martes, 29 de noviembre de 2016

MARTES Y TRECE


Para los supersticiosos, el día oficial de la mala suerte... Si además, en la comida tiras la sal, y al aparcar el coche te cargas el espejo retrovisor, entras en casa con la sensación de que hoy deberías haberte quedado en la cama...
Recuerdas el insoportable día del jefe, pero eso no es nada achacable al gafe, eso es lo habitual cada día.
Por si fuera poco, has olvidado cerrar la puerta de la terraza y el rollizo gato negro de la vecina se pasea por tu salón mirándote desafiante... No es la primera vez, ni será la última.  El gato ya te reconoce y se acerca mimoso para que lo cojas y lo devuelvas a su dueña, la dulce anciana cuya terraza pega con la tuya y que parece quedarse pequeña para el gatito aventurero...
En el fondo, tiene su gracia el condenado gato mimoso. Es agradable sentir sus ronroneos cuando lo acunas entre los brazos para ir a llevárselo a la señora Luisa, cómo si fuese algo divertido para él... Acabaré por encariñarme con esta bola peluda...
Esta vez, Doña Luisa se ha adelantado y llama a la puerta, y seguro traerá alguna de esas magdalenas caseras tan ricas para pedir disculpas por las travesuras de su dulce gatito.
Pero en la puerta no está Doña Luisa, o mucho ha cambiado!!!. Una angelical criatura rubia sonríe ante mi cara de sorpresa...
---Hola, soy Gloria. Mi abuela ha ido a visitar a su hermana al pueblo y me pidió que me quedara a cuidar a Golfo. Ya me avisó que solía colarse en la terraza del vecino, pero lo que no me dijo es que el vecino fuera tan joven...
---Vaya, gracias... Soy Jorge, y tampoco sabía que Doña Luisa tuviera una nieta tan guapa... Deberías venir a visitarla más a menudo. Ella normalmente trae magdalenas cuando este peludo se pasa a mi casa, pero esto está mucho mejor.
---Jajaja!! Pues lo siento,  hoy te quedas sin postre... Dame a ese elemento que me lo llevo...., y sí, creo que pasaré a visitar a la abuela más seguido...
Le entrego al gatito sin poder apartar la vista de esos ojos azules, de esa encantadora sonrisa, y al rozar la piel de su brazo con mi mano, una cálida descarga me recorre erizando cada pelo de mi cuerpo. Por su expresión,  diría que ella también lo ha sentido, y tras abrazar al gato, me mira intensamente y se despide dando las gracias girándose para irse caminando lenta y sinuosamente hacia el apartamento de su abuela, haciendo que me quede absorto mirando ese ajustado pantalón blanco que marca sus perfectas nalgas. Sigo admirando embobado, cuando ella se gira mirándome por encima del hombro con una pícara sonrisa...
---Vas a seguir babeando y mirándome el culo, o vas a venir?? Creo que la abuela dejó magdalenas,  pero si nó,  algo se me ocurrirá para agradecer tu amabilidad. Si Golfo ronronéa en tus brazos, igual puedes conseguir que yo lo haga también...
No dudo un segundo en cerrar la puerta y cruzar el pasillo para llegar a su apartamento y encontrarme sus blancos pantalones tirados en el suelo del salón...
Al final, va a ser que no es tan mal día el martes y trece...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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