tramo del Camino de Santiago recorriendo una zona tranquila que les acercaba a una pequeña localidad rural cercana a la urbanizada barriada donde vivían.
Caminaban despacio, casi sin hablar, disfrutando de salirse un rato del asfalto cotidiano, con la serenidad de entenderse con la mirada, con el acompasado ritmo que dan los años que llevaban conviviendo y compartiendo su vida. Estaban en esa edad intermedia en la que se agradece la calma y la seguridad, donde lo que para unos puede verse como rutina y aburrimiento, para otros se vuelve la armonía de la ausencia de sobresaltos.
Gozando de la ligera caminata, pendientes el uno del otro, llegaron al área de bancos y mesas de madera donde el Camino seguía su recorrido con indicaciones de los próximos albergues para los peregrinos, y desde donde ellos tomaban un desvío que los acercaba al barrio por una zona más urbana e iluminada.
Siguiendo la costumbre de otros días, aprovecharon para sentarse a compartir un cigarrillo mientras la oscuridad de la noche iba cubriendo todo, dejando a una corta distancia la claridad eléctrica de la ciudad. Un momento para ese vicio que llevaban años dejando y eliminando de forma constante la mayor parte del día... menos de ese instante de solitaria y silenciosa soledad...
Todo parecía igual que otros días, el silencio, la paz, el sabor del tabaco... todo normal, salvo que hoy la luna parecía más brillante que otras veces, y quizás, el lejano ruido de la ciudad sonaba más distante, y no había refrescado, seguía haciendo un sofocante y pegajoso calor.
Un bochorno que hizo que Carmen se quitara la camiseta buscando un poco de frescor al quedarse con el pequeño top deportivo que llevaba normalmente bajo ella.
Juan apagó el cigarrillo y no pudo dejar de mirarla mientras se ataba el pelo en una coleta. Aquel simple gesto que tantas veces la había visto hacer, hoy le pareció algo deliciosamente tentador, y comenzó a recorrer su cuerpo con la mirada con el mismo brillo en los ojos que cuando la había visto por primera vez.
Sintió que la deseaba, que necesitaba abrazarla, y se acercó a ella acariciando suavemente su espalda.
Y ella se estremeció volviéndose sorprendida. Y él se alegró al ver que su mirada era también de deseo.
No hicieron falta palabras, algo en el aire, o en la luna, o en sus cuerpos disparó sus sentidos y les llevó a un apasionado beso... un beso que desató por completo sus ganas y les llevó a entregarse al placer de hacer el amor de manera incontrolada allí mismo, sobre la mesa de madera, con la pálida luz de la diosa Selene como único y silencioso testigo.
Hicieron el amor con auténtica pasión, sintiendo sus cuerpos disfrutar del placer físico con la intensidad del imprevisible y excitante momento, y luego, volvieron a casa caminando en silencio...
Él recogió la cocina mientras ella se duchaba. La rutina cotidiana se completaba de nuevo con ella en la cama eligiendo una serie en la tele y esperando que él volviera del baño... pero cuando volvió y la miró, no pudo evitar un estremecimiento al sentirse admirada y deseada. Sintió sus pezones erizarse bajo la sábana que los cubría hasta que él se acercó y la apartó quedándose allí de pie, recorriéndola con la mirada y haciéndola suspirar...
Definitivamente, aquella noche algo mágico y sorprendente los estaba sobresaltando...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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miércoles, 22 de agosto de 2018

CARTA PARA TI...

Si pudiera estar ahora mismo enroscada entre tus brazos, no estaría escribiendo estas letras que las ganas de volver a verte hacen brotar de forma intensa y alborotada.
Improvisando, sin un orden lógico, el papel se va llenando de frases nacidas desde la pasión y los recuerdos que mi piel y mi mente acumulan. Un caos de líneas motivadas por tórridas escenas de cuerpos enredados entre las sábanas.
Intento que tu ausencia sea menos dura plasmando en palabras lo que mi cuerpo añora, y mientras las hojas en blanco de mi libreta se vuelven un maremágnum de frases y tachones, voy contando las noches en soledad que me quedan antes de volver a poder tenerte desnudo en mi cama.
Un nuevo sorbo de café me recuerda el sabor de tus besos, y mi cabeza vuela a ese momento mágico en el que mis manos te dan placer y te retuerces jadeando, y yo disfruto de lo guapo que te pones cuando te entregas a mi lujuria.
Ni con el aire fresco de la noche que entra por la ventana de mi cuarto logro calmar el calor que recorre mi cuerpo, y mi excitación aumenta, y me muerdo los labios a la vez que mi mano busca la mojada tela de mi tanga, y los temblores hacen que los renglones comiencen a torcerse y casi tengo que soltar el bolígrafo... pero no, me obligo a dejar de tocarme, quiero que sean tus dedos los que jueguen bajo mi tanga, y sigo poniendo en palabras todo lo que provocas en mí con solo pensarte.
Me gustaría ver tu cara cuando recibas y leas esta carta, y sí, ya sé que hay móvil, mensajes, videollamadas, pero qué quieres, adoro el tacto del papel... y sé que lo agradecerás...
Me muero de ganas por volver a sentir esa deliciosa manera tuya de despertarme con mordiscos y besos en las nalgas...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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domingo, 19 de agosto de 2018

AMIGO MÍO...

