miércoles, 22 de enero de 2020

EL ACANTILADO.

Cada luna llena, a la mágica hora de la medianoche, Pilar acudía puntual a ese rincón secreto de la costa que había descubierto unos meses atrás.
Aquel acantilado solitario donde la pálida luz de la luna se reflejaba sobre el mar se había convertido en su santuario privado, y acudía fielmente a su cita con el plenilunio en busca de esa recarga de energía que tan necesaria se había vuelto en su vida.
A pesar del frío y del rocío de la noche, aquella soledad le proporcionaba una sensación de calma, y el rítmico sonido de las olas rompiendo contra las afiladas rocas la llenaba de paz.
Con la mirada perdida en el reflejo de la luna sobre las aguas, respiraba profundo llenándose con la mezcla del olor a salitre y tierra mojada buscando llenar su espíritu de toda la energía posible para así aguantar hasta la nueva luna llena.
Esa inyección nocturna de tranquilidad conseguía que su embotada cabeza dejara de pensar en su rutinaria vida solitaria. Y esas noches, al volver a casa, conseguía dormir plácidamente sin que los nubarrones de la tristeza aparecieran.
Hacía ya medio año que Lucia la había dejado de aquella manera tan cruel, y las heridas que atravesaron su alma seguían dolorosamente abiertas. Lucia apareció de la nada, y por primera vez en su vida, se había sentido amada y deseada. Huérfana desde los cinco años, criada con una tía sin ningún tipo de instinto maternal ni empatía, terminó por convertirse en una adolescente solitaria sin más compañía que los libros y la música.
Ni en el instituto, ni en la facultad encontró amistades, ni mucho menos alguien de quien enamorarse. Las relaciones sociales y los chicos no eran lo suyo, y tampoco logró encajar con aquellos grupos de chicas más preocupadas en coleccionar ligues que en otra cosa.
Fue sencillo terminar la carrera con unas calificaciones extraordinarias, y fácil conseguir un buen empleo en la sucursal de una multinacional extranjera donde importaban más los resultados que las personas. El lugar adecuado para una solitaria perfeccionista sin ningún tipo de interés por socializar.
Una rutina diaria que se alteró por completo con la aparición de aquella bruja hechicera de carita angelical que había despertado un interés y una atención que ni ella misma sabía que existían.
Lucia se metió en su mente y en su vida por sorpresa y Pilar descubrió la adicción a los besos prohibidos de aquellos sabrosos labios y se entregó a permitir que su cuerpo temblara y explotara bajo las expertas caricias que la guiaban noche tras noche a inconfesables pecados carnales con los que descubría emociones con las que ni siquiera había soñado.
Al mismo ritmo que aquellos dedos la invadían y la llevaban a la una deliciosa locura, su mente se fue abriendo y terminó por ser poseída por aquella insaciable criatura que la hacía sentirse única y especial.
Juegos salvajes, increíbles encuentros, inolvidables y lujuriosas sesiones de fotos, orgasmos salvajes... Semanas y meses de pasión desbordante inundada por un torbellino de sensaciones que la convirtieron en una mujer dichosa y enamorada, una mujer feliz que se estremecía con placer entre los brazos de aquella diosa...
Hasta que todo se esfumó de manera dramática y cruel. Lucia desapareció de un día para otro, y tras un doloroso e incomprensible tiempo recibió un email con la dirección de una página donde aparecían algunas de aquellas sugerentes fotos, y donde Lucia y un par de chicas presumían de sus conquistas. La página, con varios miles de visitas y centenares de seguidores, daba infinidad de detalles sobre los triunfos de aquellas que se autodenominaban "las cazadoras de vírgenes", y prometía seguir aportando nuevo material de forma continua.
La tristeza por el abandono duró poco tiempo, y fue sustituida por la rabia de la traición, por sentirse un juguete en manos de alguien tan frío y con tan pocos escrúpulos. Pero lo que más dolor le causaba era reconocer su inocente confianza y su entrega a aquel ser perverso y sentir su alma atravesada y desgarrada de una forma tan brutalmente dolorosa, y por si fuera poco, la amargura que se apoderaba de su ser al tener que aceptar que el aroma y el sabor de ella se habían instalado en su cabeza de manera imborrable.
Dominada por el pánico y el dolor, la idea del suicidio se volvió la única salida posible, y así, en una noche de luna llena, condujo su coche sin rumbo hasta encontrar aquel solitario acantilado con la idea de terminar con tanto sufrimiento de una vez por todas. Pero en el último momento, la luz de la diosa Selene hizo saltar una chispa en alguna parte de su cerebro y tuvo la certeza y la seguridad necesarias para entender que aquel no era el camino correcto, que debía reaccionar y hacer todo lo que estuviera en su mano por luchar contra aquel descomunal despropósito, y denunciar aquella página y a las responsables tratando de evitar que siguieran cayendo otras infelices como ella en aquel macabro juego.
Esa idea la salvó y se convirtió en el propósito de su vida. Reunió el valor necesario para embarcarse en una difícil batalla y poder seguir con su vida a pesar de asumir que las cicatrices seguirían sangrando y doliendo, pero ahora estaban los chutes de energía que cada luna llena encontraba frente al mar en aquel escenario nocturno y solitario que había estado a punto de convertirse en la escena final de algo parecido a una clásica tragedia griega.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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viernes, 10 de enero de 2020

