miércoles, 17 de mayo de 2017

ESCUCHA MIS PLEGARIAS (XVI)

De camino a la fiesta, sentadas en la parte de atrás de un enorme coche negro con chofer, no dejó ni un segundo de agarrar mi mano y mirarme con ojos de deseo sin cesar de darme las gracias por acompañarla y por hacer realidad su fantasía de verme vestida como ella había sugerido...
--- Aún no sabes si he cumplido al pie de la letra todas las indicaciones que me pediste...
--- Por el momento, lo que veo y percibo me encanta. Me reservo descubrir el resto más tarde...
Estaba claro que sabía cómo hacerme sentir especial. Sus caricias, sus besos, tan tiernos, tan delicados, lograron llevarme a un estado de excitación tan agradable que incluso me disgusto un poco cuando el coche se detiene en la entrada de un gran caserón y el personal de seguridad abre la puerta para ayudarnos a bajar.
Me sentí como una estrella de Holywood atravesando aquella entrada de su mano mientras los porteros nos abrían paso entre la gente que hacía cola para conseguir una entrada. Es lo que tiene ir con la hija del jefe...
El grandioso salón de altos techos y lujosas columnas de mármol, lleno de gente vestida de rojo y blanco, bailando animadamente al ritmo que marcaba un Dj en la cabina del fondo, me dio una primera idea del poder de convocatoria que tenía Don Ángelo en sus fiestas. Sin duda alguna, algo totalmente novedoso para mí, y que, de no ser por la invitación de Monica, probablemente yo no llegaría a conocer... El movimiento de las luces de colores, mezclado con el rojo y el blanco de los asistentes, con el azul celeste de los ajustados uniformes de las camareras, con el verde de los camareros, le daba un toque psicodélico a la fiesta que me hizo recordar imágenes de videoclips de los ochenta.
En cuanto Monica pudo librarse de los incesantes abrazos de quienes se acercaban a saludar y presumir de conocerla, su mano busca la mía para guiarme por un lateral hacia una terraza, dejando atrás aquella algarabía de música y colores. El aire fresco, la tranquilidad de la cálida noche, la gente más relajada en grupitos que conversaban degustando espectaculares combinados preparados por unos esculturales cuerpos uniformados como los de adentro pero más atentos y sonrientes, da idea de lo exclusivo del sitio. Siguieron los abrazos y los saludos, pero ahora, Monica no suelta mi mano y me presenta con una sonrisa orgullosa, haciéndome sentir importante, y ella sonríe encantada lanzándome un guiño cómplice al descubrir alguna mirada descaradamente envidiosa.
En aquel exclusivo jardín, no podía faltar el rincón privado desde el que Don Ángelo dominaba el lugar con su impoluto traje blanco sobre el que destacaban aún más sus pulseras, sus anillos y sus tatuajes. Parecía el gran señor del castillo, sonriente al ver a sus súbditos disfrutando de la fiesta que él les regalaba...
Cuando su niña llega a su lado, su sonrisa y su expresión cambian por completo, y puedo ver a un padre orgulloso y feliz que abraza con mucha ternura a su hija, cómo si no hubiera nadie más alrededor. Luego vuelve su mirada hacia mí, y tomando mi mano, la lleva a sus labios para besarla caballerosamente antes de abrazarme con fuerza y susurrar en mi oído...
--- Ahora entiendo la insistencia de Monica por tener la noche libre. Si yo tuviera tan maravillosa compañía, también querría tenerte solo para mí... Me gusta verla feliz, y créeme, hace mucho que no veía su cara tan resplandeciente como ahora a tu lado, y con eso, haces que yo me siente feliz también...Gracias!!!
Siento su sincero beso en mi cara y un escalofrío de vértigo recorre mi espalda. Un extraño pánico se apodera de mí por la calma y la paz que me hacen sentir unos personajes a quienes hace unas semanas ni conocía. No puedo permitir que los miedos vuelvan a hacer acto de presencia impidiéndome saborear abiertamente un mágico momento al lado de una mujer tan increíble que por ahora, lo único que hacía era desvivirse por complacerme y estar a mi lado. Así que sonrío agradecida y respiro profundamente buscando esos ojos que me miran siempre como si fuera la primera vez que me ven.
Como si hubiera adivinado mis pensamientos, sus dedos se entrelazan con los míos y tras despedirse educadamente de los presentes, me guía hacia la parte privada del enorme caserón. Voy tras ella por unas impresionantes escaleras de mármol que en otra ocasión hubieran despertado mi admiración, pero ahora no puedo dejar de mirar el espectacular movimiento de su culo al subir medio trotando aquellos escalones... Y la sigo, musitando mis plegarias, pidiendo que aquellos peldaños que llevan al cielo no se terminen nunca!!!

Continuará....

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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