sábado, 29 de abril de 2017

YO MISMO (III)

Ha sido un sábado con mucha gente y acabamos cerrando bastante más tarde de lo habitual. Casi no hubo tiempo para pensar en la sorpresa que me esperaba, así que una vez ya sentado en la parte de atrás del coche que me acaba de recoger, respiro profundo mientras el chofer conduce sin más explicaciones que entregarme un sobre a mi nombre e intento desconectar del largo día...En el sobre, la llave de una habitación de hotel y una nota manuscrita... ``En el salón de la suite he dejado algunos disfraces y varios juguetes. Seguro que sabrás elegir... Estaré en la habitación aguantándome las ganas de comerte enterito...´´
No puedo evitar un escalofrío al pensar en esa apasionada figura de mujer capaz de hacerme arder con solo mirarme, y lograr que desee estrujarla entre mis brazos con tanta pasión que me entre miedo a romperla. 
Con tanto imaginarla, el trayecto se me pasó en un suspiro, y casi sin darme cuenta, estoy frente a un sofá donde hay varias capas y máscaras venecianas. A su lado, esposas, correas, una fusta, bolas chinas y un cuenco de cerámica lleno de chocolate caliente con unos pinceles al lado...
La elección está muy clara, así que entro en el dormitorio completamente desnudo bajo una capa de terciopelo negro con capucha, una máscara veneciana y el cuenco de chocolate, para encontrarla sentada en un pequeño sillón con su máscara de encaje y una capa idéntica a la mía. Su sonrisa dice que he acertado, y cuando se levanta para lanzarse a mis brazos y casi hacerme derramar el chocolate, puedo observar su delicioso cuerpo desnudo bajo la capa. 
Su piel rozando la mía, sus adorables mordiscos en mi boca, el olor a incienso del cuarto, el olor a deseo que surge entre sus piernas... Diosss!!! Tengo que hacer un grandísimo esfuerzo para no poseerla allí mismo, de pie, en medio de la habitación...
Consigo parar y tumbarla en la cama sin hacer caso a sus súplicas. Logro que se relaje y comienzo a dibujar sobre su piel con temblorosas pinceladas desde su cuello hacia su pecho, viendo como se retuerce, y como sus pezones se endurecen con cada pincelada de chocolate caliente.
Bajo dibujando a su ombligo y me voy acercando a su pubis para esquivarlo y seguir por la cara interna de sus muslos, esnifando el aroma de sus visiblemente empapados labios, que se abren de tal manera que parecen invitarme a hundir mi nariz entre ellos... Sigo por sus piernas, y por fin, dejo el pincel para comenzar a limpiarla con mi lengua, recorriendo el camino marcado, pasando tan cerca de su sexo que la oigo gritar mi nombre entre profundos suspiros. Lamo su vientre, limpio sus pezones, muerdo su cuello, para acabar devorando los carnosos labios de su boca mientras ella clava sus uñas en mi espalda consiguiendo que mi tremenda erección roce su clítoris y la haga estremecerse buscando ser penetrada sin mas rodeos...
--- Ooohhh!!! Siii!!!. Por favor, quiero ser tuya, quiero ser tu potrita salvaje, quiero que me montes y me domes como sólo tú sabes hacerlo... Te necesito dentro de mí!!!
Está tan excitada que veo en su cara una mueca de rabia cuando me obligo a mi mismo a apartarme de ella....
--- Schssss... despacio mi niña. Aún no has probado el chocolate.... Quiero que lo disfrutes...
Recupero uno de los pinceles y tras mojarlo de nuevo, baño generosamente mi erección mirando como su enfado se va pasando y comienza a relamerse para segundos después hacerme gozar con esa lujuriosa boca que tan bien sabe usar... Me recorre una y otra vez con los labios y la lengua sin soltar mis nalgas, jugando entre ellas con su dedo, abriendo sus piernas para mostrarme su abierto sexo brillando por la humedad, invitándome a probarlo...
Y ya no puedo frenar más. Me lanzo entre sus piernas lamiendo su clítoris, besando sus ardientes labios, buscando su culo con mi dedo justo cuando ella hace lo mismo con el mío... Y ya no ha posibilidad de parar.... Nos reglamos mutuamente el cálido elixir de nuestro deseo entre gemidos, alimentándonos como animales en celo que solo quieren poseer y ser poseidos... 

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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