martes, 16 de julio de 2019

INESPERADO ENCUENTRO.

FOTO: Pilar Domínguez.

Hacía tiempo que no coincidía con ella. Y fiel a su costumbre, apareció de repente en el lugar menos esperado.

Tan arrebatadora e impresionante que dudaba de si su presencia era real o era uno de esos regalos del universo en forma de mujer deslumbrante que algunas veces la magia del destino hacia coincidir en mi camino.

Con ella no había lugar para las preguntas. Ella te absorbía con su brillante resplandor y no quedaba otra que agradecer ser digno de pertenecer al exclusivo círculo con quien ella se sentía lo suficientemente cómoda y relajada para ser ella misma y disfrutar libremente.

Compartiendo cervezas y risas, las horas fueron pasando, y yo me moría por besarla, por apretarla entre mis brazos y empaparme de su delicioso aroma. Pero sabía que no debía forzar las cosas. La conocía bastante bien como para tener claro que ella marcaría el ritmo, que ella sería quien decidiría cómo y cuándo terminaría la noche.

Disfrutando de su compañía, gozando de sus encantos de mujer poderosa, fui dejándome llevar por su embrujo esperando el momento, sabiendo que merecería la pena, consciente de estar al lado de una de esas diosas que, como decía el maestro Sabina, matarías por ser cigarrillo en su boca, arañazo en su espalda y polizón en su cama...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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