jueves, 24 de agosto de 2017

LA HABITACIÓN ROJA

Ya no recordaba esos nervios en el estómago antes de una entrevista de trabajo después de tanto tiempo, y esa sensación se incrementaba con los minutos de espera en aquella pequeña sala.
La tentadora oferta, la necesidad de volver al mundo laboral, habían activado su cuerpo y sus sentidos. Pretendiendo causar buena impresión, y sobre todo, queriendo dar imagen de seguridad y confianza, había elegido un traje de falda ajustada y camisa blanca bajo el cual se había puesto ese conjunto de ropa interior que tanto tiempo llevaba olvidado en un rincón de su armario sin mejor motivo para estrenarlo. Pero ahora, allí sentada, los nervios le estaban haciendo sudar y el roce de aquellas mínimas braguitas sobre su recién depilado pubis comenzaba a ser una tortuosa incomodidad bajo la negra falda de tubo...
Cuando la puerta del despacho se abrió, un atractivo y elegante caballero con acento extranjero la invitó a pasar llamándola por su nombre, y al levantarse, sintió como su pecho se aceleraba... Tampoco había sido buena idea lo del corpiño de encaje, ni la camisa tan ceñida. La idea era sentirse atractiva y poderosa, pero el resultado estaba siendo todo lo contrario...
El calor se apoderó de todo su cuerpo de una manera muy evidente, y al alargar el brazo desde la silla para entregar la carpeta con su currículum, notó como dos botones de su camisa cedían a la presión dejando a la vista su escote y el transparente encaje que cubría sus pechos.
Todo el calor de su cuerpo se trasladó a sus mejillas ante la incómoda e inoportuna situación, pero la natural sonrisa que vio en su entrevistador, enmarcada por aquella recortada barba canosa, devolvió un poco de tranquilidad a su ruborizado estado...
--- "Aún sin haberlo planeado, su presentación está resultando muy llamativa. Respire y relájese, los nervios nos juegan malas pasadas a todos alguna vez...
Leeré con calma su currículum, pero antes de tomar ninguna decisión, debe usted conocer lo que hay tras la puerta de la Habitación Roja...
Luego charlaremos con calma sobre las condiciones y obligaciones del puesto vacante. Todo lo que ocurre ahí dentro tiene que ver con ello, y por supuesto, sobra decir que quedará entre usted y yo...
Tómese el tiempo que necesite y más tarde continuaremos con la entrevista."

Curiosidad???.Intriga???
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MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

