EXTRAÑAMENTE ASUSTADA.

Había asumido con seguridad la dificultad que ella misma concediese a alguien la posibilidad de entrar en su vida. 

Estaba convencida de que ya nada ni nadie la podía sorprender, y cuanto más tiempo pasaba, menos lugar había para la duda.

Precisamente por esa seguridad se sintió tan extrañamente asustada al percibir un escalofrío recorrer su espalda al notarse tan fijamente observada desde la puerta de la cafetería donde disfrutaba de un sabroso vino en esa soledad tan asumida. 

MICHEL GARCÍA

LEGNA LOBO NEGRO

derechos reservados