miércoles, 15 de agosto de 2018

ABRAZOS....

Su piel era tan suave que yo no podía separar mis manos de ella. Aquel sedoso y potente imán atraía mis dedos y los guiaba a su antojo a través de cada una de sus curvas transmitiendo su calor y su vibración a mi cuerpo. Y ella se retorcía sinuosamente invitándome a viajar sobre su erizada piel, gozando de ver crecer mi excitación, gozando de ser la culpable de mis temblores...
Le gustaba ser recorrida sin prisa. Le gustaba dejarme jugar en cada recodo de su cuerpo, y mis manos aceptaban golosamente sus lujuriosas indicaciones alargando el placentero momento de verla disfrutar de sentirse una diosa adorada y deseada.
El placer del roce, el placer de encender su cuerpo entero sin más pretensión que la de acelerar su deseo, y luego, con la brillante mirada del placer, con esa expresión en su rostro que la volvía tan hermosa y radiante, ella me pedía que me desnudara y la abrazara.
Dos cuerpos desnudos, apretados, rozándose con voluptuosas ganas, sin dejar de acariciarse, empapándose del cálido y sabroso aroma del otro, compartiendo una acelerada y jadeante respiración. Entregados a la poderosa atracción animal de devorarse y poseerse como fieras hambrientas, hasta que ella comenzaba a gemir al sentir mi excitación golpeando entre sus piernas, y entonces, mordiéndose los labios, susurraba entre jadeos la palabra mágica que despierta a la fiera y desata la tormenta... ¡¡ÁTAME!!...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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jueves, 9 de agosto de 2018

NOCHE DE VERANO

La Diosa Oscura de los sueños vino a visitarme esta noche. Por sorpresa, como de costumbre, para acabar metiéndose sigilosamente en mi cama y recorrer con sus excitantes manos toda mi piel hasta llegar a apoderarse de mis sensibles y erizados pezones.
Los hizo suyos, apretándolos con perversa lujuria, logrando hacerme temblar, consiguiendo que la sábana que cubría mi desnudo cuerpo se levantara bajo una deliciosa erección.
Pude ver a través del casi transparente camisón sus magníficos pechos y mis manos no tardaron en agarrarlos, y ella, con esa mirada lasciva, sonreía victoriosa mientras apartaba la sábana...
La vi quitarse el pequeño tanga y enroscarlo sobre una erección que palpitaba y crecía por momentos con las traviesas caricias de aquella suave y empapada tela.
Su boca buscó la mía, llenándola con su lengua y su saliva al mismo tiempo que sentía aproximarse la ardorosa humedad de su encendido sexo en busca del ansiado trofeo.
Y con el intenso gemido provocado al sentirme poseído por mi Diosa favorita, me desperté...
Pasé unos segundos buscándola entre las mojadas sábanas hasta que comprendí que había sido el tórrido sueño de una bochornosa noche de verano, y cerré los ojos, quería volver al sueño... pero fue inútil, seguía a solas, sudoroso, jadeante, y con una tremenda erección, pero la Diosa Oscura no volvió a aparecer...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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domingo, 5 de agosto de 2018

OTRO DÍA EN LA OFICINA. (SÉPTIMA PARTE)

