lunes, 29 de mayo de 2017

CURVAS...

Ella era una mujer pantera, de esas que provocan esguinces cervicales cuando caminan derritiendo las aceras sobre sus infinitos tacones.
Yo, un incorregible soñador, empeñado en la incansable tarea de encontrar la curva perfecta donde mis manos encajen a la perfección.
Como era de esperar, cuando ese pecaminoso caminar suyo se cruzó en mi camino, ya no hubo más alternativa que terminar derrapando sobre esas curvas hasta conseguir aprenderme cada recorrido con la ilusión de quien descubre nuevas rutas en las que navegar.
Y ella se dejaba recorrer sacando a relucir sus armas de mujer guerrera, acostumbrada al seductor juego de hacerte creer que eres tu quien la conquista...
Y yo me dejaba engatusar, y seguía su delicioso juego aceptando el papel que me permitía continuar saboreando cada rincón de su joven y golosa piel.
Mis manos encontraron rápidamente la manera adecuada de acariciar lujuriosamente los vibrantes poros de una piel creada para ser gozada de todas las posibles formas que mi apasionada y perversa mente podía llegar a imaginar, buscando entre sus piernas el indescriptible placer que encontraba al ser suyo y sentirla mía. Y en esos momentos, descubría la sinceridad con la que ella también se entregaba a ser mujer, y en esos momentos, no había roles, ni papeles, ni actuaciones. No había conquistador ni conquistado.
Solo nos preocupaba sentir y compartir la magia de ser un hombre y una mujer enredados en una sinfonía de ardorosos cuerpos, dominados por la locura de llegar a la máxima comunión posible entre dos amantes temerosos ante la posibilidad de tener que reconocer una pizca de sentimientos que les recuerde la fragilidad que conlleva abrir el corazón a eso que algunos llaman amor.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados



viernes, 26 de mayo de 2017

NOCHES EN VELA

Me temo que va a ser difícil dormir esta noche.
El plomizo cielo que cubre la ciudad amenazando con descargar una gran tormenta, hace que el pegajoso calor que inunda el apartamento cubra mi piel de incontables gotas de sudor. Ni con las ventanas abiertas logro que corra un poco de aire que consiga refrescar mi desnudo cuerpo...
Una ducha fría ayudaría a calmar esta sensación agobiante, pero me niego a hacer desaparecer el olor que has dejado incrustado en mis poros mientras nos enredábamos esta tarde entre las sábanas de mi cama. Han pasado ya dos horas desde que te fuiste, pero tu perfume, tu aroma a hembra en celo sigue llenándolo todo para que me estremezca y desee volver a tenerte gimiendo y jadeando al compás de las embestidas de tus caderas sobre mi entregado y excitado cuerpo.
Intento que esas lujuriosas escenas desaparezcan para que el bochornoso calor no siga creciendo, pero cuando me dejo caer sobre las revueltas sábanas, el inconfundible aroma a sexo que las empapa me lleva de nuevo a recordar esa expresiva cara tuya. Veo de nuevo tu mirada inyectada de deseo, y las muecas de tu boca cuando te retuerces gozando de placer. Solo tengo que cerrar los ojos para revivir cada segundo del salvaje encuentro que cada jueves convierte mi dormitorio en el templo del deseo donde la gatita mimosa y pudorosa se transforma dejando salir a la fiera insaciable que la vuelve una fogosa loba que grita soeces palabras cuando la imparable catarata de orgasmos hace que todo su cuerpo se estremezca, llevándome a perder cualquier atisbo de cordura en un éxtasis compartido donde acabo siendo un incondicional sumiso que solo quiere ver a su diosa gozar...
Está claro, va a ser una noche larga...
Pasa por mi cabeza la idea de escribirte para contarte que necesito volver a tenerte, pero sé que no puedo hacerlo. Debo respetar tus inquebrantables reglas y esperar a que las ganas de hacerme tuyo te hagan coger el móvil y decidas volver a sentirte mujer poseyendo mi cuerpo y mi alma en otro encuentro clandestino. Y yo volveré a decirte que te espero impaciente para rendirme una vez más sin condiciones, sin reservas, aceptando que no estoy dispuesto a perderme ni uno solo de esos instantes en los que llego a tocar el cielo entre tus brazos mientras te regalo el elixir de mi orgasmo...
Y volveré a maldecir al echarte de menos...
Y volveré a pasar noches en vela...
Y volveré a jurar que será la última vez...
Y volveré a ceder cuando aparezcas de nuevo...
Y acabarás por volver loco a este viejo lobo, este que en tu presencia deja de ser cazador para ser la resignada presa, este a quien conviertes cada jueves en un incurable adicto a la peligrosa droga del sexo más alucinante que he conocido jamás....

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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lunes, 22 de mayo de 2017

ERA UN HOMBRE SENTADO AL PIANO...

Un club...
Un piano...
Personas con sueños rotos...
Noches de alcohol y risas que esconden miedos...
Almas solitarias mendigando pedacitos de cariño, mendigando el roce de otra piel...
Miradas furtivas llenas de palabras...
Los dedos del pianista rozando las teclas al no poder rozar la piel de esa Diosa que le regala sonrisas...
Esa Diosa que lo mira permitiendo que cada nota se instale entre sus piernas y erice toda su piel bajo la fina tela transparente de su mínimo vestido...
Y él se retuerce en su taburete desgarrando acordes, sabiendo que solo puede soñar con ella en la soledad de su oscuro apartamento...
Sabe que ella le pertenece a otro...
Pero por ver esa sonrisa y ese brillo en sus ojos, cada noche vuelve a aporrear el teclado para regalarle otra canción que le permita soñar una noche más...
Una canción más para que ella inunde el local con su triste y desgarrada voz, convirtiendo aquel tugurio arrabalero en su particular teatro de los sueños...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados 

ESCUCHA MIS PLEGARIAS (XVII)

Una vez en el piso de arriba, un largo pasillo con pequeños balcones desde donde se ve la gente que baila y se mueve por el gran salón de la fiesta, y al final, una preciosa puerta de madera tallada. Sin soltar mi mano, abre la puerta invitándome a pasar a una sencilla habitación iluminada por una incontable cantidad de velas en la que destaca una gran cama con un espectacular cabecero de madera lujosamente trabajada.
--- Bienvenida a mi escondite secreto. Aquí puedo ser yo misma y olvidarme de todo el postureo y la parafernalia de ser quien soy... Y no es una queja, pero de vez en cuando saturo y necesito desconectar a solas. También quiero que sepas que eres la primera persona a quien traigo aquí, y no es por quedar bien, y no pretendo pasar por una santa ni regalarte el oído. Desde el primer día que te vi, sueño con estar aquí, a solas, tú y yo...
Apoyada en la pared, embobada escuchándola, veo como mientras me habla are una botella de cava y sirve dos copas en una bandeja junto a un bol de cristal lleno de fresas, tiemblo como una hoja al verla acercarse después de quitarse los zapatos y la cazadora y descubrir sus perfectos y erguidos pequeños pechos... Respiro aceleradamente acompañándola hacia una especie de balconcito con cristalera que da el salón de la fiesta donde deja la bandeja para ofrecerme una copa y pegarse a mí. El insonorizado ventanal acelera mi nerviosismo temiendo quedar allí a la vista de cualquiera que levante la vista...
--- Tranquila cielo, son solo transparentes hacia afuera, no hacia adentro. Quiero disfrutarte yo sola, no compartirte con nadie, y llevo mucho rato con ganas de comprobar lo complaciente que has sido con mis indicaciones...
Su mano rodea mi cintura y su boca se funde con la mía en un apasionado beso con sabor al burbujeante cava cuando nos interrumpe el sonido del móvil desde la cazadora que ha quedado sobre la cama.
--- Joder!!! Lo siento, es mi padre... tengo que cogerlo... No me llamaría si no fuera importante...
Con un evidente gesto de cabreo se va a atender la llamada y yo suspiro y aprovecho para probar las apetecibles fresas y darle un buen sorbo a la fría copa buscando refrescar mi acalorado estado. Protegida tras los cristales, recorro distraídamente el gentío con la mirada... hasta que descubro en una de las barras la inconfundible presencia de Luis...
