viernes, 9 de julio de 2021

ATREVERME.

Tengo que admitirlo, he vuelto a mis fantasías, he vuelto a esa deliciosa nube que me tiene sonriendo a diario gozando sin pudor de haber recuperado esos hábitos tan placenteros olvidados durante tanto tiempo.
Y él sigue apareciendo, sigue devorándome con la mirada y me transporta a ardientes paraísos imaginarios donde me desnuda con los ojos haciendo que mi tanga se empape y me convierta en una lujuriosa mujer fatal que lo provoca y excita.
Y todo eso sin haber cruzado una sola palabra, sin saber sobre él nada que no sean esas penetrantes miradas que me dedica desde su mesa cuando coincidimos en las mañanas tomando el café. Miradas atrevidas que erizan mi piel. Miradas que me gustan y me encienden sin que en ningún momento me hayan transmitido nada sucio o irrespetuoso.
Algo sorprendente e inesperado que sube mi autoestima y me lleva a gozar sintiéndome atractiva y deseada hasta el punto de conseguir que vuelva a casa con una enorme sonrisa y un cálido cosquilleo entre las piernas. 
Después de tanto tiempo creyéndome invisible a los ojos de los hombres, ahora, un completo desconocido me hace jugar a solas frente al espejo fantaseando con ser desnudada por sus ojos, por sus manos, por su boca. He vuelto a comprar atrevidos conjuntos de ropa interior, he vuelto a ponerme minifaldas y vestidos cortos esperando que él mire con descaro mis piernas. ¡Y vaya si lo hace!
Pero todo termina ahí. No he visto todavía un gesto suyo que indique un mínimo intento de acercamiento. Solamente ese juego de intensas miradas con las que mi cuerpo se enciende y que han hecho que esa imagen se haya quedado fijada en mi alborotada mente para llevarme a soñar a diario con ser recorrida por sus dedos.
A veces pienso en dar yo el paso y acercarme a él. Pero rápidamente saltan las alarmas y los miedos por culpa de esa educación en la que me enseñaron que la mujer debe esperar a que sea el hombre quien actúe primero. Una idea obsoleta hoy en día con la que tengo que luchar a diario pensando lo ridículo de la situación, pero una idea tan grabada a fuego en mi cabeza que me hace dudar para terminar enfada conmigo misma. 
Sigo disfrutando al verlo cada mañana y sigo jugando a solas en mi cama, pero cada día me prometo a mí misma que la próxima vez me levantaré, me sentaré a su lado y le diré que nadie me ha mirado como él lo hace, que esas miradas han despertado inconfesables pasiones olvidadas, que me hace temblar de manera deliciosa e incontrolable, que muero por descubrir el sabor de sus labios.
Ahora solo falta reunir el valor suficiente para atreverme a cumplir esa promesa.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario