viernes, 17 de marzo de 2017

ESCUCHA MIS PLEGARIAS (XIII)

No pudo ser... Mónica me había escrito el domingo por la mañana disculpándose. Habían tenido problemas en uno de los locales y se le hizo imposible pasar a verme, eso sí, prometía compensarme (a este paso no voy a tener agenda para tantas compensaciones...)
Me sentí un poco aliviada, la verdad. Me atrae mucho esa mujer, y ese mundo de la noche en el que ella se mueve, pero la idea de convertir mi cama en lugar de paso de varias personas no me acaba de entusiasmar. Quizás mi mente, educada en patrones más tradicionales, se rebelaba contra toda esa promiscuidad que había aparecido en mi vida. Pero por otro lado, las placenteras sensaciones que mi cuerpo, tanto tiempo dormido y escondido, estaba descubriendo, me hacían pensar que me merecía esas atenciones y esos golosos placeres que alteraban cada rincón de mi piel.
Tanto la tarde del domingo, como la del lunes después del trabajo, me dediqué a mi misma... relax, música, peluquería, compras... Todo ello salpicado por una agobiante cantidad de mensajes de Lucía pidiendo perdón, suplicando que volviera a verla, prometiendo no volver a tener un comportamiento tan infantil e inseguro... cada vez que vibraba el móvil, un larguísimo mensaje suyo....
Me sentí mal por ella, y a la vez, agobiada por sus incesantes mensajes reclamando la oportunidad de tenerme de nuevo entre sus brazos...
Luís seguía sin dar señales de vida. Totalmente desparecido, sólo se dejaba ver en mis juegos cuando mi cabeza recorría cada capítulo de aquellos lujuriosos encuentros con aquel perturbador trío que había entrado en mi vida descolocándolo todo a su paso, y llenando me existencia de febriles noches en las que mis dedos se convertían en el más experto de los amantes.
En realidad, estaba agradecida por las deliciosas escenas vividas con cada uno de ellos, por la forma en que lograban alimentar mi calenturienta mente para que mi cuerpo respondiera en vibrantes orgasmos disfrutados con tanta naturalidad y plenitud cómo si hubiera vuelto a la adolescencia.
Y así, entre repetitivos mensajes de Lucía, y jadeantes momentos íntimos, ya es martes de nuevo, ya en la hora del café a media jornada, fingiendo no darme cuenta de como el camarero recorre las curvas de mis nalgas bajo el ajustado pantalón de cuero. El mismo que me había puesto el sábado y que hoy decidí llevar a la oficina para que todos pudieran comentar bien la descarada nueva imagen de la antes aburrida secretaria.
Reconozco que me gusta esa nueva Laura, admirada y criticada. Me siento a gusto provocando esa curiosa incertidumbre que tanto les parece preocupar.
A la vuelta del café, retomo mi tarea frente al ordenador sonriendo maliciosamente cuando el conserje de la entrada aparece con un enorme ramo de rosas rojas directo a mi mesa. Ahora soy yo la que se queda sorprendida al verle entregarme el ramo con una amplia sonrisa...
---Una chica joven en una espectacular Harley las acaba de dejar en la entrada para ti. Sólo dijo que tú ya sabrías, que era una de las primeras compensaciones que te merecías... y se fué sin más...
No podía ser otra que Mónica, encajaba perfectamente con su estilo. Pensé en llamarla, pero seguramente tendría el móvil apagado o simplemente no lo cogería, así que me limitaré a gozar del bonito regalo y del creciente murmullo que percibía a mi alrededor....
La jornada continua, interrumpida por un par de torpes intentos de mis compañeras para tratar de averiguar algo más sobre las rosas, y claro, ni que decir tiene que seguirán con la duda, y que mañana lo volverán a intentar, pero hoy me voy a mi casa sintiéndome algo más victoriosa y contenta que ayer....
Pero las sorpresas aún no han terminado. Al entrar en casa, descubro un sobre que alguien ha metido por debajo de la puerta, y lo abro con nerviosa curiosidad...
"Hola hermosura!! Espero te hayan gustado las rosas...Son sólo un pequeño anticipo para que veas que no me olvido de tí.
La semana está siendo un poco líosa, pero el viernes hay una fiesta en El Club Rojo y ya he convencido a mi padre para tener la noche libre. Me gustaría que fueras mi acompañante y dedicarte personalmente la exquisita atención que ofrecemos a nuestra selecta clientela, además de comerte enterita en cuanto te tenga al alcance de mis manos...
No te imaginas las ganas que te tengo...
Mañana te enviaré a casa un paquete con un conjunto para la fiesta... no es obligatorio, pero es un caprichito... me gustaría verte así vestida para luego quitártelo...
Perdona por esta manera tan especial de mandarte mensajitos, pero es que odio el móvil, y bueno, tiene su puntito romántico.
En fin, cuando te haya llegado el paquete, te llamaré para que me confirmes y por si hay algún problema con la ropa o las tallas. Espero que no te asustes por esta pequeña intromisión, me hace mucha ilusión que vengas a la fiesta conmigo...
Besazo enorme bombón!!!"
Inquieta, nerviosa, algo asustada por esa facilidad con la que había podido acceder a mi trabajo y a la puerta de mi casa.... y a la vez, encantada por esa manera tan peculiar de mostrar tanto interés en mi, y ocuparse de dedicarme su tiempo y su atención. Si dejo que mi cabeza traté de masticarlo todo acabaré por rayarme mucho, y no quiero eso. Quiero disfrutar del momento y saborearlo como se merece. Creo que esta tarde me va venir bien salir a correr un ratito y encerrar mi mente con buena música, y seguro que luego mi cuerpo agradecerá el ejercicio bajo una relajante ducha antes de irme a soñar con mis angelicales demonios....

Continuará....

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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