viernes, 20 de septiembre de 2024
jueves, 12 de septiembre de 2024
miércoles, 28 de agosto de 2024
miércoles, 14 de agosto de 2024
viernes, 9 de agosto de 2024
viernes, 2 de agosto de 2024
LO QUE ELLA QUERÍA.
Era evidente que aquella mujer tenía muy claro lo que quería. O, al menos, lo que quería de mí, y que lo quería en aquel preciso momento.
Se acercó relamiéndose con su sinuoso caminar con aquella sugerente lencería que se pegaba a su cuerpo como una segunda piel, mostrando con atrevida claridad su desnudez bajo ella.
Sin dejar de sonreír desabrochó mi camisa para dejarla en el suelo y recorrer mi cuerpo sin pudor antes de pegarse a mí y devorar mi boca mientras sus manos agarraban mis nalgas con lujuriosa osadía.
Luego se giró para dirigirse a la mesa de las bebidas dejándome ardiendo y paralizado. De espaldas a mí se sirvió un vaso de whisky que bebió de un trago antes de librarse de la ropa permitiéndome admirar su escultural figura. No tardó en darse la vuelta luciendo con descaro su maravillosa desnudez y su visible estado de excitación.
Volvió, me desnudó por completo y se subió rodeando mi cintura con sus piernas mientras su lengua buscaba enredarse con la mía.
Imposible pensar. Tocaba actuar.
Sujeté sus piernas y contra la pared del fondo del salón nos entregamos al salvaje deseo que nos invadía. Ella gritaba, jadeaba y clavaba sus uñas en mi espalda. Yo, dominado por el instinto animal la embestía una y otra vez.
Ya poco importaba que yo fuese un simple vendedor de aspiradoras y ella la mujer del mafioso más poderoso y temible de la costa norte.
Acababa de convertirme en su esclavo, en su juguete favorito por un tiempo.
No había marcha atrás, algo me decía que aquella insaciable mujer podía ser más despiadada que su propio marido con quien no lo diese lo que ella quería.
MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO
derechos reservados
martes, 30 de julio de 2024
LUNA.
Su poderoso influjo atrae mi mirada sabiendo que tú la miras en la distancia.
Sé que lo haces y suspiras.
Unidos por esa cautivadora luz que baña nuestras blancas pieles.
Con la seguridad de que cuando cierre los ojos sentiré el escalofrío que provocan tus caricias en mi espalda.
MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO
derechos reservados
viernes, 26 de julio de 2024
¿ME LLEVAS A TU CASA?
Desde su escritorio en la oficina tenía una perspectiva amplia de los demás puestos. Podía contemplar los movimientos de sus compañeros, pero había uno en particular que le hacía agudizar los sentidos para no perder detalle.
Marta, contable de dirección desde hace algo menos de un año, una rubita escultural de veinticinco añitos. Un ser angelical con la frescura de la juventud y siempre con una sonrisa en la cara capaz de alegrar el día a cualquiera.
La observaba en secreto y aunque ella era amable y agradable con todos, se sentía raro mirándola. A sus cincuenta años, divorciado, canoso, no entendía tanto nerviosismo con una criatura a la que doblaba la edad y que probablemente lo viera como un viejo.
Pero era incapaz de no perderse embobado mientras clavaba sus ojos en ella. Y no era el único, todos la miraban. Incluso alguna vez se había fijado que la chica de recepción le dedicaba intensas miradas.
También sabía que los "gallitos" de la oficina habían intentado acercarse a ella. Y ella siempre rechazaba todas las invitaciones.
Y así, con sus líos mentales, terminó otro día de trabajo. Ahora a casa, con la parada casi ritual en el pub de debajo de su casa. Una cerveza fría y un poco de música antes de subir.
- ¡Vaya, qué bueno! Llevo semanas pasando por delante camino a casa. Si llego a saber que sueles parar entro antes.
La cara de Raúl era una mezcla de sorpresa y asombro, y, más aún, cuando Marta le planta un beso en la cara acompañado de una caricia en la espalda.
- ¡Qué sorpresa! ¿Vives por aquí?
- Si, en la calle de atrás, me mudé hace unos meses. No sabía que éramos vecinos.
- Eso parece. Habrá que celebrarlo con una cerveza.
- Por supuesto. Las cosas buenas siempre se merecen un brindis.
Raúl pidió dos cervezas mirando como Marta se sentaba en el taburete de la barra después de quitarse la cazadora vaquera. Los ojos se fueron directos a recorrer sus maravillosas piernas y se sonrojó al darse cuenta de que ella lo estaba observando con una maliciosa sonrisa.
- Además de madurito interesante, tímido. ¡Me encanta!
- No puedo creer estar aquí contigo.
- Pues brindo por este inesperado y placentero encuentro.
Sin dejar de mirarse compartieron risas, cerveza y conversaciones banales. Raúl quería alargar aquel momento y a la vez hacía esfuerzos por no lanzarse sobre aquella diosa que reía a su lado y que cada vez se acercaba más. Hasta que Marta, mordiéndose el labio, se pega por completo a él alargando su mano para acariciar su nuca.
- ¿Vas a dejar de hablar y besarme de una vez, o tengo que hacerlo yo?
Se fundieron en un intenso y deseado beso apretando sus cuerpos. Sus lenguas se buscaron y Raúl pensó que si aquello era un sueño que nadie lo despertara. Acarició su espalda con la yema de los dedos y sintió que ella se estremecía apretándose aún más contra su ya abultado pantalón.
- Levo meses soñando con esto, obligándome a no saltar sobre esa adorable barba canosa. Hoy por fin serás mío. ¿Me llevas a tu casa, o te arrastro a mi cama?
MICHEL GARCÍA
LEGNA LOBO NEGRO
derchos reservados
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