jueves, 30 de mayo de 2019

TARDE DE VERANO.

FOTO: Vanessa Pérez Nido

Llegan los primeros días de calor y no tardas en aprovechar la ocasión de estrenar bikini y lucir tipazo buscando broncear esa deliciosa piel.
Un rato después, te acercas a la piscina y yo pierdo la concentración y cambio la lectura por admirar tu caminar. Aprovecho para encender un cigarrillo mientras te das un rápido chapuzón y luego disfruto observando como te secas antes de tumbarte de nuevo al sol y comenzar a cubrir tu suave piel con crema protectora.
Lentamente, casi como si de un ritual se tratase, vas extendiendo la crema por tus bonitas piernas, y yo disfruto del espectáculo viéndote sonreír cuando te das cuenta de haber capturado toda mi atención.
Tras cubrir adecuadamente brazos, hombros y pecho, el brillo de tu mirada indica que estás gozando de tenerme hipnotizado. Sonrío cuando te tumbas bocabajo y te quitas la parte de arriba del bikini y con un pícaro guiño me invitas a ayudarte con la espalda.
No necesito que insistas. Me acerco y me coloco a tu lado. Mis manos recorren con delicadeza tu piel cubriéndola con mimo, pero no consigo apartar la vista de esas redondas nalgas que se marcan bajo la aún húmeda tela.
Esa lujosa perspectiva logra que mi traviesa mente comience a soñar con la idea de verte quitarte ese pequeño trozo de tela que cubre tu hermoso culo. Y no sé si los dioses escuchan mis plegarias, o es que puedes leer mi mente (apostaría por lo segundo), pero no pierdo un segundo en pararme a pensarlo cuando dejas a la vista y al alcance de mis manos ese maravilloso lugar donde la espalda pierde su buen nombre.
La excitación se apodera de mi cuerpo y se hace notar bajo mis bermudas justo al mismo instante en que comienzas a moverte para girarte y mostrar esa espléndida desnudez que me hace desear recorrer cada una de tus curvas con mis dedos esperando el momento preciso en el que tu cálida piel reclame las perversas caricias de mi traviesa lengua...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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martes, 28 de mayo de 2019

ELLA BAILA SOLA.

FOTO: Giralde Mamen.

Os puedo asegurar que ella no es de las que necesita que la invites a salir. Ella se arregla, se prepara y elige que ropa ponerse por el placer de sentirse bien consigo misma y disfrutarse y gozar del momento.
Y después te manda una foto para que veas lo que te pierdes si decides no acompañarla. Ella saldrá, y bailará, y se reirá. Y si te apuntas, verás la felicidad reflejada en su rostro, verás ese delgado cuerpo aprovechar cada segundo y seguramente terminarás por contagiarte de su alegría y podrás participar de ese instante de magia que ella es capaz de crear.
No tendrás más que portarte bien y seguir sus pasos hasta que ella decida volver a casa con los pies destrozados, los zapatos en la mano y una deslumbrante sonrisa iluminando su cara.
Y en ese instante, puede que si has sido un digno acompañante, ella te conceda el privilegio de probar el delicioso elixir de sus labios. Y, quién sabe, quizás la diosa fortuna se apiade de ti y obtengas el exclusivo e inigualable placer de hacerla pensar en regalarte el honor de amanecer entre sus brazos.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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domingo, 26 de mayo de 2019

UNA LUNA Y UN LOBO.

La jornada laboral está a punto de terminar. Una única persona en la sala de espera de la consulta del doctor donde trabajo como secretaria y recepcionista. Una chica joven que logró inquietarme cuando entró por la puerta con una deslumbrante mirada y vestida con una ropa idéntica a la que yo llevo bajo la bata blanca.
Algo que posiblemente ella ni había notado, pero algo en lo que yo no había podido evitar fijarme con atención.
Blusa ajustada, falda corta y zapatos de tacón, y en su mano una cazadora de cuero negro del mismo estilo que la que yo había dejado colgada en el perchero. Por si fuera poca coincidencia, una media melena rubia que yo llevo recogida en una discreta cola pero que ella lleva suelta.
Ahora, desde la pequeña mesa de la recepción, puedo ver la sala donde ella espera, y a través del gran espejo de la pared tengo un ángulo perfecto para observarla discretamente. Veo como se entretiene con el móvil, y aprovechando la soledad de la sala, su relajada postura me regala la posibilidad de comprobar que lleva unas braguitas negras de encaje, con transparencias, preciosas e iguales a las que yo llevo.
No puedo evitar un escalofrío ante tanta coincidencia. Y desde mi más firme y absoluta heterosexualidad, tengo que admitir un nervioso cosquilleo que me impide apartar la vista de aquel trozo de sugerente tela que se vislumbra bajo el borde de su falda. Me sorprendo sintiendo un incipiente calor entre las piernas, y por mi cabeza cruza la idea de descubrir como sería rozar esas braguitas con mis dedos.
No me puedo creer lo que me está pasando. Jamás había pensado algo así, ni siquiera en mis solitarias fantasías. Reconozco haber jugado alguna vez frente al espejo, pero esto es algo totalmente distinto, es otra mujer, y aunque el parecido es increíblemente sorprendente, el rubor y el nerviosismo se están apoderando por momentos de mi cuerpo.
Mi desconcertante momento es interrumpido por la aparición del doctor acompañando a la salida al paciente anterior. Luego se dirige a la sala de espera para saludar a "mi gemela" y le oigo disculparse por una inesperada urgencia que le obliga a marcharse. Les veo venir hacía mi mesa y soy consciente del calor en mis mejillas mientras él se despide pidiéndome que le haga un hueco en la agenda de visitas de mañana.
Tras quedarnos a solas, ella me mira sonriendo y yo busco refugio en la pantalla del ordenador esquivando esa mirada que me hace sonrojar. Una vez confirmada la hora de su cita, es ella la que menciona la simpática coincidencia en la ropa, y yo balbuceo que también tengo una cazadora como la suya. Siento arder mi cara y ella sigue sonriendo y comenta en tono divertido que hasta el corte de pelo hace que tengamos un asombroso parecido.
- No sé qué pensarás, pero tengo que confesar que desde aquí, a través del espejo, he podido ver que también llevas unas braguitas iguales las mías.
- ¡Vaya! Eso resulta un tanto extraño e inquietante, pero reconozco que despierta una morbosa curiosidad. Creo que me están entrando ganas de comprobarlo; es más, sería lo justo, tú has visto las mías, me lo debes.
Mi cabeza, a punto de estallar, dice no, pero mi cuerpo reacciona por su cuenta haciendo que me levante y me dirija a la puerta de la calle para cerrarla por dentro. Luego me vuelvo hacia ella y me quito la bata de trabajo, suelto mi melena y sin pararme a pensar, me bajo la falda y me quedo allí de pie viendo como ella se baja la falda también y se acerca.
Con una mano roza delicadamente mi cara, y con la otra acaricia con decisión la ya empapada tela que cubre mi pubis. Temblando como una hoja, imito sus movimientos un segundo antes de que sus labios rocen los míos.
- ¡Dios! ¡Nunca había hecho algo así! Admito que resulta demasiado excitante para pararme a entenderlo.
- La primera vez que beso a una chica. En mi cabeza saltan muchas alarmas, pero mi cuerpo no deja de estremecerse y quiere más.
- No sé si es por el asombroso parecido, pero prefiero no pensar. Espero que bajo estas tentadoras y húmedas braguitas no haya un tatuaje de un lobo.
- ¡Madre mía! Hay un tatuaje, pero no de un lobo, ¡es una luna!
- ¡Uffff! ¡Una luna que va a volver loco a mi lobo!
Mi lengua busca la suya, sus manos desnudan mi cuerpo. Ya no hay palabras, solo suspiros y jadeos.
Admiro su precioso cuerpo tras desnudarla por completo y mis ojos buscan ese pequeño lobo tatuado sobre su depilado pubis y ya no puedo más que pensar en acercarme a saborear ese palpitante y húmedo sexo que "mi gemela" ofrece sin dejar de mirarme con ese brillo en la mirada que invita a la lujuria.
Ya habrá ocasión para descubrir a que se debe tanta casualidad. Ahora nuestros cuerpos piden que nos dejemos llevar, que disfrutemos de ese morboso y excitante placer que supone recorrer y saborear tan idénticas y encendidas pieles y que dejemos que las pasión se apodere de nuestros sentidos.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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miércoles, 8 de mayo de 2019

ÁNGELES O DEMONIOS.

En las antiguas leyendas se habla muchas veces de personajes que se enfrentan y dan caza a poderosos demonios, y en múltiples ocasiones, en esos antiguos relatos, avisan del riesgo evidente que existe al matar a unos de esos demonios y terminar por convertirse en uno de ellos.
Pero en esas fantásticas historias mitológicas casi nunca nos advierten del mayor de los peligros. En muy pocas se menciona lo que puede ocurrir si te enamoras de uno de esos seres.
Y es que cuando te acercas a una de esas deslumbrantes criaturas y descubres su poderosa fuerza, caes en la cuenta de que las cosas no son tan simples cómo te habían contado. Entiendes que esa dualidad de lo bueno y lo malo no es tan exacta. Y compruebas que todo cambia según el lado desde donde lo miras, y que todos tenemos luces y sombras en nuestra más íntima esencia.
Y entonces, ya no importa si los ángeles son los buenos, o si los demonios los malos... en realidad, no importa si es ángel o demonio...
En el momento en que sientes su turbadora y tentadora presencia, lo único que quieres es seguir disfrutando de las ardientes oleadas que hacen temblar tu piel cuando sus manos la recorren. Deseas que no se aparte de tu lado y no deje de acariciarte con esa mágica pasión que altera tu consciencia y tus sentidos mientras notas como tu alma se estremece.
Y ya da igual que los demás no lo entiendan. De nada sirve que te avisen y te digan lo que ellos ven.
Admites gustosamente tu rendición a seguir disfrutando de esas sensaciones que te hacen sentir vivo al ser abrazado por ese ser que te lleva sin remedio por los intensos caminos de esa lujuriosa pasión que bordea la tenue línea que separa la cordura y la locura.
Reconoces tu entrega, y sonríes compadeciéndote de esos pobres infelices incapaces de ver más allá de la historia que les han querido contar. Agradeces no ser uno de ellos, y te alegras de haber tenido la fortuna de haber coincidido en esta vida con una de esas almas puras cuya naturaleza está por encima del bien y del mal.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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domingo, 21 de abril de 2019

EL TANGA DE SOR MARÍA. (CUARTA PARTE)

Un pequeño y discreto restaurante, una sabrosa cena... el marco perfecto para gozar de la compañía de una incomparable diosa vestida de ajustado cuero. No me había equivocado al suponer que sería el centro de las miradas de los clientes y del personal del local.
Algo totalmente comprensible que me hacía sentir todavía más afortunado, algo que aumentaba el placer del delicioso momento compartido. Se la veía radiante, sonriendo y gozando de algo tan sencillo y mundano, algo tan poco habitual para ella.
Fuimos degustando cada plato, y cuando nos sirvieron los postres, la cucharilla, su boca, el flan y la nata formaron una explosiva y excitante combinación que hipnotizó mis ojos y estremeció cada poro de mi piel. Mi respiración se aceleraba con cada cucharada que veía entrar entre sus carnosos labios, y ella jugaba con su lengua sin dejar de mirarme, siendo totalmente consciente de estar logrando lo que pretendía.
Luego, mientras esperábamos por los cafés, se levantó para cruzar el comedor en dirección al baño con ese seguro y provocativo caminar, sabiéndose observada, admirada y envidiada por la inmensa mayoría de los presentes.
Al rato, la vi volver hacia nuestra mesa con una mirada lujuriosa que me hizo temblar pensando en lo que estaría tramando aquella perversa mente suya. Pasó por detrás de mí, acariciando mi cuello con un dedo para agacharse y plantarme un impresionante beso en la boca, y mientras su lengua buscada la mía, sentí su mano en mi muslo dejando algo sobre mi pantalón, cerca de mi entrepierna... era su húmedo y caliente tanga de perlas, y yo solo acerté a suspirar antes de cogerlo y guardarlo mirando como ella se sentaba sonriendo maliciosamente...
Tras pagar la cuenta, con aquel maravilloso trofeo ardiendo dentro del bolsillo de mi pantalón, salimos del restaurante, y de camino al apartamento, en cada discreto rincón, en cada oscuro portal, nos detuvimos a comernos a besos, a acariciarnos y abrazarnos, tocándonos con la nerviosa ansiedad de dos excitados adolescentes que aprovechan cualquier lugar para dar rienda suelta su incontrolable deseo. Lujuriosos juegos que fueron transformando el recorrido en un lento, delicioso y bien aprovechado regreso.
En cuanto hubimos traspasado la puerta, ella corrió sin parar de reírse hacia el cuarto, y yo, casi inconscientemente, tomé en una mano el precioso tanga y en la otra el móvil con la intención de dejarlo sobre la mesa. Pero sin pararme a pensar, de manera casi automática, comencé a perseguirla haciendo fotos de cada uno de sus movimientos, y ella, encantada con el inesperado juego, se dedicó a posar sin pudor regalándome sugerentes imágenes...
Imágenes que servirían para deleitarnos cuando la distancia nos separara de nuevo. Y aunque no quisiéramos hablar de ella, ambos sabíamos que a la mañana siguiente cada uno volvería a su realidad, y aquel paraíso quedaría vacío a la espera de una nueva oportunidad de reencontrarnos.
Pero mañana aún estaba muy lejos. Ahora tocaba gozar y saciarse. Era el momento de impregnarse del aroma y del sabor del otro dejando que el instinto animal mandase sobre todo lo demás.
Lo único que podíamos asegurar con certeza, eran las ganas y el deseo inconfesable que nos teníamos. Y que haríamos todo lo posible por repetir de nuevo en cuanto fuera posible...
Pero eso, ya será un nuevo episodio en la historia de estos dos apasionados seres que se profesan tan incontrolable y ardiente devoción...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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sábado, 20 de abril de 2019

MI TRAVIESA DIABLILLA SEDUCTORA.

FOTO: Paty Lin.

Podría pasarme horas mirándote subir las escaleras, clavando mis ojos en ese maravilloso culo, saboreando golosamente cada uno de esos provocadores movimientos con los que despiertas mi imaginación para hacerme soñar con descubrir el color del pequeño tanga de encaje que has elegido hoy.
Te veo girar la cabeza para pillarme mirando, sabiendo que tendría que quedarme ciego para no estar haciéndolo. Sonríes y sigues subiendo, acelerando mi respiración con ese contoneante caminar, gustándote, disfrutando de ese momento que te vuelves una traviesa y poderosa diablilla seductora.
Cada escalón se convierte en una deliciosa tortura para mí, y cuando por fin te decides a entrar lanzándome un guiño cómplice y un beso con esos carnosos labios rojos, mi paralizado cuerpo reacciona subiendo los escalones de dos en dos tras de ti.
Te encuentro sentada en la mesa de la cocina y con un gesto de tu dedo me pides que me acerque para ayudarte a quitarte las botas, y yo, que siempre fui un educado caballero, no puedo más que obedecer y arrodillarme entre tus piernas, y comenzar a dejar la cálida piel de tus piernas al alcance de mis labios. Esa sabrosa piel, ese embriagador aroma que brota bajo tu falda, logran encender aún más al hambriento lobo que no se conforma con quitarte las botas, y no se detiene hasta tenerte desnuda y excitada sobre la mesa para hundir mi cabeza entre tus piernas en busca del exquisito manjar que ya empapa tu palpitante sexo.
Y tú, mientras comienzas a estremecerte, agarras mi cabeza y tiras de mi pelo. Buscas placer, quieres gozar ya mismo de ese imparable orgasmo que se apodera de todo tu cuerpo entre jadeos y gemidos.
Y explotas, y tiemblas como una hoja, y aprovechas cada segundo de ese intenso momento. Luego te incorporas y me levantas sin soltar mi pelo y puedo ver tus ojos inyectados por la lujuria y el deseo antes de que tu boca se apodere de la mía y me digas entre suspiros que he sido un lobo malo, que tú me habías pedido que te quitara las botas, que ahora tendrás que darme el castigo que me merezco...

MICHEL GARCÍA
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lunes, 15 de abril de 2019

EN CUERPO Y ALMA.

FOTO: Stheisy Malihbú.

