miércoles, 25 de enero de 2017

ESCUCHA MIS PLEGARIAS (III)

El sol entrando por la puerta de cristal de la terraza hace que me despierte. Un poco confusa, recorro con la vista la estancia, convenciéndome a mi misma de donde estoy. Desnuda entre sábanas que huelen a sexo, disfruto de la agradable sensación de recordar el lugar y todo lo ocurrido ayer....
El olor de una humeante taza de café llega a mí. La descubro sobre el escritorio, pero no hay ni rastro de él. Junto a la taza, un pequeño jarrón con dos rosas blancas, un plato con pastas y una nota manuscrita. Me levanto y mientras saboreo el café, me apoyo en la mesa para leerla...
"Siento tener que dejarte, pero tengo un par de asuntos está mañana que no puedo desatender. Estabas tan hermosa desnuda en mi cama, dormías tan plácidamente que me pareció un pecado despertarte.
Hacia el mediodía estaré de vuelta  y me gustaría que pasáramos la tarde del domingo juntos, pero si no puedes, a mi regreso te localizaré y hablamos...
Sor Lucía se ocupará de todo lo que necesites...
Tengo muchas ganas de volver a tenerte entre mis brazos..."
Ufff, cuántas preguntas se agolpan en mi cabeza!!!
Al terminar el café y contemplar las rosas, me percato de estar apoyada en la mesa justo en el mismo lugar donde él me había poseído unas horas antes, y ummm!! un escalofrío de placer recorre mis piernas hasta los depilados labios de mi sexo!!
Allí sola y desnuda en el mágico lugar donde mi demonio me había hecho suya, mi mente vuela a cada instante compartido y todo mi cuerpo se eriza con ganas de más placer.... mejor me doy una ducha y me voy a casa... Ya a la tarde, veré que hacer...
De camino al baño, veo mi ropa, la que había terminado por los suelos de la habitación, cuidadosamente doblada sobre una silla, y cuando la tomo en mis manos, un olor a jazmín llega a mí, cómo si alguien la hubiese lavado, secado y colocado allí... Es más, caigo en la cuenta de que el café estaba muy caliente cómo para llevar mucho rato sobre la mesa... Parece que han estado muy pendientes de mi....
Un vez bajo el agua caliente, mi mente se relaja un poco y es mi cuerpo quien comienza a sentir cálidas sensaciones al repartir el aromático gel con mis manos, haciéndome volver recordar como sus manos me recorrían.
Tras el intenso momento ducha, me pongo a vestirme pensando en buscar a Sor Lucía para despedirme y que me ayude a encontrar la salida, pero entre mi ropa, falta mi tanga negro de encaje. Por más que rebusco, no aparece por ningún lado, así que nada, me pongo el resto y salgo a la terraza para descubrir  detrás del gran roble un sendero que me conduce por unas escaleras de piedra hasta otro pequeño edificio, y por el olor y el ruido que me va llegando, parece ser la cocina. Allí está Sor Lucía y otra novicia, con sus tocados de monja, pero sin el largo hábito blanco. Llevan unas batas blancas de cocina, cortinas, ajustadas, y más escotadas de lo que sería apropiado para unas monjas... Las veo a través del gran ventanal cocinar sonriendo, dedicándose brillantes miradas, aprovechando cualquier momento para acariciarse cariñosamente y darse tiernos besos en los labios....
Aquella escena vuelve a sumirme en estado de inquietud ante tanta situación extraña sin respuesta. Intento volver sobre mis pasos y buscar otra salida, pero las jóvenes novicias salen a fumar y mis tacones no son lo más adecuado para pasar desapercibida...
---Vaya, la bella durmiente ha despertado. Espero haya dormido bien, y espero haber acertado con el café...
---Pues sí, estaba en su punto, buena mano... y las pastas muy buenas también, gracias. Ahora me gustaría pasar por mi casa. Si fuera tan amable de indicarme cómo salir...
---Por supuesto, la acompañó y espero volver a verla por aquí. Sé que a mi Señor le hará mucha ilusión, y reconozco que es un placer ver su hermoso rostro tan deliciosamente dormida...
---Por cierto, ya que parece que ha lavado mi ropa, no habrá visto un tanga negro??
---Pues no, sólo lavé lo que encontré por allí, y no ví ningún tanga....
---Bueno, no tiene importancia, aparecerá... Hay otras muchas preguntas que quisiera hacerle , pero algo me dice que no voy a tener respuestas....
---Ya llegamos, esta puerta da a la calle, y la verdad, sería mejor que mi Señor le contesté personalmente. Sé que tiene ganas de hacerlo, así que paciencia, todo llegará...
---Pues sí, pero... a ver cómo lo digo... Él, es...????
---Jajaja, puede usted tranquilizarse. Mi Señor no es un siervo de Dios, o al menos, de ese Dios al que usted se refiere...
De nuevo ante otra puerta con aquella criatura tan enigmática y especial. De nuevo, la señal de la cruz en mi frente, y de nuevo, esos dulces labios sobre los mios haciéndome temblar ante tanta sensual ternura....
---No cabe duda, mi Señor tiene un gusto exquisito...
---Ufff!!!, Sor Lucía, consigue usted hacerme estremecer. Todo es tan tan nuevo e inquietante, que me siento perdida e insegura...
---Tranquila, cuando él te cuente verás como es todo más sencillo y natural de lo que ahora parece. Y por cierto, ya podemos tutearnos, puedes llamarme simplemente Lucía...
---Gracias, me llamo Lola. Tengo muchas ganas de colocar todo esto en mi cabeza y así dejar de darle tantas vueltas, así que volveré y nos veremos...
Otro delicado beso, acompañado de un cálido abrazo, hace que esté a punto de cerrar la puerta y quedarme allí pegada a esa angelical criatura, pero haciendo un esfuerzo, me separo de ella y comienzo a caminar por la acera hacia el aparcamiento donde había dejado mi coche la tarde anterior.
Sentada al volante, el calor entre mis piernas me hace suspirar y arranco el coche prometiéndome no volver a salir de allí sin las respuestas necesarias para entender que pasaba tras los muros de ese mágico lugar donde todo mi ser siente y se estremece cómo nunca había sentido.

Continuará...

MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO

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