Es necesario enamorarse de vez en cuando, es muy bueno para la salud mental. Y no hablo del amor por la familia (la verdadera, no solo la de sangre), por la música, por los libros, por los gatos... ni por cada una de esas cosas maravillosas que nos rodean y emocionan... hablo de enamorarse de una persona, de forma apasionada e incomprensible.
Algo tan maravilloso y excitante que te convierta en un manojo de nervios cada vez que ves a esa persona acercarse, que provoque una sonrisa tonta cuando recibes un mensaje suyo.
Y no importa lo inapropiado que sea, ni que nadie pueda entenderlo (ni siquiera tu mismo). No importa que sepas que es una completa locura y que te sientas un poco idiota, ni que estés seguro de todas las complicaciones que pueden existir.
Ten por seguro que esas "mariposas en el estómago", esa respiración acelerada, ese cosquilleo entre las piernas y esa tierna torpeza que te hace no saber que hacer ni que decir, eso amigo mío, son sensaciones tan difíciles de igualar, que se convierten en uno de los grandes motivos por los que merece la pena estar vivo.
Y en ese momento es cuando deberás volver a sentir y a mirar con la misma ilusión y curiosidad que vemos en la cara de un niño que mira con los ojos como platos a ese mago que saca un conejo de su chistera. Pero no, tú ya eres un adulto responsable, ya te sabes el truco, y calculas las posibilidades, las consecuencias, los que dirán, los imposibles...
Y que importa lo que digan, lo que ocurra... que importa si nadie lo entiende, si no es lo que todos esperan... solo importa que terminarás por perderte la magia, por perderte esa vertiginosa sensación de apasionada incertidumbre...
Por eso hay que enamorarse más, y aunque sepas a ciencia cierta que ya no eres ese tipo que hace locuras, permítete disfrutar de la magia, y sonríe, y sueña con lanzarte a sus brazos y dejar que te coma a besos. Te aseguro amigo mío, que eso nunca nadie te lo podrá quitar, ni el tiempo, ni la gente... ni siquiera la muerte...
Así que vive, ama, siente, ríe, baila... vuelve a ser ese niño inocente que se asombra por todo y que saborea cada minuto sin los prejuicios de los adultos...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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jueves, 16 de agosto de 2018

UFFF....

Me encanta provocar tus Ufff cuando lees mis relatos. Adoro esa inocente forma tuya de dejarme saber lo que mis letras consiguen en tu sensible cuerpo.
Sabes de sobra mi debilidad por ti, y también conoces perfectamente de lo que es capaz mi traviesa imaginación. Así que no te extrañará saber que si le doy rienda suelta, puedo recrear los momentos en los que te vas sumergiendo en esos escenarios donde mis personajes se entregan a intensos episodios de pasión, y en mi cabeza, te veo sintiendo un calor que crece y recorre tu delicada piel.
Imagino el brillo de tus ojos mientras sigues leyendo cada línea, dejándote llevar por esas lujuriosas escenas hasta sorprenderte con la placentera sensación de descubrir como se va mojando la tela de esas pequeñas braguitas moradas con lacitos blancos. Y cuando el relato llega a su fin, tu mano temblorosa buscando bajo el pantalón del pijama esa húmeda braguita para que tus Ufff se conviertan en leves gemidos que te hacen estremecer.
Te imagino cerrando los ojos y mordiéndote el labio mientras aceleras el ritmo de tus caricias, logrando que el placer se apodere de ti, logrando que tus piernas tiemblen... y te abraces a tu peluche favorito intentando ahogar pudorosamente esos jadeos que brotan desde lo más profundo de tu ser...
Casi puedo asegurar ese instante en el que te ruborizas al sentirte mujer excitada, al reconocerte felizmente poseída por el embrujo de mis letras, y en ese mágico instante me gustaría dejar de imaginar y poder estar ahí contigo, abrazarte y que sigas temblando entre mis brazos, disfrutar del brillo de tu mirada y probar el sabroso elixir de tus labios...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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miércoles, 15 de agosto de 2018

ABRAZOS....

Su piel era tan suave que yo no podía separar mis manos de ella. Aquel sedoso y potente imán atraía mis dedos y los guiaba a su antojo a través de cada una de sus curvas transmitiendo su calor y su vibración a mi cuerpo. Y ella se retorcía sinuosamente invitándome a viajar sobre su erizada piel, gozando de ver crecer mi excitación, gozando de ser la culpable de mis temblores...
Le gustaba ser recorrida sin prisa. Le gustaba dejarme jugar en cada recodo de su cuerpo, y mis manos aceptaban golosamente sus lujuriosas indicaciones alargando el placentero momento de verla disfrutar de sentirse una diosa adorada y deseada.
El placer del roce, el placer de encender su cuerpo entero sin más pretensión que la de acelerar su deseo, y luego, con la brillante mirada del placer, con esa expresión en su rostro que la volvía tan hermosa y radiante, ella me pedía que me desnudara y la abrazara.
Dos cuerpos desnudos, apretados, rozándose con voluptuosas ganas, sin dejar de acariciarse, empapándose del cálido y sabroso aroma del otro, compartiendo una acelerada y jadeante respiración. Entregados a la poderosa atracción animal de devorarse y poseerse como fieras hambrientas, hasta que ella comenzaba a gemir al sentir mi excitación golpeando entre sus piernas, y entonces, mordiéndose los labios, susurraba entre jadeos la palabra mágica que despierta a la fiera y desata la tormenta... ¡¡ÁTAME!!...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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jueves, 9 de agosto de 2018

