domingo, 23 de julio de 2017

LAS NORMAS DE SONIA (I)

Ya hacía unos días que al llegar a casa después del trabajo. al aparcar la moto veía pasar por la acera una mujer espectacular, bajita, morena, con curvas de escándalo, y siempre con taconazos y faldas maravillosamente cortas.
Justo apagar la moto y ahí aparece, con ese tremendo caminar suyo... y como todos los días, protegido por la oscura pantalla del casco, disfruto de la celestial aparición.
A pocos metros de llegar a mi altura, un chico sale del portal, tropieza y se le cae una carpeta con folios que se desparraman por la acera. Mi diosa lo mira y se vuelve a ayudarle a recogerlos... y oohhh!!!, al agacharse, su corta faldita de vuelo se levanta, dejándome contemplar unas deliciosas nalgas blancas entre las que destaca un minúsculo tanga negro y una rosa roja tatuada en su nalga derecha...
Si los otros días acababa embobado mirándola, hoy me quedo con los ojos como platos, inmóvil, viendo como el chico le da las gracias y ella se despide continuando su camino, ajena por completo al atontado motero que sobre la moto resopla totalmente acalorado.
Me quedo un rato paralizado, recordando en mi mente el momento... Tengo que reconocer que ese culo que acabo de descubrir se ha quedado grabado en mi cabeza, y voy a tardar en borrarlo. Si subo ahora a casa, mi juguetona imaginación se encargará del resto, así que mejor una cerveza en el pub de Sonia. Hace semanas que no le hago una visita... me vendrá bien...
Entro y me voy al rincón de la barra de siempre, apoyado en la pared, desde donde puedo ver todo el local. La decoración de madera, estilo salón del oeste, con adornos indios, la música rock... me recuerda lo a gusto que me siento allí y lo poco que he venido últimamente... Sonia sale de la pequeña cocina con su escotadísimo vestido, y con lo que ella misma denomina, su sonrisa "derrite machitos". Todo igual que siempre, hasta la regañina habitual por mi tardanza en ir a verla, para después agarrar mi cabeza y plantarme un sonoro beso en los labios...
--- Solo uno!!!, para que recuerdes lo que te has perdido.
--- Perdona cielo, no voy a poner escusas. Sigo tan desastre como siempre...
Con la cerveza en la mano, tratando de poner mi sonrisa de niño bueno a ese demonio pelirrojo que tan bien sabe cómo llevarme a su infierno cuando quiere, veo que sale alguien del almacén... y la cerveza casi se me cae de las manos!!!. Era la chica morena que acaba de regalarme la vista hace unos minutos en la acera!!!. Sonia, cómo no, se da cuenta de mi atoramiento...
--- Qué pasa???, te gusta mi nueva camarera???. Lleva un par de semanas aquí, pero como no vienes a verme. Se llama Laura y estoy contenta con ella, se quedará un tiempo, pero por ahora, para ti, territorio prohibido. Según te portes, ya decidiré si le hablo bien de ti, o no...
Sé de sobra que con Sonia no se juega, así que respiro profundo y le doy un trago largo a mi cerveza. Si quiero a la morena, tendré antes que conseguir el perdón del demonio pelirrojo. Y así, sin darme cuenta fueron pasando lo días y me fui convirtiendo en su criado, y cada noche pasaba por el pub a recibir sus órdenes.
Llevarla a cenar, ayudarla a limpiar después de cerrar, compras para el local o para su casa... Todo sin rechistar, con la única satisfacción de poder ver a Laura mientras atendía a los clientes...  a todos menos a mí... Y por si fuera poca tortura, cada noche Sonia me despedía con una ración de besos fogosos, húmedos, intensos, dejándome tan encendido que llegar a casa y tener que masturbarme como un adolescente era algo inevitable. Y así, día tras día...
Acabo entrando en un bucle doloroso, pero conscientemente aceptado, viendo como Sonia disfruta de su papel, como goza con mi entregada sumisión, mirando de reojo a mí deseada Laura desde la barra mientras esperando un nuevo capítulo de mi travesía por el infierno...
Sonia me dice que llame un taxi, que nos vamos, y yo obedezco sin preguntar. Ni siquiera cuando llegamos a un hotel en las afueras se me ocurre murmurar. El recepcionista la saluda, entregándole una llave y confirmando que está todo como ella había pedido y yo la sigo hasta la puerta de la habitación, donde se vuelve y saca una venda negra para mis ojos...
--- Lo has hecho muy bien estos días. Hoy es la prueba final, veremos si estas a la altura.
Me coloca la venda y me guía adentro. Noto el olor de velas perfumadas y me parece escuchar el ruido de agua... Me dirige a una silla donde me sienta haciéndome poner los brazos tras el respaldo para colocarme unas esposas fuertemente apretadas, y una cadena que termina en unos grilletes que sujetan mis pies.
Tras comprobar que no puedo moverme de la silla, desabrocha mi camisa acariciando mi pecho con suavidad hasta llegar a mis pezones y los aprieta con ganas sabiendo que eso me enciende. Siento algo metálico sobre ellos... parecen unas pinzas que me enseñó el otro día en una página de productos eróticos, unidas por una cadena a una pesada bola que deja caer sobre mi vientre para que tiren de mis pezones... La oigo suspirar, gozando del momento mientras aprieta mi abultada bragueta...
--- Cómo te has puesto!!! Sabía que esto te iba a gustar, pero ahora vas a ser un chico bueno y vas a esperar a que me dé un baño relajante.
--- Por favor!!! Te vas a meter en la bañera y dejarme así???
--- Ya lo creo, te toca esperar... Pero para que veas que no soy tan mala, toma, un pequeño aperitivo...
Siento sus dedos sobre mis labios. Están mojados y calientes, huelen y saben... a su sexo!!! Diosss!!! Este demonio pelirrojo acaba conmigo!!!!
Pues nada, paciencia!!! No me servirá de nada protestar, así que calma y a paladear el sabor de sus dedos, imaginando su cuerpo desnudo en la bañera, sintiendo mi erección bajo el pantalón y la presión de las pinzas en mis pezones. La oigo en el agua, tomándoselo con calma... para ella es todo un placer tener el control y ser quien maneja la situación.
Los minutos se me hacen eternos, hasta que percibo sus pasos acercándose. Parece que se está sirviendo una copa... suena un mechero... y se sienta a horcajadas sobre mis piernas, mojándome la ropa, echándome el humo del cigarrillo a la cara... Su mano en mi nuca, soltando la venda, para que la vea...

Continuara...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados

No hay comentarios:

Publicar un comentario