martes, 22 de enero de 2019

NECESITO UNA SIESTA.

Lo reconozco, necesito una siesta de esas en las que no hay alarmas, ni prisas, ni obligaciones que cumplir. Una siesta en la que sepamos que nada ni nadie va a interrumpir ese placer indescriptible de quedarse adormecido arrimándose a una cálida piel desnuda con la que compartir ese embriagador momento de sincera complicidad.
Dejar que los minutos vayan pasando mientras nuestros relajados cuerpos se van encajando buscando la postura perfecta para sentir el suave palpitar del otro hasta terminar consiguiendo que se difumine la línea que separa una piel de la otra.
Y acurrucarse oyendo la lluvia golpear los cristales, y quedarse dormidos, o no...
Abrazarse, acariciarse sin pudores ni urgencias. Recorrer tu espalda con mis dedos disfrutando de como tus dedos dibujan lentamente sobre mi pecho. Y llegar a tus suaves y redondas nalgas para agarrarlas con fuerza apretando tu vientre contra el mío logrando que suba la temperatura y el deseo te lleve a morder mis labios entre suspiros...
Sentirás mi erección crecer buscando acomodarse entre tus piernas, haciéndote temblar mientras tu cuerpo se arquea buscando el placentero momento en el que dos almas gozan de la íntima compenetración que los lleva a fundirse convirtiendo la cama en el centro de universo, dejando que ocurra lo que tenga que ocurrir, lo que realmente nos apetezca en cada instante, sabiendo que todo será real, sincero y golosamente disfrutado... sin más necesidad que la de compartir la complicidad del placer de los sentidos...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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