NOCHE DE VERANO

La Diosa Oscura de los sueños vino a visitarme esta noche. Por sorpresa, como de costumbre, para acabar metiéndose sigilosamente en mi cama y recorrer con sus excitantes manos toda mi piel hasta llegar a apoderarse de mis sensibles y erizados pezones.
Los hizo suyos, apretándolos con perversa lujuria, logrando hacerme temblar, consiguiendo que la sábana que cubría mi desnudo cuerpo se levantara bajo una deliciosa erección.
Pude ver a través del casi transparente camisón sus magníficos pechos y mis manos no tardaron en agarrarlos, y ella, con esa mirada lasciva, sonreía victoriosa mientras apartaba la sábana...
La vi quitarse el pequeño tanga y enroscarlo sobre una erección que palpitaba y crecía por momentos con las traviesas caricias de aquella suave y empapada tela.
Su boca buscó la mía, llenándola con su lengua y su saliva al mismo tiempo que sentía aproximarse la ardorosa humedad de su encendido sexo en busca del ansiado trofeo.
Y con el intenso gemido provocado al sentirme poseído por mi Diosa favorita, me desperté...
Pasé unos segundos buscándola entre las mojadas sábanas hasta que comprendí que había sido el tórrido sueño de una bochornosa noche de verano, y cerré los ojos, quería volver al sueño... pero fue inútil, seguía a solas, sudoroso, jadeante, y con una tremenda erección, pero la Diosa Oscura no volvió a aparecer...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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domingo, 5 de agosto de 2018

OTRO DÍA EN LA OFICINA. (SÉPTIMA PARTE)

Se hace muy duro volver a la oficina un lunes a las nueve de la mañana con el cuerpo aún dolorido por el increíble maratón de sexo en la adorable compañía de Luisa, y uno ya no recupera tan rápidamente como hace unos años... sin embargo, ella sonríe y saluda alegremente a todo el mundo con esa mirada brillante que la hace parecer fresca y reluciente...
A las nueve y media, puntual e impecable, Marta hace su entrada dando los buenos días y luego se dirige a mí desde la puerta de su despacho para decirme que me espera a las diez en punto para la reunión individual.
Menos de media hora para intentar calmar los nervios y mejorar esa cara de lunes resacoso. Tras pasar por el baño, saco un vaso de ese brebaje de máquina que llaman café y salgo a la pequeña terraza que usamos para fumar, pero no dejo de mirar como van cayendo los segundos y se acerca el momento de estar a solas con Marta.
Un segundo antes de las diez, llamo a su puerta y ella me invita a pasar. Huele a café de verdad, recién hecho, la veo girarse con dos tazas humeantes en la mano, me pide que cierre la puerta y tras posar las tazas se lanza a abrazarme tan fuerte que me deja paralizado, sin respuesta, y solo soy capaz de inspirar profundo y llenarme del embriagador aroma de su perfume...
--- Llevo toda la semana esperando el momento de abrazarte. El otro día me despistó un poco esa recortada barbita canosa, pero en cuanto volví al despacho y vi tu nombre, supe que tendría que esforzarme para no caer en la tentación y saltar a tus brazos...
--- Vaya!!!. Yo necesité confirmar que eras tú, y no tenía claro si te acordarías de mí...
--- Pensabas que "la bicho raro" se había olvidado de su héroe salvador???.
--- Ja,ja.ja, hace mucho tiempo de eso... pero me alegra saber que lo sigues recordando, y me alegra más todavía volver a poder abrazarte.
--- Entonces, el sábado, pudiste reconocerme???
--- Ufff, ya lo creo, ese tatuaje no se borrará nunca de mi cabeza, pero... me viste en la fiesta???
--- Claro, te vi enseguida, a ti y a tu compañera... Luisa se llama, no???
--- Si, Luisa, pero no le conté nada... pensé que sería mejor dejar las cosas así...
--- Me parece una decisión muy acertada por tu parte, sigues siendo un chico discreto que sabe guardar secretos. Pero dime, ella y tú... sois pareja???
--- No, pareja no. Compañeros de trabajo que comparten algún que otro momento sin ataduras ni compromisos, manteniendo la discreción para evitar cotilleos innecesarios. Además, sabrás de sobra que la empresa no ve bien las relaciones entre empleados, así que espero que como jefa nuestra, no nos penalices por ello...
--- Tranquilo. Mis planes no van por ahí, enseguida te cuento... ahora tomemos ese café antes de que se enfríe...
De nuevo en un pequeño sofá al lado de Marta, tan nervioso y deslumbrado cómo aquel inexperto adolescente. Nos intercambiamos los teléfonos personales y quedamos en vernos fuera del horario de oficina para ponernos al día después de tantos años sin saber el uno del otro. Marta prometió contarme todo con detalle, y mostraba interés en saber si había una pareja o una relación en mi vida. Tras asegurarse, admitió que en la suya, igual que en mi caso, sus relaciones habían sido algo bastante decepcionante. Luego, tras otro sincero abrazo y un delicado y tierno beso en los labios, pasó del sofá a su sillón tras la mesa y me pidió que me sentara frente a ella...
--- Ahora toca ponerse en modo jefa. Ya has visto mi otra realidad, la de Lady M, y sé que contigo mi identidad está a salvo, pero como jefa, tengo que contarte un nuevo secreto que ninguno de tus compañeros sabe todavía. Me contrataron para mejorar el departamento comercial con una condición innegociable... la Dirección quiere reducir el departamento, así que dos comerciales se irán al paro. La mayoría, tienen peores cifras de ventas que tú, pero vas a ser uno de los dos que quedará en la calle. Es una decisión que tomé en el momento que supe quién eras, y no tiene nada que ver con Lady M, es Marta quien lo ha decidido de forma consciente y meditada... no quiero a la persona que deseo tener en mi cama trabajando para mí, ya una vez tuve que apartarme de tu lado, y si el universo nos ha hecho volver a coincidir, no pienso dejarte escapar de nuevo y quedarme sin la posibilidad de volver a disfrutar del único hombre que me hizo sentir una mujer especial...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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martes, 31 de julio de 2018

UNIVERSO PRIVADO

Una discreta habitación de hotel, una cama, un baño, dos ardientes cuerpos... el prefecto universo donde entregarse a la lujuria carnal sin miradas, sin molestias de ningún tipo, simplemente, un lugar donde sentir y disfrutar lo que a ambos les apetece.
Una obediente feligresa, un lujurioso confesor... hoy, dos seres ansiosos por rozarse la piel y besarse cómo y dónde nadie les había besado...
Por fin juntos y a solas, por fin unidos en un abrazo perfecto, sincero, apretado, interminable, con mordiscos en el cuello y agarrón de nalga.
Susurros cerca del oído que anuncian los próximos movimientos de unas manos que buscan bajo la ropa lugares que desatan temblores y gemidos hasta que toda la ropa queda en el suelo de la habitación. Y ellos siguen pegados, abrazados, sintiéndose, gozando de una excitación que aumenta sin que ninguno pueda ni quiera pensar en detenerla.
Él disfruta de la sabrosa piel caliente de su feligresa, y ella, tumbada sobre la cama, se estremece al sentirse recorrida por la perversa lengua de aquel confesor con alma de demonio que había despertado sus ganas de volver a sentirse hembra deseada.
Sin miedos, sin complejos, gozando de sus sudorosos cuerpos erizados hasta quedar exhaustos y extasiados, llenos el uno del otro, sin dejar de mirarse, sin dejar de tocarse, sintiéndose libres y completos en su universo privado, ese donde la única norma es saborear el placer de entregarse al otro.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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sábado, 28 de julio de 2018

ALGO INESPERADO

Estamos tan acostumbrados a tener la vista fija en la pantalla del móvil que cuando la levantamos de repente podemos llegar a sorprendernos, sobre todo si al otro lado de la barra descubres uno de esos escotes vertiginosos que consiguen hacer desparecer el resto del bar.
Entonces, las notificaciones de Facebook dejan de ser importantes, y fijas tu atención en todo lo que acompaña a esa imagen que acaba de deslumbrarte, y ves como ella también deja su móvil en la barra y comienza a recorrer el local con la mirada hasta que se cruza con la tuya, y para acabar de sorprenderte, no parta la vista y una leve sonrisa aparece en su cara...
Pero recuerdas que esto no es una película de Hollywood, y esperas que aparezca algún acompañante. Pero no, ella sigue sonriendo y se levanta para salir a fumar. No puedo dejar de mirarla, sigo sus pasos hasta la terraza... a través de la cristalera veo que continúa sonriendo mientras enciende su cigarrillo sin dejar de mirarme...
Sin dejar que mi cabeza empiece a buscar escusas, agarro mi café con leche y hielo, y salgo acercándome a ella con esa extraña sensación en el estómago que antecede a lo inesperado. Cuanto más me aproximo, más difícil se hace apartar la vista del espectáculo que ofrece su corpiño y aquella sugerente cremallera que ciñe sus pechos, y tengo que buscar el brillo de sus grandes ojos para que me ayude a disimular... y ella sigue sonriendo, dando la impresión de estar disfrutando de ser la responsable del nerviosismo de aquel tipo que le pide fuego torpemente...
--- Pensaba que no ibas a atreverte a acercarte.
--- Y yo esperaba que apareciese alguien, algún príncipe azul, o algo parecido...
--- Hace mucho que prefiero a los dragones, los príncipes se asustan conmigo.
--- Puedo entender que se asusten, además, los dragones suelen ser más atrevidos.
--- Y tú???, además de tomar el café como a mí me gusta, eres un dragón valiente???
--- Me parece que hoy estoy descubriendo que merece la pena ser algo más atrevido de lo usual...
--- Me alegro, espero que por la mañana sigas pensado lo mismo y que te guste el café igual que a mí...
--- Seguro que será un placer averiguarlo.
--- Me gusta solo, fuerte y desnuda en mi cama...
--- Suena delicioso...
--- Cuidado dragoncito, si se cumple lo que deseas, luego tendrás que ser valiente...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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sábado, 21 de julio de 2018

OTRO DÍA EN LA OFICINA. (SEXTA PARTE)

