martes, 2 de enero de 2018

LÍNEA 19 (VII)

Toda la mañana del martes pensando en su cita de la pensión, y en cómo encarar aquellas nuevas emociones que le invadían la cabeza después de haber pasado el domingo en casa de Andrea.
Tanto la noche del sábado como todo el domingo, la dulzura de ella lo envolvió en un estado tan goloso y embriagador que le hizo sorprenderse a sí mismo gozando del momento y olvidándose de todo lo demás.
Aquella mujer era una mezcla de ternura y pasión tan mimosa, tan sonriente, tan entregada a complacerle y atenderle de una forma tan servicial que era un inmenso placer dejarse llevar...
Pero hoy tocaba volver a la pensión...
Realmente no sabía qué hacer. Aparecer y contarle a Luna que había otra... No ir... Callarse y dejar que las cosas se fueran recolocando por si solas...
Si hace unos meses le cuentan todo esto se hubiese reído con ganas sin dar crédito a nada. Pero si, había pasado de una rutinaria y solitaria vida a meterse en la cama de dos espectaculares mujeres. Muy diferentes entre si, tanto como para llegar a pensar en mantener a las dos en su vida y por una vez ser el aprovechado cabrón que disfruta de lo que cada una le ofrece...
Pero la verdad, esa no era su forma de ser... Quizás hace unos años le hubiese importado muy poco, pero no ahora, y ninguna de ellas se lo merecía...
Después de comer, cuando tomaba el café en la terraza frente a la oficina antes de volver al turno de tarde, la cabeza seguía estallándole sin tener ni idea de como encarar aquel lío... Y entonces el móvil sonó...
No podía creer lo que estaba viendo. Por primera vez en todas aquellas semanas, Luna le estaba llamando...
--- Buenas tardes, qué sorpresa!!!
--- Hola, verás, es que ha surgido algo imprevisto y no podremos vernos esta tarde. Quería avisarte para que no fueras a la pensión y puedas organizar tus cosas...
--- Vale, gracias. Pero, ha pasado algo???, estás bien???
--- Si, si, tranquilo... El jueves nos vemos y te cuento. Cuídate... un besazo...
--- Perfecto, hablamos... Otro para ti!!!!
Sin más se cortó la llamada, y una extraña sensación de alivio le invadió. Acababan de darle un par de días más para pensar...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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