miércoles, 16 de agosto de 2017

FOTOS PRIVADAS

Llegas de tu habitual carrera por el parque con esa hermosa cara tuya que refleja la satisfacción de un nuevo reto conseguido, con las mejillas rojas por el esfuerzo y la camiseta empapada de sudor. Protestas cuando te abrazo mientras bebes, pones cara de falso enfado diciendo que estás muy sudada, pero sabes de sobra que me da igual, que me gusta tu olor, y terminas por dejarme quitarte la camiseta para admirar golosamente cómo se marcan tus pezones bajo el empapado top que sujeta tus grandes pechos... imposible no encenderse con esa magnífica imagen...
Mi boca se lanza sobre la caliente piel de tu cuello a la vez que mis manos buscan tus nalgas por dentro de la ajustada malla haciendo que un delicioso suspiro se escape de tu boca...
--- Para tonto. Necesito una ducha... estaré más cómoda luego para que sigas tocándome...
--- Vale, te dejo que vayas a ducharte, pero iré enseguida a acompañarte.
--- Ummm, tentador!!!. Pero ya sabes, agua fría...
Sigo el contonéante movimiento de tus nalgas en dirección al baño y veo como te paras en la puerta para bajarte la ceñida malla poco a poco hasta dejarla en el suelo y quedarte unos segundos apoyada en el marco de la puerta, mirando pícaramente por encima de tu hombro. Haciendo un esfuerzo, contengo mis ganas y espero a que entres en la bañera... y por fin, suena el agua de la ducha...
Entro en el baño desnudo bajo el blanco albornoz, con la cámara de fotos en la mano en el preciso instante en que estás cubierta por la espuma de ese gel con olor a jazmín que tanto te gusta y abro un poco más la mampara si dejar de tomar fotos del maravilloso espectáculo que tengo ante mí. Sonríes sorprendida, tratando de fingir rubor, haciendo ademán de cubrir tu desnudez con las manos, pero el brillo de tus ojos muestra claramente tus ganas de seguirme el juego, y vas dejando que el agua vaya limpiando la espuma para empezar a posar de manera provocativa.
Cuando te das la vuelta, puedo fotografiar tu espalda tatuada y ver cómo los chorros de agua bajan por ella hasta llegar a tus nalgas y meterse entre ellas... sigo disparando, admirando excitado cómo tus manos las separan y levantan para ofrecerme impresionantes imágenes de tu perfecto culo...
Puedo ver cómo disfrutas del juego, cómo te excitas siendo la musa protagonista de mi lujuriosa diversión. No necesito pedirte que te gires, lo haces decididamente y mi cámara dispara sin cesar sacando primeros planos de esos pezones endurecidos por el agua fría y por las caricias de tus manos. Fotografío la expresión de tu cara mientras te muerdes los labios antes de agacharme a la altura de tu vientre y capturar con todo lujo de detalles la pasión con la que tus dedos recorren y acarician los hinchados labios de tu ardiente sexo...
Y ya no puedo seguir con la cámara en la mano!!!
La dejo en un estante y te ayudo a salir de la bañera para luego abrir mi albornoz y apretarte sobre mi desnudo cuerpo sintiendo el húmedo calor de tu piel sobre la mía. Tu cara, toda una invitación a la lujuria, tus pezones erguidos rozando los míos unos segundos antes de que nuestras lenguas se busquen entre ansiosos mordiscos, y tus manos, bajando por mi espalda después de quitarme el albornoz para acabar clavando tus uñas en mis nalgas buscando que mi erección se coloque entre tus piernas haciéndome gemir al sentir el abrasador calor de tu empapado sexo... Y esos suspiros de hembra en celo...
Todo tu cuerpo arde sobre el mío volviéndome loco de deseo para que te apoye sobre el lavabo, de espaldas a mí, y busque sin más dilación poseer tu hermoso culo, sabiendo cómo sé, que eso te hará gritar de placer gozando de ser mía, entregada a un orgasmo inevitable en el que toda entera te estremecerás entre gemidos, sabiendo que será el comienzo de un intenso atardecer que nos llevará a terminar jadeando sudorosos entre las sábanas de nuestra cama...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

lunes, 14 de agosto de 2017

JANA (IV)

