martes, 3 de abril de 2018

EL CAJÓN.

El cajón que hace un año ocupaban las bragas de Julia, lo ocupan ahora las de Marta, pero en la cabeza de Marcos aún sigue habiendo un "cajón" repleto de lencería empapada con el intenso aroma de Julia.
Aún seguían grabados a fuego los recuerdos de aquellos momentos de lujuriosa pasión con aquella gata salvaje que había aparecido de repente para poner patas arriba toda su vida. Aún su cuerpo se estremecía cuando aparecía en su mente la imagen de una insaciable hembra en celo que le llevaba a sobrepasar límites jamás por él imaginados...
Pero, igual de sorprendente que había sido su llegada, fue su partida... sin más explicaciones, una tarde cogió su ropa y sus cosas y se fue... necesitaba volar...
Y Marcos pasó tiempo sin entender nada, sin superarlo, tratando de buscarla sin éxito, sumido en un doloroso desconcierto. Meses de soledad sin motivaciones, sin ganas...
Hasta que apareció Marta. Y aunque Marcos se había negado en un principio, ella terminó por conquistarle con su dulzura y sensibilidad. Ella era tan diferente a Julia, tan amable, tan comprensiva... siempre dispuesta a complacerle y a atender todos sus deseos y caprichos...
Marcos se dejó envolver por su ternura y unos meses después, ella se mudó a su apartamento. Él se repetía a sí mismo que se merecía a alguien que se preocupara por hacerle feliz, y por una vez, cambiar los papeles y dejarse llevar por aquel tierno angelito que le colmaba de atenciones sin dejar de sonreír.
Pero el cajón de su mente seguía repleto de excitantes imágenes, y no era capaz de cerrarlo definitivamente. De vez en cuando, volvía a abrirlo y volvía a sentir el profundo e inconfundible aroma con el que Julia lo inundaba todo. No podía evitar que aquellas tórridas escenas terminaran por erizar su piel y llevarle a una tremenda excitación... y por mucho que intentaba no caer en la comparación, era evidente que con Marta, por mucho que ella se esforzase, nunca llegaría a sentir algo similar...
Y acababa masturbándose pensando en Julia cuando Marta no estaba en casa.
Y luego se culpaba y se sentía fatal.
Sentía que estaba engañando a quien menos se lo merecía.
Y se autoengañaba prometiéndose no volver a hacerlo.
Pero el cajón seguía allí...
Tentándole...
Para aparecer de nuevo a la menor oportunidad...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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5 comentarios:

  1. vaya con las huellas que dejan grabadas algunas damas ;)

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    1. Pues si... la vida va dejando marcas q se hacen difíciles de borrar...💋💋💋

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    2. Hermoso 🌹🌹 pero todo con el tiempo cura y sana .

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  2. Recuerdos tatuados con la pasión es difícil olvidar!!!

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