Entre los cafés de la mañana, un cigarrillo rápido en la terraza del bar aguantando el frío de diciembre.
Observaba el paso de la gente ensimismada en sus compras y sus pensamientos sin más intención que pasar el tiempo antes de volver a por el segundo café. Nada fuera de la rutina diaria hasta que llegó ese sonido inconfundible de tacones acercándose, y cuando apareció la responsable de ellos, no pude hacer otra cosa que admirar la elegante imagen de una mujer deslumbrante y cuidadosamente arreglada y seguir su caminar por la acera con esas medias negras que resaltan unas esculturales piernas que se perdían bajo el abrigo de piel.
Me impresionó su arreglado peinado y ese cuidado peinado, y pensé que no encajaba en el ambiente habitual de una calle de barrio en un día de semana, y cuando pasó frente a mí, me quedé hipnotizado por aquellos labios rojos y aquella mirada de mujer segura de sí misma. Y por si fuera poco, giró su cabeza, me miró y me sonrió, y ya no pude apartar la mirada siguiendo su caminar hasta que unos metros más adelante se volvió de nuevo a mirarme.
La vi entrar en una la cafetería de la esquina sin entender esa fijación en una mujer que se salía tanto del tipo de mujer en la que solía fijarme, y seguramente habría alguien esperándola en la cafetería... pero la curiosidad provocaba un extraño nerviosismo que me llevó a cambiar mi rutina diaria para ir tras ella...
Un nerviosismo que aumentó en cuanto pude distinguirla sentada al final de la barra sonriendo al verme aparecer. No me atreví a sentarme a su lado, pero si lo bastante cerca como para poder seguir admirándola mientras la camarera traía mi café, un café al que me había invitado la "señora" del fondo y que venía acompañado de una nota que ella me enviaba y me pedía leer.
Mis dedos temblaban al desdoblar aquel pequeño trozo de papel mientras ella pasa a mi lado lanzándome un guiño cómplice y una mirada que me hizo sentir un cosquilleo de estremecimiento recorriendo mi espalda que creció según iba leyendo aquellas líneas:
"A ver si eres tan valiente y atrevido cómo pareces. Te espero en esta dirección en media hora"
Y aunque por mi cabeza pasaron docenas de dudas, no fui capaz de resistirme a satisfacer la excitante curiosidad que aquella nota me había provocado, y a la hora señalada, empujaba la entreabierta puerta que ella había dejado así para mí.
Un espectacular recibimiento me esperaba al final del pasillo. Ella, sentada, con sus vertiginosos tacones y una blanca camisa desabrochada que mostraba su completa desnudez bajo ella. Cerré la puerta sin apartar la vista de tan impactante imagen, y ella, sin decir palabra, se encamina a la habitación y yo la seguí embrujado por el borde de aquella camisa que apenas cubría sus redondas nalgas.
En el dormitorio, una cama con cabecero metálico con unas esposas adecuadamente colocadas y ella acercándose con una pequeña fusta en la mano. Mi cuerpo ardía, sentí su calor y su perfume embriagándome cuando su boca susurraba cerca de mi oreja mientras la fusta jugaba suavemente sobre mis nalgas.
- Me gustan los hombres traviesos y obedientes, y aquí, en mi refugio yo pongo las reglas, así que desnúdate y túmbate en la cama, las esposas te esperan. O aprovecha tu última oportunidad de salir corriendo.
Un par de azotes más intensos que los anteriores me hicieron reaccionar y sin pesarlo dos veces, obedecí sus órdenes al pie de la letra. Ella, tras ajustar fuertemente las esposas, se sentó a horcajadas sobre mí y comenzó a moverse voluptuosamente y a jugar con su fusta sobre mis pezones.
Su mirada lujuriosa, sus sinuosos movimientos, y aquella ardiente humedad que bañaba mi vientre lograron acelerar mi excitación y aumentar mi erección por momentos, pero era ella y su fusta quienes marcaban el ritmo, y comprendí en aquel instante que estaba firmando mi completa rendición a aquella diosa desconocida dispuesta a convertirme en el juguete que saciaría su lujuria llevándome a ese placentero infierno al que yo estaba deseando entrar.
MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO
derechos reservados
No hay comentarios:
Publicar un comentario