El espectáculo continuó en el escenario después de que Lady M y sus conejitas lo abandonaran. Otros números con temática BDSM continuaron animando la fiesta y subiendo el nivel de excitación de todos los asistentes, y por supuesto, el de mi adorable Luisa... y yo, intentando asimilar aquel momento revelador. Tenía claro que no podía compartir aquella información con Luisa a unos días de su reunión con la nueva jefa, y esa sensación de tener que ocultarle algo no era muy agradable, pero no podía asegurar que su reacción fuese la más adecuada...
La verdad es que estaba radiante. La excitación era visible en sus grandes ojos marrones, y entre copa y copa, cada vez se acercaba más a mí con movimientos sinuosos, y un rato más tarde, nos besábamos apasionadamente en el asiento de atrás del taxi que nos llevaba a su apartamento.
No hicieron falta muchas palabras. Su cuerpo era un volcán y mis manos lo recorrían buscando su erupción, y mi boca se apoderaba de su cuello haciéndola gemir antes de tumbarla en la cama y verla retorcerse con los ojos inyectados por un lujurioso deseo que la lleva a buscar en el cajón de su mesita unas esposas y ofrecerse a ser sujetada al cabecero de la cama.
No tuvo que insistir para que lo hiciera y luego la desnudara por completo. Luisa gritaba y gemía pidiendo más, pero yo quería tomar el control, así que busqué en el cajón un pañuelo para amordazarla... Eso, tal y como suponía, logró encenderla aún más, y yo pude volver al cajón con la intención de encontrar alguno de aquellos juguetes con los que ella solía jugar a solas.
Una fusta de cuero de pequeño tamaño que no recordaba haber visto en otras ocasiones, y su bala vibradora, esa con la que tanto le gustaba jugar, llamaron mi atención y tras colocarme entre sus piernas, comencé a recorrer lenta y suavemente la suave piel de sus muslos, intercalando pequeños golpes. La veía temblar y estremecerse, sentía su olor llenando la habitación, y seguía acercando cada vez más la fusta a aquellos labios depilados que se empapaban por momentos.
Aún con el pañuelo en la boca, podía oír perfectamente sus gemidos y sus súplicas pidiendo que la poseyera, que no podía esperar más... Pero yo quería seguir con aquel juego lento y morboso, para terminar por acercar el pequeño vibrador a su pubis, logrando que su cuerpo se tensara agarrándose a los barrotes metálicos del cabecero, y cuando la pequeña bala recorrió el camino hasta colocarse sobre su clítoris, ya no pudo más que dejarse llevar por un entregado orgasmo del que yo disfruté casi tanto como ella.
Sabía de sobra que para ella aquello no era más que el principio, que quería más, que acababa de abrir la caja de los truenos. Me desnudé mientras ella seguía jadeando y la hice colocarse boca abajo. Su postura favorita, esa en la que ella se sentía tan poseída y entregada a gozar buscando placer por placer con aquel en quien confiaba, con aquel que conocía el momento justo que la llevaba a volverse loca, con aquel canoso lobo negro que la agarraba por el pelo y la llenaba haciéndola vibrar por dentro... aquel con el que tantas noches compartía la apasionada entrega de lujuriosos juegos donde los roles se intercambiaban sin más condición que la de complacerse mutuamente...
Un sudoroso lobo que ahora trata de recuperar el aliento tumbado en la cama mientras ella está en el baño, y que descubre que su mente vuelve al escenario del club a contemplar la impactante imagen de Lady M en un ensoñamiento nebuloso que acaba por llevarle a aquel viejo sofá donde un tembloroso adolescente descubría por primera vez el placer del sexo de la mano de la joven Marta.
Las imágenes de la fiesta, el olor de las sábanas, la imagen de Luisa gozando allí atada, el recuerdo de Marta, logran rápidamente una sorprendente consecuencia bajo la sábana que me cubre de cintura para abajo. Mi cuerpo vuelve a estar erizado y disfruto de esa sensación imaginando lo que podría ocurrir si Marta me reconociese, y eso hace crecer mi excitación claramente, justo en el momento en que Luisa vuelve a entrar en la habitación y se acerca a la cama sonriendo lujuriosamente, casi relamiéndose, encantada con la idea de colocarse sobre mí y ser ella quien tome el mando...
Y quién se puede negar a ese voluptuoso cuerpo que ahora cabalga sobre el mío mirándome con ojos de deseo!!!

Continuará...

MICHEL GARCÍA
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domingo, 15 de julio de 2018

VOLVIENDO A SENTIRSE....

Al terminar la jornada laboral, ella y su compañera se cambiaban antes de irse a casa. Pero hoy estaba sola, su amiga se había ido un rato antes por una urgencia familiar, y el encargado, también con prisa, le había dejado las llaves para que cerrara al salir.
Tenía el vestuario para ella y podía tomarse el tiempo que quisiera.
Tras una ducha rápida, se secó y se puso el conjunto negro de braguita y sujetador con el que se había encaprichado hace unos días al verlo en aquel escaparate. Hoy lo estrenaba sin más motivo que verse bien, sin otro interés que regalarse un poco de atención a sí misma después de tanto tiempo sin mimarse...
Recorrió la imagen del espejo mirándose, fijándose en cada curva, gustándose... ya no era una jovencita, y el paso de los años había hecho de las suyas, pero no pudo dejar de reconocer que estaba mucho mejor de lo que ella misma se atrevía a pensar...
La suave tela de encaje transparente que cubría sus pechos le permitió ver como sus pezones comenzaban a endurecerse y marcarse. Los rozó con la punta de los dedos por encima de la tela descubriendo una agradable sensación de calor que los hizo crecer, un calor que fue repartiéndose por todo su cuerpo.
Sin poder apartar la vista del espejo, sonrió al comprobar como aquella deliciosa ola bajaba hasta su entrepierna y se convertía en una evidente y placentera humedad, y se dejó llevar por la excitación, por el sorprendente juego de tocarse sin pudores, sin miedos, gozando de un ardoroso y vivo cuerpo que reclamaba mimos, atenciones y caricias...
Caricias cada vez más intensas, caricias íntimas y lujuriosas que la hacían temblar y jadear en busca del maravilloso regalo de un explosivo orgasmo que la hizo sentirse complacida, satisfecha, y feliz de volver a sentirse mujer plena...  y la sonrisa volvió a su cara al verse tan radiante en el espejo, tan segura y convencida de que aquello volvería a repetirse...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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jueves, 5 de julio de 2018

OTRO DÍA EN LA OFICINA. (QUINTA PARTE)