Se hace muy duro volver a la oficina un lunes a las nueve de la mañana con el cuerpo aún dolorido por el increíble maratón de sexo en la adorable compañía de Luisa, y uno ya no recupera tan rápidamente como hace unos años... sin embargo, ella sonríe y saluda alegremente a todo el mundo con esa mirada brillante que la hace parecer fresca y reluciente...
A las nueve y media, puntual e impecable, Marta hace su entrada dando los buenos días y luego se dirige a mí desde la puerta de su despacho para decirme que me espera a las diez en punto para la reunión individual.
Menos de media hora para intentar calmar los nervios y mejorar esa cara de lunes resacoso. Tras pasar por el baño, saco un vaso de ese brebaje de máquina que llaman café y salgo a la pequeña terraza que usamos para fumar, pero no dejo de mirar como van cayendo los segundos y se acerca el momento de estar a solas con Marta.
Un segundo antes de las diez, llamo a su puerta y ella me invita a pasar. Huele a café de verdad, recién hecho, la veo girarse con dos tazas humeantes en la mano, me pide que cierre la puerta y tras posar las tazas se lanza a abrazarme tan fuerte que me deja paralizado, sin respuesta, y solo soy capaz de inspirar profundo y llenarme del embriagador aroma de su perfume...
--- Llevo toda la semana esperando el momento de abrazarte. El otro día me despistó un poco esa recortada barbita canosa, pero en cuanto volví al despacho y vi tu nombre, supe que tendría que esforzarme para no caer en la tentación y saltar a tus brazos...
--- Vaya!!!. Yo necesité confirmar que eras tú, y no tenía claro si te acordarías de mí...
--- Pensabas que "la bicho raro" se había olvidado de su héroe salvador???.
--- Ja,ja.ja, hace mucho tiempo de eso... pero me alegra saber que lo sigues recordando, y me alegra más todavía volver a poder abrazarte.
--- Entonces, el sábado, pudiste reconocerme???
--- Ufff, ya lo creo, ese tatuaje no se borrará nunca de mi cabeza, pero... me viste en la fiesta???
--- Claro, te vi enseguida, a ti y a tu compañera... Luisa se llama, no???
--- Si, Luisa, pero no le conté nada... pensé que sería mejor dejar las cosas así...
--- Me parece una decisión muy acertada por tu parte, sigues siendo un chico discreto que sabe guardar secretos. Pero dime, ella y tú... sois pareja???
--- No, pareja no. Compañeros de trabajo que comparten algún que otro momento sin ataduras ni compromisos, manteniendo la discreción para evitar cotilleos innecesarios. Además, sabrás de sobra que la empresa no ve bien las relaciones entre empleados, así que espero que como jefa nuestra, no nos penalices por ello...
--- Tranquilo. Mis planes no van por ahí, enseguida te cuento... ahora tomemos ese café antes de que se enfríe...
De nuevo en un pequeño sofá al lado de Marta, tan nervioso y deslumbrado cómo aquel inexperto adolescente. Nos intercambiamos los teléfonos personales y quedamos en vernos fuera del horario de oficina para ponernos al día después de tantos años sin saber el uno del otro. Marta prometió contarme todo con detalle, y mostraba interés en saber si había una pareja o una relación en mi vida. Tras asegurarse, admitió que en la suya, igual que en mi caso, sus relaciones habían sido algo bastante decepcionante. Luego, tras otro sincero abrazo y un delicado y tierno beso en los labios, pasó del sofá a su sillón tras la mesa y me pidió que me sentara frente a ella...
--- Ahora toca ponerse en modo jefa. Ya has visto mi otra realidad, la de Lady M, y sé que contigo mi identidad está a salvo, pero como jefa, tengo que contarte un nuevo secreto que ninguno de tus compañeros sabe todavía. Me contrataron para mejorar el departamento comercial con una condición innegociable... la Dirección quiere reducir el departamento, así que dos comerciales se irán al paro. La mayoría, tienen peores cifras de ventas que tú, pero vas a ser uno de los dos que quedará en la calle. Es una decisión que tomé en el momento que supe quién eras, y no tiene nada que ver con Lady M, es Marta quien lo ha decidido de forma consciente y meditada... no quiero a la persona que deseo tener en mi cama trabajando para mí, ya una vez tuve que apartarme de tu lado, y si el universo nos ha hecho volver a coincidir, no pienso dejarte escapar de nuevo y quedarme sin la posibilidad de volver a disfrutar del único hombre que me hizo sentir una mujer especial...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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martes, 31 de julio de 2018

