martes, 25 de agosto de 2020

UNA TARDE DE VERANO.

Desnudos, sudorosos y excitados sobre las sábanas revueltas de una cama que rezuma olor a sexo salvaje.
Sin poder dejar de acariciarnos. Sin poder frenar los incesantes temblores que recorren nuestros ardientes cuerpos, gozando de esa sensación de sentirse deliciosamente agotados.
El sopor acaba por apoderarse de ambos. Pero antes nuestros cuerpos se enredan y las manos buscan cálidos rincones donde agarrarse con fuerza.
Una siesta reparadora que hará que cuando despertemos, el deseo nos convertirá en dos poderosos imanes que se atraen buscando volver a poseerse sobre la cama de esa habitación que nuestra pasión ha transformado en el santuario secreto donde damos rienda suelta a nuestra lujuria.
Una cálida siesta tras la cual nuestras bocas volverán a querer llenarse con ese sagrado elixir que golosamente nos entregamos poseídos por las insaciables ganas de sentirnos el uno parte del otro.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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