martes, 31 de diciembre de 2019

PELIGROSA CURIOSIDAD.

Entre los cafés de la mañana, un cigarrillo rápido en la terraza del bar aguantando el frío de diciembre.
Observaba el paso de la gente ensimismada en sus compras y sus pensamientos sin más intención que pasar el tiempo antes de volver a por el segundo café. Nada fuera de la rutina diaria hasta que llegó ese sonido inconfundible de tacones acercándose, y cuando apareció la responsable de ellos, no pude hacer otra cosa que admirar la elegante imagen de una mujer deslumbrante y cuidadosamente arreglada y seguir su caminar por la acera con esas medias negras que resaltan unas esculturales piernas que se perdían bajo el abrigo de piel.
Me impresionó su arreglado peinado y ese cuidado peinado, y pensé que no encajaba en el ambiente habitual de una calle de barrio en un día de semana, y cuando pasó frente a mí, me quedé hipnotizado por aquellos labios rojos y aquella mirada de mujer segura de sí misma. Y por si fuera poco, giró su cabeza, me miró y me sonrió, y ya no pude apartar la mirada siguiendo su caminar hasta que unos metros más adelante se volvió de nuevo a mirarme.
La vi entrar en una la cafetería de la esquina sin entender esa fijación en una mujer que se salía tanto del tipo de mujer en la que solía fijarme, y seguramente habría alguien esperándola en la cafetería... pero la curiosidad provocaba un extraño nerviosismo que me llevó a cambiar mi rutina diaria para ir tras ella...
Un nerviosismo que aumentó en cuanto pude distinguirla sentada al final de la barra sonriendo al verme aparecer. No me atreví a sentarme a su lado, pero si lo bastante cerca como para poder seguir admirándola mientras la camarera traía mi café, un café al que me había invitado la "señora" del fondo y que venía acompañado de una nota que ella me enviaba y me pedía leer.
Mis dedos temblaban al desdoblar aquel pequeño trozo de papel mientras ella pasa a mi lado lanzándome un guiño cómplice y una mirada que me hizo sentir un cosquilleo de estremecimiento recorriendo mi espalda que creció según iba leyendo aquellas líneas:
"A ver si eres tan valiente y atrevido cómo pareces. Te espero en esta dirección en media hora"
Y aunque por mi cabeza pasaron docenas de dudas, no fui capaz de resistirme a satisfacer la excitante curiosidad que aquella nota me había provocado, y a la hora señalada, empujaba la entreabierta puerta que ella había dejado así para mí.
Un espectacular recibimiento me esperaba al final del pasillo. Ella, sentada, con sus vertiginosos tacones y una blanca camisa desabrochada que mostraba su completa desnudez bajo ella. Cerré la puerta sin apartar la vista de tan impactante imagen, y ella, sin decir palabra, se encamina a la habitación y yo la seguí embrujado por el borde de aquella camisa que apenas cubría sus redondas nalgas.
En el dormitorio, una cama con cabecero metálico con unas esposas adecuadamente colocadas y ella acercándose con una pequeña fusta en la mano. Mi cuerpo ardía, sentí su calor y su perfume embriagándome cuando su boca susurraba cerca de mi oreja mientras la fusta jugaba suavemente sobre mis nalgas.
 - Me gustan los hombres traviesos y obedientes, y aquí, en mi refugio yo pongo las reglas, así que desnúdate y túmbate en la cama, las esposas te esperan. O aprovecha tu última oportunidad de salir corriendo.
Un par de azotes más intensos que los anteriores me hicieron reaccionar y sin pesarlo dos veces, obedecí sus órdenes al pie de la letra. Ella, tras ajustar fuertemente las esposas, se sentó a horcajadas sobre mí y comenzó a moverse voluptuosamente y a jugar con su fusta sobre mis pezones.
Su mirada lujuriosa, sus sinuosos movimientos, y aquella ardiente humedad que bañaba mi vientre lograron acelerar mi excitación y aumentar mi erección por momentos, pero era ella y su fusta quienes marcaban el ritmo, y comprendí en aquel instante que estaba firmando mi completa rendición a aquella diosa desconocida dispuesta a convertirme en el juguete que saciaría su lujuria llevándome a ese placentero infierno al que yo estaba deseando entrar.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

domingo, 22 de diciembre de 2019

RECORDANDO ENTRE LAS SÁBANAS.

Sentir la suavidad de unas sábanas de seda sobre la piel desnuda después de un baño relajante y disfrutar de su roce mientras voy notando como mi cuerpo se va erizando y calentando.
Descubrir como los pezones se endurecen y se levantan reclamando los delicados pellizcos de mis dedos para temblar nerviosamente aumentando mi calor y mis ganas de sentirme de nuevo mujer.
Mis muslos, acariciados por la fina tela, se abren al notar el calor bajo el encaje blanco de mis húmedas braguitas, invitando a mis manos a jugar con mis recién depiladas ingles y apretar los cada vez más hinchados labios en un lujurioso momento que transporta mi mente al cálido lugar donde me transformo en una caperucita hambrienta y deseosa de devorar al peligroso lobo que últimamente me hace recordar sensaciones que ya creía olvidadas...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos

jueves, 12 de diciembre de 2019

INOLVIDABLES PRIMERAS VECES.

Han pasado ya tres días y aún me escuecen las nalgas cuando me muevo en la silla. Y esa sensación me traslada una y otra vez a esa inolvidable noche a las órdenes de mi señor.

