martes, 13 de diciembre de 2016

AL FIN EN CASA


Una cerveza fría en el sofá después de un día largo. Fuera zapatos, camisa desabrochada...
Segundo trago, saboreando el momento... Y suena la puerta del apartamento.  Reconozco el delicioso sonido de tus tacones antes de verte aparecer en la puerta del salón, dejando bolso y cazadora en la silla.
La ajustada camiseta marcando los erizados pezones,  tu faldita corta mostrando esas espectaculares piernas, tu mirada.... Diossss!!!  No hay duda, vienes con ganas de jugar!!!!
Sin dejar de mirarme, sin una sola palabra,  te acercas a mi, para acostarte sobre mis rodillas y levantar la falda dejándome contemplar ese duro culito tan trabajado en el gimnasio....
--- Me he portado muy mal!!! Llevo todo el día pensándote y mis braguitas están empapadas... Necesito una buena reprimenda!!!
Mi mano salta como un resorte sobre esas redondas nalgas, apretandolas y azotándolas sin preguntar, a la vez que mi erección empuja ansiosa dentro de mi pantalón. El sonido de cada azote va seguido de un intenso gemido mientras tu cuerpo se va apretando contra mi abultada bragueta.
Si lo que pretendímediasas era encenderme, vaya si lo has conseguido. Mis manos buscan la humedad de tus braguitas, apartándolas... Relamiéndome con la lujuriosa visión,  termino por arrancártelas, viendo como los azotes enrojecen tus blancas nalgas...
El salón se llena con el inconfundible aroma de tu deseo, haciendo que todo mi cuerpo vibre y llevando una mano en busca de tu boca. Te levanto, poniéndote de rodillas a mi lado, volviéndome loco al sentir como se aprieta tu tembloroso culo sobre mi dedo, viendo esos ojos inyectados de pasión,  sintiendo cómo lames mis dedos y como te levantas la camiseta para colocar un durísimo pezón en mi boca...
No puedo más!!!!
Desabrocho aceleradamente mi pantalón, liberando la tremenda erección,  y tú,  te lanzas a sentarte sobre ella, con un decidido movimiento, encajándote por completo, gritando como loca, mordiendo mis labios, llenando mi boca con tu saliva caliente...
Y ya no hay forma de frenar la lujuria frenética que se apodera de nuestros cuerpos. El tiempo se detiene y sólo existe el salvaje orgasmo en el que juntos explotamos...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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