UNIVERSO PRIVADO

Una discreta habitación de hotel, una cama, un baño, dos ardientes cuerpos... el prefecto universo donde entregarse a la lujuria carnal sin miradas, sin molestias de ningún tipo, simplemente, un lugar donde sentir y disfrutar lo que a ambos les apetece.
Una obediente feligresa, un lujurioso confesor... hoy, dos seres ansiosos por rozarse la piel y besarse cómo y dónde nadie les había besado...
Por fin juntos y a solas, por fin unidos en un abrazo perfecto, sincero, apretado, interminable, con mordiscos en el cuello y agarrón de nalga.
Susurros cerca del oído que anuncian los próximos movimientos de unas manos que buscan bajo la ropa lugares que desatan temblores y gemidos hasta que toda la ropa queda en el suelo de la habitación. Y ellos siguen pegados, abrazados, sintiéndose, gozando de una excitación que aumenta sin que ninguno pueda ni quiera pensar en detenerla.
Él disfruta de la sabrosa piel caliente de su feligresa, y ella, tumbada sobre la cama, se estremece al sentirse recorrida por la perversa lengua de aquel confesor con alma de demonio que había despertado sus ganas de volver a sentirse hembra deseada.
Sin miedos, sin complejos, gozando de sus sudorosos cuerpos erizados hasta quedar exhaustos y extasiados, llenos el uno del otro, sin dejar de mirarse, sin dejar de tocarse, sintiéndose libres y completos en su universo privado, ese donde la única norma es saborear el placer de entregarse al otro.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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sábado, 28 de julio de 2018

ALGO INESPERADO

Estamos tan acostumbrados a tener la vista fija en la pantalla del móvil que cuando la levantamos de repente podemos llegar a sorprendernos, sobre todo si al otro lado de la barra descubres uno de esos escotes vertiginosos que consiguen hacer desparecer el resto del bar.
Entonces, las notificaciones de Facebook dejan de ser importantes, y fijas tu atención en todo lo que acompaña a esa imagen que acaba de deslumbrarte, y ves como ella también deja su móvil en la barra y comienza a recorrer el local con la mirada hasta que se cruza con la tuya, y para acabar de sorprenderte, no parta la vista y una leve sonrisa aparece en su cara...
Pero recuerdas que esto no es una película de Hollywood, y esperas que aparezca algún acompañante. Pero no, ella sigue sonriendo y se levanta para salir a fumar. No puedo dejar de mirarla, sigo sus pasos hasta la terraza... a través de la cristalera veo que continúa sonriendo mientras enciende su cigarrillo sin dejar de mirarme...
Sin dejar que mi cabeza empiece a buscar escusas, agarro mi café con leche y hielo, y salgo acercándome a ella con esa extraña sensación en el estómago que antecede a lo inesperado. Cuanto más me aproximo, más difícil se hace apartar la vista del espectáculo que ofrece su corpiño y aquella sugerente cremallera que ciñe sus pechos, y tengo que buscar el brillo de sus grandes ojos para que me ayude a disimular... y ella sigue sonriendo, dando la impresión de estar disfrutando de ser la responsable del nerviosismo de aquel tipo que le pide fuego torpemente...
--- Pensaba que no ibas a atreverte a acercarte.
--- Y yo esperaba que apareciese alguien, algún príncipe azul, o algo parecido...
--- Hace mucho que prefiero a los dragones, los príncipes se asustan conmigo.
--- Puedo entender que se asusten, además, los dragones suelen ser más atrevidos.
--- Y tú???, además de tomar el café como a mí me gusta, eres un dragón valiente???
--- Me parece que hoy estoy descubriendo que merece la pena ser algo más atrevido de lo usual...
--- Me alegro, espero que por la mañana sigas pensado lo mismo y que te guste el café igual que a mí...
--- Seguro que será un placer averiguarlo.
--- Me gusta solo, fuerte y desnuda en mi cama...
--- Suena delicioso...
--- Cuidado dragoncito, si se cumple lo que deseas, luego tendrás que ser valiente...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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sábado, 21 de julio de 2018

