sábado, 16 de septiembre de 2017

JANA (VI)

Aquel triste y doloroso relato estaba llevando a Jana a un estado de angustia, dejándola con un nudo en la garganta, pero quería que Prista continuara contándole su travesía, necesitaba saber cómo había logrado sobreponerse y cómo había conseguido encontrarla, así que tras preparar café salieron a la terraza a fumar... el sol en la Tierra no era tan fuerte como en Lonjorn, y además, el día había amanecido nublado...
Enroscadas bajo una manta, disfrutando de sus cálidas pieles, compartiendo besos con sabor a tabaco y a café recién hecho, gozando de su especial complicidad, Prista regresó al bosque donde Morlan la había llevado a través de aquellos oscuros túneles.
Tras recorrer un pequeño tramo por senderos reconocibles solo por alguien acostumbrado a moverse por ellos habitualmente, alcanzaron la parte más profunda y protegida del bosque. Morlan tomó su mano con delicadeza y aulló... Y sin que Prista supiera cómo, comenzaron a aparecer figuras de entre la maleza y los árboles... La manada de Morlan, machos, hembras, cachorros, acudían a su llamada con claras muestras de alegría al tenerle de nuevo entre ellos, y a ninguno parecía sorprenderle su presencia, incluso, una hermosa niña se acercó a ella para abrazarse a sus piernas con una dulce sonrisa.
Unos instantes después les guiaban hacia los grandes árboles del fondo, para terminar llegando a un extenso poblado disimulado entre la vegetación, y de nuevo, sorpresas para Prista al ver aparecer un numeroso grupo de vampiros que rápidamente acudieron a acogerla sonrientes. Morlan, guiñándole un ojo, la apretó contra su cuerpo para susurrarle al oído que estaba a salvo, que fuera con ellos y descansara, que más tarde ya tendrían tiempo para hablar y le aclararía todo lo que necesitara saber...
Sus congéneres se ocuparon de buscarle ropa limpia, de alimentarla para que se recuperara y de encontrar un cómodo aposento donde pudiera descansar en la fresca oscuridad de las sencillas casas construidas entre la tierra y las raíces de aquellos grandes árboles.
El cansancio y la tensión de la fuga hicieron que pronto se quedara dormida profundamente, para despertar unas horas después sobresaltada, sin saber donde estaba, asustada esperando una nueva sesión de tortura...
Pero no, no había grilletes, no estaba sobre el duro suelo. Suaves mantas cubrían su desnudo cuerpo sobre un cómodo colchón, una chimenea encendida daba calor al lugar, y sentado junto a la cama, un sonriente y relajado Morlan vigilaba su descanso.
En ese momento, ella fue consciente de lo mucho que le debía a aquel hombre lobo. Sonrió mirándole sabedora de que de no ser por su arriesgada decisión, aún seguiría soportando una y otra vez el terrible tormento al que había sido condenada. Y aquel rostro, con esa mezcla de rudeza y ternura, le pareció el del ser más bello del universo y sin pensarlo dos veces, saltó de la cama para sentarse sobre sus piernas y cubrirle de besos mientras apretaba su cuerpo contra él en un interminable abrazo, sintiendo su ruborizada sorpresa, su agradecimiento, para ir poco a poco descubriendo como su desnudez comenzaba a provocarle una evidente excitación que no tardó ni un segundo en contagiarla y despertar su lado más sensual, y allí, sobre la silla, entregarse a él con la certeza de no querer estar en otro lugar ni en otra situación que no fuera esa, entre los poderosos brazos de quien le había devuelto la esperanza, las ganas de vivir, y que estaba haciendo renacer el deseo entre sus piernas...
En ese punto de la historia, Jana se dio cuenta de lo que habían cambiado sus vidas en unos pocos meses. Ella enamorada de un dragón, y su hermana de sangre de un hombre lobo... Si se lo llegan a decir no hace mucho tiempo, se hubiese partido de risa, pero así eran las cosas, y allí estaba con Prista, oyéndola relatar su odisea, viendo ese brillo en sus ojos que ella tan bien conocía, reconociendo su alegría al verla tan feliz como realmente se merecía... Solo pudo abrazarla con fuerza y pedirle que siguiera con la historia...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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