viernes, 1 de diciembre de 2017

JANA (XI)

Una vez que Jana había dejado a salvo a Orión y el elixir de Generosa, comenzó a recorrer las calles sin descanso atenta a la más mínima pista que pudiese indicarle la presencia de Legna. Casi todas las semanas, acompañada por Bea, organizaba "escapadas románticas" por lugares cercanos con la idea de ampliar el área de búsqueda, consiguiendo con ello que el tierno animalito disfrutara y se entregara aún más a complacerla.
Le estaba cogiendo un cariño especial a tan dulce compañía, y en algunos momentos sentía un poso de tristeza al verla reír y gozar tan feliz y ajena a como se estaban moviendo las fichas en un tablero tan desconocido para ella, y la certeza de que tarde o temprano debería despedirse de ella para volver a Lonjorn con Legna empezaba a rondar a menudo por su cabeza sumiéndola en un mar de sensaciones contradictorias.
 Pero ya no había vuelta atrás, debía encontrar a Legna y despertarle, ya se ocuparía de las demás cosas cuando llegase el momento, ahora tocaba reponer fuerzas y gozar de los mimos y las dulces caricias de Bea, y de aquellos maravillosos dedos que la hacían temblar y estremecerse moviéndose entre los empapados labios de su sexo...
Al mismo tiempo, en una especie de conexión mágica, Prista gritaba de placer en una solitaria cabaña del bosque de Lonjorn con las embestidas de un apasionado Morlan que jadeaba poseyéndola mientras susurraba su nombre sin dejar de repetir lo mucho que la había echado de menos...
Al final, Jana, cansada por el ajetreado día y por los incontables orgasmos que Bea era capaz de provocarle, se había dormido entre los delicados brazos del tierno animalito, hasta que un escalofrío la despertó. Una brillante luz salía por debajo de la puerta del baño, una luz demasiado intensa que la hizo levantarse y entrar en el baño para descubrir la deslumbrante figura de una hermosa mujer de pie en medio del baño. Aunque nunca la había visto antes, supo de inmediato que se trataba de Generosa, la Diosa Blanca, y su sincera sonrisa y la calidez que desprendía, hicieron que Jana se relajara y se olvidara incluso de su completa desnudez.
Tras abrazarla tiernamente, Generosa comenzó a contarle que las cosas se estaban poniendo muy difíciles para los habitantes del bosque. La guardia negra no dejaba de atacarles continuamente, y cada vez de una de forma más salvaje... A duras penas, dirigidos por Morlan y con la ayuda de sus hechizos, conseguían aguantar en la parte más profunda del bosque, pero Mithrala se estaba volviendo más poderosa y el ejército de vampiros, dirigido por el mismo Rey, volvía a la carga una y otra vez. Era necesario encontrar a Legna lo antes posible, y por eso ella había decidido, sin decirles nada a los demás, venir en persona a traerle una de las gemas de cristal de roca de la Luna de Lonjorn para que la guiaran hacia Legna de una forma rápida y directa.
Segundos después, con una delicada caricia en su rostro y un dulce beso en sus labios, la Diosa Blanca se desvanecía en el deslumbrante haz de luz, dejando a una temblorosa Jana contemplando aquella hermosa esfera de cristal... y el tierno animalito seguía dormida entre las rojas sábanas de seda...
El intenso aroma de la piel de Bea la hizo relamerse y descubrir que sus afilados colmillos crecían. La sabrosa sangre que palpitaba bajo aquella joven piel comenzó a despertar su hambre, y aún faltaban unas horas para el amanecer y retomar la búsqueda de su dragón...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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