sábado, 1 de agosto de 2020

LA CABAÑA DE LA MOLINERA. (EPÍLOGO)



Ha pasado casi un año desde mi llegada a la cabaña de la molinera con la intención de desconectar de la vida rutinaria y monótona en la que había estado enredado durante tantos años.
Y ahora que me he atrevido a poner en palabras esos momentos tan sorprendentes en los que me vi envuelto al poco de llegar, siento una gran liberación y la placentera satisfacción de saber que esa decisión fue la más acertada de mi vida.
Aunque al principio todo era lo menos parecido a la calma que buscaba, los días fueron conduciéndome hacia esa deliciosa locura donde descubrí realidades imposibles ni siquiera de imaginar. Conocí mundos y seres sorprendentes en cuya compañía aprendí a aceptar y a disfrutar de formas de vivir y de pensar totalmente diferentes, con valores tan intensos y con tanto respeto y amor que se me hace imposible imaginar la vida lejos de esas condiciones.
Y Xana, esa deslumbrante y apasionada criatura, esa mujer ardiente que ha hecho girar mi mundo por completo volviéndome loco y enamorándome cada amanecer con sus grandes ojos verdes, ha logrado que cada segundo a su lado me sienta el hombre más afortunado de la tierra.
Como ya habréis deducido, tras la noche del ritual que pasó con sus hermanas de bautismo y la abuela loba, Xana se quedó conmigo en la cabaña y sigue ocupándose de sus obligaciones entre los dos mundos, pero ahora sin desaparecer. La sargento Noriega y la doctora Amor pasan de vez en cuando a saludar haciendo el papel de atentas cuñadas alegres por ver a su hermana feliz. Incluso las gentes del pueblo han dejado de observarme con cara de pocos amigos, y las veces que me acerco por allí, casi me tratan como a uno de ellos. Y por supuesto, en mis paseos por el bosque, la mayoría en compañía de Xana, la gran loba gris ya no vigila mis pasos, ahora se acerca a saludar agradecida y confiada.
Unas sensaciones que me han llevado a ese relax y a esa paz que tanto anhelaba y que me hacen gozar de esa bonita sensación que tienes cuando la vida te confirma que has elegido el camino adecuado.
Y todo ello junto a esa insaciable diosa con cuerpo de hembra diseñada para incitar al pecado. Nieta de una loba, ahijada de la diosa Gaia, heredera de un linaje ancestral, enamorada de un simple mortal y que ha elegido compartir parte de su existencia terrenal conmigo.
Y yo envejeceré, y ella seguirá eternamente joven.
Pero eso llegará en su momento. Ahora toca vivir y saborear cada beso de su boca, cada caricia, cada momento entre sus brazos, agradeciendo el maravilloso regalo de tenerla desnuda en mi cama cada noche y poder tocar el cielo con las manos cuando nos entregamos con esa ardiente lujuria que solo las almas libres y apasionadas son capaces de crear.
Todo lo demás, forma parte de otra historia que puede llegar a ser tan asombrosa como esta y que merecerá la pena descubrir juntos y dispuestos a dejarnos sorprender saboreando cada instante.

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