Con la compañía de Luisa, la tarde del sábado se pasó rápidamente entre risas, cervezas y un informal picoteo antes de que un taxi nos llevara a LA MAISON DU LUOP NOIR.
En las afueras, habían convertido una antigua fábrica en un espectacular local con múltiples espacios donde la decoración y la iluminación diferenciaban temáticas relacionadas con el mundo BDSM. Tras una breve visita por esos espacios en la que solo nos permitían un pequeño acercamiento, nos dirigieron al loft de la parte superior donde se celebraba la verdadera fiesta de inauguración.
Fuimos disfrutando de cada pequeño show preparado para la ocasión, gozando de los esculturales cuerpos de chicos y chicas mínimamente cubiertos por cueros, látex y transparencias... Luisa estaba encantada, y sus ojos brillaban sin perder detalle ni cortarse a la hora de aceptar las invitaciones a acercarse y participar fugazmente de aquellas escenas.
Cada poco, una atenta y deliciosa camarera se ocupaba de que nuestras copas estuvieran siempre llenas de un frío y burbujeante cava, y Luisa aprovechaba para agarrar con fuerza mi mano y apretar su voluptuoso cuerpo contra el mío antes de brindar y hacerme probar sus sabrosos y carnosos labios.
Dejamos que la noche nos fuera embrujando y excitando en aquel ambiente tan especialmente cuidado, hasta que, justo a medianoche, la música y las luces cambiaron y se abrió el telón del fondo del local. Allí apareció un personaje vestido al estilo de los antiguos directores de pista de circo que fue invitándonos a acercarnos alrededor del escenario principal. Comenzó por agradecer nuestra asistencia diciendo que para la dirección del club sería un honor que esa noche todos nos fuéramos a casa excitados y con ganas de más (el guiño pícaro de Luisa fue el gesto cómplice que confirmó que en su caso lo estaban logrando...).
Mientras aquel personaje hablaba, los que antes representaban variadas escenas en los pequeños escenarios, repartían ahora un pequeño libro encuadernado en cuero negro con la cabeza de un lobo grabada en la tapa, y el jefe de pista iba explicando que allí teníamos las normas, las condiciones y toda la información necesaria para hacernos miembros vip y así poder asistir y disfrutar del club con plenos derechos.
Siguió con su discurso de presentación pidiendo que dejáramos esa información para otro momento, ya que ahora quería que nos centráramos en seguir disfrutando de la fiesta, y que por su parte, simplemente nos robaría unos minutos más de atención, los necesarios para que conociéramos a la culpable de que aquel lujurioso infierno del placer estuviera allí a nuestra disposición...
Y las luces se centraron en la aparición por el fondo del escenario de una espectacular figura femenina cubierta con una capa gris con capucha que al caminar mostraba las altísimas botas de cuero negro que cubrían sus piernas. Escoltada por dos conejitas rubias al más puro estilo Playboy, se acercaba lentamente al borde del escenario tirando de las correas que ambas conejitas llevaban alrededor de su cuello.
Entre los acordes del tango que acompañaba su puesta en escena, el presentador pedía un caluroso aplauso para Lady M, Reina de los lobos, dueña del club y Ama exigente y dispuesta a someter a todos los que tuvieran la valentía de entregarse a ella. De reojo, pude ver a Luisa aplaudir entusiasmada sin dejar de suspirar y sin apartar la mirada de aquella impresionante mujer...
Lady M se quitó la capucha para mostrar la gran máscara veneciana que cubría su rostro haciendo imposible conocer su identidad (según el maestro de ceremonia, eso era algo limitado a unos pocos elegidos a quienes ella otorgaba personalmente ese privilegio). Luego se colocó de espaldas al público y chascó los dedos para que las obedientes conejitas le quitaran la capa, y los aplausos crecieron ante la maravillosa imagen de aquella hermosa espalda desnuda sobre la que caía una brillante melena negra que llegaba hasta el borde de unas sugerentes y ajustadas bragas negras de encaje.
Con una excitante lentitud, comenzó a girarse, y cuando terminó de hacerlo, mientras las atentas esclavas cubrían sus pechos con sus manos enguantadas, ella, orgullosa y altiva, recibía los ardorosos vítores y aplausos de los enfervorizados y entregados asistentes, tras la gran máscara que mantenía su secreta identidad. Luisa se mordía los labios con las mejillas encendidas, casi jadeando, al igual que todos los allí presentes... todos menos yo...
Estaba paralizado, casi en estado de shock. Había reconocido claramente quien era Lady M... el gran tatuaje en su costado derecho había hecho que mi cuerpo se enervara y que un brutal escalofrío recorriera mi espalda...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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lunes, 25 de junio de 2018

OTRO DÍA EN LA OFICINA. (CUARTA PARTE)

Nunca pude olvidar aquella noche, y menos durante los últimos días de clase antes del verano. Y aunque Marta seguía manteniendo la distancia, yo no podía evitar estremecerme cuando la veía... hasta podía sentir su olor y su sabor, sobre todo en aquellas solitarias noches adolescentes...
El curso terminó. Supe que ella se había marchado a Londres como todos los veranos, mis padres decidieron mudarse para estar cerca de mí en la Universidad. La recordaba, seguía pensando en su cálida piel, pero la vida seguía y el tiempo fue dejando aquella mágica noche en un maravilloso capítulo que siempre estaría presente, pero nuestros caminos se habían separado... hasta ahora...
Así que tocaba dejar el ensoñamiento y los recuerdos y volver a la realidad del trabajo. Durante el resto de la semana, Marta fue reuniéndose uno a uno con los demás miembros del equipo, y todos salían de la reunión diciendo que les había hecho prometer no dar detalles, que así todos tendríamos la oportunidad de no ir con prejuicios ni con nada preparado de antemano. Al final, el viernes por la tarde ya habían pasado todos, menos Luisa y yo, y no quedaba otra que esperar ese momento a solas con ella, y seguir dando vueltas a la incertidumbre de saber que pasaría cuando estuviéramos frente a frente... yo había descubierto su identidad, pero... y ella?, me habría reconocido?, o simplemente, el tiempo había hecho lo inevitable logrando que ni siquiera se acordase de mí?, y empezaba a pensar que para ella, lo más probable fuese que aquella noche no había supuesto un recuerdo tan deliciosamente tierno e intenso.
El sábado llegó, y las tareas pendientes de la casa fueron ocupando la mañana. Después de comer, buscaba un poco de relax en el sofá cuando llegó un mensaje de Luisa diciendo que tenía invitaciones para la inauguración de un club privado con temática BDSM, que me recogía a las nueve para cenar algo antes. Una tentadora oferta para un sábado que se estaba volviendo demasiado tranquilo.
Además, no sabía decirle no a Luisa. Habíamos coincidido en otros equipos comerciales y se había creado entre nosotros una amistad especial. Nadie sabía de nuestra relación, pocos entenderían que dos personas que se compenetraban tan bien no estuvieran viviendo juntos, pero la realidad era que los dos estábamos muy bien sin etiquetas ni compromisos, y disfrutábamos sinceramente de maravillosos momentos donde las horas volaban sin darnos cuenta.
Luisa es una mujer de esas que ahora llaman "curvis", con unos kilos de más y que rezuma sensualidad por todos los poros de su cuerpo. Siempre elegante y llamativa, siempre con una encantadora sonrisa y una mirada llena de luz... Pero su mayor atractivo era su mente curiosa y perversa, su alegría contagiosa, su ausencia de complejos y prejuicios...
Habíamos descubierto rápidamente nuestra espectacular conexión, y la política de las empresas de evitar las relaciones entre compañeros nos llevó a una historia secreta en la que la única regla inquebrantable era seguir gozando de todo aquello que hiciera vibrar nuestras mentes y nuestros cuerpos.
Siempre manteniendo los tres principios básicos de cualquier tipo de relación, comunicación, sinceridad y respeto, iban pasando los meses y ya habíamos dejado de contarlos. Su sensualidad y su apasionada forma de disfrutar del sexo eran el complemento perfecto para aquellas larguísimas charlas con las que yo gozaba tanto o más como cuando recorría la sabrosa piel que cubría sus voluptuosas curvas.
Con el tiempo, me fue contando su pasión por el Sado, por su estética, por los juegos y roles que le daban al sexo un punto de perversión y compenetración basado en la plena confianza. Siguió guiándome por aquel desconocido mundo para mí, y aunque ninguno de los dos llegábamos a extremos muy duros, encontramos un lugar nuevo donde experimentar nuevas sensaciones.
Así que un nuevo club cerca era el plan ideal para una noche de sábado, la escusa perfecta para acabar pasando la noche juntos y despertarnos el domingo desnudos, enredados, oliendo a sexo... el guion adecuado para dos almas solitarias que sabían gozar de la excitante y lujuriosa compañía del otro...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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jueves, 14 de junio de 2018

