jueves, 9 de noviembre de 2017

CARLA (III)

La obediente espera se hace eterna por momentos y hace que mi cuerpo se vaya volviendo un manojo de nervios que se estremece victima de la excitación que va creciendo imaginando lo que me espera, hasta que por fin, oigo la puerta del apartamento y sirvo dos copas de vino, esperando en la terraza tal y como ella me había ordenado...
La veo atravesar el salón contoneándose y llegar a la puerta de la terraza lanzándome un beso con una mano, y con la otra... cierra la puerta de cristal!!!. Allí a fuera, con una copa en cada mano, sin entender nada, mi cara debe de ser muy cómica porque su sonrisa de triunfo es casi insultante. Se pega al cristal dejando un beso de carmín sobre él antes de darse la vuelta para quitarse sinuosamente la falda y mostrarme el maravilloso espectáculo de sus redondas nalgas, y yo, tras terminar el vino de un trago, trato de abrir la puerta en un inútil y patético intento que la hace reír...
--- Ooohhh!!!, pobre cachorrito!!!, tranquilo, confía en mí, no te arrepentirás...
No me queda otra que apoyarme suspirando a contemplarla.
Acerca una silla, se sienta mirándome fijamente mientras abre las piernas. Sus manos recorren la parte interna de sus muslos hasta llegar al borde del mínimo tanga blanco... la humedad lo ha vuelto casi transparente y puedo degustar la deliciosa visión de sus abultados labios. Ella sigue con sus caricias alrededor de los bordes de la fina tela y continua hacia su duro vientre plano para jugar con el pircing del ombligo...
Bajo el encaje del sujetador que cubre sus pechos puedo apreciar sus erizados pezones y cuando una mano entra bajo esa suave tela para apretarlos, Lía gime estremeciéndose y veo esa expresión suya de placer que transforma su dulce carita en toda una invitación al pecado!!!.
Se libra del sujetador para ofrecerme la golosa imagen de su escote bajo la desabrochada camisa e instantes después, el tanga también acaba por los suelos en compañía de la blanca camisa para quedarse solamente con los zapatos de tacón y el triple colgante que cuelga entre sus erizados pechos, y mostrarse orgullosa y excitada sabiéndose dueña de la situación y sonreír victoriosa al verme jadear empañando el cristal con cada suspiro.
Su mano se dirige a sus empapados labios. Sus dedos los van abriendo, los van penetrando, buscan el hinchado clítoris y ella se retuerce de gusto y jadea totalmente entregada sin dejar de mirarme, y yo ya no puedo más!!!. Estoy tan encendido que solo puedo dejarme llevar y desabrocharme el pantalón para comenzar a tocarme frente a ella, acompañándola en aquel lujurioso juego que ambos nos regalamos...
Ya me veía explotando sobre el cristal cuando ella se levanta de un salto y abre la puerta agarrándome por la camisa para llevarme dentro mordiendo mi cuello sin parar de jadear y susurrar...
--- Mira cómo me has puesto cachorrito!!!. No puedo esperar más, hazme tuya ahora mismo...!!!

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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