viernes, 2 de noviembre de 2018

DOÑA LOLA. (capitulo segundo)

Si ya disfrutaba de cada día que pasaba en la librería, ahora tenía además el morboso aliciente de soñar con la presencia de doña Lola. Sus visitas comenzaron a ser más constantes, y mostraba un interés especial en mi trabajo, aprovechando para acercarse y regalarme imágenes turbadoras cuando se inclinaba sobre mi escritorio con algún botón de su blusa "accidentalmente" desabrochado... mi voz temblaba tratando de contestar a sus preguntas sin poder apartar la mirada de aquel sugerente escote, y ella sonreía victoriosa gozando de lo que provocaba en mí, para luego marcharse y despedirse con un guiño discreto desde la puerta y tardar unos cuantos días en volver a aparecer...
Y yo, en la soledad de mi cama soñaba con convertirme en un caballero andante que la rescataba de las garras del dragón, fantaseaba con tórridos encuentros donde ella confesaba su entrega y sus deseos de ser mía, y terminaba encendido, tremendamente excitado con aquellas fantasías que irremediablemente guiaban mi mano bajo el pantalón de mi pijama.
Así una y otra noche, hasta que una nueva aparición suya volviera a llenar la tienda con aquel aroma a jazmín. Y sonreía, y me miraba, y mis ojos la seguían por todo el local viéndola entrar en el despacho para subirse la falda y ajustarse las medias dejando descuidadamente la puerta en el ángulo adecuado para que yo no perdiera detalle y pudiera seguir el recorrido de sus manos por sus piernas mientras se colocaba el liguero.
Estaba claro que ella gozaba con aquel delicioso juego. Pasaban las semanas y mi excitación y mis fantasías crecían a pasos agigantados... pero en eso quedaba todo...
Era la mujer de mi jefe, de don Cosme, de aquel que me trataba con respetuosa amabilidad y me había dado la oportunidad de trabajar en algo que me apasionaba. Y eso me llenaba de un doloroso sentimiento de culpa, pero ella regresaba a la librería, tan elegante, tan radiantemente seductora, y se acercaba y apoyaba su mano en mi hombre aprovechando cualquier escusa para felicitarme por mi trabajo con un cálido beso...
Todo un torbellino de sensaciones para un imberbe veinteañero que se moría por descubrir el placer de acariciar los blancos y sedosos muslos de aquella mujer que disfrutaba logrando estremecerme.
Las semanas iban pasando entre libros, lujuriosas fantasías y culpables emociones mientras el deseo se volvía más fuerte.
Don Cosme seguía enfrascado en sus búsquedas, y de repente llegó una carta informándole sobre unos antiguos pergaminos que se pondrían a la venta en una subasta que se iba a celebrar en Barcelona.
Sin dudarlo ni una vez, preparó el viaje y me aleccionó sobre como dirigir la librería en su ausencia. No volvería hasta el domingo a la tarde, y el sábado, doña Lola pasaría a la hora de cerrar para que yo le entregara las llaves después de hacer el cierre y el arqueo semanal.
Aquellos días, entregado a la responsabilidad que don Cosme me había asignado, apenas tuve ocasión para mis románticas fábulas con mi diosa particular, pero la tarde del sábado, a medida que se aproximaba la hora de su llegada, un nervioso tembleque se iba apoderando de mis piernas.
No dejaba de mirar el gran reloj esperando que dieran las ocho de la tarde, pero media hora antes, el teléfono me sobresaltó... era doña Lola diciendo que lo sentía mucho, que se encontraba indispuesta, y me pedía que cuando terminase me acercara a llevarle las llaves a su casa...
Recuerdo claramente que el corazón se me salía del pecho cuando mis nudillos golpeaban la puerta. Ella abrió y yo entré con la mirada clavada en el suelo, sin atreverme a mirarla, sintiendo su presencia y su perfume tras de mí a lo largo del pasillo que llevaba a la cocina, hasta que ella cogió mi brazo guiándome a una pequeña sala... y entonces la vi... con aquella corta y transparente combinación, mostrando su esplendoroso cuerpo desnudo bajo ella...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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2 comentarios:

  1. Sensualidad creo que es la palabra correcta para este relato, mejoras en cada nuevo escrito.
    Gracias por escribir.

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  2. Gracias por leer...
    Y gracias por animarme a seguir...

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