OTRO DÍA EN LA OFICINA. (TERCERA PARTE)

Después de aquel episodio, mi manera de mirarla en clase cambió radicalmente. Incluso algún compañero se había dado cuenta y se aprovechó de ello para reírse a mi costa sin que yo supiera muy bien que decir... Pero ella seguía manteniendo las distancias, seguía con aquel gesto suyo de enfado con el mundo.
Tenía muy grabada la imagen de su tatuaje, y el recuerdo de aquel sincero y cálido abrazo perturbaba mis hormonas adolescentes.
Pasaron las semanas y todo volvía a la rutina de las clases y los entrenamientos, y aunque yo pasaba habitualmente por delante de su portal con la esperanza de encontrarla, no hubo más contacto que el compartido en las clases en las que coincidíamos.
Sobra decir que seguía manteniendo el secreto de lo ocurrido aquel día.
Llegué a pensar que ella estaría tratando de borrar de su mente todo aquello, que el verme no hacía más que recordárselo, y que por eso evitaba cualquier tipo de contacto. Y así, cuando ya quedaban pocas semanas para terminar el curso, ya me había hecho a la idea de quedarme con el bonito recuerdo de su suave cuerpo pegado al mío, cuando una tarde, volviendo como de costumbre del entrenamiento, al pasar delante de su portal, la oí llamarme...
Me hizo entrar en el portal y me abrazó. El olor de su cuello y de su pelo me hizo temblar, y medio en una nube, escuché sus palabras cerca de mi oído agradeciendo mi silencio, diciendo que no se había olvidado de su promesa de contarme la historia del tatuaje... Intentando controlar mi nerviosa excitación, me aparte un poco para decirle que no tenía que hacerlo si no quería, pero ella insistió, dijo que quería hacerlo, que estaba sola en casa, que su madre trabajaba esa noche y que estaríamos mejor en casa sin vecinas cotillas poniendo la oreja...
No me dio tiempo a contestar. Comenzó a subir las escaleras y la seguí con el corazón latiendo a mil por hora. Pensé en preguntar si su padre también trabajaba por la noche, pero recordé que era hija de madre soltera (otra de las cosas que la convertían en "gente rara" señalada por aquella época oscura en la que crecíamos). Así que entré en su casa tras ella y me senté a su lado en un viejo sofá, y ella me miraba y sonreía, y ahora no estaba con cara de "bicho raro", ahora era toda luz... y yo todo nervios...
Por si fuera poco, Marta se bajó la cremallera de su cazadora de cuero para quitársela con pasmosa naturalidad y quedarse en sujetador. Aquello era mucho para mi acalorado estado, y mis ojos no sabían si mirar el gran lobo tatuado o aquel pequeño sujetador de encaje negro y transparencias. Ella, sin dejar de mirarme y sonreír, comenzó a hablarme de su hermana mayor que vivía en Londres; me contó que pasaba los veranos con ella, que trabajaba en un estudio de tatuaje y que ella se lo había hecho como regalo para que recordase que siempre sería su loba protectora.
Yo asentía con monosílabos tratando de mostrar atención al tatuaje y a sus palabras, pero los ojos se me iban una y otra vez a su maravilloso pecho. Quería disimular, mostrar tranquilidad, pero era evidente que era la primera vez que una chica se mostraba así ante mí, y ella empezó a sonreír más claramente y se acercó... cogió mi mano y la llevó bajo aquella tela transparente... y comenzó a besarme mientras me iba diciendo entre beso y beso que me relajara, que disfrutara, que me dejase guiar, que ella me enseñaría... Y yo, más asustado que nunca en mi vida, me dejé guiar...
Ella se ocupó de todo, de desnudarse, de desnudarme, de llevar mis manos, mis dedos y mi lengua por todos los rincones de su cuerpo. Fue marcando el ritmo y frenando mi excitación en una clase magistral donde ella, una hermosa diosa guerrera, instruía a un virginal adolescente que aquel día se convertía en hombre...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

domingo, 10 de junio de 2018

OTRO DÍA EN LA OFICINA. (SEGUNDA PARTE)