OTRO DÍA EN LA OFICINA. (SEXTA PARTE)

El espectáculo continuó en el escenario después de que Lady M y sus conejitas lo abandonaran. Otros números con temática BDSM continuaron animando la fiesta y subiendo el nivel de excitación de todos los asistentes, y por supuesto, el de mi adorable Luisa... y yo, intentando asimilar aquel momento revelador. Tenía claro que no podía compartir aquella información con Luisa a unos días de su reunión con la nueva jefa, y esa sensación de tener que ocultarle algo no era muy agradable, pero no podía asegurar que su reacción fuese la más adecuada...
La verdad es que estaba radiante. La excitación era visible en sus grandes ojos marrones, y entre copa y copa, cada vez se acercaba más a mí con movimientos sinuosos, y un rato más tarde, nos besábamos apasionadamente en el asiento de atrás del taxi que nos llevaba a su apartamento.
No hicieron falta muchas palabras. Su cuerpo era un volcán y mis manos lo recorrían buscando su erupción, y mi boca se apoderaba de su cuello haciéndola gemir antes de tumbarla en la cama y verla retorcerse con los ojos inyectados por un lujurioso deseo que la lleva a buscar en el cajón de su mesita unas esposas y ofrecerse a ser sujetada al cabecero de la cama.
No tuvo que insistir para que lo hiciera y luego la desnudara por completo. Luisa gritaba y gemía pidiendo más, pero yo quería tomar el control, así que busqué en el cajón un pañuelo para amordazarla... Eso, tal y como suponía, logró encenderla aún más, y yo pude volver al cajón con la intención de encontrar alguno de aquellos juguetes con los que ella solía jugar a solas.
Una fusta de cuero de pequeño tamaño que no recordaba haber visto en otras ocasiones, y su bala vibradora, esa con la que tanto le gustaba jugar, llamaron mi atención y tras colocarme entre sus piernas, comencé a recorrer lenta y suavemente la suave piel de sus muslos, intercalando pequeños golpes. La veía temblar y estremecerse, sentía su olor llenando la habitación, y seguía acercando cada vez más la fusta a aquellos labios depilados que se empapaban por momentos.
Aún con el pañuelo en la boca, podía oír perfectamente sus gemidos y sus súplicas pidiendo que la poseyera, que no podía esperar más... Pero yo quería seguir con aquel juego lento y morboso, para terminar por acercar el pequeño vibrador a su pubis, logrando que su cuerpo se tensara agarrándose a los barrotes metálicos del cabecero, y cuando la pequeña bala recorrió el camino hasta colocarse sobre su clítoris, ya no pudo más que dejarse llevar por un entregado orgasmo del que yo disfruté casi tanto como ella.
Sabía de sobra que para ella aquello no era más que el principio, que quería más, que acababa de abrir la caja de los truenos. Me desnudé mientras ella seguía jadeando y la hice colocarse boca abajo. Su postura favorita, esa en la que ella se sentía tan poseída y entregada a gozar buscando placer por placer con aquel en quien confiaba, con aquel que conocía el momento justo que la llevaba a volverse loca, con aquel canoso lobo negro que la agarraba por el pelo y la llenaba haciéndola vibrar por dentro... aquel con el que tantas noches compartía la apasionada entrega de lujuriosos juegos donde los roles se intercambiaban sin más condición que la de complacerse mutuamente...
Un sudoroso lobo que ahora trata de recuperar el aliento tumbado en la cama mientras ella está en el baño, y que descubre que su mente vuelve al escenario del club a contemplar la impactante imagen de Lady M en un ensoñamiento nebuloso que acaba por llevarle a aquel viejo sofá donde un tembloroso adolescente descubría por primera vez el placer del sexo de la mano de la joven Marta.
Las imágenes de la fiesta, el olor de las sábanas, la imagen de Luisa gozando allí atada, el recuerdo de Marta, logran rápidamente una sorprendente consecuencia bajo la sábana que me cubre de cintura para abajo. Mi cuerpo vuelve a estar erizado y disfruto de esa sensación imaginando lo que podría ocurrir si Marta me reconociese, y eso hace crecer mi excitación claramente, justo en el momento en que Luisa vuelve a entrar en la habitación y se acerca a la cama sonriendo lujuriosamente, casi relamiéndose, encantada con la idea de colocarse sobre mí y ser ella quien tome el mando...
Y quién se puede negar a ese voluptuoso cuerpo que ahora cabalga sobre el mío mirándome con ojos de deseo!!!

