lunes, 2 de marzo de 2020

CONFESIÓN FIRMADA.

Pensar en tus braguitas hace que mis sentidos se alteren y que mi mente vuele a ese inolvidable momento en el que te las firmé.

Recuerdo con placer los suspiros que cada letra te arrancaban, y la deliciosa manera en que tu encendido cuerpo temblaba.

Y así, aquella noche, tus braguitas se convirtieron en el más preciado lienzo sobre el que dejar mi rúbrica con la misma pasión que un pintor termina su obra de arte mas pasional.

Y pienso en nuestra próxima cita. Y me estremezco imaginando el instante en que sonreirás lujuriosamente mientras levantas tu falda para dejarme gozar de tan espectacular imagen.

Sé que terminaré arrodillado ante ti acariciando con devoción esa cálida tela blanca antes de llenarla de besos, con la certeza de haber firmado sobre ella la confesión de ese pecado del que jamás me arrepentiré.

Besos que aumentarán el deseo y las empaparán, besos que desatarán mis ganas de quitártelas para saborear ese exquisito manjar que tanto te gusta regalarme. Ese que me convierte en el más feliz de los mortales cada noche que lo derramas en mi boca.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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