Las semanas han ido pasando y Bea se ha convertido en una constante presencia en la vida de Jana, consiguiendo que recupere sensaciones olvidadas durante los meses de destierro con su alegría, su inocencia y su fresco desparpajo.
Aunque había dejado muy claro desde el principio que no quería que Bea se instalara allí de forma permanente, cada vez eran más las noches que aquel animalito de piel sedosa se acurrucaba contra su fibroso cuerpo bajo las sábanas de la enorme cama que presidía el dormitorio principal del ático desde el que se dominaba toda la ciudad.
La pureza y timidez de Bea, su inocente candidez, conquistaban día a día a la solitaria vampira, logrando que disfrutara de nuevo de placeres olvidados recorriendo aquel cuerpo de piel suave hasta ir transformándola en una consentida criatura que se entregaba con descaro a ser devorada con insaciable placer. Jana poseía cada rincón de su cuerpo paladeando con lujuria los sabores, los olores, gozando de verla temblar, lamiéndola, mordiéndola perversamente hasta llegar a aquel virginal pubis cubierto de un sedoso y casi inapreciable vello rubio y lograr que se retorciera entre suspiros en incontables orgasmos que alimentaban y aumentaban el deseo más incontrolable de su alma vampira para acabar clavando sus colmillos en su delicada piel y beber con ansia su sangre caliente y desatar un nuevo torrente de orgasmo aún más intenso que el anterior. Luego, una vez saciada, dejaba que aquel animalito la cubriera de besos y caricias, permitiéndose gozar de su parte femenina compartiendo con ella lo que nunca había imaginado compartir con ningún ser humano.
Cada poco, Bea volvía a insistir en sus súplicas. Quería probar la sangre y repetía sus ganas de quedarse allí de manera definitiva, pero Jana era tajante en ambas peticiones. Sabía que no sería una buena idea que ella bebiese su sangre, sabía que había composiciones distintas y que por muy romántica que sonase la idea, podía ocasionarle reacciones muy fuertes y complicadas para su condición humana.
En cuanto a lo de instalarse con ella, Jana quería seguir teniendo sus momentos de privacidad para salir de caza y dar rienda suelta a sus instintos... Por muy sabrosa que fuera la entrega de Bea, era mucho más placentero vivir y sentir ese excitante juego con sus presas, esa sensación de poder que obtenía con el temor y el pánico que provocaba en sus victimas... Ni podía ni quería olvidar su esencia vampira...
Además, Bea le proporcionaba un placer sexual muy intenso, pero añoraba sentirse poseída por aquella fuerza viril que la hacía retorcerse y explotar por dentro cuando Legna la penetraba ferozmente y la apretaba aplastando sus erizadas tetas contra su fuerte pecho. Necesitaba recordar y recrear esos episodios donde se sentía plenamente hembra deseada por aquel poderoso cuerpo masculino que la llenaba y le hacía temblar salvajemente. Y esos momentos, esos apasionados recuerdos, no quería compartirlos ni con su delicioso animalito ni con nadie... eran suyos y de su Dragón...
Así que, mantener esas indiscutibles normas suponía tenerla unos días enfadada, y que cuando ella la volvía buscar, apareciese con ademanes y morritos de niña consentida. Pero Jana sabía cómo transformar aquellas simpáticas pataletas en fogosos encuentros, para terminar por concederle algún capricho que devolvía la chispa a su sonrisa y a su mirada. Y uno de esos caprichos era acompañarla a fiestas en locales góticos donde predominaban los disfraces y la estética con la que los humanos asociaban al mundo vampírico. Para Jana no era más que una concesión a su animalito, y a pesar de aquella música electrónica que no le entusiasmaba, disfrutaba viéndola sacar su lado más provocador bailando entre aquella masa de humanos frikis.
Sabía que era la única vampira real (si hubiera algún otro lo sentiría al instante) y se regalaba ese pequeño placer de sentirse Diosa sobre aquellos jóvenes mortales que con sus sudorosos cuerpos llenaban el local de intensos aromas que la hacían relamerse sabiendo que alguno o alguna acabaría en uno de los reservados tras sucumbir a los contoneantes encantos de Bea y así convertirse en jugoso alimento para sus afilados colmillos.
Mientras contempla divertida el descaro con el que Bea seduce a un atlético jovencito vestido de negro y con la cara exageradamente maquillada de blanco, Jana siente un escalofrío en su nuca que baja por su espalda haciendo que todos los poros de su piel se ericen en un estado de alerta que casi ya había olvidado. Sus pezones crecen bajo la fina tela que los cubre por encima del corpiño de cuero, y bajo el ajustado pantalón, puede sentir cómo se humedece el pequeño tanga de encaje... y aquel olor que tantos meses hacía que no percibía!!!. No había duda, otra presencia vampírica acababa de aparecer!!!.
Nerviosa y excitada, sigue el inconfundible rastro hasta descubrir la impactante figura de una congénere femenina que avanza decidida hacía ella, y en ese preciso instante, con el corazón a punto de salírsele por la boca, reconoce bajo el vaporoso vestido negro la impresionante imagen de Prista, su ama de cría, la que la había cuidado, amamantado y alimentado mientras su ocupado padre se encargaba de gobernar el Reino. Con ella aprendió todas las particularidades de su condición, suyo fue el primer sorbo de sangre que llegó a su boca, y con ella descubrió los placeres que su cuerpo le podía ofrecer.  Se convirtieron en hermanas de sangre, en confidentes, en amantes, y cuando Legna había aparecido, Prista había sido la cómplice perfecta para que aquel amor clandestino y prohibido hubiese sido posible... Y cómo no, cuando su relación fue descubierta, el hombro sobre el que llorar desconsoladamente... Hasta que la ira del Rey y su ansia de "justicia ejemplar" habían llevado a Legna a un desconocido confinamiento en cualquier parte del universo y a ella al destierro en el planeta Tierra, y aunque no pudo saber que tipo de castigo había tenido que sufrir, conociendo a su padre, podía imaginar la terrible penitencia que habría tenido que cumplir...
Y ahora esta aquí, a escasos centimetros, y puede sentir su excitación y sus ganas de abrazarla milésimas de segundo antes de que ambas se fundan en un abrazo en el que no hacen falta las palabras, seguido de apasionados besos y dulces caricias a través de las cuales puede sentir bajo la fina tela de vestido las profundas marcas que el látigo del verdugo había dejado en su espalda.
Muchas preguntas, mucho que contarse, pero no ahora. Lo que ambas querían era irse de allí y recuperar a solas todo el tiempo que llevaban separadas. Así que, tras despedirse de Bea prometiéndole una clara explicación en otro momento y calmar su amago de enfado con un tierno beso, Prista y ella vuelan de la mano sobre los tejados rumbo al apartamento del ático...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