Sigue pareciéndome algo imposible de creer, algo que ni siquiera podría haber imaginado hace apenas unos meses. Pero ese delicioso escozor de mis nalgas todavía enrojecidas me obliga a aceptar la realidad de mi completa fascinación por esos juegos a los que él me ha ido guiando con su exquisita delicadeza y ternura.

Intensos juegos llenos de "primeras veces" que me hacen pensar continuamente en el momento de volver a entregarme a sus perversas manos.

Me sorprendo a mí misma aceptando los retos que su traviesa mente sugiere. Nunca creí ser capaz de acudir a una cita con una corta faldita sin nada más que unas medias a medio muslo bajo ella, y me río nerviosa al recordarme caminado hacia su coche sintiendo una sensación de frío entre las piernas que curiosamente me encendía deliciosamente. Y luego, esas manos suyas tratando de descubrir si había cumplido sus deseos mientras yo esquivaba sus manos y me hacía de rogar diciéndole que esperara a llegar al hotel.

Hasta que, una vez a solas en la habitación, no pude ni quise evitar sus caricias bajo mi falda. Caricias que me hacían suspirar viendo como él disfrutaba de mi entregada obediencia.

Sabía muy bien lo que me hacía estremecer. Conocía perfectamente la manera de llevarme a un punto sin retorno con sus dedos haciendo brotar una imparable humedad que bajaba por mis temblorosos muslos, acelerando mis ganas de ser suya en aquel mismo instante.

No dudé un segundo en complacerle cuando me pidió que me volviera y levantara mi falda. Sentía su mirada y su deseo, y con la primera nalgada, todo mi cuerpo se estremeció haciéndome gemir. Y de repente, sin que yo supiera de dónde había salido, una fusta recorría mis muslos y mis nalgas para luego comenzar a descargar suaves azotes que me llevaban a un punto de excitación al que no recordaba haber llegado en mi vida.

No logro olvidar mi manera de jadear y de suplicar que no parara, que siguiera con aquel delicioso castigo. Una nueva primera vez, otra inolvidable experiencia entregada a la lujuria de mi señor ante la que yo me rendía y temblaba mientras él se desnudaba sin dejar de jugar con la fusta entre mis piernas logrando volverme loca y a punto de llegar a un salvaje orgasmo.

Y cuando me tomó en sus brazos para terminar de desnudarme por completo y tumbarme en la cama, supe que caería en la tentación de ser suya siempre que él me lo pidiera.
Sus labios y su lengua recorrieron mi cuerpo antes de terminar devorando apasionadamente mi empapado sexo. Todo mi cuerpo se estremecía oyéndole pedirme que gozara, que le entregara ese sabroso orgasmo que le pertenecía...
¡Y claro que era suyo!, ¡y claro que se lo entregué sin ningún reparo!

Todos mis orgasmos le pertenecen, incluso cuando él no está y mi mente vuela recordando cada momento compartido y mis dedos tienen que calmar el ardiente infierno que nace entre mis piernas pensando en él. Y termino retorciéndome entre las sábanas reconociendo que necesito volver a ser suya, admitiendo que mis dedos son unos simples aprendices frente a los suyos...
Y su boca...
Y su fusta...
Y su...
¡UFFFFFF!

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

martes, 10 de diciembre de 2019

EXCITANTE RITUAL.

Pasan los meses, pero desnudarla lentamente sigue siendo un excitante ritual al que me entrego golosamente con la devoción de quien desenvuelve el regalo navideño más esperado.

Mis manos van poco a poco dejando al descubierto pedacitos de su erizada piel y mis sentidos se alborotan al mismo ritmo que va creciendo su excitación.

Ella se deja hacer. Goza del momento sabiéndose diosa venerada y puedo ver y oler el calor que brota de cada uno de sus poros. Mis dedos la rozan y ella se estremece disfrutando de esa metamorfosis que la va transformando en una hembra  pecadora que se rinde al placer de mis lujuriosas caricias.

Prenda a prenda, el delicado envoltorio va quedando en el suelo sin que yo pueda apartar la vista de esa sinuosa figura que se retuerce voluptuosamente mientras se muerde los labios. Me concedo unos segundos de placentera contemplación, admirándola como si fuera la primera vez que la veo, antes de desabrochar el blanco sujetador de encaje y dejar al descubierto sus pequeños pechos erizados y ella suspira y jadea pidiendo con la mirada que los bese...

Pero antes, mis manos comienzan a bajar sus húmedas braguitas dejándola desnuda, excitada y deseosa de sentir el calor de mi boca recorriéndola con la pasión que mi diosa se merece cada noche...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

PUEDE QUE ALGUNA TARDE...

Algún día, alguna tarde, los astros se alinearan y podré gozar del mágico espectáculo que supone ver a Milady Colibrí disfrutar relajada de una merecida siesta.

Y tendré que contener mis ganas de besar esa tentadora tela que cubre el sabroso manjar que tanto deseo.

Quizás lo consiga y no salte sobre ella, y espere antes de despertarla con miles de besos en esas cálidas y suaves nalgas. Estoy seguro de que si lo hiciera, ella se despertaría al segundo beso y se haría la dormida para gozar de esa sensación de sentirse deseada y devorada por su hambriento y apasionado Milord, dejándose invadir por el placer que la hace estremecer hasta volverse una hembra entregada a la lujuria.

Y probablemente, al final, será ella la que se encienda y posea a su amante incondicional hasta convertirlo en esclavo de los instintos de esa mujercita viciosa que reclama su momento de locura entre las piernas del culpable de sus más inconfesables y perversos sueños.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados