Primero te deslumbra la mágica curva de su sonrisa...
Luego, vuelves a mirar, y descubres toda la hermosura del resto de sus curvas.
Y entonces deseas perderte derrapando sobre cada una de esas curvas, y aprender braille sobre su erizada piel, gozando de cada centímetro mientras la ves morderse los labios invitándote a devorarlos.
Y en ese instante, sabes que acabas de firmar tu completa rendición, y asumes que ya no habrá otro veneno que quieras probar que no sea el de su boca.
MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO
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