jueves, 29 de septiembre de 2022

DIABÓLICOS ENCANTOS

Su diminuto y delgado cuerpo plagado de sinuosas curvas sensuales invitaba a recorrerlo con extremada lentitud.

Sus pequeños y firmes pechos, coronados por unos pezones diabólicamente sensibles, agradecían las caricias temblando y endureciéndose con tal intensidad que parecían no querer dejar de ser mimados y devorados.

Su carita de niña mimosa se transformaba rápidamente en el rostro de una ardiente mujer de labios carnosos y lengua traviesa capaz de hacerte desear vender tu alma al diablo con tal de seguir atrapado en esa boca lujuriosa.

Por si todo esto no fuera suficiente para volverte loco, su maravilloso culo me hacía perder la poca cordura que me quedaba. Y ella lo sabía. Era consciente de ello y presumía orgullosa poniéndolo al alcance de mis manos.

Con morbosa picardía levantaba su falda incitándome a paladear ese exquisito manjar de adictivo sabor y embriagador aroma. En ese momento quedaba a un lado su correcta compostura y se encendía volviéndose una hembra ansiosa e indecente que gemía sin pudor reclamando estremecerse mientras se retorcía gozando de la pasión desbocada que tan placenteramente recorría su cuerpo apoderándose de su mente.

Y yo firmaba mi rendición incondicional deseando convertir sus nalgas en perfecta almohada sobre la que soñar despierto cada día.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados


 

martes, 20 de septiembre de 2022

ESCULTURA DE CÁLIDA PIEL.

Ella era una deslumbrante criatura. Una estatua perfecta de cálida piel sedosa.

Yo no pude más que entregarme con pasión a recorrer su cuerpo con la misma atención que habría dedicado el más perfeccionista de los maestros escultores.

Con atrevido descaro, mis manos buscaban encontrar alguna imperfección en aquella fascinante figura mientras ella se retorcía traviesamente gozando sin pudor de los temblores que mis dedos provocaban.

Crecía el calor. La habitación se llenaba con el embriagador aroma del placer.

Y ambos nos dejábamos llevar por el lujurioso deseo conscientes de estar destinados a la condena eterna por tan ardientes e inconfesables pecados.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados