sábado, 6 de enero de 2018

LÍNEA 19 (VIII)

A pesar de los días extras, las dudas seguían en el mismo punto. No quiso ver a Andrea esos días para tratar de aislarse y solo hubo un par de conversaciones de móvil sin más intención que mantener un cordial contacto. Tenía claro que con ella la complicidad y la buena sintonía eran evidentes, y que puestos a pensar en una relación larga y estable, no había duda que sería algo mucho más posible que con Luna...
Pero cómo rechazar la lujuriosa perversión de aquel insaciable ser capaz de llevarle a su infierno siempre que se lo proponía y hacerle vibrar en salvajes orgasmos de los que necesitaba días para recuperarse...
Y alguna decisión debería tomar.
Seguir dándole vueltas acabaría por resultar perjudicial para él, y posiblemente, podría acabar dañando a quien menos se lo merecía.
Y así, tan puntual como de costumbre, llegó a la puerta de la habitación sin saber qué hacer. Y allí estaba ella, su monja pecadora... Pero hoy no había hábitos, ni cruces, ni velas, ni correas... Estaba Luna, con el mismo amplio jersey del primer día, y en cuanto él cerró la puerta se lanzó a sus brazos besándolo cómo si tuviera hambre atrasada de sus labios.
No hubo palabras, no hubo perversión. Ellos dos desnudos entre las sábanas haciendo el amor lentamente, saboreando cada instante... Luna se retorcía sobre él paladeando cada embestida de sus caderas, relamiéndose al sentir los temblores de aquel duro miembro dentro de ella... Sus orgasmos se repetían una y otra vez sin dejar de mirarle, abrazándole, besándole... Estaba siendo una versión tan mimosa y apasionada que solo podía disfrutar de aquel arrebato de ternura y pasión tan placentero...
Hasta terminar agotados y sudorosos, entrelazados bajo las sábanas, intentado recuperar el aliento sin que ella dejara de besarle, gozando golosamente de esos sabrosos minutos antes de que ella, apretada contra él, comenzara a hablar...
--- Supongo que te extrañaría que el martes no pudiera verte, así que voy a explicártelo, pero necesito que me escuches sin interrumpir, no estoy acostumbrada a contar nada sobre mí.
--- No tienes que explicar nada si no quieres, pero si lo necesitas, te escucho...
--- El lunes, la Madre Superiora me llamó a su despacho para contarme que me reclamaban del sitio donde estuve el año pasado. Otras dos novicias y yo cuidamos durante meses de un anciano millonario en su viejo caserón familiar a cambio de una generosa donación al convento, y ahora, el único heredero, el sobrino del anciano, se ha instalado en la finca y ha convencido al convento para que volvamos las tres a ocuparnos de todo el servicio... sabe muy bien cómo convencer a la Madre Superiora... Podría decirte que son obligaciones que no puedo rechazar, pero tú has sido estos meses tan respetuoso y adorable que te mereces toda la verdad. Me has hecho muy feliz, me has hecho gozar, y todo lo que ha pasado aquí ha sido sincero y nunca lo olvidaré, pero la llamada del martes fue porque tras hablar con la Madre Superiora el lunes, él, Gabriel, apareció en el convento con la excusa de confirmar algunas cosas y pidió reunirse conmigo a solas... Gabriel es mi demonio, no puedo negarle nada, me posee y me hace su esclava con solo mirarme. Durante el tiempo que estuve al servicio de su tío, me llevó a su infierno con una posesión tan salvaje que me hace ser suya por el resto de mi vida. Pensaba que podría olvidarle, y que contigo sería más fácil, pero a pesar de lo maravillosos que han sido estos meses, mi cuerpo se entrega a él y mi mente le pertenece... No puedo más que agradecer el haberte tenido en mi vida, y ahora entiendo que me odies y quieras salir de aquí y olvidarme para siempre, pero no podía desaparecer sin más, no te lo mereces... Mañana me traslado, pero siempre que quieras, mi teléfono estará disponible para ti, y me gustaría mucho pasar contigo esta última noche y despedirnos mañana sin rencores, como amigos...

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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