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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domingo, 15 de julio de 2018

VOLVIENDO A SENTIRSE....

Al terminar la jornada laboral, ella y su compañera se cambiaban antes de irse a casa. Pero hoy estaba sola, su amiga se había ido un rato antes por una urgencia familiar, y el encargado, también con prisa, le había dejado las llaves para que cerrara al salir.
Tenía el vestuario para ella y podía tomarse el tiempo que quisiera.
Tras una ducha rápida, se secó y se puso el conjunto negro de braguita y sujetador con el que se había encaprichado hace unos días al verlo en aquel escaparate. Hoy lo estrenaba sin más motivo que verse bien, sin otro interés que regalarse un poco de atención a sí misma después de tanto tiempo sin mimarse...
Recorrió la imagen del espejo mirándose, fijándose en cada curva, gustándose... ya no era una jovencita, y el paso de los años había hecho de las suyas, pero no pudo dejar de reconocer que estaba mucho mejor de lo que ella misma se atrevía a pensar...
La suave tela de encaje transparente que cubría sus pechos le permitió ver como sus pezones comenzaban a endurecerse y marcarse. Los rozó con la punta de los dedos por encima de la tela descubriendo una agradable sensación de calor que los hizo crecer, un calor que fue repartiéndose por todo su cuerpo.
Sin poder apartar la vista del espejo, sonrió al comprobar como aquella deliciosa ola bajaba hasta su entrepierna y se convertía en una evidente y placentera humedad, y se dejó llevar por la excitación, por el sorprendente juego de tocarse sin pudores, sin miedos, gozando de un ardoroso y vivo cuerpo que reclamaba mimos, atenciones y caricias...
Caricias cada vez más intensas, caricias íntimas y lujuriosas que la hacían temblar y jadear en busca del maravilloso regalo de un explosivo orgasmo que la hizo sentirse complacida, satisfecha, y feliz de volver a sentirse mujer plena...  y la sonrisa volvió a su cara al verse tan radiante en el espejo, tan segura y convencida de que aquello volvería a repetirse...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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jueves, 5 de julio de 2018

OTRO DÍA EN LA OFICINA. (QUINTA PARTE)

Con la compañía de Luisa, la tarde del sábado se pasó rápidamente entre risas, cervezas y un informal picoteo antes de que un taxi nos llevara a LA MAISON DU LUOP NOIR.
En las afueras, habían convertido una antigua fábrica en un espectacular local con múltiples espacios donde la decoración y la iluminación diferenciaban temáticas relacionadas con el mundo BDSM. Tras una breve visita por esos espacios en la que solo nos permitían un pequeño acercamiento, nos dirigieron al loft de la parte superior donde se celebraba la verdadera fiesta de inauguración.
Fuimos disfrutando de cada pequeño show preparado para la ocasión, gozando de los esculturales cuerpos de chicos y chicas mínimamente cubiertos por cueros, látex y transparencias... Luisa estaba encantada, y sus ojos brillaban sin perder detalle ni cortarse a la hora de aceptar las invitaciones a acercarse y participar fugazmente de aquellas escenas.
Cada poco, una atenta y deliciosa camarera se ocupaba de que nuestras copas estuvieran siempre llenas de un frío y burbujeante cava, y Luisa aprovechaba para agarrar con fuerza mi mano y apretar su voluptuoso cuerpo contra el mío antes de brindar y hacerme probar sus sabrosos y carnosos labios.
Dejamos que la noche nos fuera embrujando y excitando en aquel ambiente tan especialmente cuidado, hasta que, justo a medianoche, la música y las luces cambiaron y se abrió el telón del fondo del local. Allí apareció un personaje vestido al estilo de los antiguos directores de pista de circo que fue invitándonos a acercarnos alrededor del escenario principal. Comenzó por agradecer nuestra asistencia diciendo que para la dirección del club sería un honor que esa noche todos nos fuéramos a casa excitados y con ganas de más (el guiño pícaro de Luisa fue el gesto cómplice que confirmó que en su caso lo estaban logrando...).
Mientras aquel personaje hablaba, los que antes representaban variadas escenas en los pequeños escenarios, repartían ahora un pequeño libro encuadernado en cuero negro con la cabeza de un lobo grabada en la tapa, y el jefe de pista iba explicando que allí teníamos las normas, las condiciones y toda la información necesaria para hacernos miembros vip y así poder asistir y disfrutar del club con plenos derechos.
Siguió con su discurso de presentación pidiendo que dejáramos esa información para otro momento, ya que ahora quería que nos centráramos en seguir disfrutando de la fiesta, y que por su parte, simplemente nos robaría unos minutos más de atención, los necesarios para que conociéramos a la culpable de que aquel lujurioso infierno del placer estuviera allí a nuestra disposición...
Y las luces se centraron en la aparición por el fondo del escenario de una espectacular figura femenina cubierta con una capa gris con capucha que al caminar mostraba las altísimas botas de cuero negro que cubrían sus piernas. Escoltada por dos conejitas rubias al más puro estilo Playboy, se acercaba lentamente al borde del escenario tirando de las correas que ambas conejitas llevaban alrededor de su cuello.
Entre los acordes del tango que acompañaba su puesta en escena, el presentador pedía un caluroso aplauso para Lady M, Reina de los lobos, dueña del club y Ama exigente y dispuesta a someter a todos los que tuvieran la valentía de entregarse a ella. De reojo, pude ver a Luisa aplaudir entusiasmada sin dejar de suspirar y sin apartar la mirada de aquella impresionante mujer...
Lady M se quitó la capucha para mostrar la gran máscara veneciana que cubría su rostro haciendo imposible conocer su identidad (según el maestro de ceremonia, eso era algo limitado a unos pocos elegidos a quienes ella otorgaba personalmente ese privilegio). Luego se colocó de espaldas al público y chascó los dedos para que las obedientes conejitas le quitaran la capa, y los aplausos crecieron ante la maravillosa imagen de aquella hermosa espalda desnuda sobre la que caía una brillante melena negra que llegaba hasta el borde de unas sugerentes y ajustadas bragas negras de encaje.
Con una excitante lentitud, comenzó a girarse, y cuando terminó de hacerlo, mientras las atentas esclavas cubrían sus pechos con sus manos enguantadas, ella, orgullosa y altiva, recibía los ardorosos vítores y aplausos de los enfervorizados y entregados asistentes, tras la gran máscara que mantenía su secreta identidad. Luisa se mordía los labios con las mejillas encendidas, casi jadeando, al igual que todos los allí presentes... todos menos yo...
Estaba paralizado, casi en estado de shock. Había reconocido claramente quien era Lady M... el gran tatuaje en su costado derecho había hecho que mi cuerpo se enervara y que un brutal escalofrío recorriera mi espalda...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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lunes, 25 de junio de 2018

OTRO DÍA EN LA OFICINA. (CUARTA PARTE)

Nunca pude olvidar aquella noche, y menos durante los últimos días de clase antes del verano. Y aunque Marta seguía manteniendo la distancia, yo no podía evitar estremecerme cuando la veía... hasta podía sentir su olor y su sabor, sobre todo en aquellas solitarias noches adolescentes...
El curso terminó. Supe que ella se había marchado a Londres como todos los veranos, mis padres decidieron mudarse para estar cerca de mí en la Universidad. La recordaba, seguía pensando en su cálida piel, pero la vida seguía y el tiempo fue dejando aquella mágica noche en un maravilloso capítulo que siempre estaría presente, pero nuestros caminos se habían separado... hasta ahora...
Así que tocaba dejar el ensoñamiento y los recuerdos y volver a la realidad del trabajo. Durante el resto de la semana, Marta fue reuniéndose uno a uno con los demás miembros del equipo, y todos salían de la reunión diciendo que les había hecho prometer no dar detalles, que así todos tendríamos la oportunidad de no ir con prejuicios ni con nada preparado de antemano. Al final, el viernes por la tarde ya habían pasado todos, menos Luisa y yo, y no quedaba otra que esperar ese momento a solas con ella, y seguir dando vueltas a la incertidumbre de saber que pasaría cuando estuviéramos frente a frente... yo había descubierto su identidad, pero... y ella?, me habría reconocido?, o simplemente, el tiempo había hecho lo inevitable logrando que ni siquiera se acordase de mí?, y empezaba a pensar que para ella, lo más probable fuese que aquella noche no había supuesto un recuerdo tan deliciosamente tierno e intenso.
El sábado llegó, y las tareas pendientes de la casa fueron ocupando la mañana. Después de comer, buscaba un poco de relax en el sofá cuando llegó un mensaje de Luisa diciendo que tenía invitaciones para la inauguración de un club privado con temática BDSM, que me recogía a las nueve para cenar algo antes. Una tentadora oferta para un sábado que se estaba volviendo demasiado tranquilo.
Además, no sabía decirle no a Luisa. Habíamos coincidido en otros equipos comerciales y se había creado entre nosotros una amistad especial. Nadie sabía de nuestra relación, pocos entenderían que dos personas que se compenetraban tan bien no estuvieran viviendo juntos, pero la realidad era que los dos estábamos muy bien sin etiquetas ni compromisos, y disfrutábamos sinceramente de maravillosos momentos donde las horas volaban sin darnos cuenta.
Luisa es una mujer de esas que ahora llaman "curvis", con unos kilos de más y que rezuma sensualidad por todos los poros de su cuerpo. Siempre elegante y llamativa, siempre con una encantadora sonrisa y una mirada llena de luz... Pero su mayor atractivo era su mente curiosa y perversa, su alegría contagiosa, su ausencia de complejos y prejuicios...
Habíamos descubierto rápidamente nuestra espectacular conexión, y la política de las empresas de evitar las relaciones entre compañeros nos llevó a una historia secreta en la que la única regla inquebrantable era seguir gozando de todo aquello que hiciera vibrar nuestras mentes y nuestros cuerpos.
Siempre manteniendo los tres principios básicos de cualquier tipo de relación, comunicación, sinceridad y respeto, iban pasando los meses y ya habíamos dejado de contarlos. Su sensualidad y su apasionada forma de disfrutar del sexo eran el complemento perfecto para aquellas larguísimas charlas con las que yo gozaba tanto o más como cuando recorría la sabrosa piel que cubría sus voluptuosas curvas.
Con el tiempo, me fue contando su pasión por el Sado, por su estética, por los juegos y roles que le daban al sexo un punto de perversión y compenetración basado en la plena confianza. Siguió guiándome por aquel desconocido mundo para mí, y aunque ninguno de los dos llegábamos a extremos muy duros, encontramos un lugar nuevo donde experimentar nuevas sensaciones.
Así que un nuevo club cerca era el plan ideal para una noche de sábado, la escusa perfecta para acabar pasando la noche juntos y despertarnos el domingo desnudos, enredados, oliendo a sexo... el guion adecuado para dos almas solitarias que sabían gozar de la excitante y lujuriosa compañía del otro...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
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jueves, 14 de junio de 2018

OTRO DÍA EN LA OFICINA. (TERCERA PARTE)

Después de aquel episodio, mi manera de mirarla en clase cambió radicalmente. Incluso algún compañero se había dado cuenta y se aprovechó de ello para reírse a mi costa sin que yo supiera muy bien que decir... Pero ella seguía manteniendo las distancias, seguía con aquel gesto suyo de enfado con el mundo.
Tenía muy grabada la imagen de su tatuaje, y el recuerdo de aquel sincero y cálido abrazo perturbaba mis hormonas adolescentes.
Pasaron las semanas y todo volvía a la rutina de las clases y los entrenamientos, y aunque yo pasaba habitualmente por delante de su portal con la esperanza de encontrarla, no hubo más contacto que el compartido en las clases en las que coincidíamos.
Sobra decir que seguía manteniendo el secreto de lo ocurrido aquel día.
Llegué a pensar que ella estaría tratando de borrar de su mente todo aquello, que el verme no hacía más que recordárselo, y que por eso evitaba cualquier tipo de contacto. Y así, cuando ya quedaban pocas semanas para terminar el curso, ya me había hecho a la idea de quedarme con el bonito recuerdo de su suave cuerpo pegado al mío, cuando una tarde, volviendo como de costumbre del entrenamiento, al pasar delante de su portal, la oí llamarme...
Me hizo entrar en el portal y me abrazó. El olor de su cuello y de su pelo me hizo temblar, y medio en una nube, escuché sus palabras cerca de mi oído agradeciendo mi silencio, diciendo que no se había olvidado de su promesa de contarme la historia del tatuaje... Intentando controlar mi nerviosa excitación, me aparte un poco para decirle que no tenía que hacerlo si no quería, pero ella insistió, dijo que quería hacerlo, que estaba sola en casa, que su madre trabajaba esa noche y que estaríamos mejor en casa sin vecinas cotillas poniendo la oreja...
No me dio tiempo a contestar. Comenzó a subir las escaleras y la seguí con el corazón latiendo a mil por hora. Pensé en preguntar si su padre también trabajaba por la noche, pero recordé que era hija de madre soltera (otra de las cosas que la convertían en "gente rara" señalada por aquella época oscura en la que crecíamos). Así que entré en su casa tras ella y me senté a su lado en un viejo sofá, y ella me miraba y sonreía, y ahora no estaba con cara de "bicho raro", ahora era toda luz... y yo todo nervios...
Por si fuera poco, Marta se bajó la cremallera de su cazadora de cuero para quitársela con pasmosa naturalidad y quedarse en sujetador. Aquello era mucho para mi acalorado estado, y mis ojos no sabían si mirar el gran lobo tatuado o aquel pequeño sujetador de encaje negro y transparencias. Ella, sin dejar de mirarme y sonreír, comenzó a hablarme de su hermana mayor que vivía en Londres; me contó que pasaba los veranos con ella, que trabajaba en un estudio de tatuaje y que ella se lo había hecho como regalo para que recordase que siempre sería su loba protectora.
Yo asentía con monosílabos tratando de mostrar atención al tatuaje y a sus palabras, pero los ojos se me iban una y otra vez a su maravilloso pecho. Quería disimular, mostrar tranquilidad, pero era evidente que era la primera vez que una chica se mostraba así ante mí, y ella empezó a sonreír más claramente y se acercó... cogió mi mano y la llevó bajo aquella tela transparente... y comenzó a besarme mientras me iba diciendo entre beso y beso que me relajara, que disfrutara, que me dejase guiar, que ella me enseñaría... Y yo, más asustado que nunca en mi vida, me dejé guiar...
Ella se ocupó de todo, de desnudarse, de desnudarme, de llevar mis manos, mis dedos y mi lengua por todos los rincones de su cuerpo. Fue marcando el ritmo y frenando mi excitación en una clase magistral donde ella, una hermosa diosa guerrera, instruía a un virginal adolescente que aquel día se convertía en hombre...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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