EN EL VESTUARIO...

Cuando estés en el vestuario quitándote la ropa para ponerte el uniforme, imagina por un momento lo que sentirías si yo estuviera cerca mirándote.

Piensa en sentir mi mirada disfrutando tras de ti de como esas braguitas blancas se ajustan sobre esas sabrosas nalgas que tanto me gusta agarrar con fuerza.

Siente el calor que crece entre tus piernas si yo pudiera estar ahí admirándote y relamiéndome antes de besar ese sugerente encaje que cubre tu pubis con apasionada ternura hasta hacerte temblar.

Luego, antes de ponerte la parte de arriba del uniforme, deja que tu mente vuele y recree la sensación que te atraparía si mis dedos apartasen tu sujetador para besar y dibujar con mi lengua sobre esos erizados pezones.

Simplemente, piénsalo, y mira en el espejo esa figura de diosa deslumbrante con la que me mantienes hechizado y con la que sueño cada día que no puedo tenerte. Deja que el placer recorra tu cuerpo tal y como lo haría si fuese mi mirada la que lo recorre antes de que mis traviesas manos se apoderen de cada rincón estremeciéndote y acelerando tu deseo de ser poseída.

Concéntrate en cada instante, en cada jadeo, en cada detalle de ese lujurioso momento privado en el vestuario para que cuando nos veamos puedas contarme con precisión si he logrado hacerte sentir mujer deseada desde la distancia a través de estas breves letras inspiradas por mis ganas de volver a tener tu cálida piel pegada a la mía gozando de empaparnos con el aroma del otro.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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viernes, 3 de enero de 2020

BUENAS INTENCIONES.

No hay manera, por mucho que lo intento, no logro poner en palabras todo lo que tu presencia provoca en mi mente y en mi cuerpo.

Debo admitir que no tengo esa habilidad tuya para trasladar al papel esas sensaciones tan intensas que traspasan la piel y alborotan el alma logrando que el tiempo se detenga y que todos los sentidos se aceleren entrando en un estado de alerta y excitación.

Una y otra vez pongo mi cabeza a funcionar buscando que las ideas fluyan, pero el resultado no hace más que confirmar que tu manera de transmitir es única y sorprendente.

Y claro, con tanto rebuscar en mi imaginación, termino por recordar cada momento a tu lado, cada caricia de tus increíbles dedos, y mi piel se eriza de nuevo haciendo que ya no pueda concentrarme en intentar escribir.

Mi mente vuela, mi cuerpo se estremece, mi respiración se acelera imaginando que estás pegado a mí y que tus manos me desnudan para luego recorrerme con la seguridad del amante experto que conoce los lugares adecuados y el ritmo perfecto para llevarme al paraíso de los sentidos.

Y así, una vez más, mis buenas intenciones de convertir en letras toda esa deliciosa locura de emociones que logras hacer brotar en mí, terminan por excitarme, y aún sabiendo que mis dedos nunca podrán igualarse a los tuyos, buscaré calmar mis ganas mientras espero que llegue la hora de volver a tenerte desnudo en mi cama.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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martes, 31 de diciembre de 2019

PELIGROSA CURIOSIDAD.

Entre los cafés de la mañana, un cigarrillo rápido en la terraza del bar aguantando el frío de diciembre.
Observaba el paso de la gente ensimismada en sus compras y sus pensamientos sin más intención que pasar el tiempo antes de volver a por el segundo café. Nada fuera de la rutina diaria hasta que llegó ese sonido inconfundible de tacones acercándose, y cuando apareció la responsable de ellos, no pude hacer otra cosa que admirar la elegante imagen de una mujer deslumbrante y cuidadosamente arreglada y seguir su caminar por la acera con esas medias negras que resaltan unas esculturales piernas que se perdían bajo el abrigo de piel.
Me impresionó su arreglado peinado y ese cuidado peinado, y pensé que no encajaba en el ambiente habitual de una calle de barrio en un día de semana, y cuando pasó frente a mí, me quedé hipnotizado por aquellos labios rojos y aquella mirada de mujer segura de sí misma. Y por si fuera poco, giró su cabeza, me miró y me sonrió, y ya no pude apartar la mirada siguiendo su caminar hasta que unos metros más adelante se volvió de nuevo a mirarme.
La vi entrar en una la cafetería de la esquina sin entender esa fijación en una mujer que se salía tanto del tipo de mujer en la que solía fijarme, y seguramente habría alguien esperándola en la cafetería... pero la curiosidad provocaba un extraño nerviosismo que me llevó a cambiar mi rutina diaria para ir tras ella...
Un nerviosismo que aumentó en cuanto pude distinguirla sentada al final de la barra sonriendo al verme aparecer. No me atreví a sentarme a su lado, pero si lo bastante cerca como para poder seguir admirándola mientras la camarera traía mi café, un café al que me había invitado la "señora" del fondo y que venía acompañado de una nota que ella me enviaba y me pedía leer.
Mis dedos temblaban al desdoblar aquel pequeño trozo de papel mientras ella pasa a mi lado lanzándome un guiño cómplice y una mirada que me hizo sentir un cosquilleo de estremecimiento recorriendo mi espalda que creció según iba leyendo aquellas líneas:
"A ver si eres tan valiente y atrevido cómo pareces. Te espero en esta dirección en media hora"
Y aunque por mi cabeza pasaron docenas de dudas, no fui capaz de resistirme a satisfacer la excitante curiosidad que aquella nota me había provocado, y a la hora señalada, empujaba la entreabierta puerta que ella había dejado así para mí.
Un espectacular recibimiento me esperaba al final del pasillo. Ella, sentada, con sus vertiginosos tacones y una blanca camisa desabrochada que mostraba su completa desnudez bajo ella. Cerré la puerta sin apartar la vista de tan impactante imagen, y ella, sin decir palabra, se encamina a la habitación y yo la seguí embrujado por el borde de aquella camisa que apenas cubría sus redondas nalgas.
En el dormitorio, una cama con cabecero metálico con unas esposas adecuadamente colocadas y ella acercándose con una pequeña fusta en la mano. Mi cuerpo ardía, sentí su calor y su perfume embriagándome cuando su boca susurraba cerca de mi oreja mientras la fusta jugaba suavemente sobre mis nalgas.
 - Me gustan los hombres traviesos y obedientes, y aquí, en mi refugio yo pongo las reglas, así que desnúdate y túmbate en la cama, las esposas te esperan. O aprovecha tu última oportunidad de salir corriendo.
Un par de azotes más intensos que los anteriores me hicieron reaccionar y sin pesarlo dos veces, obedecí sus órdenes al pie de la letra. Ella, tras ajustar fuertemente las esposas, se sentó a horcajadas sobre mí y comenzó a moverse voluptuosamente y a jugar con su fusta sobre mis pezones.
Su mirada lujuriosa, sus sinuosos movimientos, y aquella ardiente humedad que bañaba mi vientre lograron acelerar mi excitación y aumentar mi erección por momentos, pero era ella y su fusta quienes marcaban el ritmo, y comprendí en aquel instante que estaba firmando mi completa rendición a aquella diosa desconocida dispuesta a convertirme en el juguete que saciaría su lujuria llevándome a ese placentero infierno al que yo estaba deseando entrar.

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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domingo, 22 de diciembre de 2019

RECORDANDO ENTRE LAS SÁBANAS.

Sentir la suavidad de unas sábanas de seda sobre la piel desnuda después de un baño relajante y disfrutar de su roce mientras voy notando como mi cuerpo se va erizando y calentando.
Descubrir como los pezones se endurecen y se levantan reclamando los delicados pellizcos de mis dedos para temblar nerviosamente aumentando mi calor y mis ganas de sentirme de nuevo mujer.
Mis muslos, acariciados por la fina tela, se abren al notar el calor bajo el encaje blanco de mis húmedas braguitas, invitando a mis manos a jugar con mis recién depiladas ingles y apretar los cada vez más hinchados labios en un lujurioso momento que transporta mi mente al cálido lugar donde me transformo en una caperucita hambrienta y deseosa de devorar al peligroso lobo que últimamente me hace recordar sensaciones que ya creía olvidadas...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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jueves, 12 de diciembre de 2019

INOLVIDABLES PRIMERAS VECES.

Han pasado ya tres días y aún me escuecen las nalgas cuando me muevo en la silla. Y esa sensación me traslada una y otra vez a esa inolvidable noche a las órdenes de mi señor.

Sigue pareciéndome algo imposible de creer, algo que ni siquiera podría haber imaginado hace apenas unos meses. Pero ese delicioso escozor de mis nalgas todavía enrojecidas me obliga a aceptar la realidad de mi completa fascinación por esos juegos a los que él me ha ido guiando con su exquisita delicadeza y ternura.

Intensos juegos llenos de "primeras veces" que me hacen pensar continuamente en el momento de volver a entregarme a sus perversas manos.

Me sorprendo a mí misma aceptando los retos que su traviesa mente sugiere. Nunca creí ser capaz de acudir a una cita con una corta faldita sin nada más que unas medias a medio muslo bajo ella, y me río nerviosa al recordarme caminado hacia su coche sintiendo una sensación de frío entre las piernas que curiosamente me encendía deliciosamente. Y luego, esas manos suyas tratando de descubrir si había cumplido sus deseos mientras yo esquivaba sus manos y me hacía de rogar diciéndole que esperara a llegar al hotel.

Hasta que, una vez a solas en la habitación, no pude ni quise evitar sus caricias bajo mi falda. Caricias que me hacían suspirar viendo como él disfrutaba de mi entregada obediencia.

Sabía muy bien lo que me hacía estremecer. Conocía perfectamente la manera de llevarme a un punto sin retorno con sus dedos haciendo brotar una imparable humedad que bajaba por mis temblorosos muslos, acelerando mis ganas de ser suya en aquel mismo instante.

No dudé un segundo en complacerle cuando me pidió que me volviera y levantara mi falda. Sentía su mirada y su deseo, y con la primera nalgada, todo mi cuerpo se estremeció haciéndome gemir. Y de repente, sin que yo supiera de dónde había salido, una fusta recorría mis muslos y mis nalgas para luego comenzar a descargar suaves azotes que me llevaban a un punto de excitación al que no recordaba haber llegado en mi vida.

No logro olvidar mi manera de jadear y de suplicar que no parara, que siguiera con aquel delicioso castigo. Una nueva primera vez, otra inolvidable experiencia entregada a la lujuria de mi señor ante la que yo me rendía y temblaba mientras él se desnudaba sin dejar de jugar con la fusta entre mis piernas logrando volverme loca y a punto de llegar a un salvaje orgasmo.

Y cuando me tomó en sus brazos para terminar de desnudarme por completo y tumbarme en la cama, supe que caería en la tentación de ser suya siempre que él me lo pidiera.
Sus labios y su lengua recorrieron mi cuerpo antes de terminar devorando apasionadamente mi empapado sexo. Todo mi cuerpo se estremecía oyéndole pedirme que gozara, que le entregara ese sabroso orgasmo que le pertenecía...
¡Y claro que era suyo!, ¡y claro que se lo entregué sin ningún reparo!

Todos mis orgasmos le pertenecen, incluso cuando él no está y mi mente vuela recordando cada momento compartido y mis dedos tienen que calmar el ardiente infierno que nace entre mis piernas pensando en él. Y termino retorciéndome entre las sábanas reconociendo que necesito volver a ser suya, admitiendo que mis dedos son unos simples aprendices frente a los suyos...
Y su boca...
Y su fusta...
Y su...
¡UFFFFFF!

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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martes, 10 de diciembre de 2019

EXCITANTE RITUAL.

Pasan los meses, pero desnudarla lentamente sigue siendo un excitante ritual al que me entrego golosamente con la devoción de quien desenvuelve el regalo navideño más esperado.

Mis manos van poco a poco dejando al descubierto pedacitos de su erizada piel y mis sentidos se alborotan al mismo ritmo que va creciendo su excitación.

Ella se deja hacer. Goza del momento sabiéndose diosa venerada y puedo ver y oler el calor que brota de cada uno de sus poros. Mis dedos la rozan y ella se estremece disfrutando de esa metamorfosis que la va transformando en una hembra  pecadora que se rinde al placer de mis lujuriosas caricias.

Prenda a prenda, el delicado envoltorio va quedando en el suelo sin que yo pueda apartar la vista de esa sinuosa figura que se retuerce voluptuosamente mientras se muerde los labios. Me concedo unos segundos de placentera contemplación, admirándola como si fuera la primera vez que la veo, antes de desabrochar el blanco sujetador de encaje y dejar al descubierto sus pequeños pechos erizados y ella suspira y jadea pidiendo con la mirada que los bese...

Pero antes, mis manos comienzan a bajar sus húmedas braguitas dejándola desnuda, excitada y deseosa de sentir el calor de mi boca recorriéndola con la pasión que mi diosa se merece cada noche...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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