Las ganas de meterme en la red buscando alguna pista sobre Marta me han hecho irme a casa directamente del trabajo sin hacer la parada habitual en el bar de la esquina. Con la escusa de tener que poner la lavadora, me libré de Luisa y de los otros dos compañeros de cervezas de los lunes para llegar rápido a quitar el traje y la corbata y sentarme frente al ordenador.
Pero tras un rato de búsqueda por las principales redes sociales, poco o casi nada tengo en claro sobre mi nueva jefa. Me levanto a por un café y con la segunda calada del cigarrillo, al volver a posar la vista en la pantalla, un detalle en una foto de lo que parece un día familiar en la playa, llama mi atención...
La imagen es antigua y no tiene muy buena calidad, pero solo necesito ampliarla un poco para reconocer el inconfundible tatuaje que lleva una de las chicas de la fotografía, Y en ese momento lo entendí todo...
Me dejo caer en el sofá apurando el cigarrillo, y mi mente retrocede a la época del instituto...
Durante los cuatro años en el instituto, tuve tres compañeras que se llamaban Marta, "la gafas", "la rubia", y Marta García, "la bicho raro" (el concepto bullying era algo desconocido aún, y los motes formaban parte del día a día, y más cuando coincidían los nombres). Tengo que admitir que a costa de la que ahora aparecía como mi nueva jefa de departamento hacíamos muchas bromas, nos reíamos de su imagen, de su ropa oscura, de su habitual gesto de mal humor como enfadada con el resto del mundo... Era lo que hoy llamarían una friki solitaria que iba siempre a su bola...
Mi relación con ella siempre había sido distante, casi inexistente, hasta el invierno del último curso...
Vivíamos en una pequeña ciudad minera del norte. La niebla, la llovizna y el frío, hacían que durante los meses de invierno, a las nueve de la noche fuera prácticamente noche cerrada, y las calles estuvieran casi desiertas, además de lo mal iluminadas que salían estar. Una de esas tardes, volviendo del entrenamiento con el equipo de baloncesto, al pasar al lado de un oscuro callejón a un par de manzanas de mi calle, un ruido me hizo girar la cabeza... pensé que sería algún animal rebuscando en los cubos de basura, pero cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad, vi la silueta de dos personas forcejeando, y pude distinguir claramente los ahogados sollozos de una mujer.
Mi reacción fue instintiva. Corrí hacia ellos gritando que la soltara, y cuando llegué a su altura, vi a Marta, con la falda y las bragas por los suelos mientras un tipo enorme (o eso me pareció a mí) la apoyaba contra la pared poniéndole un cuchillo en la garganta. Mi aparición coincidió con el momento en el que él se bajaba los pantalones, y yo aproveché la sorpresa para lanzarle la bolsa de deporte que llevaba al hombro... sin pararme a pensar, salté hacia él lanzando una patada a sus costillas (veía muchas películas de Bruce Lee de aquella...). El tipo cayó hacia un lado y yo agarré mi bolsa con una mano mientras le cogía el brazo a una Marta paralizada por el pánico para hacerla salir corriendo de allí.
Corrimos como locos un par de calles hasta encontrar un portal abierto donde escondernos a recuperar el aliento. Allí, tras comprobar que el indeseable tipejo no nos seguía, la ayudé a recomponerse la ropa sin dejar de preguntarle si estaba bien, si le había hecho "algo". Quise llevarla a la policía, o al hospital de la Cruz Roja que había allí cerca, pero ella solo decía entre sollozos y temblores que no había pasado nada, que yo había llegado justo a tiempo, y que nadie debía saber nada de aquello, que terminarían por culparla a ella y sería aún peor. Por desgracia, en aquella época, las cosas funcionaban de una manera tan triste que no pude más que reconocer que tenía razón. Y a pesar de la efervescencia rebelde de los diecisiete años, no dejábamos de ser dos críos asustados y lo único que supimos hacer fue abrazarnos y llorar.
No recuerdo cuanto tiempo quedamos inmóviles, fuertemente abrazados en silencio hasta que ella me apartó con delicadeza y tras limpiar las lágrimas de mi cara con su mano, me hizo jurar que nunca contaría aquello a nadie. Cuando por fin logré convencerla de que sería así, ella prometió recordar siempre que yo la había salvado, y luego terminó de vestirse, y yo pude ver con claridad el enorme lobo que tenía tatuado desde el borde de su sujetador hasta más abajo de la cintura. Un tatuaje espectacular en unos tiempos en los que los tatuajes eran cosa de marineros, legionarios o presidiarios, pero que a mí me pareció lo más bonito que había visto en mi vida...
Salimos a la calle, y sin cruzar palabra, la acompañé hasta su portal, que resultó estar a pocos metros del mío, y una vez allí, me hizo pasar dentro para volver a insistir en mi juramento de guardar silencio y en su eterno agradecimiento, y luego me besó intensamente en los labios... y aquel fue el primer beso de verdad que una chica me daba, nada que ver con aquellos juegos de adolescentes llenos de nerviosa timidez...
Demasiadas emociones para un crío imberbe. En aquel momento, era yo el paralizado que se quedaba embobado mirando como "la bicho raro" subía las escaleras y se giraba para guiñarme un ojo sonriendo con un brillo que nunca había visto en aquella cara, antes de darme de nuevo las gracias y decirme que si respetaba nuestro secreto, quizás algún día se animase a contarme la historia de aquel  tatuaje en el que tanto me había fijado...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados