viernes, 26 de octubre de 2018

DOÑA LOLA. (capítulo primero)

Imposible no recordar con una agradable nostalgia aquel año trabajando en la vieja librería de don Cosme. Apenas veinte años recién cumplidos y sin encontrar un sitio donde encajar realmente, aquella librería, con sus interminables estantes repletos de antiguas ediciones y ese embriagador aroma a tinta y papel viejo, supuso un maravilloso refugio para un joven enamorado de la lectura.
Don Cosme había heredado el negocio familiar de su padre, y también su pasión por las antigüedades, en especial, por los ejemplares originales de los clásicos de cualquier género, y a pesar de los achaques de su avanzada edad, en cuanto encontraba la pista de alguna obra interesante, sus ojos brillaban y entraba en un estado de eufórica excitación, y yo sonreía imaginándole como a un apasionado buscador de tesoros a punto de encontrar el Santo Grial.
Me sentía muy cómodo entre aquellas montañas de libros. Clasificándolos, seleccionando los que había que apartar a la espera de pasar por las manos del artesano encuadernador, aprovechando para zambullirme en ellos aprendiendo, alimentando mi alma con todo lo que despertara mi imaginación. Disfrutaba de mi trabajo con la pasión de alguien que se desenvolvía mejor entre sueños y fantasías que en la vida real.
Hasta que apareció doña Lola y toda mi atención se concentró en aquella voluptuosa mujer. Sus zapatos de tacón de aguja, sus medias de seda, su ajustada falda de tubo, y aquel perfume con olor a jazmín lograron sacarme de las páginas repletas de historias y hacerme desear cada mañana que apareciese por la librería y lo llenase todo con su impresionante sensualidad.
Era una mujer totalmente diferente. Mi experiencia con las chicas de mi edad había sido bastante escasa, y desde el primer momento, fui consciente que nunca había sentido semejante interés por ninguna.
Pasaban los días y ella no se dejaba ver, pero yo seguía recordando su turbadora imagen y el maravilloso aroma de aquel perfume que lo impregnaba todo a su paso. Y de repente, una tarde, entró por la puerta cargada de bolsas de la compra, enfadada por no encontrar un taxi, pidiéndole a su marido que me enviara a ayudarla a llevar las bolsas a casa... y don Cosme, sin rechistar, cumplió su petición mandándome a acompañarla...
Y yo la seguí a la prudente distancia que me permitía llenarme con el aroma que su melena morena iba dejando en el aire. Apenas cuatro calles después, subía las escaleras tras ella sin poder apartar la mirada de la abertura de su falda que me regalaba por momentos la sugerente imagen del final de sus medias, para luego entrar en su casa y dejar las bolsas sobre la mesa de la cocina...
Ella se acercó sonriendo con un pequeño monedero en la mano dispuesta a darme una propina, y yo, medio ruborizado, me negué a aceptarla tratando de mostrar una falsa seguridad, diciendo que había sido un placer acompañarla y que estaría encantado de estar a su servicio para lo que necesitara...
En cuanto terminé la frase, me di cuenta de lo fatal que había sonado con aquella temblorosa voz, y eso aumento mi mal disimulado nerviosismo y el calor de mis mejillas. Su sonrisa se volvió risa, y se acercó más todavía, logrando que mis piernas comenzaran a temblar, y mientras agarraba mi cara para besarme cerca de la comisura de los labios, sentí su mano dentro del bolsillo de mi pantalón dejando dentro unas monedas.
Luego me acompaño a la puerta y allí se despidió diciendo que ya encontraría la manera de hacerme cumplir ese ofrecimiento de estar a su servicio cuando ella quisiera.
Volví a la librería casi a la carrera, tan nervioso y excitado que temía que don Cosme se sorprendiera al verme llegar en tan evidente estado. Pero no, estaba atendiendo con su habitual amabilidad a una profesora de historia que acudía con asiduidad en busca de material para sus clases, y eso me permitió escabullirme en la trastienda y seguir con el trabajo pendiente.
Pero no lograba borrar de mi cabeza el momento de tener tan cerca el sinuoso cuerpo de aquella diosa con forma de mujer y la sensación de sentir sus labios sobre mi piel. Y no podía entender esa alteración que provocaba en mí una mujer que, aún siendo evidentemente bastante más joven que su marido, estaba cerca de doblar mi edad...
Esa era la realidad. Mi cuerpo seguía alterado, mi respiración acelerada, y si cerraba los ojos, seguía oliendo su perfume, y dentro de mis pantalones, una deliciosa palpitación me hacía seguir soñando con ella...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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miércoles, 17 de octubre de 2018

LYDIA.

Se llamaba Lydia y tenía unas piernas que pedían ser medidas a besos.
Y yo me embarcaba en aquella maravillosa tarea con total concentración, y comenzaba el recorrido con devota parsimonia contando mentalmente mientras mis labios disfrutaban del sabroso manjar de su cálida piel.
Y ella me dejaba hacer, sonriendo, gozando de mi entrega, disfrutando de cada centímetro besado, sintiéndose mujer admirada y deseada. Y me miraba con esos ojos capaces de hablar bajo la delicada máscara de encaje que combinaba a la perfección con el encaje de sus mínimas braguitas.
Y juro que yo intentaba seguir la cuenta. Pero en el instante en que mis labios rozaban el borde de aquellas braguitas, perdía sin remedio la cuenta, y mis ojos se clavaban en aquella tela que se transparentaba por la humedad resaltando sus tentadores labios. Mi boca ya no quería posarse en otro lugar.
Sus jadeos y su manera de retorcerse me invitaban a seguir, y yo no me hacía de rogar aún sabiendo que estaba a punto de desatarse la tormenta que la llevaría a convertirse en una hambrienta fiera apasionada que no tardaría en tomar las riendas y ser ella la que terminaba por poseerme y hacerme rendirme a las deliciosas embestidas de sus caderas.
Y yo no sabía ni quería negarle semejante placer... aunque siguiera sin saber cuantos besos medían sus piernas...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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jueves, 11 de octubre de 2018

LA HORA SEÑALADA.

"Si tienes tantas ganas como yo, dime cuándo y dónde..."
Tras semanas sin noticias de ella, recibir un mensaje tan claro transforma mi rutinaria mañana de jueves. Minutos más tarde ella responde con un escueto ok para confirmar la hora y el lugar, y el nerviosismo se apodera de mi cuerpo ante la expectativa de volver a disfrutar de ese maravilloso aroma suyo, ese que lo impregna todo cuando se mezcla su perfume con el intenso olor a mujer excitada dispuesta dejarse llevar por la lujuria de su increíble mente perversa, relamiéndome al pensar en despertar agarrado a su culo entre revueltas sábanas empapadas por nuestro sudor.
Por si la distancia física no fuera suficiente tortura, sus indiscutibles normas acerca de mantener un absoluto silencio fuera de los encuentros que ella misma decidía, hacían que pasara mucho tiempo soñando con volver a recorrer sus voluptuosas curvas y perderme acariciando y saboreando esa suave y cálida piel que se estremecía con cada uno de mis mordiscos.
Parecía que el tiempo su hubiera detenido, y era todo un reto mantenerse concentrado en algo que no fuese mirar el reloj compulsivamente y recordar los jadeos y susurros de aquella diosa que explotaba en apasionados orgasmos gritando mi nombre y haciéndome tocar el cielo entre sus temblorosos muslos.
Y por fin llegó la hora señalada, y allí, sentada en el sofá del apartamento donde el resto del mundo desaparecía, mi diosa me recibía con su espectacular sonrisa y esos grandes ojos color miel que me miraban con deseo invitándome a abalanzarme sobre aquel sinuoso cuerpo cubierto únicamente por una ajustada chaqueta roja con los botones estratégicamente abrochados para resaltar aún más esas impresionantes curvas que el universo ponía en mi camino una vez más...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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viernes, 21 de septiembre de 2018

PROVOCARTE...

Mis temblorosos dedos recorren lujuriosamente esa piel tuya que desea ser conquistada por manos osadas y valientes que logren hacerla vibrar.
Avanzan bajo la delicada tela de tu falda provocando suspiros que me invitan a seguir subiendo por tus muslos conquistando cálidos territorios.
El brillo de tu mirada acelera mis ganas de lograr que te estremezcas sintiéndote mujer deseada.
Y yo disfruto de esa sensación de conseguir pervertirte, notando como poco a poco tus piernas se van abriendo, permitiendo que mis atrevidos dedos se acerquen al encaje húmedo de tu tanga.
Y en ese instante, veo en tu cara esa expresión tan excitante, y sé que no tardarás en levantarte y pedirme que te siga...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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martes, 4 de septiembre de 2018

DULCE CRIATURA

Sonia es una de esas criaturas que rezuma dulzura por cada poro de su cuerpo. Una ternura que roza la fragilidad bajo esos vaporosos vestidos de alegres estampados que hacen lucir aún más si cabe la intensa mirada de esos grandes ojos que te deslumbran cuando sonríe.
El tiempo se detiene cuando tienes la dichosa suerte de gozar de su presencia compartiendo charlas con aroma a café y acabas por desear rozar su piel y sentir esa mágica vibración que provoca en la yema de tus dedos.
Una experiencia inigualable para cualquier persona. Y una tortura para los sedientos colmillos de un perverso lobo que se muere por volver a saborear cada centímetro de esa adictiva piel sabiendo que bajo la tela de ese vestido se esconde la lujosa y seductora lencería que a ella tanto le gusta y de la que presume orgullosa y provocativa cuando se despierta la hembra apasionada.
Esa hembra capaz de hacer a este lobo suspirar deseando recorrer lentamente la cara interna de sus temblorosos muslos llenándome con ese embriagador y inconfundible aroma hasta acabar rendido a los placeres carnales que esa tierna criatura transformada en fiera insaciable puede regalar al afortunado amante por ella elegido.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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miércoles, 29 de agosto de 2018

LETRAS MÁGICAS

No había mejor refugio para una solitaria adolescente que encerrarse en su cuarto para escapar de un padrastro borracho y acosador. Allí, viajando a través de las páginas del viejo libro que su abuela le había regalado, su oscuro cuarto se transformaba en los aposentos privados de una princesa que liberaba su espíritu en el mundo de la magia y la fantasía.
Nunca entendió porqué su madre se había rendido tan fácilmente a un tipo que la despreciaba y maltrataba sin oponer más resistencia ni más remedio que esconderse día tras día dentro de botellas de alcohol barato. Ni siquiera las quejas de su atemorizada hija le habían servido de estímulo para enfrentarse a una situación tan degradante.
Todo se complicó cuando habían prohibido a la abuela seguir visitándola. Estaba decidida a escaparse en su busca, pero esa noche, tras caer rendida de tanto llorar, una presencia la hizo despertar sobresaltada... La habitación olía a su abuela, y a su lado, sobre la almohada, un antiguo medallón y una nota donde su abuela le pedía un poco de calma, que esperase a ser mayor de edad, que ese día encontraría un regalo en su ventana y que entonces lo entendería todo. Le pedía que llevase siempre el medallón bajo la ropa, en contacto con su piel, y que no dejase que nadie lo viera...
Y ese día llegó, y apareció el viejo libro con tapas de plata, con aquella extraña cerradura donde el medallón encajaba a la perfección haciendo de llave secreta.
No pudo despegarse de aquellas hojas manuscritas en toda la noche. Poco a poco fue comprendiendo que su abuela no vivía a solas en el bosque por casualidad, y comenzó a sentir una asombrosa complicidad con aquellas historias donde la magia convertía a dulces abuelitas en ardientes amantes que se entregaban bajo la luz de la luna a unos seres que no resultaban tan feroces y salvajes como los presentaban.
Encontró hechizos, pócimas mágicas, conjuros... y descubrió con pasmosa facilidad que todo aquello le resultaba tan familiar como si fuera parte de ella. Las piezas iban encajando llevándola a la inquietante confirmación de ser descendiente de una antigua estirpe, y que la abuela era algo más que una dulce anciana que horneaba sabrosas galletas.
A partir de aquel momento revelador, las horas encerrada en la habitación fueron aumentando, y cada nueva lectura aportaba nuevas pistas sobre aquella herencia recibida. Fue aceptando su papel, sabiendo que pronto tendría que ir en busca de su abuela, y debía prepararse a conciencia para encontrarse con un destino que la llevaría a convertirse en otra de esas mujeres que bailan con lobos a la luz de la luna, apartadas de una sociedad que a fuerza de no entenderlas, terminaba por temerlas...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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viernes, 24 de agosto de 2018

SOBRESALTOS

A Carmen y a Juan les gustaba salir a pasear al atardecer, cuando el calor de las tardes de verano iba despareciendo y la fresca brisa se convertía en un agradable compañero.
Cerca de su casa pasaba un tramo del Camino de Santiago recorriendo una zona tranquila que les acercaba a una pequeña localidad rural cercana a la urbanizada barriada donde vivían.
Caminaban despacio, casi sin hablar, disfrutando de salirse un rato del asfalto cotidiano, con la serenidad de entenderse con la mirada, con el acompasado ritmo que dan los años que llevaban conviviendo y compartiendo su vida. Estaban en esa edad intermedia en la que se agradece la calma y la seguridad, donde lo que para unos puede verse como rutina y aburrimiento, para otros se vuelve la armonía de la ausencia de sobresaltos.
Gozando de la ligera caminata, pendientes el uno del otro, llegaron al área de bancos y mesas de madera donde el Camino seguía su recorrido con indicaciones de los próximos albergues para los peregrinos, y desde donde ellos tomaban un desvío que los acercaba al barrio por una zona más urbana e iluminada.
Siguiendo la costumbre de otros días, aprovecharon para sentarse a compartir un cigarrillo mientras la oscuridad de la noche iba cubriendo todo, dejando a una corta distancia la claridad eléctrica de la ciudad. Un momento para ese vicio que llevaban años dejando y eliminando de forma constante la mayor parte del día... menos de ese instante de solitaria y silenciosa soledad...
Todo parecía igual que otros días, el silencio, la paz, el sabor del tabaco... todo normal, salvo que hoy la luna parecía más brillante que otras veces, y quizás, el lejano ruido de la ciudad sonaba más distante, y no había refrescado, seguía haciendo un sofocante y pegajoso calor.
Un bochorno que hizo que Carmen se quitara la camiseta buscando un poco de frescor al quedarse con el pequeño top deportivo que llevaba normalmente bajo ella.
Juan apagó el cigarrillo y no pudo dejar de mirarla mientras se ataba el pelo en una coleta. Aquel simple gesto que tantas veces la había visto hacer, hoy le pareció algo deliciosamente tentador, y comenzó a recorrer su cuerpo con la mirada con el mismo brillo en los ojos que cuando la había visto por primera vez.
Sintió que la deseaba, que necesitaba abrazarla, y se acercó a ella acariciando suavemente su espalda.
Y ella se estremeció volviéndose sorprendida. Y él se alegró al ver que su mirada era también de deseo.
No hicieron falta palabras, algo en el aire, o en la luna, o en sus cuerpos disparó sus sentidos y les llevó a un apasionado beso... un beso que desató por completo sus ganas y les llevó a entregarse al placer de hacer el amor de manera incontrolada allí mismo, sobre la mesa de madera, con la pálida luz de la diosa Selene como único y silencioso testigo.
Hicieron el amor con auténtica pasión, sintiendo sus cuerpos disfrutar del placer físico con la intensidad del imprevisible y excitante momento, y luego, volvieron a casa caminando en silencio...
Él recogió la cocina mientras ella se duchaba. La rutina cotidiana se completaba de nuevo con ella en la cama eligiendo una serie en la tele y esperando que él volviera del baño... pero cuando volvió y la miró, no pudo evitar un estremecimiento al sentirse admirada y deseada. Sintió sus pezones erizarse bajo la sábana que los cubría hasta que él se acercó y la apartó quedándose allí de pie, recorriéndola con la mirada y haciéndola suspirar...
Definitivamente, aquella noche algo mágico y sorprendente los estaba sobresaltando...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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miércoles, 22 de agosto de 2018

CARTA PARA TI...

Si pudiera estar ahora mismo enroscada entre tus brazos, no estaría escribiendo estas letras que las ganas de volver a verte hacen brotar de forma intensa y alborotada.
Improvisando, sin un orden lógico, el papel se va llenando de frases nacidas desde la pasión y los recuerdos que mi piel y mi mente acumulan. Un caos de líneas motivadas por tórridas escenas de cuerpos enredados entre las sábanas.
Intento que tu ausencia sea menos dura plasmando en palabras lo que mi cuerpo añora, y mientras las hojas en blanco de mi libreta se vuelven un maremágnum de frases y tachones, voy contando las noches en soledad que me quedan antes de volver a poder tenerte desnudo en mi cama.
Un nuevo sorbo de café me recuerda el sabor de tus besos, y mi cabeza vuela a ese momento mágico en el que mis manos te dan placer y te retuerces jadeando, y yo disfruto de lo guapo que te pones cuando te entregas a mi lujuria.
Ni con el aire fresco de la noche que entra por la ventana de mi cuarto logro calmar el calor que recorre mi cuerpo, y mi excitación aumenta, y me muerdo los labios a la vez que mi mano busca la mojada tela de mi tanga, y los temblores hacen que los renglones comiencen a torcerse y casi tengo que soltar el bolígrafo... pero no, me obligo a dejar de tocarme, quiero que sean tus dedos los que jueguen bajo mi tanga, y sigo poniendo en palabras todo lo que provocas en mí con solo pensarte.
Me gustaría ver tu cara cuando recibas y leas esta carta, y sí, ya sé que hay móvil, mensajes, videollamadas, pero qué quieres, adoro el tacto del papel... y sé que lo agradecerás...
Me muero de ganas por volver a sentir esa deliciosa manera tuya de despertarme con mordiscos y besos en las nalgas...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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domingo, 19 de agosto de 2018

AMIGO MÍO...

Es necesario enamorarse de vez en cuando, es muy bueno para la salud mental. Y no hablo del amor por la familia (la verdadera, no solo la de sangre), por la música, por los libros, por los gatos... ni por cada una de esas cosas maravillosas que nos rodean y emocionan... hablo de enamorarse de una persona, de forma apasionada e incomprensible.
Algo tan maravilloso y excitante que te convierta en un manojo de nervios cada vez que ves a esa persona acercarse, que provoque una sonrisa tonta cuando recibes un mensaje suyo.
Y no importa lo inapropiado que sea, ni que nadie pueda entenderlo (ni siquiera tu mismo). No importa que sepas que es una completa locura y que te sientas un poco idiota, ni que estés seguro de todas las complicaciones que pueden existir.
Ten por seguro que esas "mariposas en el estómago", esa respiración acelerada, ese cosquilleo entre las piernas y esa tierna torpeza que te hace no saber que hacer ni que decir, eso amigo mío, son sensaciones tan difíciles de igualar, que se convierten en uno de los grandes motivos por los que merece la pena estar vivo.
Y en ese momento es cuando deberás volver a sentir y a mirar con la misma ilusión y curiosidad que vemos en la cara de un niño que mira con los ojos como platos a ese mago que saca un conejo de su chistera. Pero no, tú ya eres un adulto responsable, ya te sabes el truco, y calculas las posibilidades, las consecuencias, los que dirán, los imposibles...
Y que importa lo que digan, lo que ocurra... que importa si nadie lo entiende, si no es lo que todos esperan... solo importa que terminarás por perderte la magia, por perderte esa vertiginosa sensación de apasionada incertidumbre...
Por eso hay que enamorarse más, y aunque sepas a ciencia cierta que ya no eres ese tipo que hace locuras, permítete disfrutar de la magia, y sonríe, y sueña con lanzarte a sus brazos y dejar que te coma a besos. Te aseguro amigo mío, que eso nunca nadie te lo podrá quitar, ni el tiempo, ni la gente... ni siquiera la muerte...
Así que vive, ama, siente, ríe, baila... vuelve a ser ese niño inocente que se asombra por todo y que saborea cada minuto sin los prejuicios de los adultos...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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jueves, 16 de agosto de 2018

UFFF....

Me encanta provocar tus Ufff cuando lees mis relatos. Adoro esa inocente forma tuya de dejarme saber lo que mis letras consiguen en tu sensible cuerpo.
Sabes de sobra mi debilidad por ti, y también conoces perfectamente de lo que es capaz mi traviesa imaginación. Así que no te extrañará saber que si le doy rienda suelta, puedo recrear los momentos en los que te vas sumergiendo en esos escenarios donde mis personajes se entregan a intensos episodios de pasión, y en mi cabeza, te veo sintiendo un calor que crece y recorre tu delicada piel.
Imagino el brillo de tus ojos mientras sigues leyendo cada línea, dejándote llevar por esas lujuriosas escenas hasta sorprenderte con la placentera sensación de descubrir como se va mojando la tela de esas pequeñas braguitas moradas con lacitos blancos. Y cuando el relato llega a su fin, tu mano temblorosa buscando bajo el pantalón del pijama esa húmeda braguita para que tus Ufff se conviertan en leves gemidos que te hacen estremecer.
Te imagino cerrando los ojos y mordiéndote el labio mientras aceleras el ritmo de tus caricias, logrando que el placer se apodere de ti, logrando que tus piernas tiemblen... y te abraces a tu peluche favorito intentando ahogar pudorosamente esos jadeos que brotan desde lo más profundo de tu ser...
Casi puedo asegurar ese instante en el que te ruborizas al sentirte mujer excitada, al reconocerte felizmente poseída por el embrujo de mis letras, y en ese mágico instante me gustaría dejar de imaginar y poder estar ahí contigo, abrazarte y que sigas temblando entre mis brazos, disfrutar del brillo de tu mirada y probar el sabroso elixir de tus labios...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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