jueves, 10 de agosto de 2017

ASÍ SOY

Solo soy un currante
soñador hasta la muerte
que comparte vida y suerte
con sus libros y aficiones
con alguna que otra amante
a quien regalarle flores

Voy vagando por la vida,
siguiendo mi destino
que me marca un camino
con pasiones y corduras,
sin embargo, a suicida
no han llegado mis locuras.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

miércoles, 9 de agosto de 2017

JANA (III)

Buscando el lugar más oscuro y alejado de indiscretas miradas, se sitúa unos metros por delante en la penumbra de un portal y desde allí acecha sigilosamente la llegada de su presa, pero en ese momento, percibe en el aire la presencia de dos figuras masculinas que le habían pasado inadvertidas mientras se aproximaba saltando sobre los tejados, y eso le hace asomarse cuidadosamente para comprobar que no es la única que ha elegido ese callejón como territorio de caza...
Sin que la menuda joven pueda ni siquiera reaccionar, saltan sobre ella y la tumban sobre el capó de un coche. Uno le sujeta la cabeza y le impide gritar tapándole la boca con la mano mientras el otro sube su falda violentamente y le arranca las bragas con un certero movimiento de su navaja tratando a la vez de bajarse los pantalones.
Jana solo ha necesitado unas décimas de segundo para afilar sus colmillos, saltar sobre el sorprendido tipo de los pantalones en los tobillos y romperle el cuello con un movimiento tan rápido que le hace caer desplomado al suelo sin tiempo ni para entender lo que estaba pasando. Su compinche, intenta defenderse con el cuchillo con el que amenazaba a la chica, pero no puede ni llegar a levantar la mano que lo sostiene cuando Jana lo empuja contra la pared para allí clavarle los colmillos en la yugular y saciar su sed disfrutando de utilizar sus fuerzas para cargarse a uno de esos humanos a los que ni sus propios congéneres soportan. No tenía por costumbre matar, solo se alimentaba y los dejaba sabiendo que recuperaban la consciencia en un rato y que la sangre perdida solo sería motivo de unos días de debilidad.
Tampoco, como contaban aquellas infundadas leyendas urbanas, ser mordido por un vampiro suponía convertirse en vampiro o contraer algún tipo de enfermedad infecciosa. Al contrario, había muchas enfermedades entre los humanos que podrían suponer algún problema para ella, y en cuanto percibía algo en ellos, desparecía del lugar... Sería por humanos en este planeta superpoblado...
Pero aquella noche bebió hasta dejar seco a aquel estúpido patán, y se sintió bien después de hacerlo, sabiendo que de alguna manera, estaba haciendo un favor a la humanidad quitando de las calles a un ser tan miserable como para intentar violar a una indefensa jovencita, casi una adolescente, que seguía asustada y petrificada apoyada en el coche con la falda por la cintura y las blancas bragas rotas a sus pies en el suelo.
Limpiando sus ensangrentados labios con el dorso de la mano, Jana se acerca a ella sintiendo como su pequeño cuerpo se estremece paralizado por el miedo ante aquel poderoso ser que la acaba de salvar de ser violada brutalmente, pero con expresión de no saber muy bien que intenciones tiene para ella. A Jana le llega el olor de ese temor mezclado con el aroma caliente de la sangre joven que recorre a toda velocidad sus venas empujada por los acelerados latidos de su corazón justo en el momento que la ve desvanecerse, obligándola a dar un salto para cogerla y evitar que caiga al suelo.
Está claro que la jornada de caza no ha salido del todo como esperaba. Ha calmado su sed, pero ahora carga con un frágil cuerpo desmayado rumbo a la azotea de su ático. Había pensado por un instante en dejarla cerca de una comisaría y desaparecer tras hacer una llamada anónima, pero no pudo resistirse a la tentación de seguir contemplando aquel angelical rostro lleno de inocencia y ternura. Y ahora, tras despertarla y tranquilizarla con mucha calma y suavidad, aquel delicioso animalito caía rendido en su cama con una enorme camisa suya por pijama, sin tener muy claro aún porqué la había llevado a su apartamento.
El olor a hembra joven llena la habitación por primera vez desde su llegada a este planeta, así que tras una rápida ducha y un cigarrillo en la terraza, se tumba desnuda a su lado disfrutando de contemplarla allí tan plácidamente dormida después del estresante episodio del callejón, permitiéndose esta vez no caer en la triste ansiedad que su cuerpo siente cada amanecer recordando las maravillosas manos de su Dragón recorriendo con deseo cada centímetro de su piel...

