Aparta de tu cabeza las preocupaciones y los temores y céntrate en sentir las caricias y los besos que erizan tu piel.
Guía, dirige, reclama la manera en la que deseas ser devorada. Muestra sin pudor esos lugares donde el deseo se acelera llevándote a ese torbellino de sensaciones que desbocan tu pecho.
Deja que la pasión te posea hasta volverte una golosa e insaciable mujer dispuesta a pecar y a gozar sin arrepentimientos ni tabúes.
Arde, estremécete, goza de los placeres secretos descubiertos en esos juegos privados que te regalas en la soledad de tu cama. Compártelos, hazle participe de toda la lujuria que celosamente guardas para entregarla a quien se lo merezca, lo sepa apreciar y lo sepa paladear con la atención y la devoción adecuada.
MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO
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