El desaparecido Luis!!!. Rodeado de jovencitas vestidas de rojo a las que regala su atractiva sonrisa, pavoneándose orgullosamente. Veo como saluda a unas y otras, hasta que una llamativa chica de color se acerca marcando territorio para alejar al resto de las insinuantes competidoras. Y no puedo más que sonreír, sorprendiéndome al descubrir que su aparición no ha supuesto ningún tipo de alteración ni en mi mente ni en cuerpo...
Acabo de comprender que su paso por mi vida ha terminado, que solo fue un episodio por el que tengo que agradecer. Entendí de repente que su papel era el de hacerme despertar para que yo cambiase mi actitud y así poder asumir y encarar todos los sucesos que se fueron desencadenando en las últimas semanas en mi vida, y así llegar a estar donde realmente me sentía plena, deseada, atendida y preparada para vibrar como mujer y como persona junto a quien ahora mismo volvía a fundirse entre mis brazos mirándome como si fuera magia...
--- Solucionado. Una camarera se cortó con un vaso y mi padre la acompaña a urgencias. Me avisaba por si bajaba y no le veía, pero quedan Oleg y Cristina a cargo de todo hasta que él vuelva... así que podemos seguir por donde lo habíamos dejado...
Mi boca se pega a la suya con más ganas todavía, gozando de unos labios que cada vez me saben mejor... Se sienta en una silla y me coloca de pie frente a ella acariciando mi cintura, con su cara en mi escote haciéndome temblar al sentir su aliento y su cálida respiración sobre mi piel... Sube una mano hasta el tirante de mi vestido para bajarlo muy despacio por mi brazo hasta dejar a la vista mi erizado pezón y relamerse golosamente al mirarlo con ojos de deseo. Tiemblo deseando sentirla comerme y arqueo mi espalda para acercárselo, pero ella sigue relamiéndose a escasos centímetros de mi pecho a la vez que sus manos suben por mis piernas bajo la tela del vestido.
Veo su cara de satisfacción al apoderarse con fuerza de mis desnudas nalgas y justo en el mismo instante que sus dedos rozan mis empapados labios, su lengua se apoya en mi pezón volviéndome loca de placer, haciéndome gemir entregada al lujurioso placer que me hace sentir...
Mis temblorosas piernas se abren invitándola a seguir poseyéndome, mi mano agarra con fuerza su cabeza para apretarla más todavía contra mi acelerado pecho, y ella suspira gozando de hacerme suya logrando que explote entre gemidos y espasmos que recorren todo mi cuerpo...
En ese delicioso momento de intenso placer, en mi cabeza solo existe ella, solo su cuerpo y el mío, solo nuestros jadeos... Quiero que se detenga el tiempo y no dejar nunca de tener entre mis brazos a esa cautivadora criatura que acaba de hacerme tocar el cielo en uno de los orgasmos más brutales que puedo recordar.
Todavía con la respiración entrecortada, siento cómo se levanta y me ayuda a quitarme el vestido. Me dejo hacer y la miro hipnotizada cuando ella se quita el pantalón, y así, completamente desnudas, nos enredamos en un abrazo rozando toda nuestra piel, sin poder parar de besarnos y acariciarnos hasta terminar sobre la cama para seguir dando rienda suelta a las imparables ganas que tenemos de gozar la una de la otra.
Y me sigue desarmando con esa mirada tan sincera, tan limpia, tan apasionada... esa que parece que me mira cómo si me viera por primera vez. Y mis manos disfrutan de cada rincón de su hermoso cuerpo, de la impresionante y cálida suavidad de la piel más alucinante que he tocado nunca, y comprendo que mis manos han estado vacías hasta este momento. De nuevo encendidas, de nuevo excitadas, solo puedo jadear cuando ella clava sus dientes en mi cuello, y entre placenteros gritos, lo único que acierto a susurrar en su oído es que la deseo con toda mi alma, y que hoy no se va a librar de desayunar entre mis brazos...
--- Ufff, mi niña!!! Lo tienes claro... desayunar, comer, merendar, cenar... vas a tener que esforzarte para sacarme de tu lado...

Continuará....

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

miércoles, 17 de mayo de 2017

ESCUCHA MIS PLEGARIAS (XVI)

De camino a la fiesta, sentadas en la parte de atrás de un enorme coche negro con chofer, no dejó ni un segundo de agarrar mi mano y mirarme con ojos de deseo sin cesar de darme las gracias por acompañarla y por hacer realidad su fantasía de verme vestida como ella había sugerido...
--- Aún no sabes si he cumplido al pie de la letra todas las indicaciones que me pediste...
--- Por el momento, lo que veo y percibo me encanta. Me reservo descubrir el resto más tarde...
Estaba claro que sabía cómo hacerme sentir especial. Sus caricias, sus besos, tan tiernos, tan delicados, lograron llevarme a un estado de excitación tan agradable que incluso me disgusto un poco cuando el coche se detiene en la entrada de un gran caserón y el personal de seguridad abre la puerta para ayudarnos a bajar.
Me sentí como una estrella de Holywood atravesando aquella entrada de su mano mientras los porteros nos abrían paso entre la gente que hacía cola para conseguir una entrada. Es lo que tiene ir con la hija del jefe...
El grandioso salón de altos techos y lujosas columnas de mármol, lleno de gente vestida de rojo y blanco, bailando animadamente al ritmo que marcaba un Dj en la cabina del fondo, me dio una primera idea del poder de convocatoria que tenía Don Ángelo en sus fiestas. Sin duda alguna, algo totalmente novedoso para mí, y que, de no ser por la invitación de Monica, probablemente yo no llegaría a conocer... El movimiento de las luces de colores, mezclado con el rojo y el blanco de los asistentes, con el azul celeste de los ajustados uniformes de las camareras, con el verde de los camareros, le daba un toque psicodélico a la fiesta que me hizo recordar imágenes de videoclips de los ochenta.
En cuanto Monica pudo librarse de los incesantes abrazos de quienes se acercaban a saludar y presumir de conocerla, su mano busca la mía para guiarme por un lateral hacia una terraza, dejando atrás aquella algarabía de música y colores. El aire fresco, la tranquilidad de la cálida noche, la gente más relajada en grupitos que conversaban degustando espectaculares combinados preparados por unos esculturales cuerpos uniformados como los de adentro pero más atentos y sonrientes, da idea de lo exclusivo del sitio. Siguieron los abrazos y los saludos, pero ahora, Monica no suelta mi mano y me presenta con una sonrisa orgullosa, haciéndome sentir importante, y ella sonríe encantada lanzándome un guiño cómplice al descubrir alguna mirada descaradamente envidiosa.
En aquel exclusivo jardín, no podía faltar el rincón privado desde el que Don Ángelo dominaba el lugar con su impoluto traje blanco sobre el que destacaban aún más sus pulseras, sus anillos y sus tatuajes. Parecía el gran señor del castillo, sonriente al ver a sus súbditos disfrutando de la fiesta que él les regalaba...
Cuando su niña llega a su lado, su sonrisa y su expresión cambian por completo, y puedo ver a un padre orgulloso y feliz que abraza con mucha ternura a su hija, cómo si no hubiera nadie más alrededor. Luego vuelve su mirada hacia mí, y tomando mi mano, la lleva a sus labios para besarla caballerosamente antes de abrazarme con fuerza y susurrar en mi oído...
--- Ahora entiendo la insistencia de Monica por tener la noche libre. Si yo tuviera tan maravillosa compañía, también querría tenerte solo para mí... Me gusta verla feliz, y créeme, hace mucho que no veía su cara tan resplandeciente como ahora a tu lado, y con eso, haces que yo me siente feliz también...Gracias!!!
Siento su sincero beso en mi cara y un escalofrío de vértigo recorre mi espalda. Un extraño pánico se apodera de mí por la calma y la paz que me hacen sentir unos personajes a quienes hace unas semanas ni conocía. No puedo permitir que los miedos vuelvan a hacer acto de presencia impidiéndome saborear abiertamente un mágico momento al lado de una mujer tan increíble que por ahora, lo único que hacía era desvivirse por complacerme y estar a mi lado. Así que sonrío agradecida y respiro profundamente buscando esos ojos que me miran siempre como si fuera la primera vez que me ven.
Como si hubiera adivinado mis pensamientos, sus dedos se entrelazan con los míos y tras despedirse educadamente de los presentes, me guía hacia la parte privada del enorme caserón. Voy tras ella por unas impresionantes escaleras de mármol que en otra ocasión hubieran despertado mi admiración, pero ahora no puedo dejar de mirar el espectacular movimiento de su culo al subir medio trotando aquellos escalones... Y la sigo, musitando mis plegarias, pidiendo que aquellos peldaños que llevan al cielo no se terminen nunca!!!

Continuará....

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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martes, 16 de mayo de 2017

ESCUCHA MIS PLEGARIAS (XV)

He quedado tan impactada al descubrir la forma en que Lucía estaba viviendo aquella aventura conmigo, que aún hoy, dos días después del episodio de la capilla, vuelvo a casa del trabajo con la mente medio atolondrada, sin poder asimilar esa manera suya de actuar. Han seguido llegando mensajes suyos y no he tenido ni valor ni ganas de leerlos, y me reconozco en un estado de alerta, casi temiendo que aparezca tras una esquina a montarme una escena de celos.
No quiero eso en mi vida. Es algo que tengo muy claro, y aún con la certeza de que tarde o temprano tendré que encarar esa situación, trato de dejar pasar el tiempo esperando que ella misma reaccione y se tranquilice.
He estado tan preocupada, que ni me he vuelto a acordar del desparecido Luis, y hasta he llegado a pensar que Monica y su padre tenían algo que ver en un extraño juego donde yo era un simple peón que cada cual usaba a su antojo... He vuelto a mis plegarias, a mis conversaciones, rogando y pidiendo calma para entender las cosas y claridad para ver quién realmente podría encajar en mi vida, y no tener este desasosiego que me lleva a veces a arrepentirme de haber pedido sentirme mujer en brazos de un ángel seductor que ahora mismo tiene más pinta de demonio perturbador que de otra cosa...
Tras una rápida ducha y una ligera comida, me escondo entre las sábanas buscando un poco de paz y tranquilidad para retomar esas conversaciones, esas plegarias que me den un poco de luz, y relajarme para acompañar como prometí a Monica a la fiesta del club de su padre. Colgado en mi armario, el espectacular vestido rojo que ella me había enviado ayer junto a una tierna nota donde insistía en las ganas que tenía de verme y pasar la noche junto a mí... Repetía que le hacía mucha ilusión que llevara ese vestido ya que la única norma de la fiesta era que las mujeres vistieran de rojo y los hombres de blanco, pero que no me lo tomara como algo obligatorio, que ante todo ella lo que quería era verme y estar conmigo y que yo me encontrara cómoda...
Y aunque no estaba muy animada para fiestas, la dulzura y naturalidad de esa nota, eran un soplo de aire fresco para el extraño momento por el que pasaba mi desconcertada cabeza, así que dejaré pasar las horas relajadamente para estar preparada y radiante a tiempo y no hacer esperar a mi encantadora anfitriona.
Sorprendéntemente, logré despejarme y disfrutar ilusionada preparándome para la cita, cumpliendo las sugerencias que Monica insinuaba en la segunda parte de la nota. Delicadamente, me indicaba que complementos serían los adecuados para acompañar el ajustado vestido de noche que me había enviado. Aquella suave tela roja sobre mi desnudo cuerpo me hizo sentir tan mujer, tan sensual, que fue todo un placer obedecer su petición de solo llevar zapatos y bolso a juego, un intenso carmín rojo en mis labios, unas gotas de perfume de jazmín, y mi negra melena suelta...
Decididamente, aquella mujer tenía buen gusto. No pude evitar volver a gozar de la maravillosa imagen que se reflejaba en el espejo del ascensor antes de salir al portal y verla en la calle esperándome junto al coche, para hacerme sentir una mujer muy afortunada al tener tan deliciosa criatura enfundada en unos pantalones de cuero rojo y una cazadora con capucha, también de cuero rojo, tan arrebatadoramente espectacular que supe al instante que aquella noche sería mucho más especial de lo que había podido llegar a imaginar... Su sonrisa, el brillo de su mirada, terminaron de cautivarme por completo, y todo mi cuerpo se estremeció al sentirme entre sus brazos rozando sus labios y descubrir que ella también olía a jazmín...

Continuará....

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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jueves, 11 de mayo de 2017

TE IMAGINO

Mi mente calenturienta te imagina. No puedo ni quiero evitarlo...
Cierro los ojos y te veo abriéndome la puerta, invitándome a pasar. La cierro tras de mí viendo como te apoyas en el taquillón de la entrada, mirándome con esa media sonrisa que me hipnotiza... Tu pelo suelto hacia un lado, dejando al descubierto la piel de tu cuello. Tu camisa negra, ajustada, marcando claramente los endurecidos pezones para que vea que no llevas nada debajo...
Sin decir nada, bajo por tu cuerpo recorriendo con la mirada la cortita falda negra que se ajusta sobre tus muslos, resaltando unas piernas de piel suave rematadas por unos zapatos de vertiginosos tacones. Repito el camino hacia arriba notando como tu respiración se acelera y tu cuerpo se arquea, para terminar clavando mis ojos en los tuyos, acercándome a ti, acariciando tu cuello con mis dedos, buscando tu cintura, pegándome por completo a tu tembloroso cuerpo.
Tu aliento tan cerca de mi boca. Tus labios a punto de rozar los míos... Y ya no puedo más que besarte apasionadamente, estrujándote, buscando tu lengua, recibiéndola con placer dentro de mi boca.
Tus manos buscan los botones de mi camisa para desabrocharlos y rozar mis erizados pezones sacándome un delicioso gemido con un fuerte pellizco. Luego abres tu camisa mostrándome tus preciosas y pequeñas tetas antes de apretarlas contra mi pecho con fuerza suspirando, llenando mi boca con tu lengua y tu saliva caliente...
Totalmente encendido, mis manos buscan tus caderas, tus nalgas, tu culo, apretando fuerte, buscando el borde de tu falda para sentir tu piel y meter mi mano bajo ella, descubriendo el suave tacto de tus redondas nalgas al mismo tiempo que me llevo la lujuriosa sorpresa de comprobar que tampoco llevas nada bajo esa cortita falda. Mi excitación ya es perversamente visible, y más cuando, tras subirte la falda y apretarte contra mí, percibo el calor húmedo de tu sexo sobre mi abultada bragueta.
Gimes encantada apartando tu boca para mirarme relamiéndote con los ojos inyectados de deseo, y esa visión me vuelve loco, haciendo que me arrodille ante ti, hundiendo mi nariz entre tus piernas para embriagarme de tu olor a hembra en celo y besar esos abiertos labios y recorrerlos con mi lengua con la misma pasión con la que devoraba tu boca hace solo unos instantes. Busco y encuentro tu abultado clítoris y me entrego a gozar de los temblores y jadeos que arranco de ti, haciendo que el placer te recorra por dentro en oleadas salvajes hasta llevarte a gritar en una jugosa explosión que agradezco y paladeo sin desperdiciar ni una sola gota de ese cálido néctar que viertes sobre mi cara mientras aprietas mi cabeza tirando de mi pelo...
Me levanto para deshacerme de mi ropa y liberar mi erección degustando la maravillosa imagen de tu tembloroso y excitado cuerpo durante el breve instante que tardas en apoderarte golosamente de mí enrojecido miembro con tu mano y acercarlo a rozar tus hinchados labios, invitándolo a entrar...
Y no tienes que insistir. Mi lengua invade tu boca al mismo tiempo que te penetro con una acelerada embestida que inicia el frenético momento de hacerte mía... Jadeando, respirándonos, gimiendo acompasadamente, empapados el uno del otro, enganchados al intenso placer de llegar juntos a un salvaje orgasmo y derramarnos en una cascada de sensaciones, sin poder distinguir donde termina un cuerpo y comienza el otro...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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miércoles, 10 de mayo de 2017

SIN PALABRAS...

Un cremoso capuchino, un cigarrillo recién encendido, apoyado desnudo en la mesa del salón, paladeando los sabores y los aromas...
La escena se convierte en algo delicioso cuando tú apareces por la puerta, mirándome de arriba abajo con tu mirada más golosa, fijándote y relamiéndote sin ningún disimulo.
Desde la mitad del salón comienzas a desabrochar tu camisa negra. Poco a poco, disfrutando del momento, para terminar quitándotela y mostrarme el negro sujetador de encaje que cubre tus sabrosos pechos. Los acaricias mientras te muerdes el labio y puedo ver como tus pezones se erizan bajo la tela, provocando en mí el efecto que buscas.
Sonríes maliciosamente ante el logro conseguido, y te giras para quitarte el sujetador y dejarlo sobre el sofá. Luego, con un gesto, sin pronunciar palabra, me pides que te siga... Te sigo!!. Sintiendo crecer mi erección, sin poder apartar la vista de la ajustada falda de cuero que aprieta tus nalgas...
Ya junto a la cama, de espaldas, bajas la cremallera de la falda, dejándola caer al suelo, y te giras presumiendo orgullosa de tus maravillosas curvas. Miras con deseo mi erección jugando con tus manos bajo la tela negra de tus mínimas braguitas, y puedo ver como se van humedeciendo. Pienso en saltar sobre ti, y comerte entera, pero sigues pidiendo calma con tus gestos... Me pides que espere un poco más...
Haciendo un esfuerzo, obedezco a regañadientes para gozar mirando como tu braguita baja lentamente por tus muslos y ver como te quedas desnuda frente a mí, con solo las medias a juego que cubren tus piernas.
Te tumbas bocabajo en la cama, colocando un cojín bajo tu vientre para que tus nalgas se levanten más y ya no tenga otro lugar donde clavar mi mirada. Tus manos las recorren apretándolas, separándolas, haciendo que me encienda por completo y mi respiración se acelere. Notas mi deseo y comienzas a gemir cuando uno de tus dedos roza justo entre ellas.
Puedo oler el intenso y cálido aroma que desprende tu empapado sexo y me acerco olisqueando cómo un animal en celo...
Y ya no puedo seguir mirando, necesito tocarte ya!! Me coloco sobre ese hermoso culo tuyo apoyando mis manos en tu espalda, logrando que tus gemidos aumenten y se conviertan en jadeos al apoyar mi tremenda erección entre tus temblorosas nalgas. La acerco más, presionando en el sitio adecuado hasta transformar tus jadeos en gritos de placer y hacer que tu cuerpo se estremezca... Y por fin, oigo tu voz entrecortada entre suspiros...
--- Sí, sí!!. Hazme tuya mi lobo!! Tómame así, fuerte, cómo tanto me gusta!!

MICHEL GARCÍA 
LEGNA LOBIO NEGRO

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LA DIOSA SELENE

La Luna...
Su poderoso influjo atrae mi mirada.
La miro tras los cristales de la ventana, sabiendo que tú la miras en la distancia.
Sé que lo haces y suspiras.
Unidos por esa cautivadora luz que baña nuestras blancas pieles.
Con la seguridad de que cuando cierre los ojos sentiré el escalofrío que provocas con tu mano en mi espalda desnuda...



MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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