No hace mucho, tuve la fortuna de coincidir con una de esas mujeres cuya fuerza, cuya capacidad de lucha y su habilidad para destacar en cualquier lugar impresiona tanto o más que su escultural figura.
Una de esas guerreras sin armadura que encajan los golpes y se levantan de la lona con una desafiante sonrisa para volver a ponerse en guardia diciéndole a la vida que "hay niñas que pegan más duro", para luego sacudirse el polvo mientras deslumbran con su espectacular escote.
Fue fácil comprender que se trataba de alguien especial. Y fue más fácil aún sentirme cómodo cerca de ella y entender que sería sencillo encajar con aquella mente inquieta y curiosa que gobernaba tan delicioso y deseable cuerpo.
Conocer sus batallas sirvió para confirmar esa idea de luchadora capaz de enfrentarse a pecho descubierto, y también logró que apreciara cada instante compartido admirando su fuerza sin dejar de disfrutar de sus curvas.
En mi traviesa mente se iban guardando imágenes suyas con la certeza de saber que por muy atrevidas que pudieran llegar a ser mis fantasías, la realidad siempre superaría a la ficción...
Pero esta vez no habrá detalles. Dejaré que cada uno se monte su propia película, que cada uno ejercite su mente y ponga los escenarios y el guion que más les guste...
Sé que es un ejercicio complicado para lo poco acostumbrados que estamos en estos tiempos a activar nuestras neuronas. Y podría apostar, sin miedo a equivocarme, que aún dejando aquí una sugerente y provocativa foto de mi amiga, poca gente podrá llegar a acercarse a la excitante realidad que supone rozar, acariciar y saborear el cuerpo de una diosa guerrera como el suyo...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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miércoles, 10 de abril de 2019

AMANECER CON VISTAS.

FOTO: Yolanda Yoli.

Despertar con esa sugerente vista y con el móvil a mano se convierte en algo tan tentador que mi perversa mente no puede dejar pasar, aún sabiendo que cuando te enseñe más tarde la foto protestarás y pondrás esa carita de fingido enfado que conseguirá que te coma a besos pidiendo perdón entre risas que no tardarás en compartir.
Primero la foto. Luego, comenzar a recorrer esa hermosa nalga con delicadas caricias y llenar de besos tu espalda, tu cuello, tus hombros... esperando que tu piel se vaya erizando y entre suspiros te acerques invitándome sin palabras a seguir recorriendo con mis dedos el borde de tus braguitas mientras te sigues haciendo la dormida.
La cálida humedad que empieza a empaparlas es justo lo que necesito para seguir avanzando por ese suave camino. Jadeas y te mueves dejando que la yema de mis dedos lo roce completamente, y de nuevo se llena el ambiente del goloso aroma que desprenden nuestros cuerpos, el mismo que habíamos dejado en las sábanas antes de dormirnos abrazados y sudorosos.
Tus gemidos haciéndote la remolona logran encender aún más mis ganas de perderme entre tus piernas. Mi boca baja lenta y decididamente por tu espalda hasta el borde de tus negras braguitas y veo como tus piernas se van separando poco a poco y tu redondo culo se levanta, y no necesito que digas nada, mi boca se apodera del exquisito manjar que me ofreces sin ningún disimulo antes de empezar a suspirar susurrando que no se me ocurra parar.
Hasta que me apartas y te pones sobre mí, mirándome con esos grandes ojos inyectados por el deseo, diciendo que voy a tener que pagar por haberte despertado... y yo sonrío lujuriosamente dejándote hacer, sabiendo que merezco el castigo que tu encendido cuerpo reclama, asumiendo que será tan placentero que merecerá la pena que vuelvas a castigarme cuando te enseñe la foto robada hace un rato...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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miércoles, 3 de abril de 2019

VIERNES NOCHE.

FOTO: Conchi Rodriguez Patiño.

Un poco de música en directo en el pub de un viejo amigo siempre es una agradable forma de desconectar durante unas horas del monótono y repetitivo ritmo de vida que acompaña mis días durante los últimos meses.
A pesar de llevar tiempo sin perderme por allí, no tardaron en hacerme sentir otra vez en casa. Desde mi rincón favorito al final de la barra tenía una vista privilegiada del escenario y la tranquilidad necesaria para disfrutar de mi cerveza y del concierto apartado del bullicio en la solitaria calma en la que tan cómodo me siento últimamente.
Cuando el grupo comenzó a tocar, enseguida pude apreciar que la calidad del sonido demostraba sus tablas y profesionalidad, y cuando la espectacular cantante hizo su aparición, toda mi atención se volvió hacia aquella hermosa mujer de potente voz. Poco a poco, su presencia fue adueñándose del escenario hasta hacer desaparecer todo lo demás. Sus movimientos, su manera de interpretar y sentir las canciones, me llevo a comprender que estaba ante una de esas mujeres con poesía en las venas y rock en el corazón.
Tampoco pude dejar de fijarme en su sinuosa figura y en aquellas maravillosas piernas, y con la segunda cerveza comencé a soñar con despertar entrelazado entre ellas.
Canción a canción, su magia fue apoderándose de mi traviesa mente para llevarme a imaginar inconfesables momentos donde mis manos y mis labios recorrían la piel de sus muslos con la lujuria y la devoción que tan deseable mujer se merecía.
El buen show repleto de versiones de grandes clásicos, correctamente adaptados a su armoniosa voz, fue animando al pequeño grupo de asistentes logrando que el tiempo pareciese volar. Yo ya estaba terminando mi tercera cerveza cuando fui consciente de no haber apartado la vista ni un instante de ella. Y aunque mi cabeza seguía jugando con la deliciosa posibilidad de rodear su cintura con mis manos y descubrir el cálido sabor de sus labios, sabía a ciencia cierta que era bastante improbable que ella se hubiera fijado en mí, que no era más que otra de esas quimeras que mis neuronas crean sin prestar atención a la realidad.
Tras los bises de rigor, se fueron despidiendo agradeciendo los aplausos y yo volví a la cordura del momento. Pedí a la camarera que me cobrase dispuesto a salir al frío de la noche, esperando que el corto paseo hasta mi casa despejara mi alborotada cabeza... Pero además del cambio, me trajo una cerveza y una nota...
"De parte de la cantante"... Y una simple y pícara sonrisa como única explicación.
Ahora sí que estaba totalmente descolocado!!!. Desdoblé el pequeño e intrigante papel y lo leí tras buscar un poco de calma con un buen trago:
"Imposible no sentir tus ojos clavados en mí todo el rato, hacía mucho que no me sentía acariciada por una mirada. No quiero marcharme sin compartir una cerveza contigo y conocer un poco más a quien se esconde tras esa penetrante y enigmática mirada."
No hace mucho, leí en alguna parte que las personas importantes no se buscan, que la vida se encarga de presentártelas. Así que, quién soy yo para llevarle la contraria a la vida, al universo o a los dioses...
Tener cerca a esa dama valiente cuya voz había sido capaz de erizar mi piel y estremecer mis sentidos no podía ser mejor regalo para que este viejo lobo de barba canosa terminara la noche del viernes dando gracias al cielo... o al infierno...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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jueves, 28 de marzo de 2019

EN PRIMERA FILA...

Hoy quiero mirar. Deseo ver como te vendas los ojos y te desnudas sin complejos ni pudores. No necesito bailes sensuales ni lentos movimientos, quiero que te arranques la ropa sin miramientos, que te rompas las medias si hace falta hasta quedar completamente desnuda, de pie sobre la alfombra, cerca de la butaca desde la que te observo y admiro sin que tú puedas verme.
En silencio, sin guiar tus movimientos, espero a que decidas jugar tumbada en la cama dejando que la lujuria y el placer guíen tus manos por esas cálidas rutas que te hacen enloquecer mientras gozas de sentirte deseada y observada. Ese intenso placer que domina tu mente y estremece tu cuerpo llenando cada poro de un ardiente sudor que moja las sábanas.
Deseo verte temblar y arquearte regalándome deliciosas posturas que logren hacerte gemir, consiguiendo que tenga que obligarme a no lanzarme a devorarte.
Quiero que las ganas de saciarte te hagan llegar a ese punto sin retorno donde te olvidas de mi presencia y gozas entre suspiros y jadeos de ser dueña y señora de tu cuerpo y de tu placer, para terminar gritando cuando explotas entre espasmos llenando el cuarto con el inconfundible aroma de tu orgasmo...
Y entonces será cuando me desnude y me acueste a tu lado para quitarte la venda y abrazar tu erizado y tembloroso cuerpo suplicando que me hagas tuyo, que me poseas, que me hagas el amor...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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