Continuará....

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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jueves, 3 de agosto de 2017

JANA (II)

Como cada luna llena, Jana se deja hipnotizar por esa pálida luz que eriza su piel y hace que toda su sangre palpite aceleradamente recorriendo sus venas a gran velocidad. Puede notar como sus colmillos crecen por momentos al rozarlos con la punta de la lengua, y segundos después, se los clava en su labio para saborear con sumo placer su propia sangre.
En la soledad de la azotea, deja que la sed se vaya apoderando de su cuerpo sabiendo que así su mente se calmará y por unas horas dejará de pensar en Legna, y en el increíble placer que traspasaba toda su piel cuando él la acurrucaba entre sus fuertes alas negras.
Pero basta de suspirar por un recuerdo imposible. Hoy es día de caza, de saciar su apetito y gozar de la poderosa y excitante sensación de sentirse como una Diosa que juega con aquellos infelices y torpes mortales.
En estos meses de destierro, había descubierto dos cosas sobre los humanos. Primero, que le gustaba y llenaba mucho más la sangre de las hembras, y que cuanto más trataban de escapar o defenderse inútilmente de su segura suerte, más disfrutaba ella... También había comprobado como algunos se rendían de una entregada forma que le resultó muy chocante al principio; no entendía esa sumisión a ser poseídos...
Pero cuando mejor lo pasaba, era cuando recurrían a extraños métodos cómo las cruces, el agua bendita, la luz del sol, los ajos, la plata, invocar a dioses en patéticos rituales... esconderse en iglesias... Al principio, sorprendida por aquellas chocantes reacciones, se sentía algo confusa, incluso tuvo que recurrir a buscar información para comprender lo que los humanos entendían por vampiros, y no pudo dejar de sentir un poco de lástima al comprobar lo equivocados que estaban y la desconocida realidad a la que se enfrentaban.
De todo lo que pudo investigar, solo había dos cosas de las que tenía que preocuparse. Las estacas de madera (¿sagrada?) en su corazón podrían ser un doloroso problema, pero tendría que ser una estaca muy grande y violentamente clavada como para causarle un desenlace fatal. Ahora bien, lo de separar su cabeza de su cuerpo, sí que era algo a evitar... fuese con una espada de plata como se contaba en aquellas leyendas urbanas, o con cualquier otro artilugio, era algo que supondría un final irremediable.
Todo lo demás, solo eran divertidos ritos ante los que simplemente había que seguirles la corriente en el entretenido juego del gato y el ratón. Sus habilidades físicas y mentales la convertían en una felina cazadora, y los humanos no poseían ni la destreza, ni la agilidad, ni la fuerza necesarias para llegar a suponer algún tipo de amenaza para ella.
Y ahora, con su cuerpo, su mente y sus sentidos en estado de alerta, salta de la azotea para dejarse caer sobre las calles de aquella pequeña ciudad de callejones estrechos y oscuros. Protegida por las sombras de la noche, guiándose por su olfato y su instinto, enseguida encuentra el rastro inconfundible que va dejando una joven que vuelve a casa con cansado caminar tras una larga jornada de eso que los humanos llaman trabajo...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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